El cervantismo puertorriqueño del siglo XXI

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Como en el noveno capítulo de la primera parte del Quijote, en que un narrador entusiasta, uno de los muchos que encontramos a lo largo de sus páginas, se da a la tarea de seguirle la pista a la historia de nuestro caballero andante, así yo he emprendido la misión de trazar la aportación de los puertorriqueños a los estudios cervantinos, que bien podría figurar entre los episodios de la célebre novela. Digo estas palabras sin ánimo de parecer jactanciosa, sino más bien para señalar sin más las peripecias, los sinsabores y las agradables sorpresas que salpican mi investigación. En primer lugar, pecando de ingenua, pensé que para seguirle las huellas al cervantismo puertorriqueño del siglo XXI bastaba con dirigirme al catálogo de la Colección Puertorriqueña de la Biblioteca Lázaro, como quien consulta en los anales de La Mancha, y hallaría, sin demasiado esfuerzo, la lista, en orden alfabético, de nuestros principales cervantistas contemporáneos, así como la ficha bibliográfica de sus estudios. Como pueden suponer, nada más lejos de la verdad. Las aportaciones de los cervantistas puertorriqueños se encuentran dispersas en libros y revistas publicados dentro y fuera de país, y no están catalogadas ni registradas, al menos, no en su conjunto. De hecho, esta investigación me ha hecho notar que hace falta la identificación de la procedencia de los autores en las fichas bibliográficas disponibles en las bases de datos, para poder reconocer los lugares donde se produce el conocimiento. Esta información es de absoluta relevancia, ya que, en nuestro caso, Puerto Rico no es un centro editorial ni cultural con la visibilidad de España, México y Argentina. Por lo tanto, el dato de la procedencia de los autores permite tener una idea de dónde se produce la crítica cervantina en la actualidad. Antes estas dificultades, con gusto, he tenido que echar mano de la estrategia investigativa más antigua y efectiva de todas: la de consultar directamente, en persona o por correspondencia, con especialistas en el tema, que me condujeran a otros en una larga cadena colaborativa que, afortunadamente para mí, aún no cesa de dar frutos. Les adelanto que esta investigación está lejos de haberse completado y solo representa una muestra del largo camino que queda por recorrer.

Unas de las fuentes principales de las que emana el cervantismo puertorriqueño contemporáneo lo es, el curso del Quijote, ofrecido en la actualidad por la doctora Luce López Baralt, y que antes había sido impartido por estudiosos de la talla de Antonio S. Pedreira, Federico de Onís, Ileana Viqueira y Margot Arce de Vázquez, entre otros. Hay que destacar que este curso ha sido un ofrecimiento fijo en nuestro departamento, bastante taquillero, por cierto, en estas primeras décadas del siglo XXI, justamente en momentos en que el estudio de Cervantes a nivel universitario ha ido decreciendo en los últimos años, especialmente en los Estados Unidos. Es decir, que nuestros estudiantes se gradúan habiendo leído, y bien, El Quijote. Cabe decir lo mismo de otros cursos graduados y subgraduados que tocan temas cervantinos en nuestra Facultad. Sin duda, es algo de lo que debemos enorgullecernos. De estos cursos ha surgido el germen de varias tesis del Programa Graduado del Departamento de Estudios Hispánicos de nuestro recinto, defendidas durante los últimos años como: “La frase ‘quienquiera que seas’ en el Quijote” (2002) y “El galgo de su autor” y otros perros escriturarios: el símbolo del can en la obra de Miguel de Cervantes” (2015) de Niévelyn Santos Santana; El cromatismo y su sentido simbólico en el Quijote de Cervantes (2005) de Marta Calero Meléndez; Que la madre no la tengo, por mayor desgracia mía’: acerca de las figuras paternas y maternas en la prosa narrativa de Miguel de Cervantes (2008) de esta servidora; y La mandala como símbolo estructurante del Persiles (2013) de Medardo Rosario. Alejandro Carpio, por su parte, le dedica un capítulo de su tesis El rechazo al amor en la prosa del Siglo de Oro (2009), al episodio pastoril de Marcela y Grisóstomo, que, a su vez, tuvo su germen en su artículo en la Nueva Revista de Filología Hispánica, Los deseos de Tomás y Marcela (2007). En la misma revista también se publicó un artículo de esta servidora vinculado estrechamente con el tema de mi tesis doctoral, Preñada estaba la encina: de los nuevos nacimientos simbólicos sin madre hasta la inesperada armonía paterno-filial en Los trabajos de Persiles y Sigismunda (2013). Resta mencionar en este apartado la nueva cepa de jóvenes cervantistas, matriculados actualmente en el curso del Quijote, entre los que se encuentran Miguel Hernández y Kevin Matos, quienes participan en esta actividad.

