La narrativa chilena triunfa en los Premios Cortázar 2015

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El imaginario mitológico de un escenario como el Estrecho de Magallanes se impuso en la decimocuarta edición del Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, cuando en la tarde de este miércoles el narrador chileno Oscar Barrientos Bradasic mereciera el galardón por su relato Quillas como espadas.

Se trata de un cuento -según reza el acta del jurado, integrado en esta oportunidad por la escritora argentina Tununa Mercado y los cubanos Zaida Capote y Rogelio Riverón- de trama tan inhabitual como su paisaje, que arriesga imágenes ambiciosas para conseguir una atmósfera a medias ilusoria, entre el ensueño y la vigilia, donde la luz puede deslumbrar sin iluminar y la historia consigue borrar la realidad.

Tununa Mercado, mención del Premio Literario Casa de las Américas en 1966 por su relato Celebrar a la mujer como la pascua, dijo a Cuba Contemporánea que se trata de un texto que bebe de los cuentos clásicos de la literatura para niños, fantástica, en mayor medida, pero cuyo valor fundamental radica en rescatar un paisaje nunca antes visto en la narrativa latinoamericana.

Es en verdad una revelación -dijo la también ensayista- en cuanto a contextos, a la pertinencia, a la búsqueda que va desde las tierras heladas y entra en un territorio mítico que podría considerarse el fin del mundo.

“No se trata en esta oportunidad de la montaña, del llano, no es la pampa ni el trópico, sino los hielos y todo ese imaginario mitológico, del sur, de lo desconocido, del abismo. Quillas como espadas no es el triunfo de una acción sino de la palabra, del texto.

“Realmente me gustó mucho que los tres jurados coincidiéramos, y luego de saber que fue un chileno quien lo escribió me motivó aun más. Solamente un austral es capaz de comprender la luz, el blanco, el trazo, el color, la idiosincrasia de la región y, sobre todo, la fauna”, comentó Mercado.

Por su parte, Oscar Barrientos -autor de Quillas como espadas-hizo llegar a los presentes un mensaje desde Chile en el que dedica el lauro a todos los escritores latinoamericanos que trabajan desde las provincias y a los movimientos sociales de América Latina, la Patria Grande.

En esta decimocuarta edición del certamen se otorgó, además, una primera mención al relato Grand Slam, del cubano Atilio Caballero, y fueron menciones los cuentos La otra cara, de Liliana Allami (Argentina); Escucha al pájaro mosca, de Carlos Esquivel (Cuba); Como si estuviera sucediendo, de Horacio Martín (Argentina); El espantapájaros, de Rodrigo Urquiola (Bolivia), y El último cuento sobre mi hermana, de Irma Verolín (Argentina).

Cuba Contemporánea

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