Crisis en el Consejo del cine

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Juan Martín Cueva puso su cargo en el CNCine a disposición

A través de un documento oficial, emitido el 11 de febrero del 2016, Juan Martín Cueva puso a disposición del Consejo Nacional de Cinematografía (CNCine) su cargo como Director Ejecutivo.

En su carta, Cueva señala que la institución está atravesando un momento crítico que no le permite aportar al desarrollo del cine y el audiovisual ecuatoriano. El aún director da dos razones para su decisión: el recorte presupuestario (del 59,6%) que vivió la institución a inicios de año y la reticencia mostrada por quienes están a cargo de la Ley de Cultura a compartir el borrador con el CNCine en lo que atañe a la institución.

En cuanto al recorte presupuestario, para Cueva se trata de “una clara señal de que el Gobierno no ha optado por este modelo de gestión de lo público en la cultura”. Y respecto de la falta de conocimiento sobre lo que propone específicamente la Ley de Cultura asegura en la carta que “no se le puede pedir al sector que apoye a ciegas un proyecto que desconoce todos los aportes y experiencias que se han generado en una dinámica ciudadana de los cineastas ecuatorianos”.

De hecho, subraya que no se están tomando en cuenta los insumos que el CNCine ha generado en torno a este tema, durante los últimos dos años.

“No tengo la certeza -continúa Cueva- de que esa ley signifique la superación y perfeccionamiento de una experiencia de una década en el ámbito de la cinematografía, experiencia que considero muy enriquecedora para la gestión cultural”.

Por su parte, Wilma Granda, directora de la Cinemateca de la CCE y miembro del directorio del CNCine, tiene la esperanza de que no sea una decisión definitiva. Ella asegura que en los últimos años de gestión se ha profundizado la transparencia en la gestión, la posibilidad de incluir a sectores que no estaban tomados en cuenta y ampliado la visión hacia otros aspectos de la producción, como la circulación y la distribución. De la gestión de Cueva destaca el permanente llamado al consenso, a formar alianzas y a plantear trabajos conjuntos en función de una mejor organización del sector.

El productor Christian Mejía (‘Tierra de sueños’, ‘Ser mujer’, ‘Siete muros’) cree que este no sería el mejor momento para dejar el cargo sin una “transición favorable”. “Es importante tener continuidad en el proceso que se ha desarrollado en los últimos 10 años”. Mejía no descarta que las actuales circunstancias económicas y administrativas se conviertan en una oportunidad para replantear ciertos esquemas de producción que permitan darle continuidad a la producción en marcha.

El director Daniel Yépez (‘El retrato de Sofía’ y ‘Siete muros’) ve la decisión de Cueva como un retroceso en medio de un proceso que para él necesita continuidad. Yépez, que obtuvo dos fondos en los últimos tres años, califica como una gestión transparente y positiva la del actual director, de la que destaca un contacto cercano.

En la parte final de su comunicado, Cueva solicita que se realice una sesión extraordinaria del Consejo, en la que espera que estén los ministros y autoridades que tienen participación en el mismo.

Publicado por El Comercio

Comunicado del Ministerio de Cultura y Patrimonio, el Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual y la Dirección Ejecutiva del Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador

Quito, 20 de febrero de 2016

El Ministerio de Cultura y Patrimonio como órgano rector, el Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual como Presidente del Consejo y el Consejo Nacional de Cinematografía aclaran ciertos temas planteados por Juan Martín Cueva en su carta emitida el 11 de febrero de 2016 en la cual pone a disposición su cargo de Director Ejecutivo. Dicho documento estaba dirigido únicamente a los miembros del Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador y, al hacerse público, fue objeto de una serie de interpretaciones distintas a la intención de su firmante.