Luce López Baralt, reconocida cervantista puertorriqueña, cuyos estudios aparecen consignados en la bibliografía de la nueva edición del Quijote de la RAE, trabaja en la redacción de su libro Cervantes en diálogo con el islam, del que nos ha ofrecido interesantes primicias, publicadas en libros y revistas, como El cálamo supremo de Cide Hamete Benengeli (2002), Un morisco Ricote de carne y hueso nos habla de la angustia secreta de su exilio en Berbería (2007), Apostillas árabes a un chiste cervantino: Cide Hamete Berenjena (2009) y El tal de Shaibedraa (Quijote I, 40) (2013). Aguardo con entusiasmo la publicación de este libro que pone de manifiesto la importante influencia musulmana en la escritura cervantina mediante la lectura en clave islámica de aspectos tan variados y disímiles como la extraña pluma colgada de una espetera, el ajuar de un historiador arábigo o las posibles motivaciones para el uso repetido de un apelativo. Es importante resaltar que en Puerto Rico, gracias en gran medida a los acercamientos críticos de López Baralt, bebemos de la fuente de los estudios de Américo Castro y su interpretación de la historia y la literatura españolas, que si bien aquí lo damos por sentado, realmente es un mérito, pues en otros lugares del mundo no se lee a Cervantes desde estas coordenadas, especialmente en diálogo con las culturas semíticas. Aquellos que hemos presentado nuestros trabajos en foros en el extranjero sabemos de la extrañeza e, incluso, hasta resistencia, con la que nuestros asedios se reciben en ocasiones.

Hay quienes afirman que mis siguientes pasos por los intrincados caminos del cervantismo puertorriqueño contemporáneo me llevaron a la oficina de la Dra. Carmen Rita Rabell, quien me colocó ante una nueva pista: la de los estudiosos puertorriqueños en el extranjero. El Dr. Luis Manuel Girón, profesor en la Universidad de Harvard y discípulo también de López Baralt, publica el estudio erudito En el corazón del Quijote: La cuestión de la épica en prosa (2008), junto al reconocido cervantista español Francisco Márquez Villanueva, en el que se resalta la reflexión amplia e inteligente de Cervantes, adelantada al Pinciano, de que el lector es el juez supremo del arte de la ficción literaria.

