Colombia: polémica campaña para recaudar impuestos del Ministerio de Cultura

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Los videos que conforman la campaña “Impuestos para artistas” han producido en los últimos días una serie de protestas en las redes sociales y hasta una iniciativa en forma de carta al presidente de la República, Juan Manuel Santos, para que la campaña sea anulada. La desafortunada iniciativa -financiada también con los impuestos de los colombianos-, muestra a los artistas plásticos como unos muchachos encerrados en un mundo de fantasía en el que no caben los asuntos reales y prácticos, como el pago de impuestos. Más allá de la defensa del Ministerio de Cultura, que envió una carta soslayando la protesta y argumentando que se trataba de una simple parodia que nadie se debía tomar en serio (aunque sí el pago de los impuestos), una vez más pone de presente cómo son percibidos los artistas en la sociedad colombiana. En resumen: tipos iluminados por una musa, que no tienen ni idea de qué se trata la realidad. Complejo asunto en un país cuyos artistas plásticos se han tomado el trabajo de pensar y reflexionar como pocos a través de su producción. Como bien lo decía la artista Doris Salcedo, su trabajo es 90% expiración y 10% inspiración. Lo grave es que si esa es la imagen que tiene y promueve el ministerio del ramo, derrumbar los prejuicios sociales del significado de ser artista en un país conservador y aspiracional hasta la médula, en donde el valor supremo es el dinero, parecen insalvables. Ser artista no paga.

La productora El jardín de las delicias, que creó los videos, no quiso comentar acerca de la situación. En su página web se autodescribe como “una empresa que desarrolla contenidos e ideas de comunicación para medios digitales. Escogimos [el nombre] en honor a la genial pintura del artista conocido como El Bosco, porque él representa para nosotros a una clase de creadores de desbocada imaginación que nos encantan” La empresa ha trabajado con la Secretaría de Educación de Bogotá, Ecopetrol, la Universidad Javeriana, el Ministerio de Educación y la Alcaldía de Bogotá. La página web, http://impuestosparaartistas.com/, una platafroma multimedia interactiva donde se montaron los videos, cuenta con un aviso: “El contenido que usted va a ver a continuación está basado en un personaje ficticio. Se trata de un relato humorístico con fines didácticos. La función del personaje no es reflejar la realidad, ni representar el trabajo de los artistas colombianos”.

El lanzamiento de la página fue acompañado de un comunicado del Ministerio de Cultura y la DIAN que lo describió como “una visita guiada con los principales impuestos vigentes en Colombia y por los beneficios tributarios que aplican para el sector cultural en el país, una herramienta de fácil acceso diseñada para artistas y creadores nacionales [pero] aunque muestra un diseño especial para el sector cultural, al mismo tiempo resulta de gran utilidad para todos los interesados en recibir una información estructurada y en formato accesible sobre el universo tributario en Colombia». Mediante una recreación de «situaciones cotidianas» en el formato de «sketch» con lenguaje sencillo y coloquial buscaban lograr «acercarse a la población joven para brindarle mayor confianza con el tema de los impuestos”.

Inmediatamente, el sitio web produjo decenas de respuestas, a menudo críticas, por su trato al arte y los artistas, la funcionalidad del sitio web, la información que contiene y las políticas de recaudación en sí. Luis Ospina, cineasta caleño, lo tildó de «execrable» en su Facebook personal, al compartir una galería detrás de cámaras que subió El jardín de las delicias, donde se ve el ‘artista‘ recibiendo un masaje, una máscara facial y trabajando con una caja fuerte, entre otras cosas. El escritor Mario Jursich, también su página de Facebook, expresó que «en mi opinión lo que hace [el video] es añadir más combustible a la hoguera. Según el Ministerio, el video “no pretende capturar la esencia o realidad de los artistas colombianos, sino, por el contrario, transmitir una realidad figurada, relacionada con los comportamientos, ideas, prejuicios y prácticas en relación con los impuestos que tienen algunos ciudadanos» [pero] no es aceptable que en una materia tan sensible se recurra a estereotipos, sobre todo si esos estereotipos son humillantes a más no poder». El concejal Andrés Forero manifestó en el Concejo de Bogotá su rechazo a la iniciativa del Ministerio de Cultura y la DIAN, utilizando en eslogan #ElTalentoSeRespeta.