Al entablar una discusión necesaria sobre el futuro del sector, se debe evidenciar y reconocer el progreso alcanzado y la consolidación del CNCine como entidad central en la articulación de políticas públicas para el cine y el audiovisual, que ha logrado entre otras cosas lo siguiente:

1. Organización de los fondos concursables del CNCine desde el 2007, de acuerdo a criterios de calidad, diversidad e inclusión con transparencia en los procesos de selección, en todas las fases de la creación, y en pleno respeto a la libertad creativa.
2. Apoyo sostenido a la producción nacional independiente, a través del fondo de fomento cinematográfico y de medidas de tratamiento especial, como las cuotas de pantalla fijadas en la Ley Orgánica de Comunicación de 2013.
3. Incorporación del Ecuador a la Conferencia de Autoridades Cinematográficas de Iberoamérica y participación en sus programas (Ibermedia, DocTV, OIA), desde el 2008.
4. Ampliación de los ámbitos de circulación de la producción nacional: visibilidad internacional del talento ecuatoriano, participación en festivales internacionales y reconocimiento a la calidad del cine ecuatoriano.
5. Articulación de políticas públicas específicas para la producción audiovisual de pueblos y nacionalidades del Ecuador.
6. Protección del patrimonio fílmico: rescate del patrimonio cinematográfico y audiovisual, a través del salvamento de reservas y fondos de memoria audiovisual, y apoyo a la creación y funcionamiento de la Cinemateca Digital.

La voluntad política del gobierno se evidencia en la importante inversión pública realizada a lo largo de estos nueve años: el Estado, a través del CNCine, ha destinado más de 22 millones de dólares al desarrollo del sector. Esta inversión se refleja en un avance importante de cantidad, calidad y diversidad de la producción nacional: se pasó de 5 largometrajes estrenados en 2012, a un promedio de 14 en los últimos tres años.

La Ley de Fomento del Cine Nacional supuso un impulso importantísimo para el sector del cine y el audiovisual en el país. De un lado, se creó una institucionalidad, en torno al CNCine, para articular las políticas de fomento. De otro lado, se formalizaron mecanismos específicos de apoyo a la producción y la distribución de las obras cinematográficas y audiovisuales, consolidados en un único texto. Todo ello supuso la consecución de un objetivo largamente perseguido por el sector.

Sin embargo los mecanismos de financiamiento previstos en la Ley de Fomento del Cine Nacional están en total desarticulación con las normas que actualmente regentan las finanzas públicas, es por ello que se vio la necesidad de ajustarlos al marco normativo vigente para garantizar su efectiva aplicación. Por la importancia que le otorga al sector audiovisual, el Gobierno Nacional decidió implementar una solución temporal mientras se aprueba la Ley Orgánica de Cultura, con lo cual el fomento pasa de ser política de Gobierno a ser política de Estado.

Dentro de la tramitación del proyecto de Ley Orgánica de Cultura a cargo de la Asamblea Nacional, el CNCine ha entregado insumos sistematizados que recogen las necesidades del sector, en los que se plantea las siguientes mejoras respecto de lo dispuesto en la Ley de Fomento del Cine Nacional:

– Fortalecimiento del ámbito del fomento:
• Se amplía y diversifica las fuentes de financiamiento público para el fomento.
• Se estimula la inversión privada a través de incentivos tributarios
• Se amplía el ámbito de aplicación de fomento al incluirse la producción audiovisual
• Se reforma la normativa de contratación pública, en lo referente a gestores y productores culturales, incluidos los del cine y el audiovisual;
• Se incluye la diplomacia cultural, orientada a fortalecer la presencia de la producción cinematográfica y audiovisual ecuatoriana en el exterior;
• Se hace énfasis en el ámbito digital como herramienta para fortalecer la difusión, circulación y promoción de la producción nacional.
– Respecto de la institucionalidad del CNCine:
• El Consejo Nacional de Cinematografía se transforma en un instituto especializado que asume competencias que actualmente tiene el Ministerio de Cultura y Patrimonio como la regulación y el control técnico del cine y el audiovisual;
• Se incluye medidas de supervisión y control de mercados culturales, permitiendo operativizar acciones de regulación;
• Se fortalece criterios de meritocracia en la elección del Director Ejecutivo, a través de la conformación de una terna resultante de un concurso público;
• Se abre el camino para la homologación del procedimiento de calificación y registro de productores, de obra nacional y de obra nacional independiente.
El proceso de aprobación de este cuerpo normativo ha tomado más tiempo del esperado, no obstante hay que entender que el ámbito que regula es altamente complejo e importante e involucra una serie de sectores que tienen problemáticas propias; por tanto es necesario garantizar un efectivo proceso participativo y de ejercicio democrático, ya que únicamente de esa manera se logrará configurar una ley adecuada. Cabe recalcar que el CNCine fue recibido por la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Asamblea Nacional, a la cual entregó un documento de insumos que recogía las propuestas del sector.

