Hamlet en un país de fosas comunes

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La muerte y la memoria, y la idea de que hoy, en México, vivimos dentro de una fosa común, son los ejes que articulan la puesta en escena deHamlet, basada en la más célebre de las obras de William Shakespeare, cuya adaptación y dirección estuvieron a cargo del dramaturgo Flavio González Mello.

De acuerdo con el creador escénico, Hamlet es una obra muy enigmática y fascinante, llena de capas, recovecos, pasadizos y espejos.Es una obra llena de secretos y por lo mismo, llena de preguntas.

Su actualidad, añade, radica no tanto en lo que afirma, sino en lo que pregunta.

La puesta en escena tiene que ver con la idea de que en el país vivimos dentro de una enorme fosa común, explica el dramaturgo. Es un montaje en el que todo, de alguna manera, conduce hacia ese sitio.

Por ello, González Mello retoma el quinto acto del texto de Shakespeare, en el que aparecen una par de enterradores, como punto de partida de la propuesta escénica. Esa pequeñísima escena, entre cómica y sarcástica, destaca el creador escénico,es para mí un punto axial de la obra de Shakespeare.

De tal manera que aquí la historia es contada por los enterradores, quienes, por su trabajo, son los que sobreviven a todos los demás.

Un par de Virgilios narran la tragedia del príncipe danés y su postergada venganza. Develarán también los sentidos ocultos del mito y de cuatro siglos de montajes escénicos sobre la obra de Shakespeare; en este caso, se expondrá de cierta manera el proceso que llevaron a cabo los actores de la obra.

Conforme transcurre la historia, cada enterrador desempeña una decena de personajes secundarios que aparecen en la obra original.

Aunque el poder se encuentra en primer plano, no es la línea principal de la obra. Aquí el poder se pone en perspectiva y se relativiza, explica el autor.

“Es más bien una puesta en escena que principalmente trata sobre la muerte y la memoria. Ambos temas están en juego, considerando que todo, por más o menos importante que sea, se va a borrar. Eso plantea la obra.

El poder, la felicidad, la belleza, las pasiones, todo se contrasta con la fosa, la calavera, la tumba, con ese espejo cruel, que es el espejo de la muerte.

Un gran signo de interrogación

La figura de Hamlet aquí “es un gran signo de interrogación, que como tal, detona una serie de preguntas en el espectador y en los personajes que lo rodean. Es el que encuentra las deficiencias de todos y las señala. Es una mirada distante de su propia realidad, ajena al poder, pero sobre el poder. Se convierte en asesino, pero es también quien cuestiona por qué nos corrompemos, el porqué de la ambición, el porqué de la misoginia, por ejemplo. La esencia de Hamlet es plantearnos esas cuestiones a través de él”.

Para el montaje se aprovecha al máximo la arquitectura del Foro Sor Juana Inés de la Cruz, del Centro Cultural Universitario, donde se lleva a cabo la temporada, ya que ocupa sus niveles en cada uno de los tres actos, lo que permite al espectador apreciar la historia desde distinta ópticas espaciales.

Con una duración de poco menos de cuatro horas, con intermedio, el elenco lo forman Pedro de Tavira, Arturo Ríos, Emilio Guerrero, Nailea Norvid, Leonardo Ortizgris, Fenando Bonilla, Omar Medina y Mariana Burello.

Hamlet cuenta con escenografía y vestuario de Mario Marín del Río, iluminación de Matías Gorlero, música original y diseño sonoro de Eduardo Gamboa, y caracterización de Amanda Schmelz.

Como parte del ciclo Los grandes personajes, 3 clásicos, 3 generaciones de directores, la obra tiene temporada desde el 10 de septiembre hasta el 11 de octubre, y del 29 de octubre al 6 de diciembre. Con funciones de jueves a domingo a las 18 horas, en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, del Centro Cultural Universitario (CCU), en Insurgentes Sur 3000.

Publicado en La Jornada

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