A sus voces se sumó la del crítico de arte Halim Badawi, que resumió los videos como «verdaderamente patéticos. Por un lado, el modelo de artista que nos presentan parece la máxima expresión del gomelo insoportable, que cree en las musas, rico, ignorante y que sólo sabe de rumba». Badawi se unió con un Andrés Orjuela y Nadín Ospina para enviar una carta al Estado colombiano que expresa su profunda insatisfacción con los hechos. En el texto, declararon que: «aunque tenemos claro que declarar impuestos es una obligación legal de los colombianos, incluyendo artistas y actores culturales, consideramos que la imagen que estos vídeos proyectan del ejercicio artístico aparece distorsionada y difícilmente se corresponde con la realidad. Por otro lado, creemos firmemente que los vídeos dejan en evidencia que la política impositiva del Estado colombiano se desentiende de las realidades económicas y sociales del sector cultural, y desconoce los avances que en esta materia han ocurrido en una gran parte de los países a la vanguardia cultural de Occidente, incluyendo varios de América Latina». La carta entonces pidió un esfuerzo del gobierno por fomentar y proteger la economía del sector de cultura porque «sabemos que la cultura, y puntualmente las artes plásticas, son territorios tremendamente frágiles, que no pueden ponerse en competencia directa con otros segmentos de la economía; la cultura es un territorio que requiere de la protección del Estado y de su intermediación para facilitar la financiación privada. Debido a esta situación, es común encontrar que en muchos países desarrollados, la cultura cuenta con un estatuto de excepción frente a casi todas las demás actividades económicas, por razones muy bien estudiadas. Nos sorprende ver que las armas de guerra están exceptas del pago del IVA y el arte que es un dinamizador de la paz no».

En respuesta, el Ministerio de Cultura compartió un nuevo comunicado, describiendo la guía como un trabajo conjunto con la DIAN cuyo objetivo central era «sensibilizar sobre el valor que tiene la contribución en la construcción del país, así como también de fomentar el conocimiento y la apropiación de los asuntos tributarios, cuya connotación suele ser de alta complejidad y difícil comprensión para la ciudadanía […] Con el fin de hacer entretenida y amena la navegación del sitio web, se optó como hilo conductor por crear una pieza de ficción humorística, interpretada por artistas profesionales […]  En ningún momento estas Entidades pretendimos estigmatizar ni ridiculizar a un sector, por el contrario, se utilizaron géneros como la parodia y el humor, propios del arte dramático, para presentar de manera menos solemne el tema de los impuestos».

Sin embargo, la respuesta no abordó las preocupaciones de fondo de los artistas acerca de las normas tributarias que afectan el sector o sus sugerencias acerca de maneras de mejorar. Hoy muchos se preguntan si el autor de la campaña alguna vez ha visto a un artista o se perdió en una imagen del Jardín de las delicias publicada en internet.

Publicado en Revista Arcadia

 

Una caricatura de artista, creada por el Estado

Una caricatura de las prácticas artísticas y de los procesos creativos, fue lo que lograron el Ministerio de Cultura y la DIAN en su intento por aportar una guía para familiarizar a los artistas con los impuestos, las tributaciones, los beneficios y las obligaciones que cobijarán al sector cultural del país en el corto plazo.

Esnobismo, pose, melosería, impostura, simulacro, falsedad, son adjetivos que podrían describir el relato con el que se intenta llamar la atención de los agentes del sector cultural. Y aunque la guía sí logró llamar nuestra atención, el propósito de comunicar el asunto de las obligaciones tributarias se desvió por completo.

El portal Esfera Pública, que dirige el artista Jaime Iregui, llamó la atención al respecto, cuestionando el criterio con el que el Ministerio de Cultura puso a circular “tremenda caricatura de la figura del artista y su trabajo” con el pretexto de “buscar un acercamiento a la población joven para brindarle mayor confianza con el tema de los impuestos”.

