Gustavo Vinagre (Brasil)

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«La gente puede ver la penetración de un cuchillo pero no puede ver la penetración de un pene en un culo»

«Nova Dubai» película brasilera de Gustavo Vinagre es un mediometraje a propósito de como un grupo de jóvenes interviene en la ciudad que está cambiando. Una comunidad de clase media baja y casa sencillas mutando a una urbe de edificios muy altos, con servicios para gente de ingresos mucho más altos. Jóvenes que están a mitad de camino de la adolescencia y la adultez, que practican su sexualidad en esos espacios fríos y cavernosos de los enhiestos edificios de esta pequeña ciudad ya incorporada a la megalópolis paulista.
La película habla del amor homosexual, del deseo, de la vitalidad del erotismo frente a lo monstruoso del cemento. Es sin dudas una película comprometida pero desafiante. Sus imágenes de sexo explícito y relaciones homosexuales en primeros planos que no ahorran evidencia, interpelan a un público que puede ver sin problemas decapitaciones reales en sus computadoras, pero no una relación homoerótica en la pantalla del cine.
El valor político de la película está en poder pensar a partir de las múltiples líneas que abre la película sin pre conceptos ni tabúes.

La película tiene dos aspectos importantes, el espacio físico de la ciudad y los cuerpos que se encuentran, se enciman, se atraviesan. ¿Cuál es la continuidad entre estas dimensiones de lo físico, de lo material?

Yo creo que es una película sobre… Bueno, escuché tantas cosas sobre la película. Yo creo que hay algo en la misma a propósito de ocupar los espacios que deja el vacío de la misma vida, en medio de esos edificios que reflejan una imagen fálica. Mucha gente hace esa relación, aunque yo no se si pensé en eso cuando decidí hacerla, pero creo que se puede pensar así también. Hay mucha gente que ve la película como un intento de liberación en medio de un mundo donde todo es capitalizado y cerrado.
Es una película sobre ese barrio donde yo viví y al que regresé después de varios años de estudiar en Cuba. El barrio está en un cambio muy importante. Allí vive mi madre. Era un barrio de clase media baja, residencial, en el que de pronto están construyendo un montón de edificios allí donde había casas bajas. Además son edificios más high class y de business también y los personajes son esos chicos, que se supone que son adultos, pero siguen en la adolescencia y que de alguna manera tratan de llenar su vida con sexo en esos lugares, en esas construcciones.

Aparecen dos cuestiones claves que nombraste que tienen que ver con la vida actual en las ciudades. Una es el formato que adquiere en la actualidad la juventud, que está en modificación. Estos jóvenes viejos que aún viven con sus familias y dependientes de ella, que son por un lado adolescentes, pero que son adultos en la mayoría de sus decisiones y sus deseos. Por el otro mencionas las grandes transformaciones que están viviendo las ciudades. Vos como parte de esa juventud, ¿cómo analizas esa relación entre esa nueva juventud y esas nuevas ciudades?
Yo creo que en Brasil lo que pasa es que los espacios públicos ya no están pensados para que la gente pueda vivir en ellas. Son para los coches. Hay muros por todos lados, cámaras y una sensación muy grande de inseguridad que es parte de una “histeria” de la televisión y de los medios de comunicación en general. Entonces creo la gente que muy concentrada en su vida en Facebook o internet en general. Así mi película está muy influenciada por la lógica del hiperlink, de internet. Es una película que va de un asunto a otro muy rápidamente y quizás ni logras entender lo que está pasando, es todo muy brusco, es como leer en internet. No terminas de leer una noticia y pinchas en un link que te envía a otro asunto y sigues a otro asunto y sigues a otro asunto… al final te queda la sensación de que no viste nada, y yo quise hacer esto un poco en la película. Yo había vivido tres años y medio en Cuba y cuando regresé a Brasil tuve que ir a vivir con mi madre, eso fue un shock muy grande. Volví de Cuba donde prácticamente no había tenido conexión a internet y estando sin empleo, me pasaba todo el tiempo en internet tratando de volver a encontrarme con mis amigos o hacer contactos de trabajo. La película fue muy influenciada entonces por este momento del mi regreso a Brasil, donde me di cuenta que después de tres años el paisaje de esta ciudad había cambiado mucho los años que estuve fuera y esta nueva forma para mí de estar “conectado” vía internet las 24 horas del día.