Esta investigación me puso en conocimiento de la prolífica y valiosa aportación de la Dra. María Mercedes Carrión al campo de los estudios cervantinos puertorriqueños, esta vez, desde Emory University, en Atlanta. Su Don Quijote’s ingenio. Marriage, Errantry, and Queerness in Early Modern Spain (2005) analiza el arte de errar como una quijotesca lectura queer del matrimonio, mientras que en El amor en tiempos del cólera o el arte de esperar en Don Quijote (2007), propone que para el hidalgo manchego el amor no funciona como catalítico de una historia de reproducción de sujetos e historias oficiales, sino que convierte en actores principales a sujetos que parecían raros o impensables en el contexto ideológico de dominación y violencia de la época. En su interesantísimo Subject Stages: Marriage, Theatre and the Law in Early Modern Spain (2010), dedica un apartado a analizar el entremés “El juez de los divorcios”, en el que observa la revelación de deseos que no están dirigidos a la procreación como propósito que el derecho civil y canónico daba al matrimonio. Finalmente, en su After thought. Devotion, Teresa de Jesús, and Miguel de Cervantes (2016), realiza, entre otras cosas, una relectura de los seis capítulos ducales de la segunda parte del Quijote como una reescritura del Castillo interior de Santa Teresa, a la luz del concepto del “after thought” como una estrategia de lectura del arte, la religión y la espiritualidad en la España Moderna. Por su parte, Luis Avilés, de la Universidad de California en Irvine, es el autor de, entre otros trabajos, un interesante estudio acerca de las formas complejas en que las zonas culturales y de cada personaje articulan una secuencia de contigüidades que pretenden reconstruir el inicio fragmentado y huidizo de la llegada de la mora Zoraida a la venta, como parte del episodio del Cautivo en la primera parte del Quijote: El Lenguaje oculto de Zoraida: tensión histórica y revelación narrativa en Cervantes (2002).

La propia Carmen Rita Rabell ha hecho aportaciones valiosas a los estudios cervantinos desde la vinculación de la literatura y el derecho particularmente, que han servido de base teórica a varios de sus alumnos para desarrollar sus propias investigaciones desde esas perspectivas provocadoras. En su libro seminal, Rewrinting the Italian Novella in Counter-Reformation Spain (2003), dedica un apartado a aplicar este acercamiento crítico en la novela corta cervantina “El celoso extremeño”, en el que se ocupa de analizar, entre otras cosas, los argumentos a favor y en contra de la infancia legal de la mujer mediante la utilización del recurso del caso ficticio. Por otro lado, su ensayo Bajo la ley: escritura de la ‘novella’ española posterior al Concilio de Trento (2007), refiriéndose como ejemplo a textos como “Las dos doncellas” de Cervantes, afirma que la supuesta dicotomía y ambigüedad de la “novella” española del Siglo de Oro es el resultado del empleo de las estrategias del discurso legal. Su alumna Ana Méndez Oliver publica su texto El metadiscurso forense en ‘La fuerza de la sangre’, de Miguel de Cervantes, en el que se analiza esta novela como un caso ficticio. La autora llega a la conclusión de que aquí el sujeto femenino adquiere una capacidad jurídica superior a la asignada socialmente al ser las mujeres, Leocadia y Estefanía, quienes restablecen la honra y el orden social. Por su parte, Lourdes Hernández Román, en su artículo Un caso ficticio en la obra cervantina: ‘El casamiento engañoso (Argentina, 2014), plantea que, en esta novela, Cervantes problematiza el tema de la honra en sus personajes, quienes se amparan en las leyes del Concilio de Trento y Las siete partidas de Alfonso X para cometer delitos. Finalmente, me resta mencionar en este apartado la tesis de Raúl Vázquez Vélez, en Literatura Comparada, Verdad, mentira, simulación y disimulo en ‘La ilustre fregona’ de Cervantes (2013), donde se analizan las múltiples formas en que Cervantes devela en esta novela el poder que poseen los textos y los discursos literarios para manipular a los lectores acríticos y deformar su visión de mundo.

En esta etapa de mi búsqueda cervantina en los anales de Borinquen, aún desconocía que me enfrentaría, tal vez, no con gigantes ni molinos, pero sí con otros escollos bibliográficos. Una tarde de investigación, en el Seminario Federico de Onís, el Dr. Náter, tomando una revista puertorriqueña entre sus manos, me preguntó, como quien no quiere la cosa: “¿Ya buscó aquí?”. Me sentí como el narrador cervantino ante los cartapacios que contenían la historia de Don Quijote, aunque estaba consciente de las dificultades de mi nueva empresa. Hasta el momento, no hay un catálogo actualizado de las revistas puertorriqueñas.