Como respuesta a esta campaña y a la política de tributación con la que el Estado colombiano busca cobijar el sector, un grupo de artistas y agentes del campo han puesto a circular una carta dirigida al Presidente de la Republica de Colombia, al  Ministro de Hacienda y a la Ministra de Cultura, en la que se hace manifiesta la inconformidad con el desfase que orienta la mirada de quienes tienen en sus manos el manejo de la política cultural del país.

Pocas son las iniciativas desarrolladas por el Estado para fortalecer la viabilidad del sector artístico. El campo es diverso, fragmentado y no ha logrado su profesionalización en todos los sectores. Adicionalmente, existe una alta concentración de las oportunidades laborales en las principales ciudades del país, lo que genera unas prácticas desiguales y unas condiciones de vida complejas para los artistas de provincia.

Reforzar el imaginario del artista y del trabajo creativo que transmite el video de la campaña es bastante dañino para el sector, sobre todo cuando la iniciativa es del Estado y va dirigida a una población joven que requiere conocer las condiciones reales del contexto para desplegar al máximo su talento, saber y estrategias a la hora de asumir su formación en alguno de los campos del arte. Como bien lo señalan los autores de la carta el común denominador de los creadores en Colombia “es el de profesionales con falta de oportunidades y de ingresos regulares, el desempleo, la pobreza y la incapacidad de dedicarse en tiempo completo a la producción artística.”

Los invito a revisar este tema, pues la cultura, los artistas y sus producciones son fundamentales para apuntalar la reconstrucción del país que deseamos, ahora que nos hemos propuesto silenciar las armas y desterrar la barbarie.

Publicado en El Diario del Otún 

 

Carta al presidente de Colombia por guía de impuestos para artistas y creadores

Bogotá, 13 de julio de 2016.

Señor Presidente de la Republica de Colombia

Dr. Juan Manuel Santos Calderón

Señor Ministro de Hacienda
Dr. Mauricio Cárdenas Santamaría

Señora Ministra de Cultura
Mariana Garcés Córdoba

Referencia: Inconformidad frente a la campaña Guía de impuestos para artistas y creadores,y frente a las políticas impositivas para artistas impulsadas por el Estado colombiano.

*

Los abajo firmantes nos dirigimos a ustedes, garantes de la política cultural del Estado, con profunda molestia por la forma como es representado el trabajo de los artistas colombianos en el portal http://impuestosparaartistas.com/ donde por medio de una serie de vídeos titulados Nueva guía de impuestos y beneficios para artistas y creadores, generados por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) en asocio con el Ministerio de Cultura, se caricaturiza el trabajo que nosotros realizamos a unos niveles terriblemente molestos.

Aunque tenemos claro que declarar impuestos es una obligación legal de los colombianos, incluyendo artistas y actores culturales, consideramos que la imagen que estos vídeos proyectan del ejercicio artístico aparece distorsionada y difícilmente se corresponde con la realidad. Por otro lado, creemos firmemente que los vídeos dejan en evidencia que la política impositiva del Estado colombiano se desentiende de las realidades económicas y sociales del sector cultural, y desconoce los avances que en esta materia han ocurrido en una gran parte de los países a la vanguardia cultural de Occidente, incluyendo varios de América Latina.

Para aclarar nuestro primer punto, hay que señalar que el modelo de artista que los vídeos proyectan, y que el ministerio de cultura avala, es el de un joven de clase de alta, que no tiene necesidades económicas, que cree en las musas, ignorante, superficial, tramposo, tonto, evasor de impuestos y que sólo sabe de fiesta. Así mismo, aparece la galerista superficial que promete llevar el artista al estrellato. Ambos personajes distan radicalmente de la experiencia cotidiana de la mayoría de artistas colombianos, muchos de ellos residentes en ciudades intermedias, ajenos a las dinámicas sociales de los circuitos feriales, muy comúnmente sin galería que los represente (habría que establecer estadísticamente si las pocas galerías profesionales de Colombia dan abasto para los cerca de 20.000 creadores del país) y con unos pocos museos que se quedan cortos en términos de visibilización y circulación cultural. En todo caso, artistas que apenas logran sobrevivir de su arte y que necesitan apoyarse en toda suerte de oficios colaterales: algunos afortunados que encuentran trabajo en gestión cultural, docencia o diseño, y otros que alternan su oficio con otros trabajos más técnicos, menos creativos.