Instamos al sector cinematográfico a utilizar las vías institucionales establecidas en la ley para participar más activamente en el debate sobre el marco legal e institucional del cine y el audiovisual, procesar sus posiciones y disensos, generar acuerdos y consensos, de tal modo que la experiencia que se ha producido en torno a la Ley de Fomento del Cine Nacional y al CNCINE enriquezca la propuesta de Ley Orgánica de Cultura y ésta signifique una superación de los límites de la actual legislación.

La reducción presupuestaria planteada para el año en curso obedece a las difíciles circunstancias de la coyuntura económica mundial. El CNCine no es la única entidad pública que ha visto disminuir sus recursos, situación similar la están viviendo otras entidades; no por ello se deja de implementar planes y programas que dan continuidad a la política pública.

Cabe señalar que es objetivo de todos dar continuidad a las políticas que el CNCine ha venido desarrollando, y en el marco de la transformación democrática del Estado, fortalecer la institucionalidad de acuerdo a la normativa vigente, sin dejar de realizar un importante ejercicio de reflexión crítica, considerando reivindicaciones y planteamientos del propio sector audiovisual en beneficio de la sociedad en su conjunto.

La Dirección Ejecutiva del CNCine es, sin duda, un ámbito privilegiado para fomentar un debate enriquecedor que alimente las decisiones que deben tomarse respecto de la institucionalidad. Ello constituye una obligación inherente al ejercicio del cargo.

Creemos oportuno y necesario aprovechar este momento de cambios para refrescar el Consejo, abriendo el camino para que se ratifique o se proponga nuevos delegados a este cuerpo colegiado. Pensamos además que un recambio en la Dirección Ejecutiva del CNCINE será beneficioso, con una transición ordenada y con mecanismos de relevo técnicos y transparentes, en el marco de la continuidad institucional.

Queremos hacer pública nuestra satisfacción de que este tipo de diferencias y debates puedan procesarse con total frontalidad y transparencia en las instancias que la ley prevé para el efecto. Todas las ideas y sensibilidades tienen cabida en este proceso, siempre y cuando busquen construir y aportar al perfeccionamiento de nuestra legislación e institucionalidad para garantizar el pleno ejercicio de los derechos culturales de la ciudadanía. Hay que seguir acercando la creación cinematográfica y audiovisual nacional al espectador. Estamos trabajando intensamente para un cambio profundo en la gestión cultural desde lo público y ratificamos nuestro compromiso para hacer de la cultura un territorio del buen vivir.

Atentamente,

Ana Rodríguez
Viceministra de Cultura
Miembro del Consejo Nacional de Cinematografía

Hernán Núñez Rocha
Director Ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual
Presidente del Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador

Juan Martín Cueva
Director Ejecutivo CNCine
Miembro del Consejo Nacional de Cinematografía

(Luego de esto el Consejo Nacional de Cinematografía decidió llamar a concurso público para ocupar la vacante al cargo de Director(a) o Ejecutivo(a) para esa entidad. Las bases del mismo se encuentran disponibles aquí)


Juan Martín Cueva: ‘el rol del Estado no es regular contenidos’

En intervenciones anteriores usted ha manifestado que el cine ecuatoriano, como actividad, se está consolidado. ¿Se puede hablar de consolidación cuando todavía hay pendientes como la distribución y exhibición?

Ahí se toca el tema álgido del asunto y que nos ocupa en este momento. Yo diría que la producción del cine ecuatoriano está consolidada. Siempre hay que decir respecto a qué, y está consolidada en comparación a lo que sucedía en este país hace 10 años. Es evidente que hay una producción cinematográfica más regular, profesional y diversa. Ahora se han desarrollado otros eslabones de la cadena. Ya no es tan común que el director sea su productor… Se han desarrollado esos oficios y figuras diferencias. Antes el cineasta era guionista, director, editor, distribuidor, exhibidor.

En ese sentido, el cine se ha consolidado como una actividad profesional. Hay que entender que el cine es más que un grupo de directores, de productores, que se juntan para hacer proyectos. En torno al cine se desarrollan un montón de actividades, emprendimientos, que aportan cada vez más a la economía nacional. Es nuestra tarea visibilizar eso: cada vez hay mejores películas y los procesos están más formalizados, especializados.

