Cruz-Diez: “Todo artista es un experimentador del lenguaje”

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Carlos Cruz-Diez abandonó el lápiz en 1995. Desde entonces construye sus discursos cromáticos con la computadora. Dice que las posibilidades son inconmensurables. “Antes las obras eran como partitura musical: imaginaba el resultado y después de 20 días, cuando estaban terminadas, veía si era correcto o no. A veces tenía que destruirlas. Hoy puedo ver la pieza antes; ahorro tiempo”, afirma por teléfono desde Panamá.

Pero de todas maneras, el maestro cinético destruirá su obra. Lo hará como parte de su propuesta expositiva que se presenta en el país:Efímeras. Inaugurada el domingo en La Caja del Centro Cultural Chacao, la muestra se compone de obras enviadas electrónicamente que, luego de la clausura, serán eliminadas.

“Esas piezas son efímeras porque así es una exposición: un espectáculo. Es como un concierto al que uno va y recibe información, luego la disfruta en el recuerdo. En el espíritu queda lo que eso nos transmitió. Esa es la idea. Yo puedo enviar exposiciones de grandes formatos y llenar un museo a distancia. He hecho exposiciones en China y Corea con piezas enviadas por data. Hay cuadros de 20 metros que si fuesen en físico todo el tema del embalaje y transporte sería costosísimo y tal vez no se podría lograr. Al final es el mismo efecto: mostrar el trabajo. Si alguien está interesado en poseer una obra, me dice qué dimensión y se la hago en un soporte estable, para que la adquiera de manera tradicional”, indica.

Este método de trabajo responde a una premisa irrefutable: el creador de 92 años de edad ha hecho un esfuerzo diario a lo largo de su vida para ser un representante de su tiempo y utilizar las herramientas que cada década le ofrece: “Hoy en día hacer arte es muy distinto a lo que fue el Renacimiento o el Romanticismo. Ha pasado a ser reinvención, reflexión. Hoy en día nos domina el instante”.

Efímeras, que estará abierta al público hasta el domingo 5 de junio, reúne piezas como Couleur additive worn, Inducción a doble frecuencia, Color aditivo y Couleur a l’espace. En ellas, así como en todas las demás, se generan diálogos entre la mirada y el tiempo, privilegiándose la condición de la postimagen.

La permanencia del discurso. Cruz-Diez no crea cuadros: son soportes y acontecimientos. No le ha interesado nunca la contemplación pasiva, ni el trabajo sobre un hecho pasado. Lo suyo es el instante. La participación del espectador, que se desplaza, que cuestiona, que hace del color algo más que un fenómeno visual.

—¿Considera que ha cambiado su obra?
—Yo sigo investigando. Me hice la disciplina del investigador. Todo el tiempo buscando nuevas funciones, porque el color es un hecho que llena de sorpresas, cada obra me sugiere otra. Hay cosas que no había pensado, que no había descubierto, y así continúo para inventar y dar soluciones a la propuesta. Todo artista es un experimentador del lenguaje.

—¿El artista no está obligado a reaccionar a los acontecimientos de su tiempo?
—Se confunde que el arte debe estar comprometido con los hechos circunstanciales como política y economía. Son circunstancias que se modifican y nada tienen que ver con la permanencia del discurso del arte. Ellas cambian, se resuelven. La reflexión sobre el hombre y su condición ante la humanidad, ante el universo, son fundamentales como la vida, el tiempo, el espacio.

—De todas formas, los creadores también son seres políticos…
—Claro que sí. Pero eso no significa que lo vas a hacer en tus cuadros. A mí me gusta el beisbol, pero no he pintado jugadores de pelota.

—¿Qué es eso que aún lo sorprende?
—Todas las cosas. Estoy fascinado de estar viviendo este momento. Es una época de asombro. Lo que va a desarrollarse es el germen de nuevas civilizaciones y nosotros estamos presentes en la construcción e invención de un nuevo mundo. Somos privilegiados.

—¿No teme repetirse?
—El repetirse es un problema de pereza. Pero en este caso, conseguir un discurso que tenga algún interés es algo que toma la vida entera y no lo vas a tirar a la basura. Inventas una pequeña cosa y lo tienes que desarrollar, llevarlo a su máxima consecuencia. No somos capaces de inventar muchas cosas. Hasta los físicos crean una fórmula, no 40. Un artista hace un esfuerzo inmenso por generar una propuesta y hacerla más densa con el pasar de los años.

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