Punk contra el acoso machista

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Tres chicas caminan por la calle. Un hombre se acerca a ellas y les hace un comentario que nadie le ha pedido. Una de las tres saca una pistola, le apunta a la cara y dispara… una ráfaga de confeti. Después, las tres le gritan frases de una canción que dicen «eso que tú hiciste hacia mí se llama acoso, si tú me haces eso de esta forma yo respondo», «si esto fuera el metro, no dudaría un momento de que tus manos en mis nalgas ya estarían adentro», «no tienes derecho y lo que haces es de un cerdo».

Así es la performance de las mexicanas Hijas de Violencia contra el acoso callejero y el machismo que las mujeres sufren a diario. A finales de enero de 2016, un vídeo sobre esta acción difundido por AJ+ se convirtió en un fenómeno viral que supuso la tarjeta de presentación mundial para este colectivo de intervención artística que funde el teatro, el punk –la canción es suya, se titula ‘Sexista punk’ y la grabaron a mediados de 2015– y la acción directa irónica y divertida frente a las agresiones machistas.

Hijas de Violencia se formaron en 2013 cuando Ana Beatriz y Ana Karen coincidieron en la Escuela Nacional de Arte Teatral de Ciudad de México. Empezaron a preparar una obra de teatro sobre lo que significa ser mujer, «sin algún enfoque feminista aún pero a lo largo de la investigación escénica fuimos descubriendo el feminismo y lo investigamos en nuestro discurso. El laboratorio escénico desembocó en la exploración de la performance y la acción en calle», explican a Diagonal.

En esa indagación teatral abordaron las diferentes formas de violencia cotidiana y normalizada que sufren las mujeres. Les impresionó sobremanera el acoso callejero – «descubrimos que era la muestra más pura de la legitimización de la violencia machista en el espacio público y a la vista de todas»– y se dieron cuenta de que el escenario se les quedaba pequeño para la urgencia y el impacto que querían causar: «Pensamos en una acción simbólica que pudiera lograr que, ante el acoso, la reacción fuera mirar al acosador y desaprobar su agresión en lugar de revictimizar a la mujer», comentan.

De esa necesidad nació la intervención en la calle con sus «inofensivas» armas: pistolas de confeti y una canción punk. «No lastiman al agresor pero simbólicamente es una respuesta que genera un impacto y sorpresa que no espera recibir el agresor, con esto el rol de poder cambia. El acosador normalmente niega haber acosado y trata de huir ante el miedo de ser ridiculizado. Es ése el objetivo de la performance: mostrar las asimetrías de poder en el espacio público y subvertirlas a través de una acción simbólica y divertida», señalan.

En 2015 el dúo se convirtió en trío, con la incorporación de Betzabeth Estefanía. Entre sus referentes citan a Pussy Riot –»ellas dicen que para hacer punk sólo necesitas tener algo que decir»–; Alicia Murillo por su proyecto ‘El cazador cazado’ en el que «propone confrontar a los acosadores y los graba»; y la actriz argentina Malena Pichot. «Nosotras utilizamos herramientas escénicas para nuestras acciones y buscamos referentes que rompan con la victimización y propongan acciones subversivas desde la comedia, la ironía y la irreverencia», explican.

El nombre del colectivo alude a otra de susgrandes fuentes de inspiración y juega con el doble sentido. Violencia Rivas, el personaje creado por el comediante argentino Peter Capusotto, es algo más que un espejo en el que se miran.»Es una vieja de mierda, dice ella y además es la precursora del paaaank. Definitivamente era nuestra madre. Somos las hijas de Violencia Rivas. También jugamos con la palabra violencia como sustantivo. Somos resultado de nuestro contexto violento. Somos las hijas de Violencia y de violencia, también».

El éxito del vídeo les ha acarreado tener que lidiar con la respuesta machista en redes sociales. Han llegado a recibir mensajes con amenazas de secuestro y violación. Ellas saben que es la reacción habitual que suelen sufrir las feministas y, además de pedir medidas de seguridad urgentes contra el ciberacoso, analizan el alcance de su acción: «Se ha generado una polémica a partir del vídeo sobre si hacer un comentario positivo hacia nuestros cuerpos es agresivo. Eso nos agrada pues es poner sobre la mesa algo que aparentemente no tenía ningún problema. Decimos aparentemente porque muchas mujeres han salido a decir que no quieren esos comentarios ‘positivos’ hacia sus cuerpos si vienen de una persona extraña a quien no le han consultado su opinión. Muchos hombres responden negativamente ante la acción pues aceptarlo significaría tener que asumir la responsabilidad de cambiar su conducta».

También han contado con muchas respuestas positivas de mujeres a las que su intervención les puede servir como ejemplo en un modelo de retroalimentación que les da fuerzas para continuar, según reconocen. «Hay muchas hijas de Violencia que se identifican con nosotras pues viven el problema del acoso todos los días al transitar los espacios públicos. El acoso no es particular de un contexto mexicano ni de un estrato social. Nos escriben mujeres, sobre todo jóvenes de entre 13 y 25 años, entusiasmadas diciéndonos que las motivamos a responder al hostigamiento cotidiano. Eso nos motiva a nosotras a seguir nuestras acciones».

En 2016 quieren grabar una nueva canción, dedicada a la menstruación, a la que acompañarán con una nueva acción directa. Lo suyo, saben, es una carrera de fondo con un trofeo muy valioso: «Parece que para la sociedad un grupo de tres jóvenes armadas con pistolas de confeti y una canción es escandaloso, pero a la sociedad parece ya no sorprenderle los feminicidios que vivimos a diario. Nuestras vidas están en riesgo sólo por ser mujeres y el acoso es sólo la punta del iceberg. Creemos que el feminismo en México y el mundo es la única opción para combatir la violencia misógina. Lo hacemos para vivir y porque tenemos la esperanza de que algún día todas podamos salir a la calle sintiéndonos libre y no valientes».

Publicado en Diagonal
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