En ese proceso, la Ley de Fomento del Cine Nacional y la consolidación del CNCine juegan un rol importante al entregar recursos que fomentan la producción. ¿Cree que se ha generado un sistema de producción dependiente de esos fondos?

La existencia del Consejo Nacional de Cine, los recursos que se han invertido a través del Fondo de Fomento, las políticas públicas que se han diseñado e implementado, la relación con el sector… todo eso logra que se mueva el medio. Pero eso no quiere decir que toda película que se estrena en el Ecuador tenga fondos de fomento cinematográfico… Pero si es posible preguntarse si habría tantas películas, si no existiese el CNCine…

Además de entregar fondos, emitimos certificados de ‘película nacional’, que permiten la exoneración de impuestos; también emitimos la acreditación de ‘productor nacional independiente’ que permite a los canales de televisión proveerse de contenidos para cumplir con las cuotas que establece la Ley de Comunicación. Emitimos los certificados de ‘coproducción’, cuando hay procesos que se hacen con otros países… En 2015 apoyamos a cineastas ecuatorianos en 84 ocasiones para que participen en espacios internacionales, festivales, muestras, laboratorios, talleres… La existencia de la Ley y del CNCine ha permitido ese desarrollo del cine ecuatoriano.

¿Cómo pinta el panorama ahora que se ha recortado ese presupuesto en casi el 60%?

No voy a decir que no es grave, sí es un impacto que de pronto se recorte el 60% del presupuesto para una gestión como la del CNCine. Sin embargo, sí creo que no hay mal que por bien no venga porque eso nos hace ver varias cosas. Primero, nos hace ver las limitaciones de la actual legislación. No tenemos otra fuente de financiamiento que no sea el Presupuesto General del Estado, lo cual es un error. Eso lo supimos siempre y lo hemos dicho, pero hasta que no se sintió no se veía como una urgencia obtener incentivos desde otros sectores.

También queda en evidencia que hay un mercado que abre un acceso minúsculo a la producción independiente. El mercado de la exhibición cinematográfica en Ecuador está copado por Hollywood prácticamente al 100% y hay que pensar en eso, por eso hemos planteado la necesidad de una regulación y eso no se refiere para nada a obligar a ver algo que no se quiere ver, a hacer a algo que no quiere o a exhibir algo que no se quiere. Se piensa en maneras de mejorar las condiciones de acceso de la producción nacional al mercado. Si incidimos de tal manera para que las películas ecuatorianas lleguen a la cartelera comercial en mejores condiciones, con mejor calidad técnica, promoción, las audiencias potenciales serán audiencias reales.

Cuando me dicen el cine ecuatoriano no gusta al público, digo falso. El público ecuatoriano ni se entera que las películas ecuatorianas están en cartelera y se cuenta mucho con el boca a boca. Esa sí es una debilidad.

En los últimos 10 años se han invertido fondos que han oscilado entre los 700 000 y los 2 millones de dólares anuales. Lo que hemos visto es un incremento en la cantidad de películas que llegan a carteleras, pero sí es un pendiente el tema del público. ¿Existen estrategias reales para la formación de audiencias, para que la gente pague por ver cine ecuatoriano?

El tema es complejo. Se ha generado una percepción que no se ajusta perfectamente a la realidad. Cuando se dice ¨el cine ecuatoriano fracasa con el público¨ creo que es una simplificación exagerada. El cine no es solo las salas, aquí y en todo el mundo. El cine y el audiovisual se han desarrollado de tal manera que es posible consumir contenidos cinematográficos desde la laptop, el celular, la televisión… Y en países como Ecuador ir y comprar el DVD… Es decir, hay un montón de ventanas de consumo. Nosotros nos localizamos demasiado en qué pasó con la película en cartelera.

Evidentemente ahí hay una debilidad que no está solo del lado de la producción. No es que las películas sean flojas, malas y por eso llegan a las carteleras y la gente no las ve. Hay una debilidad en distribución, estrategias de marketing, promoción. En este país no hay distribuidores de cine ecuatoriano, es una etapa que nos saltamos. El productor negocia directamente con el exhibidor… Hay debilidad en la formación de públicos, en los circuitos alternativos.