¿El común denominador de los artistas colombianos es la imagen proyectada en los vídeos? Indudablemente no. El común denominador es la falta de oportunidades y de ingresos regulares, el desempleo, la pobreza y la incapacidad de dedicarse en tiempo completo a la producción artística. Esto, además de los recortes en los programas del Ministerio de Cultura.

Como segundo punto, valdría la pena mencionar si, en vez de señalar estereotipos indeseables e iniciar una cacería de brujas impositiva contra los artistas colombianos, mejor no vale la pena revisar primero la política impositiva del Gobierno Nacional frente al sector artístico. En este sentido, aunque los vídeos llevan por título Nueva guía de impuestos y beneficios para artistas y creadores, lo cierto es que, en sentido estricto, esta “nueva guía” no ofrece nuevos o desconocidos incentivos o beneficios tributarios más allá de los ya existentes, entre los cuales no hay ninguno para los artistas plásticos que por el contrario sirven de  burla en el portal de la DIAN.  

Así como ciertos sectores culturales han avanzado mediante la aplicación de una serie de leyes protectoras y potenciadoras auspiciadas por el Ministerio de Cultura, como lo son las leyes del libro y del cine, los artistas aún están en mora de una ley que garantice y estimule su praxis como una opción vital. Por ejemplo, habría que preguntarnos si no sería justo impulsar en el Congreso de la República una verdadera Ley de Mecenazgo Artístico, digna de un país emergente, en la que se discutan temas como: el pago de impuestos en especie, es decir, con arte, ya sea por parte de artistas o coleccionistas, siguiendo un modelo comúnmente usado en Francia y continuado por varios países latinoamericanos como México, un programa de pago en especie que le ha garantizado a la sociedad mexicana una extensa colección de arte de mas de 6000 piezas correspondientes a los 59 años que cumple dicho programa; o el pago de derechos de sucesión de artistas con obras de arte, lo que ha permitido la creación de instituciones de primer nivel como el Museo Picasso de París; deducciones en la declaración de renta para mecenas de artistas y donantes de obras (así fue como se hicieron los grandes museos estadounidenses desde el siglo XIX hasta hoy); estímulos impositivos a la compra de arte y a la repatriación de arte en el exilio, como ocurre por ejemplo en algunos estados de Estados Unidos; la repatriación de cerebros artísticos fugados a través de estímulos auténticos; deducciones impositivas a los espacios independientes, esos que no están constituidos legalmente como asociación o corporación, pero que son la nota dominante de la escena artística contemporánea; y un programa público de compra de arte, dirigido por el Ministerio de Cultura, bien financiado, gestionado a través de un fondo nacional (esto han hecho Francia y Holanda) y/o museos públicos (como ocurrió en Venezuela y ocurre en México o Argentina), programas que ayuden a consolidar (económica y culturalmente) y proyectar a los artistas más pequeños, siempre de mérito, mediante la adquisición y exhibición de sus obras.

Sabemos que la cultura, y puntualmente las artes plásticas, son territorios tremendamente frágiles, que no pueden ponerse en competencia directa con otros segmentos de la economía; la cultura es un territorio que requiere de la protección del Estado y de su intermediación para facilitar la financiación privada. Debido a esta situación, es común encontrar que en muchos países desarrollados, la cultura cuenta con un estatuto de excepción frente a casi todas las demás actividades económicas, por razones muy bien estudiadas. Nos sorprende ver que las armas de guerra están exceptas del pago del IVA y el arte que es un dinamizador de la paz no.

