A los 72 años falleció el actor colombiano Carlos Muñoz, galardonado como «el actor del siglo» en la televisión de su país

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En la mañana de este domingo murió el actor Carlos Muñoz, quien se encontraba en delicado estado de salud hospitalizado en la Clínica Reina Sofía de Bogotá. Su salud se había complicado tras una intervención quirúrgica a la que fue sometido hacía unos días. (Vea: Los personajes más recordados de Carlos Muñoz)

El artista de 72 años se encontraba hospitalizado desde finales de noviembre a causa de una hernia en el estómago. Luego de someterse a rigurosos exámenes médicos fue intervenido quirúrgicamente, pero el procedimiento se complicó de tal manera que el actor fue recluido en la unidad de cuidados intensivos de la Fundación Santa Fe, en Bogotá, y este domingo se conoció de su muerte. (Vea: Carlos Muñoz, un actor con muchos homenajes pero poco trabajo)

Carlos Muñoz fue operado el pasado 31 de diciembre, y desde entonces su estado de salud fue muy crítico.

 El presidente Juan Manuel Santos se pronunció a través de su cuenta de Twitter diciendo: «Se nos fue un grande de la televisión: el queridísimo Carlos Muñoz, gran actor y valioso ser humano. Lo extrañaremos y acompañamos a su familia».

Muñoz se hizo célebre por protagonizar producciones nacionales como‘Pero sigo siendo el rey’ (interpretando a Adán Corona); ‘Caballo viejo’ (novela en la que asumió el rol de Epifanio del Cristo Martínez), y ‘San Tropel’ (donde personificó al padre Pio V Quintero), roles que le significaron importantes reconocimientos a su categoría actoral que comenzó a cimentar primero en la radio y después en la pantalla chica, donde siendo niño incursionó.

Carlos Muñoz fue homenajeado en la edición 31 de los Premios India Catalina, cuando recibió el galardón ‘Víctor Nieto a toda una vida’ el 14 de marzo del año pasado en la gala que se realiza en Cartagena. Fue un homenaje a sus 70 años de vida artística y 60 de ellos en la televisión nacional.

Al recibir este premio, el artista confesó que en un principio se resistió a ser actor de telenovelas. «Venía haciendo radio y televisión de alta calidad con Bernardo Romero Lozano, que adaptaba las grandes obras de la literatura universal, incluidas las tragedias griegas. La televisión en aquel momento era básicamente cultural y las telenovelas que llegaban de otros países eran consideradas como un género menor, sin ningún rigor, lacrimógenas pero eso sí, muy populares. Más adelante me di cuenta que el género en Colombia se hacía con mayor calidad, con temática social y hasta con humor inteligente y poco a poco fui entrando al mundo de las telenovelas», dijo en ese momento.

Admitía que a la actual televisión nacional y a los actores les falta rigurosidad. «Todo lastimosamente, se ha vuelto ligero, que ahora a una reina de belleza, o a un joven apuesto, por su figura y con cuatro clases de actuación, se les empieza a llamar actores; ellos pueden hacer personajes que estén dentro de su perfil, que sean ellos mismos con otros nombres pero que no necesiten hacer mucho esfuerzo. Una cosa es hacer de actor y otra muy distinta es ser actor allí está la diferencia», comentaba.

Así mismo, decía que la televisión ya no es aquel medio que reúne a la familia, como en antaño, porque «la evolución ha llevado a la televisión a que la realidad hay que mostrarla a toda hora, al punto de que ya no se pude reunir la familia a ver televisión, nadie sabe con qué se va a encontrar: narcotráfico, sicariato, sapos, capos, nenas y mucha sangre han hecho carrera en la televisión. ¿Los preceptos que rigen la televisión de entretener, educar e informar donde quedaron?».

Carlos Muñoz, hijo del actor de radio, teatro, televisión y cine, José Antonio Muñoz «Muñocito», comenzó su carrera siendo niño en el Grupo Escénico Infantil de la Radiodifusora Nacional de Colombia (hoy Señal Radio Colombia) y con el paso de los años se convirtió en una de las figuras más representativas de la escena nacional.

«De niño, para mí era muy difícil imaginar hasta donde iba a llegar en esta difícil y exigente profesión, pero ya mi vida estaba marcada por la actuación, primero en la radio y en el teatro y luego en la televisión y el cine; tenía la expectativa de hacer muchas cosas pero nunca imaginé que llegaría a ser un actor tan reconocido por los colombianos y tan querido y admirado», recordó hace casi un año.

Publicado en El Espectador

Editorial: Los últimos aplausos

A finales de los 80, cuando acababa de interpretar a Adán Corona en ‘Pero sigo siendo el rey’, al padre Pío Quinto en ‘San Tropel’ y al sabio Epifanio del Cristo en ‘Caballo viejo’, no había en Colombia un actor más respetado que el gran Carlos Muñoz. Siguió siendo el intérprete principal del país hasta ayer, cuando murió, en Bogotá, luego de un par de meses de padecimientos, pero no cabe duda de que su nombre estará siempre atado a las mejores épocas de la televisión colombiana. Hace algunos meses no más recibió, en Cartagena, con sobrados méritos, el premio India Catalina por toda su carrera. Se lamentó entonces de que la enorme calidad, el compromiso con la cultura, la educación y la sociedad, y el innegable profesionalismo de sus tiempos, se sientan últimamente tan lejanos.

Muñoz, quien nació en Santander en 1934, creció en una familia que vivía por y para la actuación y trabajó en la radio desde muy niño. Fue, además, en 1954, uno de los primeros actores en aparecer en los ambiciosos dramas teatrales que se presentaron en los comienzos de la televisión: podría decirse que la nuestra siempre lo tuvo, y que sin él series emblemáticas como ‘Yo y tú’, ‘La tregua’ y ‘Gracias por el fuego’, originales y arriesgadas como obras de arte, no habrían sido tan importantes para los televidentes. En un comienzo, por causa de su fuerte educación teatral, fue reticente a participar en el género de la telenovela, pero pronto vio que los realizadores colombianos tendían a renovar el melodrama con humor y originalidad, y allí hizo algunos de sus mejores trabajos.

Fue muy querido y respetado por sus colegas. Sus espectadores añoraron su talento, su pasión para acercarse a cada uno de sus personajes. Y él no rompió jamás su compromiso con las causas sociales ni abandonó el liberalismo que lo empujó a asomarse a la política –fue senador hace 20 años– y a defender a capa y espada, de las injusticias laborales y la banalización, la menospreciada profesión del actor. Hay que despedir de pies y con ovación cerrada a Carlos Muñoz. Su nombre seguirá revistiendo de dignidad a la televisión nacional y probará siempre el talento inmenso de nuestros intérpretes.
Publicado en El Tiempo

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