Paralelamente, en los circuitos internacionales, como festivales, al cine hecho en Ecuador le ha ido bastante bien. Es así que ha obtenido premios y reconocimientos importantes. ¿El CNCine maneja estadísticas al respecto?

Tenemos estrategias. El punto más sensible es el circuito comercial porque todavía es el más visible. Una vía es la regulación, la obligación, que a mí me parece ineficiente, no sirve. Pero sí es posible establecer parámetros mínimos, técnicos, y con ello el Estado otorgue fomentos e incentivos para que las películas se estrenen en mejores condiciones. Esto se denomina el estímulo automático a la exhibición, estamos montándolo, aún no lo tenemos. También quisiéramos que la nueva Ley de Cultura disponga ciertas normas que hagan que la producción nacional tenga un tratamiento especial en las salas de cine, a través de estímulos.

El tema de las cifras es uno de los problemas que encontramos en este momento en todos los ámbitos de gestión. El CNCine no tiene ninguna manera de decir cuántas películas se estrenaron en Ecuador el año pasado… A veces nos enteramos por redes sociales o la prensa. No tenemos competencia legal para exigir registros. Lo mismo pasa con los premios internacionales. Generalmente tenemos un monitoreo cercano, pero no exhaustivo.

Las presencias más importantes y relevantes las tenemos registradas. Cada vez es más común que el cine ecuatoriano tenga presencia en Festival de Cartagerna, en el de La Habana, en secciones de San Sebastián (España), Berlinale (Alemania), Rotterdam (Holanda), ya no es raro que estemos en el Bafici (Argentina), y en muchos casos se reciben reconocimientos importantes. Asier ETA biok, de Amaia Merino, ganó uno de los premios de San Sebastián; No robarás, de Viviana Cordero, obtuvo mejor actuación femenina en La Habana; Fuera de Juego, de Víctor Arregui, también fue reconocido en San Sebastián; El Grill de César y La Muerte de Jaime Roldós ganaron los premios mayores en el Festival de Toulousse (Francia); Alfaro Vive Carajo ganó un premio en el Festival de Cine Político, en Argentina, y el Isla Margarita, de Venezuela.

A la par que se desarrolla el medio cinematográfico en Ecuador, ¿qué sucede con la profesionalización y las condiciones de trabajo de los involucrados? Hace unas semanas se viralizó una campaña en redes sociales sobre el rodaje de la película Los ángeles no tienen alas, donde se evidenció un tratamiento informal y poco serio…

Cuando había una película cada dos-tres años, que se hacía de la manera más informal y artesanal, no se visibilizaban ese tipo de problemas. En la actualidad las cosas se vuelven más visibles. Ahora en Ecuador tenemos casi 40 películas que se están terminando, y ahí hay más problemas. En todo el mundo sucede que hay problemas con los técnicos, director, productor… Pero creo que en general se ha formalizado mucho el sector, la presencia de la figura del productor ayuda mucho.

Aquellas películas que pasan por el fondo de fomento cinematográfico deben tener una formalidad, porque para hacer los desembolsos y cerrar los proyectos, requerimos los comprobantes de que los recursos se usaron para lo que fueron otorgados. Las películas deben entregar una declaración juramentada donde se establece que no se adeuda a nadie.

Hay 391 proyectos apoyados por el CNCine desde el 2007. De esos, en 2009, a un cortometraje se le tuvo que ejecutar pólizas parea que se devuelva el dinero. Eso indica que el mecanismo del fondo de fomento está funcionando.

Posterior a esta primera década de la Ley de Fomento de Cine Nacional, empieza un tiempo de cambio, un debate de la Ley de Cultura que implica una transformación del CNCine como institución, ¿cuáles son los retos?

Justamente este es un momento de retos fuertes, importantes. Ahora la realidad es más compleja, ya no se puede tener  solo una línea de financiamiento para la producción ecuatoriana, sino que hay que empezar a pensar en que el cine y el audiovisual no son cosas separadas, sino que están muy entrelazadas. El gran reto es que el CNCine se pueda transformar en un instrituto del cine y el audiovisual, y que sepa hasta dónde llegan sus competencias.