Este cambio en la ciudad, que actualmente se conoce como gentrificación, en general se vincula mucho con la expulsión de los sectores populares de los lugares que habitan. Pero con la aparición del sexo explícito homosexual en tu película, aparece otro colectivo reprimido que son aquellos que tienen una elección sexual diferente a la hetero dominante. ¿Hay una ciudad que expulsa a los homosexuales, travestis o trans en este proceso de gentrificación?

No se decir. Yo creo que hecha si a los pobres, pero hay muchos maricones muy ricos que van a follar en sus departamentos lujosos (risas).
Hay mucha gente que cree –y ya escuché de todo respecto de la película- que mi visión es que esa vida de consumo y que esos edificios son como muy pornográficos de alguna manera y que el sexo explícito en la calle, en esas construcciones, es de algún modo una respuesta a esa nueva ciudad “pornográfica”. Puede ser. A mí el sexo no me choca, lo que me choca son esos edificios.
Brasil es una sociedad muy compleja, donde se mata muchos transexuales y travestis. Es uno de los lugares del mundo donde más violencia hacia ellos. Claro que si tenes plata, pasas desapercibido y no te mueres. Tiene mucho que ver con lo socio económico. El maricón con plata es aceptado. No creo que la ciudad expulse a los maricones. Creo que el consumo trata de traer a todos, entonces quienes pueden consumir son aceptados de una u otra manera.

Entonces, ¿hay una pugna entre aquello que es privado, ya sea el consumo o el deseo, y aquello que es público y que en tu película está más que evidenciado en los actos sexuales en las calles?

Si, yo quise jugar con eso. La gente puede aceptar de todo ¿no? Calles atestadas de autos que no avanzan, muros, cámaras de seguridad que graban todo, incluso la violencia, pero no puede aceptar el afecto o el deseo que se haga público. Quise jugar claramente con los extremos de eso.

¿Cómo fue la recepción de la película?

En Brasil en general, donde mostré la película en no menos de 15 funciones, la recepción fue muy buena. La gente se queda en silencio al final, pero no se van, están muy interesados en saber cómo fue hecha. Eso me sorprendió y me alegró.  En Italia, la gente se reía pero se quedó durante toda la función. Para mí fue raro, porque siendo un país tan católico, yo pensé que se iban a ir e iban a protestar más. La sorpresa fue en Rotterdam, donde también se proyectó y diría que el 70% del público se fue enojado, muy enojado. Uno se imagina que en Holanda la gente es muy abierta, pero parece que no. Y es raro porque en la sinopsis dice todo lo que es la película y que incluye sexo explícito y la gente que estaba allí eligió verla y sin embargo se fue. En el debate una chica preguntó “¿Pero por qué tanto sexo en tu película?” y yo le hice una repregunta “¿Y por qué tanta violencia en la películas?” Yo había visto 3 películas en el festival, todas muy violentas. En una película japonesa un tipo acuchillaba a una chica y le sacaba el corazón por el pecho, y nadie se fue. La gente puede ver la penetración de un cuchillo pero no puede ver la penetración de un pene en un culo. La gente está muy acostumbrada a ese tipo de violencia, de rabia, pero el sexo es todavía un tabú muy fuerte. Y me parece que es mucho mejor ver sexo que violencia.

Si el culo penetrado hubiera sido un culo penetrado hubiera sido uno blanco, redondo y femenino ¿crees que la gente se hubiera ido también?

Creo que no se irían.

¿Cómo recibió esa chica tu respuesta cuando vos le opusiste al sexo la violencia?