A modo de conclusión, valdría la pena preguntarnos ¿qué hace a un país verdaderamente grande? La respuesta es más sencilla de lo que parece: su cultura. Las artes, no sólo dan lustre al país, nos enseñan que la vida no se trata únicamente de sobrevivir, también de sentir, disfrutar, gozar, pensar, aceptar. Aunque algunos segmentos culturales ya cuentan con leyes benéficas (como el cine y la industria editorial), lo cierto es que las artes plásticas y visuales aún no. Las artes hacen a los países más seductores, más inquietantes, personifican su cara amable, atraen a los profesionales más calificados, construyen opinión pública, amplían las fronteras de la mente, modifican las conexiones internas, constituyen una opción para los tiempos de ocio, generan pensamiento crítico, coadyuvan los procesos de sanación y pacificación de sociedades dolidas por la guerra, facilitan el intercambio crítico de ideas, hacen la vida más llevadera ante las adversidades y a la postre, como recuerda el filósofo italiano Nuccio Ordine en su libro La utilidad de lo inútil, benefician el desarrollo científico y tecnológico: casi todos los avances científicos empezaron como experimentos artísticos.

Además, la cultura es un valor agregado que tienen los países para toda la vida: las 32 millones de personas que visitaron París y sus alrededores durante 2013, lo hicieron por la capacidad que tuvieron sus gobernantes (presidentes, ministros de cultura y alcaldes), a lo largo de la historia, de convertir esta ciudad en uno de los epicentros culturales del mundo, mediante una persistente financiación pública y construcción de políticas favorables a la inversión privada y al mecenazgo cultural. Y además, por si existe alguna duda para los economistas del Estado, la cultura es una economía limpia, que atrae a los países dinero fresco, una lección que aprendieron Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, España o Inglaterra, las potencias de Occidente, y que en su momento entendieron México, Argentina o Venezuela. No en vano, la industria cultural y creativa es la tercera que más empleo genera en Europa, por encima de la metalurgia, el sector alimentario, la manufactura de automóviles, la industria química y las telecomunicaciones. Pero esto no se hizo solo, ni ocurrió de un día para otro, se consiguió gracias a una persistente inversión cultural, en gente y en espacios, y en la generación de los mecanismos legales necesarios para facilitar la inversión privada y proteger a los artistas.

Una de las misiones de los artistas y actores culturales del país, es la de ayudar a construir una nueva Colombia, especialmente en este cambio histórico que estamos viviendo. Eso sí, si nos lo permiten.

Firman.

Puedes sumarte a la causa firmando en AQUÍ

Publicado en Círculo A

 

Respuesta de Mincultura en torno los videos de “Impuestos para Artistas”

El Ministerio de Cultura nos envía el siguiente comunicado a partir del debate generado en torno a la “Nueva guía de impuestos y beneficios para artistas y gente creativa”.

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COMUNICADO DEL MINISTERIO DE CULTURA A LA OPINIÓN PÚBLICA Y EL SECTOR CULTURAL COLOMBIANO SOBRE LA “NUEVA GUÍA DE IMPUESTOS Y BENEFICIOS PARA ARTISTAS Y GENTE CREATIVA”

La “NUEVA GUÍA DE IMPUESTOS Y BENEFICIOS PARA ARTISTAS Y GENTE CREATIVA” es el resultado del trabajo conjunto entre la DIAN y el Ministerio de Cultura, desarrollada con el objetivo central de sensibilizar sobre el valor que tiene la contribución en la construcción del país, así como también de fomentar el conocimiento y la apropiación de los asuntos tributarios, cuya connotación suele ser de alta complejidad y difícil comprensión para la ciudadanía.

El sitio web contiene una información valiosa y relevante para orientar el debido cumplimiento de las obligaciones tributarias, a través de una serie de infografías que muestran los aspectos centrales de cada impuesto (renta, IVA, CREE, etc): ¿en qué consiste?, ¿quiénes declaran?, ¿cuándo se paga?, ¿cuáles son sus tarifas?, ¿qué beneficios (exenciones, deducciones, no sujeciones) están vigentes?