Me parece fundamental que los Estados se doten de una institucionalidad y mecanismos de fomento para la cultura y las artes. Pero en el aterrizaje de las políticas públicas hay límites conceptuales difíciles, no se trata de convertirse en el orientador de las temáticas, de qué es lo que se debe hacer ni lo que el espectador debe ver. El rol del Estado es incentivar, fomentar, facilitar, mejorar las condiciones, regular el acceso, el mercado, no los contenidos. La regulación debe ser una cuestión de garantizar derechos del trabajador de la cultura y el ciudadano, garantizar su derecho a acceder a contenidos de calidad.

Publicado en Plan V

Declaración de directores y guionistas ecuatorianos

Sr. Juan Martín Cueva, Director Ejecutivo

c.c.

Iván Orosa Paleo,  Delegado del Ministerio de Cultura y Patrimonio

Gonzalo Ponce Leiva
, Delegado del Ministerio de Industrias y Productividad

Ramiro Rodriguez, Delegado del Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual

Wilma Granda Noboa, Delegada de la Casa de la Cultura Ecuatoriana

Arturo Yépez Zabala, Representante de los Productores

José Zambrano Brito, Representante de los Directores y Guionistas

 

Estimado Director y Miembros del Consejo Nacional de Cine,

La recientemente creada Asociación de Guionistas y Directores ecuatorianos de cine independiente (GDE), en respuesta al pronunciamiento del CNCine del 18 de enero de 2016, expresa.-

Comprendemos que la coyuntura económica del país implica la disminución del presupuesto de todas las instituciones públicas. Nos parece lamentable, sin embargo, que esa reducción, en el caso del Consejo Nacional de Cinematografía, sea de casi un 60%. Esto refleja que la importancia estratégica del sector audiovisual aún no es reconocida por las autoridades nacionales, específicamente las de cultura. Para una institución que maneja un presupuesto anual tan pequeño en relación a su ejecución y resultados efectivos, nos parece innecesaria una reducción tan severa.

Ante esta realidad, consideramos que es urgente tomar medidas para minimizar el impacto de este recorte y creemos que las decisiones tomadas por el Consejo, las cuales ha hecho públicas en el comunicado del 18 de enero, son desacertadas y requieren ser revisadas. Solicitamos, entonces, que en la próxima reunión del CNCine, éstas sean reconsideradas en base a los siguientes argumentos:

  1. La razón de ser del Consejo de Cine y lo que ha dinamizado al sector cinematográfico en estos ocho años ha sido la convocatoria anual a concurso público para la entrega de ayudas del Fondo de Fomento Cinematográfico. Sería gravísimo que, en este año, la convocatoria se suspenda. Sentaría un precedente nefasto sobre las competencias del Consejo de Cine y su pertinencia hacia el futuro.

La prioridad para el Director Ejecutivo y para los miembros del Consejo en su conjunto tendría que ser, entonces, la consecución de fondos suficientes para realizar una convocatoria, a mediados de año, que abarque todas las categorías principales para las cuales el fondo fue creado: Formación – Guión – Desarrollo – Producción – Postproducción y Distribución-Exhibición.

En este sentido, consideramos que las acciones planteadas por el Consejo para la consecución de fondos, son erráticas: ni el trámite legislativo de la Ley de Cultura, ni las gestiones con entidades internacionales, ni el financiamiento privado resultan coherentes como posibles fuentes de financiamiento. No existen precedentes que permitan pensar que, por esa vía, será posible financiar la convocatoria de este año.

Creemos que sólo la gestión ante instituciones públicas del sector cultura resulta realista y pertinente. Cabe anotar, a propósito de este tema, que el Ministro de Cultura Guillaume Long, en reunión mantenida el lunes 23 de noviembre de 2015, por iniciativa suya, con varios representantes del sector audiovisual, manifestó públicamente que el fondo del CNCine para el 2016 estaba garantizado y no sufriría recortes. Corresponde al Consejo Nacional de Cine, entonces, exigir el cumplimiento de este compromiso.

