Argentina: con críticas a su designación, Angel Mahler asume como ministro de cultura en la ciudad Buenos Aires

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Por Paula Sabatés

A casi dos semanas de la escandalosa renuncia de Darío Lopérfido, y luego de un desfile de nombres de posibles reemplazantes para ocupar el cargo que dejó vacante, ayer se oficializó la designación del músico y productor Ángel Mahler, que desde ahora es el nuevo ministro de Cultura de la ciudad. En un breve acto en la sede del gobierno porteño en Parque Patricios, el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta lo hizo jurar y le agradeció que aceptara “seguir trabajando” con el Pro. El flamante ministro primero dijo que “todo lo que se hizo (en la gestión saliente) está bien” y que llegaba “para sumar”, pero hacia el final anunció que su gestión va a “empezar de cero”. Lopérfido también estuvo presente y Rodríguez Larreta volvió a negar el verdadero motivo de su renuncia, agradeciéndole por “todo el esfuerzo que hizo para tener dos cargos”, y enfatizando que ahora se concentrará en su tarea en el Teatro Colón.

Como dejó ver Rodríguez Larreta, la relación de Mahler con el Pro tiene una larga historia atrás. Ya en 2009, cuando el cuestionado intendente de Lanús, Néstor Grindetti, estaba al frente del Ministerio de Hacienda porteño, el compositor y productor había participado en la presentación del Programa de Entrenamiento Ejecutivo, en la cual brindó un discurso sobre liderazgo institucional. Además, también estuvo presente en la presentación, en marzo de este año, del gabinete de Mauricio Macri, que se celebró en Tecnópolis. Pero, según el jefe de Gobierno, el motivo por el cual se lo convocó fue por el trabajo que el ministro hizo con el oficialismo para “la recuperación de la calle Corrientes”. Rodríguez Larreta no explicó a qué se refería con ese programa de gobierno (se fue no bien terminó el acto de asunción), que es por lo menos dudoso teniendo en cuenta las últimas cifras que se conocieron sobre la actividad teatral comercial, que reflejaron una baja considerable con respecto a años anteriores.

“Nací en Devoto. Mi mama fue directora de escuela, mi papá metalúrgico. Fuimos una familia de clase media y yo esperaba los domingos para escuchar opera con mi papá. Para mí en disfrutar una obra de arte está la felicidad, así que cuando Horacio me llamó y empezamos a pensar en la idea me pareció fantástico”, fueron las primeras palabras de Mahler luego de jurar “por Dios y por la Patria” desempeñar su cargo con honestidad. Y luego agregó: “Además, después me contaron lo del Gabinete del Disfrute y ahí pensé ‘Esta es la mía’. Nos vamos a ir conociendo con todo el equipo y nos vamos a divertir y a hacer grandes cosas. Les agradezco a Horacio y a Mauricio por la oportunidad”.

Conocido principalmente por su intensa y constante actividad en el teatro musical de la mano de Pepe Cibrián Campoy –con quien en abril rompió una sociedad artística que llevaba más de treinta años–, a Mahler no se le conoce sin embargo experiencia en gestión, más allá de sus trabajos como productor de espectáculos, por el que ha cosechado mucho éxito en más de una oportunidad. Consultado al respecto y advertido de las críticas que algunos artistas ya expresaron por esta falta en su currículum, el músico respondió que está “dispuesto a entender que va a haber gente de acuerdo y otra que no”, pero pidió que se espere para conocer cuáles son sus ideas “en cuanto a todo lo que hay para desarrollar”.

El momento más esperado llegó cuando se habló de la gestión de Lopérfido y la polémica que lo empujó a la renuncia del cargo que Mahler ahora asumió: “Por mi medio conozco a la mayoría de los artistas que pidieron su renuncia. Yo quiero mirar de acá para adelante. Lo que pasó es algo que no puedo modificar y en esta misión de que la grieta no exista más para unirnos todos los argentinos creo que eso es fundamental. He recibido felicitaciones de un montón de gente que estuvo más ligada al gobierno anterior y sin embargo las tomé con mucha alegría porque me hace muy bien. Ojalá pueda armar con todos estos actores algo que sea único, que sea una revolución”, expresó. Y ante la pregunta más puntual sobre qué le parecían las políticas de aquella gestión abrevió: “Muchas cosas de las que se hicieron me gustan. Y hay otras que, bueno… En una fiesta no todo sale bien.”