Con la ayuda del Dr. Náter, diligente como el morisco traductor, revisé todos los ejemplares disponibles en la sala y, para mi sorpresa, descubrí que las revistas puertorriqueñas albergan una buena parte de los frutos de los esfuerzos investigativos de nuestros cervantistas, así como ha servido de plataforma para que cervantistas extranjeros den a conocer su trabajo investigativo como, por ejemplo, Bruno Damiani y Manuel Durán, entre otros. Me topé con asedios a su obra desde múltiples y variadas perspectivas, pero, por razones de tiempo, solo les ofreceré una pequeña muestra de los tesoros que nos aguardan en sus páginas. Comencé con nuestra Revista de Estudios Hispánicos en la que repasé el valioso trabajo, predecesor de este, de la Dra. María Luisa Lugo, Una mirada en el espejo: la presencia de Cervantes en la Revista de Estudios Hispánicos (2008). Se trata de un recorrido por las páginas de la revista, para demostrar la presencia continua y significativa de Cervantes. Cabe destacar que la Dra. Lugo también es autora del artículo Yo sé quién soy: Acerca de cómo Don Quijote construye su identidad a través del nombre (2013), en la prestigiosa revista Cervantes, en el que propone que don Quijote encuentra su identidad justamente en la multiplicidad de sus nombres. Liliana Ramos Collado, en su Cervantes en el mamutcandungo: Manuel Ramos Otero lee el Quijote (2000), coloca a Ramos Otero en la lista de los escritores hispanoamericanos que han sabido leer muy bien a Cervantes. Por su parte, Miguel de Cervantes y Flandes (2009) de Miguel Norbert Ubarri, pretende demostrar la actitud crítica de Cervantes ante la política exterior de Felipe II con Flandes, por razones políticas, religiosas y éticas.

Celebré encontrar en las páginas de Dewey Today (2012), los trabajos de mis compañeras siglodeoristas, Deyka Otero Lugo e Ivette Martí Caloca. En su Berganza y Cipión, herederos de la tradición islámica y del discurso picaresco, Deyka explora las posibles fuentes islámicas del texto, así como su entronque con el género picaresco. Ivette, por su parte, en su provocador artículo Las muertes de Don Quijote: hacia una lectura de los epitafios del hidalgo manchego, analiza los epitafios dedicados al personaje en ambas partes de la novela, así como sus posibles implicaciones en el marco de la ambigua ficción cervantina. En la revista Exégesis, de UPR-Humacao, di con tres publicaciones de tema cervantino. La primera de ellas, de Zoé Jiménez Corretjer, La cristiana, la mora, la morisca o la mozárabe: paradoja barroca e interpretación del arquetipo femenino a través de Cervantes, Mateo Alemán y María de Zayas (2001), analiza la conducta y la caracterización de Zoraida y Ana Félix, y la de sus contrapartidas en las novelas de Alemán y Zayas, como una idealización paradójica, a manera de revaloración de una cultura compartida. Leticia Franqui Rosado, en Un acecho cervantino a La peregrinación de Bayoán (2007), persigue los trazos cervantinos en la orquestación del texto de Hostos, mientras Fernando Operé, en De Cervantes a Ercilla: entre tradición y rupturas (2005), inserta a ambos autores, con sus coincidencias y contrastes, en la tradición literaria en prosa del tema del cautiverio, presente en las letras española desde los romances fronterizos medievales. En Diálogos, revista del Departamento de Filosofía de nuestro recinto, Esteban Tollinchi, publica El gusanillo de la realidad en el Quijote (2006), donde reflexiona acerca del problema de la relación del arte y la filosofía, el binomio de las apariencias y la realidad.

