Mujercitos! un libro que recopila las crónicas rojas de la revista mexicana Alarma!

2.721

Como era costumbre, Armando Martínez, La Wanani, salió la noche del sábado rumbo a la casa de su comadre, La Sofía Loren, por unos tragos coquetos. Pero en esta ocasión era diferente: La Miranda y La Rarotonga habían contraído nupcias esa misma tarde, y La Lola Beltrán les había organizado un tremendo pachangón.

Lo que La Wanani vio justo a media cuadra del punto de encuentro la paralizó: un contingente de uniformados ejecutaba una razia y se estaban llevando presa a su pandilla: “Ya subieron a La Julia en la julia”, pensó. Intentó correr, pero su minifalda blanca y sus botas entaconadas le ocasionaron tremendo tropezón. Cuando por fin se pudo poner de pie, se le acercó un fotógrafo, y como la diva que era, sacó sus mejores poses.

Armando jamás se imaginó que pocos días después vería en la portada del Alarma!, el famoso tabloide de los despanzurrados que tanto le daba asquito, una fotografía suya bajo el título de: “¡Qué pervertido es el feo!, Homosexual que es cínico y descarado”. Dentro había también una donde sus comadres aparecían en fila, cabeceada: “¿Qué pasa? ¿Ya nadie quiere ser hombre? Más ‘mujercitos!’, Festines secretos de invertidos!”.

En el libro Mujercitos! (2014), la investigadora Susana Vargas Cervantes hace una recopilación de textos e imágenes publicadas por la extinta revista de nota roja Alarma! únicamente la verdad durante su primera etapa (1963-1986), cuando los homosexuales y travestidos, como La Wanani y sus comadres son presentados de una forma altamente sexualizada para aumentar la estigmatización hacia ellos, mientras posan sin dejar de hacer gala de sus encantos femeninos.

El volumen, derivado de una investigación de cuatro años y el análisis de más de 2 mil números de la publicación, retoma el diseño del semanario y se divide en cuatro secciones: “Orgías”, que muestra a hombrecitas posando en grupos durante su detención o parrandeando; “Bodas”, apartado que refleja la parafernalia nupcial y denuncia historias de “mujeres adúlteras”; “Posando”, compuesta por retratos parecidos más a los de una revista de sociales que de una policial, y “Engaño”, cuya narrativa se centra en la “miseria moral” de las figuras femeninas que son descubiertos como hombres.

Racismo y sexismo

El término mujercito fue creado a mediados de los 70 por el periodista Carlos Samoaya, fundador y director del semanario. Lo utilizó como un sinónimo de “hombre afeminado”, un juego de palabras cómico que retozara con la masculinización despectiva del género que pretendían los fotografiados.

En aquel periodo Alarma! publicó mensualmente una historia de mujercitos, 286 en total, protagonizadas por travestis pertenecientes a las clases populares y de rasgos, tanto faciales como corporales, indígenas y mestizos, que hacían gala de la homofobia existente en aquella época, así como del estereotipo de la “jota” marginada que peca de coqueta.

En la introducción del libro, la también doctora en Filosofía dice que en las fotos los mujercitos posan, pues así consolidan aquello que les hubiera gustado ser: modelos o una lady de revista de sociales, y añade: “Están detenidos, pero en la fotografía están ocupando una realidad subversiva, y por ello, sostengo que estas funcionan como un sitio de resistencia y de rebelión a muchas formas de violencia en México”.

Titulares como: “No se les perdona ni lo feo ni lo degenerado”, “Triángulo pasional de unos afeminados… ¡Fuchi!” y “Mujercita seré siempre, dice el homosexual ese!”, aunados a los pies de foto y los textos homofóbicos, donde se reafirmaba la “asquerosa depravación sexual”, posiblemente servían, detalla la investigadora, para “enfriar” los retratos altamente sexuales de los mujercitos, pues a pesar de que se hacía mofa de los “raritos”, se daba información específica sobre dónde localizarlos.

Vargas afirma que nunca se deja clara la razón de las detenciones o si se encontraban ya dentro de la comisaría o en alguno de los “antros para viles orgías y atracos”. Lo único seguro, aparentemente, era que el motivo de su arresto era su fracaso en la hombría y por engaño, ya que “Las señoritas resultaron coquetos ‘mujercitos’ con sus piernas bastante atractivas que nada envidiaban a la más rutilante estrella de cine”.

Mujercitos! es un estudio que apunta a derrotar ese racismo y sexismo de nuestra mirada, que ha de darse tanto a la crítica de los estereotipos como al rescate del murmullo de la disidencia que han quedado atrapadas entre las páginas de ‘lo policiaco’”, prologa Cuauhtémoc Medina.

De la gloria a la censura

Fundado por el periodista Carlos Samoaya, Alarma! fue un semanario de nota roja cuyo primer número salió el 17 de abril de 1963. Tuvo un tiraje inicial de tres mil ejemplares semanales, pero la publicación despegó a raíz del éxito de la historia de Las Poquianchis, tres madrotas acusadas de asesinar a 28 de sus prostitutas. Su cobertura del terremoto de 1985 logró que llegaran a circular 2.5 millones de ejemplares a la semana, y llegó a tener distribución en países como Estados Unidos, Francia, Holanda, Bélgica y Japón.

Dejó de publicarse en 1986 debido a la censura impuesta por el gobierno por una supuesta cruzada por la pornografía, hasta que en 1991 volvió a editarse bajo el nombre de El Nuevo Alarma!. Su último número salió el 17 de febrero de 2014 tras circular 23 años sin interrupción. Semanas después, Miguel Ángel Rodríguez Vázquez, director de la publicación, se convirtió en nota roja al morir de un infarto en las escaleras de la estación del Metro Balderas.

Milenio

También podría gustarte