La chica se quedó dudando, no sabía que decir. Se calló y quedó mirando.
Hay un personaje en la película, que es el ex novio de uno de los personajes, es un chico que le gustan mucho las películas de horror. Él aparece cuatro veces y cada una de ellas está mirando a cámara y dice la sinopsis de una película clásica de terror ya sea “La masacre de Texas” o “Scream” o la de Fredy Kruger. Una persona en Rotterdam, después de aquella respuesta sobre el sexo y la violencia me dijo que esto empezaba a tener sentido, porque ese personaje podía hablar del horror que tiene grandes clásicos, lo que no pasa lo mismo con el porno o sexo explícito para la mayoría, ya que si bien hay grandes películas, no un canon de estas, como si lo hay para el horror. Yo en ese momento entendí porque había incluido ese personaje. Trabajo muy intuitivamente y a veces no pienso mucho lo que voy a hacer o porque lo estoy haciendo, entonces cuando esa persona me dijo eso, empecé a entender el sentido de haber incluido a ese personaje en la película.

¿Cómo reconstruís hoy tu película después de tantas charlas y proyecciones aquello que hiciste desde tu intuición entonces?

Yo creo que aún está en construcción. Como si fuera un espectador de verdad cada vez que la veo le encuentro nuevas cuestiones. Me sigue gustando mucho, sinceramente, y la veo más libre, más abierta a interpretaciones. Creo que cuando la pensé había mucho de lo dicho sobre el contraste entre lo pornográfico entre los edificios y el sexo, pero no es así tan simple. Los mismos personajes son parte de ese sistema, no son solo personajes separados de ese mismo mundo que miramos críticamente. La película fue hecha con sistema de crowdfunding y las mismas personas que colaboraron para que el proyecto se hiciera posible muchas veces me decían que imaginaban que los personajes serían “más políticos”, suponiendo que harían esas performances sexuales “políticamente”. Pero lo hacen porque si, no tienen conciencia política. Eso está bien, no son personajes que lo hacen protestando por alguna cuestión. Lo viven así, son parte de esa sociedad y están tratando de encajarse de alguna manera. Consumen mucho pop, son aculturados por la influencia americana y abrazan esto de una manera muy sincera.

Hablamos de gentrificación, de aculturación, de nuevas formas de consumo, de transformaciones de los espacios sociales y las nuevas relaciones familiares ¿o sea que la tuya es una película política?

(Risas) Yo creo que si, que es una película política y eso me gusta. Pero no es política desde los personajes. Una vez un chico me dijo: “Me encantó la película, pero me parece que al final tendrían que follarse al alcalde de la ciudad” y eso me parece una tontería. Algo parecido ocurrió con una  escena en la que violan a un hombre que vende departamentos, entonces la crítica fue que ese hombre pertenece a la clase trabajadora. La gente “racionaliza” la cosa de un modo muy elemental. Es poner directamente todos los problemas en la culpa de los políticos, como si ellos fueran todos malos y nosotros todos buenos. Y no me parece que sea así la cosa.

Así como vos y muchos de tus amigos son protagonistas, tu propia madre personifica a tu madre en la película ¿le mostraste a ella “Nova Dubai”? ¿Cómo fue su reacción?

Ella quería verla, y lo primero que le dije fue: “Es una película porno”, para que claramente supiera. Ella dijo que quería verla, todo sea por el arte. Pensé que a lo mejor no tenía muy claro lo que es una película porno, así que le mostré la película a mi hermana y le pedí que la llamara y le describiera las escenas primero. Mi hermana la llamó, le explico que había primeros planos, culos y no sé cuántas cosas más, pero le describió todo. Y mi madre insistió: “quiero verla”. Entonces le envíe una copia, pero no quería estar con ella cuando la viera. La miró y obviamente se shockeó y se puso un poco mal, pero luego con la recepción, las críticas, lo bien que le hablaron de ella en el film, se repuso del primer impacto. Además le gustó participar de la filmación. Tanto, que ahora estamos en un nuevo proyecto en el cual ella es la protagonista.

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