Hacia el final de la breve conferencia, el músico fue consultado sobre su relación con el Teatro Alvear, ya que había trascendido que durante la gestión anterior del Complejo Teatral de Buenos Aires, y antes de que ese espacio cerrará sus puertas para entrar en una obra que ya lleva más de dos años y medio, a él y a Cibrián se les había cedido el teatro casi en exclusiva para hacer sus trabajos, algo que atenta por completo con el carácter inclusivo del teatro público. “No fue así. Hicimos una temporada de El jorobado de París y otra de Mireya, un musical de tango, pero no tuvimos ninguna preferencia por sobre otros que quisieron estrenar ahí. Simplemente fue una etapa de mi vida en la que honestamente yo tenía ganas de modificar el Alvear y volverlo algo más unido a lo que tiene que ver con los musicales”, desmintió.

Por lo demás, hubo dos temas sobre los que Mahler prefirió no opinar. Uno fue el tarifazo, alegando que no era un area que le correspondiera a él, y otro fue el rol que los organismos de derechos humanos, tan enfrentados con Lopérfido, tendrían en esta etapa en vinculación con lo cultural. “Es algo a desarrollarse, pero no te puedo dar una respuesta hoy porque empiezo de cero. Dejenme caminar”, pidió el ministro, que al equipo que dejó Lopérfido (no renunció ninguno de los directores de las áreas que dependen del ministerio) sumará a dos productores de su confianza “para trabajar con mucho entusiasmo y felicidad”.

Publicado en Página 12

 

Las imposturas del “falso Mahler”

Por Diego Fischerman

El cuarteto de cuerdas y el pianista, vestidos de riguroso frac, entran en el escenario del teatro de provincias. El programa incluye algunas de las canciones de las comedias musicales que Angel Mahler, el pianista, compuso junto a Pepe Cibrián (h) y sencillos arreglos de músicas de películas. Las notas del programa presentan al músico como “compositor y director de orquesta” y aseguran, igual que su currículum publicado en Internet, que “estudió piano con Evi Swillinger y orquestación con Manolo Juárez”. Todo es una impostura, desde el nombre falso del protagonista hasta lo que toca el cuarteto, pasando por el apellido de su supuesta profesora de piano –que se escribe con “z”–, y la mención a Juárez, que reveló en una entrevista con este diario publicada el 7 de noviembre de 2014, que lo echó de sus clases y alguna vez pensó en hacerle juicio por la fraudulenta utilización de su nombre.

Nacido como Angel Pititto, el autor de Drácula había dicho, también en Página/12, que la elección de su célebre nuevo apellido se debió a que “alguien me dijo que había un compositor con ese nombre y me gustó cómo sonaba”. No es director de orquesta: apenas marca los pulsos en sus propias piezas y en los pobrísimos arreglos de éxitos ajenos que pasea por teatros de la Argentina. La escritura de las cuerdas remeda las pistas con sintetizadores, sin contrapunto ni asomo de movimiento contrario en las voces. En sus obras, los acompañamientos del piano en arpegios, con un invariable crescendo al final, acompañan melodías cantables, que provienen en partes iguales de los estilos de Andrew Lloyd Webber junto al letrista Tim Rice y, claro, del inagotable Giacomo Puccini. Como en su nombre y en su curriculum espurio, lo que importa es la apariencia, que recurre al aura de prestigio de la llamada música clásica. Más allá de numerosos litigios por parte de músicos que trabajaron con él, por incumplimiento de obligaciones contractuales, el compositor auto bautizado como Mahler no goza de prestigio alguno en el medio artístico porteño. Se reconoce, sí, el éxito popular de sus comedias musicales, donde fue determinante el carisma del tenor Juan Rodó como su protagonista.

En el campo de la gestión cultural, en cambio, carece de antecedentes. Ha producido sus propios espectáculos y un disco de la Memphis. No se conocen sus opiniones sobre danza contemporánea, sobre óperas y conciertos ni sobre el teatro actual o el clásico. Nunca ha expresado públicamente sus ideas acerca del papel de los teatros públicos en la cultura de una ciudad o de la defensa del patrimonio cultural ni ha participado en debate alguno acerca de tendencias estéticas o políticas de financiamiento a emprendimientos en la materia. No es público habitual ni del teatro independiente de Buenos Aires, ni del Teatro Colón ni, en rigor, de ninguno de los organismos que, en el caso de prosperar su desatinado nombramiento, habrán de estar bajo su égida.

