La Belleza tiene la forma de estas mujeres

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Por Daniel Cholakian

Participar del encuentro anual que renueva la vocación por una de las luchas más justas e indiscutibles que podemos encontrar en la historia de este tiempo, que se pretende racional y se despliega brutal y genocida, es uno de las buenas cosas que me han pasado en la vida.

El festejo del cumpleaños de las Abuelas de Plaza de Mayo, que cada octubre se organiza en espacios capaces de acoger más personas –más nietos, más bisnietos, más personas que trabajan creativamente en la búsqueda de los nietos y más festejantes fervoroso como yo- es un hermoso momento de encuentro.

Los festejos de cumpleaños tienen en su naturaleza ritual la función de renovar votos de amistad, de lealtad, pero por sobre todo, de identidad. De decir quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos. Ya hemos aplaudido infinidad de veces la capacidad de Abuelas no solo de haber llegado a la recuperación de 117 nietos apropiados durante la dictadura, sino también de hacer visible a partir de sus historias la raíz perversa de las prácticas –desmontando cualquier discurso supuestamente político- y atravesar lo particular nacional para universalizar conceptos a propósito de los modos que asumen las represiones y construir una nueva juridicidad internacional.

Este jueves 22 de octubre se confirmó una vez más la capacidad inclusiva de estas mujeres indómitas y geniales. Pocos ejemplos de organizaciones en el mundo son las que logran entender lo importante del largo plazo, su relación con el ciclo vital y con las nuevas formas de trabajo que cada momento requiere. Si hubo un tiempo de convertirse en detectives privados con pelucas y agendas llenas de  anotaciones incomprensibles, hoy piensan en la incorporación de los bisnietos –hijos de hijos apropiados, expropiados también ellos de sus identidad- y de ampliar los nodos de búsqueda por el mundo. También incluyen con nombre propio al conjunto de los trabajadores del Banco Nacional de Datos Genéticos, que hasta ahora parecían parte de una burocracia ignota, pero que ayer fueron reconocidos como parte fundamental de la recuperación de los nietos. Por eso no sorprendió la presencia de la banda de música del canal público infantil Paka Paka, ni los micros producidos por esa televisora. La continuidad requiere no solo de incluir, sino de reconocer que cada nuevo grupo, cada nuevo actor social, cada nuevo momento requiere de más cabezas pensando y creando y nuevos métodos de llegada a todo el mundo.

Sostengo que si Argentina tiene hoy una de las legislaciones más modernas en términos de identidad de género y si existe una creciente demanda social de inclusión de las diversidades nacionales, étnicas, raciales y sexuales es porque alguna vez las Abuelas miraron a un niño y dijeron en voz alta: “Ese niño no es quien dicen que es”. Al cuestionar esa identidad, que había llevado al niño apropiado desde su origen al lugar de la Argentina Blanca, Católica y Patriarcal, cuestionaron también la validez de esa carga simbólica, con lo que abrieron la puerta a que hoy estemos animándonos como sociedad a impugnar ese orden cultural, que no se deja vencer tan fácilmente. Fue allí cuando lo biológico se hizo cultural y político.

Las Abuelas cumplieron otro año más de lucha. Felices, exultantes, generosas.

En cada una de esas sonrisas reside la belleza de la vida.


“La alegría se transmite a toda la sociedad”

Estela de Carlotto, Buscarita Roa, Berta Schubaroff y Rosa Roisinblit bailaban al ritmo de “Caribe Sur”, que cantaba en vivo Hilda Lizarazu. Otras Abuelas se abrazaban con sus nietos. Horacio Pietragalla llevaba a su hija Tania en los hombros. Y hasta se armó un trencito de fin de fiesta encabezado por hermanos, mientras los bisnietos se paseaban y saludaban. Todos acababan de sacarse la “foto de familia” de las Abuelas de Plaza de Mayo en el escenario de la Ballena Azul, en el Centro Cultural Néstor Kirchner. Terminaba el acto con el que el organismo de derechos humanos celebró sus 38 años y repasó los principales hechos de los últimos doce meses, en los que se encontraron dos nietos. “Cada día nos damos más cuenta que la alegría de estos encuentros se transmite a toda la sociedad”, dijo el nieto Leonardo Fossati al recordar el caso más reciente.

“Dando vueltas, esperando sin saber. Pasa el tiempo, como un rayo de TV. ¿Dónde voy? Y si te digo todo está mal, seguro que mañana puede cambiar. De repente, todo vuelve a suceder. Voy corriendo, para verte otra vez. ¿Vos quién sos? (…) No quiero cuentos, quiero verdad. Seguro que el amor no se va escapar”, cantó un rato antes Lizarazu. Era “Todo cambia”, un viejo hit de Man Ray que parecía compuesto para la ocasión.

El acto empezó cuando doce Abuelas entraron al escenario. Llevaban sus carteras en la mano. Y algunas, sus bastones. Fueron ovacionadas de pie por el público, entre los que había dirigentes de otros organismos de derechos humanos, funcionarios, artistas, embajadores, miembros del Poder Judicial y amigos. También había entre los asistentes gente que se había acercado al Centro Cultural para retirar la entrada para compartir este día con las abuelas y nietos.

