Arte contra la violencia de género

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Hay tres hilos blancos suspendidos y uno de ellos se diferencia porque tiene sobrepuesto un tejido rojo. A simple vista podría pensarse que se trata de cordones impares, pero en la galería tienen otro propósito: denunciar que una de cada tres mujeres (niñas incluidas) experimenta violencia a lo largo de su vida.

Con este ejemplo, de una secuencia de cinco obras, se valen los artistas Bárbara Fetis y José Luis Vélez para demostrar cómo mediante la técnica inca llamada Quipu (nudo) pueden explicar visualmente cifras relacionadas a la violencia de género y retenerlas en la memoria fácilmente.

“Si hacemos recordar estos números de la realidad femenina podríamos crear conciencia y lograr la movilización social”, concluyen del experimento, que es apenas un abreboca a otras propuestas con el mismo espíritu dentro de la red de artistas Únete en LAC, una agrupación fundada en 2011 que busca erradicar la agresión contra mujeres y niñas, usando como mecanismo diversas disciplinas del arte.

La red hace eco de la campaña mundial de ONU Mujeres que se sostiene por 16 jornadas posteriores a la celebración del Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, cada 25 de noviembre y que se identifica por el color naranja.

En Panamá se agregaron a las sesiones de activismo 21 mujeres y 24 hombres, entre artistas y actores sociales de todas las ramas, para forjar empatía y construir un mundo más equitativo para las mujeres.“Hay hombres que trabajan por los derechos de las mujeres”, dice Fetis, la coordinadora de la campaña.La red de artistas tiene presencia en países de América Latina y el Caribe, desplegando una agenda simultánea de actividades para realizar esfuerzos que redunden en el reconocimiento de los derechos de las féminas.

El proceso

Dieciséis días de activismo no podían quedarse en el olvido. La bandera naranja flameó como insignia tangible del interés por doblegar el maltrato en todas sus formas, pero no querían que su vigoroso movimiento feneciera por cuenta de los brazos cruzados.

Una veintena de mujeres integradas a la red de artistas Únete en LAC (abreviatura empleada para referirse a países de América Latina y el Caribe) se encontraban por vez primera con el firme propósito de detener la disparada tasa de abusos hacia sus pares, que cobra vidas bajo la máscara del feminicidio.

Apartaron en sus agendas seis horas para dedicarse a planear la salida del laberinto, en un foro que adoptó el nombre de “Círculo de mujeres y hombres en el arte, la cultura y el desarrollo”. No estaban solas, un grupo de hombres se acercó a las mesas de diálogo para encontrar juntos el ansiado remedio. Remedio que se escribía sobre pancartas al mejor estilo de las charlas escolares, cuando las ideas carecían de la tecnología y viajaban al campo gráfico a través del marcador, abanicadas por el dominio de la sinopsis.Probablemente era la primera vez que se miraban una a otra; frente a frente: arquitectas, doctoras, psicólogas, pintoras, escritoras, poetisas, cantantes, todas con carreras dispares, pero claras en un único objetivo.Antes de iniciada la sesión, los asistentes fueron agrupados por las moderadoras, en tres mesas de diálogo de acuerdo a la afinidad de los temas a tratar (letras, música, artes plásticas, artes escénicas, arte digital, arte culinario, ambiente, bienestar corporal y mental) y luego de un intercambio de conocimientos y experiencias fueron surgiendo los primeros bosquejos de las propuestas.En tres horas, las ideas tomaban forma, las soluciones encaminadas a resolver grandes desafíos cuando se habla de la violencia de género. Por ejemplo, se estima que de los 25 países en el mundo con los más altos índices de feminicidio, 14 están en América Latina y el Caribe, según reportes de la ONU.

Desenlace

Una de las tres propuestas finales era una campaña de sensibilización y prescindir del rostro de una mujer golpeada. “Enseñar moretones no está dando resultados”, decía la escritora panameña Lili Mendoza, una de las participantes, en la sustentación de la propuesta.

El grupo abogaba por cambiar el discurso de mujeres como víctimas, en su lugar desean empoderarlas y potenciar las acciones que deben tomar antes de llegar a ser objeto de agresiones. “Incluso como sociedad, los vecinos deben denunciar y no quedarse como meros espectadores de la violencia”, insistía Mendoza.

Por ello, la campaña llevaría el título intencional de “Métete”, como un llamado a defender los derechos y dejar de mirar para otro lado.

Otro de los grupos proponía extender los programas de acción hacia las provincias mediante talleres comunitarios, en especial en donde la violencia registre aumento. La arquitecta Olga Conto expuso que las oportunidades para apreciar el arte deben darse también en las zonas rurales para abrir senderos distintos y propicios para cultivar el arte en las nuevas generaciones.

Una mesa de diálogo diferente se concentró en el individuo y su desarrollo social. “La persona debe ser estimulada integralmente, incluso espiritualmente”, decía la yogui Yessika Martínez.

La atención debe dirigirse también al agresor, el causante del problema, quien a su vez debe recibir oportunamente el tratamiento psicológico, porque en muchos casos su comportamiento tiene componentes que están fuera de su dominio.

La conclusión estaba apoyada por la opinión de expertos en la salud, que formaban parte de este grupo.

Al final del encuentro, las mujeres y la representación masculina, que se dieron cita esta semana en el Centro Cultural de España en Panamá-Casa del Soldado, para charlar de la lacra de la violencia social, adquirieron el compromiso de llevar a la concreción las propuestas.

Otros eventos

Los días de activismo bajo el eslogan “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas”, se nutrieron de presentaciones artísticas, como un concierto ofrecido en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) por integrantes de la fundación Tocando Madera, así como Sandra Schvetz, Yek Gamboa, Melanie Taylor, Dj Christian Aranda y dos bailarines de hip hop, entre otros.

Se realizó la instalación artística “Deja tu huella” de Ana María Bueno, en donde niños estampaban sus manos recién cubiertas de pintura de color naranja sobre un lienzo inmaculado-a propósito del color de la campaña apoyada por ONU Mujeres, cuya conmemoración fue el pasado 25 de noviembre y se extendió por 16 días para dar mayor difusión a su mensaje.

Publicado en La Prensa
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