Si bien se da un tratamiento general de los tributos nacionales, se hace un énfasis especial en los temas del sector cultura, destacando los amplios beneficios impositivos existentes en el sector, en temas como los espectáculos públicos de las artes escénicas (Ley 1493 de 2011), la cinematografía (Leyes 814 de 2003 y 1556 de 2012), el patrimonio cultural (Ley 1185 de 2008), las bibliotecas públicas (Ley 1379 de 2010), la industria editorial (Ley 98 de 1993) y las deducciones por donaciones a entidades culturales (Estatuto Tributario).

De igual modo, la guía incluye una serie de ilustraciones que ejemplifican la importancia del recaudo tributario para el desarrollo del país, dado que es a partir de los impuestos como se financian las inversiones del Gobierno Nacional en temas como la construcción de infraestructura, la atención de la población más vulnerable, la garantía de la seguridad ciudadana, el fomento de la diversidad cultural, entre otros aspectos.

Con el fin de hacer entretenida y amena la navegación del sitio web, se optó como hilo conductor por crear una pieza de ficción humorística, interpretada por artistas profesionales, que no pretende capturar la esencia o realidad de los artistas colombianos, sino, por el contrario, transmitir una realidad figurada, relacionada con los comportamientos, ideas, prejuicios y prácticas en relación con los impuestos que tienen algunos ciudadanos.

Esta propuesta es el resultado de los diagnósticos realizados los cuales evidenciaron que existe un desconocimiento general sobre la cultura de la contribución y una apatía frente al tema tributario. En ningún momento estas Entidades pretendimos estigmatizar ni ridiculizar a un sector, por el contrario, se utilizaron géneros como la parodia y el humor, propios del arte dramático, para presentar de manera menos solemne el tema de los impuestos.

En síntesis, la “NUEVA GUÍA DE IMPUESTOS Y BENEFICIOS PARA ARTISTAS Y GENTE CREATIVA” es una pieza de ficción humorística dirigida tanto a los artistas como al público en general. No se trata de una guía con nuevos impuestos para un sector específico. Es una nueva guía, en el sentido del carácter novedoso que tiene la aproximación pedagógica de esta pieza, que pretende resumir los derechos y deberes en materia tributaria vigentes en Colombia, con el ánimo de contribuir, como es nuestra misión, en una ciudadanía mejor informada y consciente de la importancia que tiene su aporte en la construcción del país.

Aunque siempre los recursos serán insuficientes frente a las inmensas necesidades del país en materia cultural, este tema hay que analizarlo en perspectiva; uno de los logros más importantes de estos años, ha sido el de generar mayores recursos para el sector cultura, que no necesariamente provienen del presupuesto nacional.

Es muy importante resaltar que el presupuesto del Ministerio creció en estos seis años como nunca antes. Ha tenido un incremento de un 164% en inversión en este Gobierno; el total del presupuesto de los años 2005 al 2010, fue de $860.721 millones y de estos, para inversión se contó con $365.757. Entre el 2011 y el 2016, fue de $1.982.842 millones y $965.679 millones. Antes era impensable lograr un presupuesto cercano a los dos billones de pesos para la cultura.

Hoy el sector cultural cuenta con más de veinte fuentes de financiación, las cuales representan, solo con destinación específica, más de un billón de pesos anuales para inversión en el sector. Los recursos del Ministerio son una de esas veinte fuentes de financiación.

Ejemplo de esto, es la creación de la Ley de espectáculos públicos, presentada y aprobada por el Congreso de la República, la cual ha generado en cuatro años, recursos por más de $63.000 millones que se han invertido en la adecuación y mejoramiento de 76 espacios, la mayoría privados, para las artes escénicas del país.

Existen unos mecanismos, creados por la Ley de cultura, que convoca al sector a organizarse y trabajar en conjunto por una política pública. El papel de este Ministerio es el de facilitar y articular. En este sentido, celebramos las propuestas argumentadas de los agentes y organizaciones del sector cultura que han resultado del valioso debate público generado por el sitio web. El Ministerio de Cultura siempre ha tenido las puertas abiertas y los oídos bien atentos para la construcción conjunta de la política pública.