Como otros años, Manuel Gonçalves Granada y Leonardo Fossati, quienes recuperaron su identidad en 1995 y 2005 respectivamente, hicieron de anfitriones y animadores del evento. “Gracias a las Abuelas de Plaza de Mayo podemos decir quiénes somos. Pero no les salió tan bien porque estamos acá y vamos a estrellar todo”, bromearon. “Año tras año tenemos que hacer el aniversario en algún lugar más grande y más lindo. El lugar cambia, nosotros no, les pedimos disculpas”, dijeron. Y luego de agradecer a las autoridades y trabajadores del centro cultural, Gonçalves añadió: “Estamos en este lugar que se llama Kirchner, que así se llama y así se llamará siempre”.

En el escenario había una ilustración de Matías Trillo: una abuela con un catalejo subida a un árbol, para conmemorar los “38 años buscando la verdad”. En la pantalla luego fueron apareciendo algunos eventos del año (de octubre a octubre): el encuentro de Jorge Castro Rubel y Claudia Domínguez Castro, la muerte de tres Abuelas (Elsa Sánchez de Oesterheld, María Nélida García de Angeli y Jorgelina “Coqui” Azzarri de Pereyra) y de la madre de Plaza de Mayo Aurora Zucco de Bellocchio, los más de 600 represores presos (y el publico cantó “como a los a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”), la reciente mudanza del Banco Nacional de Datos Genéticos, que está ahora bajo la órbita del ministerio de Ciencia y Tecnología y la creación del Equipo de aproximación de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) que trabaja para acercarse a posibles hijos de desaparecidos y que se involucró en el caso de la última nieta que recuperó su identidad.

El primer número musical de la tarde fue “La asombrosa banda de Zamba”, que llegó acompañada de los muñecos del programa de Pakapaka que representan a Zamba, Niña, San Martín, Manuel Belgrano y Juana Azurduy.

“El mayor logro de abuelas son las 117 identidades restituidas. Pero desde hace años se empezó a trabajar con las nuevas generaciones, con nuestros hijos. A ellos también las Abuelas les restituyen su identidad. Deseamos que esta nueva generación se pregunte por la identidad de sus padres que tienen alrededor de cuarenta años”, dijeron Gonçalves y Fossati. Recordaron, además, que la semana pasada, al dar una conferencia de prensa, Claudia, la última nieta en recuperar su identidad, contó que su hija de nueve años recibió la noticia de que su madre era hija de desaparecidos con más naturalidad de la esperada porque había visto Pakapaka. “Es una generación que tiene que crecer con la verdad, no como nos pasó a nosotros. El estado presente hace posible que tengamos esto”, resaltó Gonçalves.

En la pantalla se vieron también algunos micros sobre las historias de los nietos que se pasan en Pakapaka y en las propagandas de Fútbol para Todos. Los primeros se llaman “Así soy yo” y se basan en una anécdota relacionada a la recuperación de la identidad. Ayer pasaron a Pietragalla, que contó cómo se sentía muy distinto de quienes creía sus padres porque es muy alto y ellos bajitos. “Cuando conocí a mi familia, una tía que no paraba de llorar me dijo que tenía la cara de mi mamá y la altura de mi papá”, relató en el video, en el que aparece también dibujado. En los otros micros estaban Ezequiel Rochestein, Catalina De Sanctis Ovando y Jorge Castro Rubel. Allí se reflejaban distintas experiencias: la negativa a hacerse el ADN, la presentación espontánea en Abuelas, la duda en acercarse a la institución. Todos finalmente agradecidos por saber quiénes son. “No hay que escuchar el miedo y hay que ver que hay del otro lado. Uno se siente muy contenido, muy recibido, muy amado”, concluyó Catalina, que venció su resistencia para tocar la puerta de las Abuelas.

Representantes de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones Políticas, Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora e HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) subieron para dar un mensaje a las Abuelas en su aniversario. “Las amamos. Nos alimentamos de los jóvenes que están acá por todas partes”, dijo Lita Boitano, de Familiares. “Hablo como si todos los nietos fuesen nuestros, como los hijos. Para mí, la vida son los hijos, los nietos, estos ya están viejitos”, señaló y recordó que durante la dictadura repartían en el exterior carpetas con las fotos de los nietos buscados y eran todos bebitos. “La lucha sigue hasta que vivamos Y si algún día los antropólogos encuentran los restos de mis hijos, seguramente ustedes los recibirán”, dijo casi entre lágrimas.

Laura Conte, de Madres Línea Fundadora, homenajeó a los Padres de Plaza de Mayo y Julio Morresi, sentado en primera fila, saludó con los dedos en v. También celebró que algunos nietos busquen a las Abuelas y convocó a todos a ir al Espacio para la Memoria que funciona en la Ex ESMA, en el que participan los organismos de derechos humanos. “Todas las historias son un movimiento y el movimiento sigue. Y allí estamos todos, volvemos a ser un movimiento”, aseguró.

Después fue el turno del cierre de Lizarazu, de cantar el feliz cumpleaños para Estela de Carlotto y para las Abuelas y de la foto con los nietos y bisnietos. Pero antes de eso Goçalvez hizo una alusión a las elecciones del domingo: “No se olviden que todo lo que vieron antes no fue magia”. A una cuadra de ahí, en el Luna Park, el Frente para la Victoria estaba cerrando la campaña electoral.

Publicado en Página/12

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