Sonhoras de paz para Colombia

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Algo más de un centenar de personas se dieron cita en Caracas en las instalaciones del Ateneo Popular, el jueves 7 de abril, desde las 4 pm para la la presentación de la iniciativa Colombia: sonhoras de paz, que se constituye en un llamado de un conjunto de cultores, organizaciones sociales, comunitarias y populares de Venezuela a sumarse con trabajo político y cultural a la exigencia del pueblo colombiano para que se firme un acuerdo político entre la Insurgencia y el Gobierno que permita la salida al conflicto social y armado que padece Colombia.

Entre las organizaciones que participaron en este evento solidario se encontraban: La Escuela de Feminismo Popular, OPR Corredor Noroeste, Consejo Comunal Campesino Hugo Chávez Frías, A.C. Divas de Venezuela, Colectivo Surgentes, Cooperativa Audiovisual La Celula, Frente Cultural de Izquieda, Colectivo Taima Teatro, Alba Tv, Radio Comunitaria Alí Primera, Brigada Darío Santillán (Argentina), Brigada Internacionalista Che Guevara (Argentina), entre otros.

Como expresión del trabajo a realizar en sonhoras de paz, se lanzó el video de Shaman de Área 23 y el muralista militante Shamaniko pintó en el transcurso de la actividad un homenaje a la paz de Colombia.

En tanto, un conjunto de organizaciones sociales políticas y artistas de Colombia y Chile enviaron sus saludos y la promesa de sus aportes artísticos, entre ellos Intifada, Skampida, Rema ACPP, Graeco Teatro, La Severa Matacera, etc.

Para Yoandy Medina de la Escuela Popular de Agricultura Urbana: “Este evento nos permite ir rompiendo el cerco mediático que han tendido entre Colombia y Venezuela; permite integrar nuestras identidades desde el sentir expresado en un arte que refleja que somos los mismos, nos conecta con nuestras luchas más allá de los nacionalismos chauvinistas en la perspectiva del horizonte socialista”.

Edwin Rodríguez de la Alianza Sexo Género Diversa Revolucionaria (ASGDRe), considera que “Colombia necesita urgentemente la paz para comenzar, como ya se ha hecho en Venezuela a eliminar las injusticias sociales, recuperar los derechos y una verdadera cultura democrática, donde no te persigan, encierren o maten por lo que piensas; por otra parte, la terrible guerra que ha vivido Colombia debe servirnos de ejemplo de lo que no debe pasar aquí, nos negamos que en medio de esta crisis la derecha pretenda imponernos ese modelo perverso de persecución y guerra sucia contra el movimiento popular”.

En este momento de arremetida del imperialismo en Nuestra América contra los Gobiernos progresistas, “desde los pueblos debemos fortalecer la unidad como estrategia. No perderemos el horizonte ni el legado de quienes han luchado hasta el final. Sonhoras de paz se traduce en unidad, política y arte militante como divisas”.

Poemas, canciones y un canelazo amenizaron el encuentro que culminó en horas de la noche.

Publicado en La Cultura Nuestra

 

Colombia: son horas de paz

La paz no se decreta. No es algo que deba ser a juro, porque le da la gana que así sea en un espacio y tiempo determinado a unas cuantas personas. La paz se construye en un diálogo no siempre fraterno pero si respetuoso y reconocedor de la otredad válida para la interlocución.

Colombia: SonHoras-de-paz-logo
SonHoras de paz, logo

Una serie de organizaciones y movimientos sociales decidieron sumar sus manos, música, vidas, cantos, poemas, corazones, producciones plásticas, pulmones, obras musicales y teatrales, pies para la gestación (en esfuerzo colectivo) de una estrategia comunicacional para la reflexión llamada “SonHoras de paz”.

SonHoras de paz se despliega en pancartas, se dibuja en graffitis, se admira en la web, se canta en Mérida. Atraviesa los límites de Venezuela, se vuelve abrazo en Colombia y se va rodando Suramérica abajo hasta la puntica más austral de nuestro continente.

Y es que no basta que las figuras visibles de la política colombiana se reúnan y dialoguen, también las bases campesinas, obreras, estudiantiles y, en fin toda la población, debe involucrarse urdiendo y tramando la convivencia humana.

La paz no se compra. No es un presente que se adquiere en el quiosco neoliberal. No basta que los ejércitos se desmovilicen, se entreguen las armas, se suscriban acuerdos políticos.

Ya en 2006, al desmovilizarse y disgregarse las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia, surgieron bandas criminales, clanes entrenados para muerte y destrucción.

Según la Defensoría del Pueblo de Colombia, el Clan Úsuga está presente en casi todo el territorio colombiano (22 de los 32 departamentos) dedicado al robo, secuestro, extorsión, asesinato, mutilación. Según el programa “Somos defensores” han sido agredidos 2 244 defensoras y defensores de derechos humanos, de estas personas, 1687 recibieron amenazas, 346 fueron asesinadas, 206 fueron víctimas de atentados, 131 detenidas arbitrariamente, 29 judicializadas y 16 desaparecidas.

En cuanto a responsabilidad por violación de derechos humanos, el paramilitarismo lleva la delantera. Desde una visión crítica, los crímenes cometidos por estas fuerzas armadas no se deben confundir con delitos comunes.

El conflicto social y armado en Colombia no tendrá un fin estable mientras no se corrijan las causas que le dieron origen. El infierno desatado con un dedo en el gatillo solo se apagará con la lluvia fresca y generosa de la verdad y la justicia.

 

Publicado en Periodistas

 

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