Publicado en Esfera Pública

 

Ministerio de Incultura

Recientemente el Ministerio de Cultura y la Dian lanzaron una Nueva guía de impuestos y beneficios para artistas y gente creativa que consiste en un video interactivo en el cual aparece un ignorante pintor de clase alta, vago y deshonesto, haciendo junto a su galerista una parodia ridícula sobre las artes plásticas, la creación artística y quienes las ejercemos como profesión.

Que los colombianos nos burlemos del trabajo de alguien a partir de los clichés populares puede ser lo más normal y ahí no esta el problema, que quien se burle y estigmatice sea el estado dentro de una campaña oficial para mejorar su recaudo tributario eso es otra cosa. Que además esa campaña la avale el Ministerio de Cultura que debía ser el primer organismo en proteger el sector y no mancillarlo es absurdo por decir lo menos. Lo que ha sucedido es como si para informar y sensibilizar al sector de la salud sobre sus obligaciones tributarias se hiciera un video de un médico dándole vida a un Frankenstein armado de pedazos de cadáveres robados.

Posiblemente como la prensa habla de un Boom del arte colombiano gracias al éxito obtenido por un puñado de artistas en Londres, Madrid y Nueva York, aparece ahora la Dian anunciando con su video el comienzo de otra cacería de brujas tras los supuestos millones que se están moviendo en el sector. Sin embargo la misma Dian hasta el año 2012 que reclasificó la actividades artísticas siguiendo normas internacionales no sabía diferenciar entre un teatrero, un titiritero, un serenatero, un payaso y un artista plástico ya que nos tenía reunidos a todos bajo un solo numeral el 9214 de “Actividades teatrales, musicales y otras actividades artísticas”.

Que la Dian no tenga idea de la realidad del estado de los artistas plásticos en Colombia y se guíe por el sensacionalismo de la prensa en busca de sus perdidos millones es apenas comprensible, pero que no lo sepa el ministerio de cultura sólo muestra el nivel de ignorancia de su Ministra Garcés y los burócratas que la secundan. En Colombia del par de decenas de miles de individuos que pueden haber pasado por facultades de arte en los últimos cincuenta años menos de mil viven o han podido vivir realmente de su profesión y de esos los menos de treinta artistas vivos que venden sus obras en cifras millonarias residen buena parte en el extranjero siendo obligados a pagar sus impuestos en otros lados tal es el caso de Fernando Botero u Oscar Murillo entre los más sonados. En Colombia los artistas plásticos viven de sus familias o de oficios alternos como ser profesor, creativo de agencia de publicidad, maquillador de salón de belleza, dependiente de una galería o empleado del sector cultural. La gran mayoría manejan una precaria economía informal, no han vendido una sola obra en su vida y de los que lo han logrado pocos tienen galería que los represente.

El infame video no acierta ni al anunciar los beneficios para los artistas puesto que la ley Colombiana no contempla en los beneficios tributarios uno sólo que incluya la producción, venta o coleccionismo de ningún objeto artístico más allá de las donaciones a Museos y asociaciones sin ánimo de lucro. No hay leyes de mecenazgo ni plan nacional de adquisiciones de patrimonio cultural que favorezcan el sector, no se pueden pagar impuestos con arte, no se pagan con arte las sucesiones, ni se tienen tarifas preferenciales de IVA, beneficios entre muchos otros que encontramos en las legislaciones de otros países.

En vez de pescar con dinamita en un deprimido sector olvidado por el estado la Dian debía hacer sus caricaturas en videos de los políticos corruptos y los burócratas de los ministerios que no pagan impuestos de la mermelada que reciben en las comisiones e ilegalidades de la multimillonaria contratación pública. Y el Ministerio de Cultura, en vez de ofender a los artistas apoyando esas payasadas de pésimo gusto, debía estar revisando porqué de los más de 335 mil millones que se reparten de su presupuesto anual apenas les llegan unas migajas como limosna a los creadores y a los verdaderos hacedores de la cultura.

Publicado en Esfera Pública
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