Ecuador: El Jazz suena en Quito

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La noche del jueves pasado, la segunda fecha del XII Ecuador Jazz 2016 se dio en el Teatro Nacional Sucre. El marroquí Hassan Hakmoun, con las 3 cuerdas de su sintir entre manos, fue la novedad del evento.

A este instrumento norafricano (el sintir), semejante al laúd, Hakmoun le adaptó una conexión eléctrica que permite ampliar sus tonos a través de una pedalera. De eso ya ha transcurrido un cuarto de siglo, en el que la música gnawa, del Norte de África, se fusiona con rock, reggae, pop y, por supuesto, jazz. Que el músico haya compartido escenarios con artistas de la talla de Paula Cole y The Kronos Quartet, Don Cherry, Peter Gabriel o David Sanborn hizo que su audiencia se duplicara luego del interludio, al que le antecedió Yurgaki.

 

El folclor de Colombia, Ecuador y algunos sonidos afrocaribeños conforman las composiciones de Yurgaki, una agrupación americana que se enmarca en un colorido latin jazz. El grupo nació como un trío, en 2009, en Barcelona, España, donde planeó su hoja de ruta sonora por Europa, África, Asia y América Latina. La presentación en Ecuador Jazz incluyó a los músicos ecuatorianos Gandhy Rubio (saxo alto y tenor) y Diego Minda (percusión). Entre los temas destacados que ejecutaron estuvo ‘Fast Start’, del bajista y contrabajista Felipe Varela; y la cultura gitana matizó su repertorio, el cual brilló con canciones de su tercer disco, Tres Nuevas Formas de Respirar Bajo el Agua.

El festival se extenderá hasta el domingo 21 de febrero y, anoche, el tecladista Jason Lindner, quien colaboró -según el diario La Nación, de Argentina- con el recientemente fallecido David Bowie en el disco Blackstar, se presentará al frente de NY Gypsy All Stars, un grupo multiétnico que fusiona las músicas de Los Balcanes con el funk. Esta noche, la presentación de la cubana Yusa es otra de las novedades del cartel. La multiinstrumentista, cantante y compositora caribeña fusiona son, bossa, funk y rumba gracias a la poesía de sus canciones jazz. Eso le ha permitido obtener, por 3 ocasiones, el reconocimiento mayor que una música puede recibir en su país: los Premios Cuba Disco. Club D’Elf, proveniente de Boston, Estado Unidos, es un proyecto liderado por el bajista Mike Rivard que incorpora elementos del folklore y la electrónica y que cerrarán la cuarta fecha, luego de Yusa.

Las cantantes brasileñas Luciana Souza y Rosa Passos, el soulero Lee Filds junto a su grupo The Expressions y la cantante norteamericana Catherine Russell completan la oferta, antes de un cierre al aire libre a cargo del también africano (Malí) Cheick Tidiane Seck, y Paíto y los Gaiteros de Punta Brava (música tradicional colombiana). La curaduría del evento estuvo basada en la idea del jazz como lenguaje aglutinante, le explicó Fabiola Pazmiño, directora del festival, al periodista argentino Humphrey Inzillo, quien dio el jueves un taller titulado ‘¿Cómo preparar una entrevista?’, en el marco del Encuentro de Periodismo musical y gestión cultural que es parte de Ecuador Jazz 2016.

“Es un festival muy ligado a las raíces africanas del jazz y busca concentrar los sonidos del mundo a través de los diferentes dialectos del género”, dijo Pazmiño a Inzillo, quien colabora con La Nación. Mañana, el violinista Tadashi Maeda acompañará a la Orquesta de Instrumentos Andinos, agrupación que acaba de cumplir 25 años de trayectoria al son tradicional de sus quenas, zampoñas y charangos. El virtuosismo del sintir en las manos de Hakmoun Las raíces musicales de Hassan Hakmoun se encuentran en la tradición gnawa e islámica de su país natal, Marruecos.

Los esclavos del oeste de África de hace cientos de años son los responsables de la migración sonora que heredó, un síncope de melodías típicas de la región. Los coros y el baile generan un trance hipnótico en sus escuchas, para evocar los espíritus protectores y deshacerse de demonios y enfermedades, según las creencias en torno a este tipo de composiciones. A sus 4 años, Hakmoun fue testigo, por primera vez, de una ceremonia ritual, lo que lo influenciaría de por vida. El portal web que utiliza el músico (hassanhakmoun.com) explica que “el sintir es una especie de laúd con tres cuerdas pulsadas y una caja de resonancia de madera recubierta con piel de camello. El peculiar sonido producido por el sintir, por un lado, es comparable al del bajo, pero, a la vez, la vibración que produce también recuerda el sonido del banjo.

Teniendo en cuenta que su caja de piel de camello se utiliza para hacer percusión, funciona bien como instrumento solista y como base de composición”, la que le otorga al sexteto una huella indeleble en la memoria de quienes los conocen.

 

Publicado en el Telégrafo

 

 

 

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