Buenos Aires, además de su peso como foco cultural en Latinoamérica, cuenta con una poderosa estructura oficial destinada a la defensa del patrimonio y el cuidado de la vitalidad actual de esas tradiciones. El Ministro de Cultura tiene en su órbita ni más ni menos que el Teatro Colón, el Complejo Teatral de Buenos Aires (San Martín, Alvear, De la Ribera, Regio y Sarmiento), la Sala 25 de Mayo, los Centros Culturales San Martín y Recoleta, la Usina del Arte, las orquestas Filarmónica de Buenos Aires, Estable del Teatro Colón, Académica y de Tango de Buenos Aires, la Banda Municipal, los Coros Estable y de Niños del Colón, el Ballet Estable de ese teatro y la compañía de Danza Contemporánea del San Martín, la compañía de títeres de ese mismo teatro, los festivales de tango, de cine independiente, de jazz y el FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires), el ciclo de Música Contemporánea del Complejo Teatral, todas las bibliotecas municipales, la mayoría de los museos de la ciudad, la totalidad de la enseñanza artística, incluyendo el Conservatorio Manuel de Falla y, desde ya, los diversos programas de estímulo a la lectura y la creación literaria y los subsidios a la creación de teatristas y coreógrafos.

Angel Mahler no tiene experiencia, ni opinión que pueda conocerse, acerca de los campos específicos relacionados con ninguna de estas instituciones. Ante la magnitud –y al mismo tiempo la alta especificidad– de las responsabilidades de un ministro de esa área, en la ciudad, y teniendo en cuenta la tradición y el prestigio de Buenos Aires en ese campo, además del valor simbólico que muchos de sus habitantes le otorgan (aún) a la cultura, la designación del falso Mahler puede deberse a dos causas y ninguna de ellas es compatible con los deberes de una administración democrática. La primera, la más sencilla, es la letal combinación entre ignorancia y prepotencia que hace que en aquellos terrenos en que se lo ignora todo no se consulte a los más informados en la materia. Actores, músicos, dramaturgos, directores teatrales, bibliotecólogos, editores de libros, especialistas en mecenazgo, coreógrafos, bailarines y educadores podrían haber alertado a tiempo acerca de lo disparatado de tal nombramiento. La segunda causa sería aún más peligrosa. La elección del falso Mahler como ministro de cultura podría deberse a una provocación. El ámbito de la cultura es el único que ha expresado una oposición consistente al gobierno del PRO, que lo sabe enfrentado a sus designios y, para peor, lo considera incomprensible. Sería, simplemente, un castigo al sector de la población al que consideran más díscolo.

Publicado en Página 12

 

Ángel “Mahler” Pititto a Cultura: un cambio con sabor a poco

Luego de más de una semana de acefalía de la cartera cultural porteña, este lunes Horacio Rodríguez Larreta puso en funciones al músico Ángel Pititto, más conocido como Ángel Mahler, histórico socio de Pepito Cibrián para sus exitosos musicales. El responsable de recomponer la relación fracturada entre el gobierno de la Ciudad y sus actores culturales ya asume con polémicas, no sólo por su inexistente experiencia en gestión sino, sobre todo, porque no se le conoce opinión alguna acerca de los problemas y desafíos culturales de la CABA.

El músico tendrá en su órbita al Teatro Colón (en cuya dirección se mantiene el cuestionado Lopérfido), el Complejo Teatral de Buenos Aires (teatros San Martín, Alvear, De la Ribera, Sarmiento y Regio), el Centro Cultural San Martín y las orquestas Filarmónica de Buenos Aires y Estable del Teatro Colón, además del Ballet Estable de ese teatro, el Ballet Contemporáneo del San Martín, el Coro Estable y el Coro de Niños del Colón, la Usina de Arte, los museos y la educación artística de la ciudad y los festivales de cine independiente, jazz y teatro.

“Mahler”, nacido en 1960 en el barrio porteño de Villa Devoto, comenzó su relación con la música desde muy joven. Una de sus primeras experiencias fue la conformación de una banda de covers de los Bee Gees y Kool and the Gang para tocar en cumpleaños junto al futuro Soda Stereo Charly Alberti y al Negro García López.

A inicios de los ochenta integró temporalmente Espíritu, en momentos en que la primera banda argentina en incursionar en el rock sinfónico estilo Genesis o Yes se volcaba más al rock nacional, sin éxito. Luego de formar parte de la banda soporte de Sandra Mihanovich, en 1983 fue descubierto mientras “tocaba el piano en una casa que venía música” por Pepito Cibrián que andaba necesitando un arreglador para su obra Calígula.

Así comenzó una relación con el creador de los musicales más exitosos del país que se extenderá por 30 años. Así crearon diversas obras a lo largo de toda la década del 80 (George Sand, Mágico Burdel, Los Borgia, Divas, Y al final… otra vez, Cleopatra y Los de la legua), hasta que en 1991 firmaron el que se mantiene como el musical más exitoso del país: Drácula, el musical. Con esta obra obtendrían diversos premios, un boom de taquilla (más de 3 millones de asistentes en nuestro país y en el extranjero) y una importante proyección internacional.

