Freddy Nañez, nuevo ministro de cultura de Venezuela: «Toda guerra real inicia en los símbolos»

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Es viernes en la noche y el piso 25 de la torre norte del Centro Simón Bolívar es un hervidero. Gente entra y sale de las oficinas con carpetas, libretas, apuntes. Dicen que están así desde la mañana, cuando arrancó la primera reunión de la jornada y, pasadas las 7:00 pm., todavía siguen. Entre el pase, siéntese, espere, ya viene, se hace casi medianoche.

Con su cabello largo y lacio —casi a la cintura— amarrado en cola de caballo, finalmente llega Freddy Ñáñez, el poeta, escritor, titiritero, cantante de punk, promotor cultural y presidente de Fundarte que, desde el miércoles pasado, fue designado por el mandatario Nicolás Maduro como ministro del Poder Popular para la Cultura. En las afueras de la sala alguien bromea con aplicarle la de Dalila a Sansón.

Antes de responder nada, lo interrumpen para decirle que en televisión transmiten un video de cuando él cantaba con su grupo de punk Los Residuos: ‟Están pasando esa canción para destruir mi incipiente carrera política», y se ríe. Busca su libreta roja, pluma del mismo color, y se dispone a responder mientras ululan llamadas de su equipo alrededor para atender un evento con el presidente.

La expectativa ante la renovación en los ministerios es el cambio de equipo, sin embargo, ésa no es la prioridad para el jefe de la cartera de cultura: ‟No hay tiempo para eso. Este es el equipo que ha estado trabajando, este es un equipo que tiene una gran experiencia. Una de las grandes tragedias que tiene la Revolución Bolivariana y que han tenido otras Revoluciones es el desperdicio de experiencias. En mi caso, yo utilizo más el aforismo dialéctico de Hegel: ‘la única manera de superar es conservando'».

Con la mirada puesta en construir sobre lo construido, para Ñáñez la reingeniería no es en lo institucional sino en las ideas, aprovechando el potencial y el camino ya andado: ‟Las mejores editoriales de Latinoamérica las tiene el Gobierno Bolivariano, tenemos una de las experiencias más bellas en torno al trabajo comunitario que es Cultura Corazón Adentro, tenemos las casas de la Diversidad Cultural donde el maestro Benito Irady, que es ya una institución en sí mismo, ha logrado tejer una red de cultores y de cultoras. Tenemos un récord en el reconocimiento del patrimonio cultural y eso es un trabajo que se ha hecho en lo micro y que ahora sólo debemos articularlo».

Producción, identidad y trabajo de calle

Ñáñez asume la cartera de Cultura en uno de los momentos más particulares para el país. El chavismo como fuerza política ha planteado el reto de recomponerse y articularse luego del revés electoral del pasado 6 de diciembre, cuando la derecha ganó la mayoría parlamentaria en la Asamblea Nacional, mientras la economía se encuentra afectada por la debacle de los precios del petróleo y el asedio de una ola especulativa generada por los sectores empresariales.

El panorama, que puede resultar poco alentador para cualquiera, es visto por el ministro como una oportunidad para demostrar el gran aporte que, desde la cultura, puede darse al país para un cambio en la concepción del rentismo petrolero, la reafirmación de una identidad nacional que afiance los valores y principios más altos de los venezolanos, y el trabajo creativo para afrontar la crisis con ingenio artístico.

‟La razón no es el único procedimiento de verdad con el que cuenta el ser humano, el campo de la sensibilidad es vital para conquistar cosas. Vamos a buscar nuestro momento de complementariedad, porque el gobierno debe verse como un conjunto, rompiendo lo fragmentario, rompiendo esas barreras que son ficticias pero que hacen mucho daño a la hora de hacer políticas públicas».

El propósito de esa labor, para el ministro, es uno solo: Blindar el imaginario heroico «repoblándolo, reconstruyéndolo, defendiéndolo y enfrentando directamente los antivalores y la anticultura del arribismo, del egoísmo, de la competencia y de la supresión del otro, mediante la interculturalidad, la solidaridad, el amor y la idea de comunidad como identidad suprema».

Defensa de los símbolos

Las urgencias, además del trabajo de articulación con todas las instituciones, gabinetes de cultura y plataformas del ministerio, son también en el campo de la batalla simbólica. Esta semana se hizo un video del diputado de Acción Democrática (AD) y ahora presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup, mientras ordenaba de forma despótica retirar de la Asamblea Nacional las imágenes del Libertador Simón Bolívar y del líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, un gesto que fue ampliamente repudiado por el chavismo, pero que plantea una amenaza real.

Al menos así lo considera el ministro: «¿Por qué no podemos subestimar esa acción? Porque toda guerra real inicia en los símbolos, es decir, avanza primero en la esfera de lo simbólico y después se materializa en el terreno, militarmente hablando. Fue una provocación para sacarnos a nosotros del curso pacífico, que nos dice que ellos no están demasiado cómodos en la institucionalidad».

Por eso, insiste, la tarea pasa por blindar el imaginario bolivariano rescatado por Chávez «y darle un presente a todo lo que ha sido el acervo mítico de la Revolución porque lo que está en juego es el sentido de la patria». Esa tarea va acompañada, además, de una gestión eficiente que involucrará como ejes fundamentales la Misión Cultura, el impulso del plan de lectura y un trabajo cercano con los gabinetes en los estados y municipios, para intercambiar experiencias y adaptar las políticas a las singularidades de las regiones.

«El ministerio de la Cultura tiene que ser clave para aterrizar las propuestas y comunicarlas, porque hemos fallado en eso, somos malos mostrando y hemos perdido de alguna manera la imaginación. Debemos volver a la imaginación, irnos a la comunidad con ideas y proyectos claros, pero con la posibilidad de entusiasmar a la gente. Nos corresponde imaginar una nueva cultura revolucionaria, y digo nueva no porque rompe con lo que veníamos haciendo, sino que me refiero a su capacidad de innovar. De todas maneras, la cultura no la hacen el ministerio ni las instituciones, la hacen los pueblos, a nosotros nos corresponde, más bien, ir al encuentro».

Publicado en AVN
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