Al Dr. Náter, le debo también otra pista importante en mi investigación del cervantismo puertorriqueño del siglo XXI. Recordó que hacía unos años se habían celebrado unas conferencias sobre el autor español en las que el fallecido profesor de filosofía, Esteban Tollinchi, había participado con la ponencia que luego publicó como artículo en la revista Diálogos. Desafortunadamente, él no recordaba quién más había participado en esa actividad. Cuando casi había desistido de seguir esa pista, Iraida, nuestra bibliotecaria, dio con un programa del para mí ya apócrifo evento. Se trató de la Fiesta de la Lengua, en honor a la publicación de la primera parte del Quijote, en abril de 2005. Entre las conferencias que se ofrecieron dentro y fuera del Recinto se encuentran, además de la del Dr. Tollinchi, antes mencionada, Una invitación a la locura: las instancias narrativas del Quijote, por la Dra. Luce López Baralt; El celoso extremeño: la infancia legal de la mujer, por la Dra. Carmen Rita Rabell; y El poeta Miguel de Cervantes, por el Dr. Luis López Álvarez, aspecto, por cierto, poco explorado por nuestros críticos. Por su parte, los doctores Charlotte Ward, con su Identification with Translation, Author and Protagonist in ‘Pierre Menard, autor del Quijote’; James Conlan, con su Más allá de Gravelines; y Daisy Cruz Morales, con su El Quijote y la conquista de América: la dama ideal versus la mujer principal en Puerto Rico, contribuyeron a afianzar el componente multidisciplinario que caracteriza nuestro cervantismo. Del mismo modo, Carmelo Delgado Cintrón, en su incorporación a la Academia Puertorriqueña de la Lengua, en el 2008, ofreció como discurso de aceptación, El mundo jurídico del Quijote, el cual fue seguido por la respuesta siempre erudita de Eduardo Forastieri.

Por otro lado, gracias a las actividades que celebramos durante esta Semana de la Lengua, el cervantismo puertorriqueño contemporáneo ha ido recibiendo una nueva avalancha de aportaciones que aún habría que consignar en estas páginas. Resulta evidente que El Quijote reclama nuestra atención más que ningún otro texto cervantino, como cabría esperarse. Tengo que admitir que he echado en falta más estudios que pretendan rastrear las huellas del autor español en nuestra literatura nacional, especialmente ahora que contamos con textos creativos muy cervantinos como Indiscreciones de un perro gringo (2007) de Luis Rafael Sánchez y Barataria (2014) de Juan López Bauzá, por mencionar algunos. Sin embargo, tras examinar las aportaciones consignadas en esta recopilación, marcadas por diversos acercamientos teóricos y críticos, desde el islam hasta el discurso forense y la teoría queer, no me queda sino darle la razón a la Dra. Lugo cuando resalta la relación entre la ambigüedad cervantina, que tanto nos atrapa, con nuestras propias ambigüedades nacionales. Al analizar la obra de Cervantes, de alguna manera, nos analizamos a nosotros mismos en nuestra complejidad y evidentes contradicciones. Por otro lado, leer a Cervantes desde esta orilla nos aboca a una perspectiva distinta y marginal, por nuestra condición periférica con respecto a los centros de poder cultural y editorial, así como por nuestros provocadores acercamientos críticos, tan marginal y revolucionaria como la propia literatura cervantina. Mientras la figura de Cervantes se ha convertido en símbolo de la hispanidad y ha pasado a ser utilizada para otros fines que poco tienen que ver con la literatura, nosotros nos encargamos de devolverlo a su verdadera naturaleza, la del escritor de carácter subversivo que es. Como al final del octavo capítulo de la primera parte del Quijote, dejo pendiente esta historia en este punto y término, pero, siéndome favorable el cielo, le daré continuidad del modo en que pronto dejaré referido. Por el momento, no cesaré en mi empeño de seguirle la pista al cervantismo puertorriqueño del siglo XXI, porque esta empresa para mí está guardada. Gracias.

Publicado en ClaridadPuertoRico
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