En la misma línea, luego estrenaron El Jorobado de París (1993), David, el rey (1998), Las Mil y Una Noches (2001), El fantasma de Canterville (2003), La importancia de llamarse Wilde (2004), Dorian Gray, el retrato (2005), Otelo (2009), Excalibur, una leyenda musical (2012), o Mireya, un musical de tango (2014), entre otros. En abril de este año Cibrián y “Mahler” harían público su divorcio artístico definitivo. Cibrián hizo pública una carta titulada “Una separación definitiva” en la que le agradece al músico “muchos bellos y fructíferos años”.

En 2007, “Mahler” presentó en Canal 7 Aquí podemos hacerlo, un programa para encontrar nuevos intérpretes para las obras de Cibrián. Además ha compuesto para cine (Otra historia de amor, Los taxistas del humor y Gracias por los servicios) y para televisión, siendo responsable de las cortinas de diversos programas y de la música de varias telenovelas. También ha editado algunos CDs con versiones de clásicos (Melodías para bebés. Los mejores temas de Sui Generis) y musicalizó diversas obras infantiles.

También se reivindica como compositor de música clásica, con obras como Adagio para violonchelo y orquesta, Trío para violín y chelo op. 21 n.º 1, Poema sinfónico n.º 1, en do menor o Romanza para violín y orquesta.

Aunque no se le conocen declaraciones de apoyo explícito al PRO o a Cambiemos, ha participado en diversos eventos porteños y en 2009 dio una charla sobre liderazgo institucional en la presentación del Programa de Entrenamiento Ejecutivo desarrollado por el Gobierno de la Ciudad.

En 2013 el Gobierno de la Ciudad, por iniciativa del entonces ministro de Cultura Hernán Lombardi decidió homenajear a la dupla por sus 30 años de relación con una puesta en el Planetario de Palermo. En noviembre de 2015, mediante la ley 5390 con firma de Cristian Ritondo, la Legislatura porteña lo declaró Personalidad Destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el ámbito de la Cultura.

La designación de “Mahler” al frente de la cartera cultural se produjo apenas pocos días después de que el músico anunciara una presentación en el teatro Gran Rex para el próximo 10 de septiembre: “La música de Angel Mahler en concierto. Lo mejor de su música en una sola noche”. Habrá que ver si mantendrá el show y dirigirá a la orquesta ya como ministro de Cultura.

Luego de la ceremonia oficial de nombramiento del músico al frente de la cartera cultural, Horacio Rodríguez Larreta informó desde su cuenta de Facebook: “Conozco su compromiso y voluntad de trabajo y por eso estoy seguro que va a hacer una excelente gestión. Va a tener la hermosa y enorme responsabilidad de llevar la cultura a todos los rincones de la Ciudad”. En cuanto a las líneas directrices de su gestión cultural sólo han trascendido vaguedades del estilo: “Uno de los ejes del trabajo del nuevo ministro pasará por promover las actividades en los barrios”. “¿Qué mejor que un director de orquesta para un trabajo en equipo?”, preguntó retóricamente luego el Jefe de Gobierno.

En sus primeras declaraciones luego de asumir, “Mahler” sostuvo: “Son oportunidades que se dan en la vida y uno tiene que decidir, o mirar de afuera o involucrarse. Mirar de afuera está bien, pero en este momento de mi vida yo elijo esto porque creo en lo que está haciendo el Gobierno y creo que puedo aportar mucho”. Luego, en la misma entrevista publicada en La Nación, prometió armar un “gabinete del disfrute”, sea lo que fuere esto para el músico.

Su designación, como era previsible, no se encuentra libre de polémicas. Además de las más que razonables dudas que genera su inexistente experiencia de gestión, lo cierto es que es muy discutible su carácter de referente para los actores culturales de la ciudad, especialmente en momentos en que la relación con las autoridades se encuentra profundamente lesionada luego del affaire Lopérfido.

Expresión de esto es el posteo del reconocido director teatral, reggiseur y docente Rubén Szuchmacher, quien con un posteo de Facebook titulado “Hay noticias más aterradoras que Drácula”, opinó sobre la designación: “Habrá que ir comprando ristras de ajo para hacerle frente a la incompetencia. Los que deciden los nombres de los funcionarios de Cultura son bestias salvajes que deberían tener un poco más de respeto por las instituciones que pretender conducir”.

Szuchmacher concluye su escrito alertando ante una “nueva catástrofe en la Ciudad” y agrega: “No critico la posible designación porque haya escrito música fea o porque porte un nombre de músico que no le es propio, sino porque carece de la más mínima experiencia o reflexión sobre los temas de cultura de la ciudad. ¿Alguien ha leído o escuchado alguna vez algo de AM [por Ángel Mahler] hablando sobre los problemas de la cultura de la ciudad? ¿Qué es lo que nos permite saber acerca de su posible gestión?”.

Publicado en Notas
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