  1. La decisión del Consejo de emplear los únicos fondos existentes a la fecha (229 mil USD) para poner en marcha un mecanismo de “estímulos automáticos para la exhibición” y ampliar “la red de espacios del Sistema Nacional de Difusión y de su banco de contenidos”, nos parece improcedente, por dos razones principales:
  1. A. Ninguno de los dos proyectos conlleva concurso público de merecimientos, lo cual, a nuestro entender, vulnera el principal valor del CNCine como institución en estos años: la entrega de ayudas basadas en la calidad de los proyectos, establecida por jurados calificados, en su mayoría extranjeros. Esos mecanismos son virtuosos porque limitan la discrecionalidad en la asignación de fondos así como potenciales prácticas clientelares que son extremadamente nocivas en el manejo de recursos públicos.
  1. B. No vemos razones de peso para priorizar la difusión y exhibición (por sobre otras áreas del audiovisual) en un año en el que, justamente, no hay financiamiento asegurado para categoría alguna.

Valga la oportunidad para señalar que, de estar bien regulado o, como parte del fondo de fomento, los estímulos a la exhibición nos parecen una opción válida. No así en un año de crisis.

Creemos, por otra parte, que el Sistema Nacional de Difusión “Territorios de Cine”, requeriría ser evaluado y revisado antes de seguirse implementando. La prioridad del CNCine tendría que ser el fomento a la distribución y difusión independiente, no asumir el rol de distribuidor, agente de ventas o difusor de contenidos.

  1. Además de la gestión para asegurar la convocatoria a concurso en 2016, nos parece fundamental que el Consejo de Cine permanezca vigilante en relación al articulado sobre Cine y Audiovisual de la Ley Orgánica de la Cultura que estaría próxima a aprobarse. Creemos que ahí, más que en ninguna otra instancia, está en juego el futuro del sector, toda vez que ese articulado definirá los alcances de la institucionalidad y el fomento del cine y el audiovisual para las próximas décadas.

Finalmente, en calidad de guionistas y directores que reivindicamos el valor cultural de la creación independiente, queremos aprovechar esta carta para expresar nuestro profundo desacuerdo con el discurso persistente del CNCine, que señala los supuestamente deficientes resultados de taquilla como “el problema” del cine nacional.

Creemos que es fundamental que la ciudadanía empiece a diferenciar “impacto cultural” de “éxito de taquilla” y el CNCine tendría que ser el primero en colocar esos temas en el debate público. Las políticas culturales de un país no pueden estar subordinadas ni regidas por los resultados numéricos del cine en el mercado. Le corresponde al CNCine valorar la diferencia entre la calidad y diversidad de las obras y la cantidad de espectadores que cada una convoca.

Por todo lo anterior, estaremos atentos a las decisiones que adopte el CNCine en las próximas semanas y siempre dispuestos a participar en lo que sea necesario para que la nueva Ley Orgánica de Cultura incorpore, de manera clara y contundente, los avances que son indispensables para el futuro del país en el ámbito audiovisual.

Le apostamos a una institución fuerte, competente y comprometida, que vele por el crecimiento del sector en beneficio del país. Lo que no se institucionaliza, se clienteliza.

Atentamente,

Los Directores.

Firman en orden alfabético:

DARÍO AGUIRRE

DANIEL ANDRADE

JAVIER ANDRADE

DIEGO ARAUJO

VÍCTOR ARREGUI

ANA CRISTINA BARRAGÁN

RAFAEL BARRIGA

GABRIELA CALVACHE

SEBASTIÁN CORDERO

VIVIANA CORDERO

ALEXANDRA CUESTA

JUAN CARLOS DONOSO

ANA CRISTINA FRANCO

YANARA GUAYASAMÍN

JOSE ANTONIO GUAYASAMÍN

TANIA HERMIDA

MATEO HERRERA

ANAHÍ HONEISEN

JOSEPH HOULBERG

JAVIER IZQUIERDO

JUAN SEBASTIÁN JÁCOME

TITO JARA

GABRIELA KAROLYS

JULIANA KHALIFÉ

ALFREDO LEÓN

AMAIA MERINO

FERNANDO MIELES

IVÁN MORA MANZANO

MAYFE ORTEGA

PAVEL QUEVEDO ULLAURI

MARÍA FERNANDA RESTREPO

LISANDRA RIVERA

MICAELA RUEDA

MANOLO SARMIENTO

PABLO ARTURO SUÁREZ

CARLA VALENCIA

DANIEL VARELA

PEPE YÉPEZ

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