El Salvador: performance en contra de la violencia obstétrica

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Con una estatua humana, la artista Hiliana Turcios denunció en la Plaza de la Salud en el centro de San Salvador la violencia con que el sistema médico aborda la salud de las mujeres. La pieza fue además un homenaje a los bebés no nacidos y un mensaje de solidaridad hacia madres que han sufrido esa pérdida. En El Salvador el aborto involuntario y la muerte fetal intrauterina siguen siendo temas silenciados.

Emmety Pleitez

En mayo de 2014 Hiliana se presentó a emergencias del Hospital 1º de mayo con la sospecha de que algo iba mal con su embarazo. Los doctores confirmaron que el bebé de Hiliana había fallecido dentro del vientre y continuaron a brindarle la atención médica correspondiente.

Para la artista esta fue una experiencia difícil no solo por el hecho de sufrir esta pérdida, sino también por el maltrato por parte de los doctores que abordaron su caso y el de otras mujeres en situaciones similares.

Ella presentó una denuncia escrita contra los médicos que la atendieron en la Dirección del Instituto Salvadoreño del Seguro Social unos días después de ser atendida y, a la fecha no ha recibido respuesta y eso le ha motivado a buscar otros medios para denunciar.

Comenta que el trato brusco es una experiencia generalizada por el sistema de salud, que pone poca consideración a la salud de las mujeres. “Desde que una entra a emergencias y tiene que afrontar ese proceso sola, no permiten acompañantes. Luego los doctores lo que muestran es desinterés y maltrato”. Hiliana opina que las mujeres en situación de aborto involuntario no se quejan en Servicio Social o en otras entidades por miedo a recibir represalias mientras están siendo atendidas, o porque no se está acostumbrada a hablar de estos temas.

De acuerdo a la OMS y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la violencia obstétrica puede definirse como el tipo de violencia ejercida por los profesionales de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres. Esta clase de violencia se expresa mayoritariamente, aunque no con exclusividad, en el trato deshumanizado hacia la mujer embarazada, en la tendencia a patologizar los procesos reproductivos naturales.

Esta deshumanización es la que comenta Hiliana en su experiencia, “el sistema de salud no los toma como bebés, si no como residuos patológicos y eso no es justo porque para nosotras sigue siendo nuestro hijo. En mi caso, a mí no me preguntaron si quería yo conservar el cuerpo y enterrarlo. Cuando yo pregunté ya solo me dijeron eso se fue a patología y después se desecha con los residuos”.

Violencia obstétrica es negar información, practicar cesáreas innecesarias, inyectar fármacos cuando no corresponde, maltratar verbal y físicamente a las embarazadas antes, durante y después del parto; de acuerdo a documentos de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de México; y en conjunto absorbe todas las acciones que obstaculicen el acceso de las mujeres a un parto humanizado.

La Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia Hacia Las Mujeres, aprobada en el año 2009 demanda políticas públicas orientadas a la detección, prevención, atención, protección, reparación y sanción de la violencia contra las mujeres; a fin de protegerlas contra cualquier tipo de violencia, incluida la que afecta su integridad física y moral y sus derechos sexuales y reproductivos.

Para Hiliana, su acción es también una forma de cerrar un círculo, un proceso de sanación motivado a partir de la exposición al público de esta pieza artística. “Sentir la reacción de la gente y que se queden viendo el rótulo, son experiencias bonitas para mí. Me da la esperanza de que esto tal vez va servir para empoderar y hacer que las mujeres, que se pronuncien, que exijan sus derechos y la protección que se debe ejercer en las salas médicas y las salas de parto”.

Publicado en Voces
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