Estudiantes toman la Escuela Superior de Arte en Guatemala

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Por Andrea Orozco

Este lunes, unos 200 estudiantes de arte comenzaron el segundo semestre con la  toma de la dirección de la unidad académica, ubicada en el Paraninfo Universitario, en la 14 calle y 2a. avenida de la zona 1, debido a que el pasado 29 de junio, el Consejo Superior Universitario (CSU) nombró a un nuevo director para la escuela, pero no se les consultó.

Adan Solares, representante estudiantil, aseguró que el director nombrado, Leonel Hernández, ya fungió como secretario general de la Escuela y profesor de audiovisuales, pero durante este tiempo hubo mala relación con los estudiantes y personal académico, además de tener señalamientos por actitudes inapropiadas.

El representante afirmó que el CSU no informó al Consejo Consultivo de la Escuela, cuyos miembros deben tener conocimiento de los nombramientos y decisiones que se tomen sobre esta unidad académica.

Los alumnos piden que el nuevo director sea alguien involucrado en las artes, que tenga conocimiento de las necesidades de la escuela y noción de los procesos administrativos que se requieren para sacar adelante a esta unidad, pues el nombrado y el director saliente son arquitectos.

Solares dijo que permanecerán en su postura y con las instalaciones tomadas hasta que el CSU de una solución al problema; “nos han dicho que pueden ser semanas o hasta meses”, afirmó.

Durante los 10 años de vida que tiene la escuela, se han presentado dificultades con el presupuesto, y los estudiantes afirman que hay montos asignados para actividades,  pero que estas no se informan a los alumnos, por lo que se desconoce a donde se va el dinero.

Publicado en Prensa Libre

 

Estudiantes defendiendo el arte como trinchera

Por Silvia Trujillo

Pensaba comenzar este texto hablando de la función social del arte, decir, por ejemplo, que es una herramienta poderosa para hacer visibles los problemas sociales y políticos de un país, porque al analizar el entorno y observarlo cuidadosamente, crea miradas críticas y hace visible tanto lo que complace a las mayorías como lo que se quiere ocultar. Pensaba reflexionar un poco sobre la función política del arte. Pero para serles sincera, creo que cada quien percibe el arte de acuerdo con las herramientas de que dispone. Habrá quienes lo disfruten, lo demanden, lo perciban como parte fundamental de sus vidas, y habrá quienes no lo necesiten, no encuentren identificación o lo consideren prescindible. Así que, en lugar de eso, quiero proponer la reflexión al revés, ¿qué sería de una sociedad sin arte? Clausuradas todas las formas creativas, cancelada la poesía, blanqueadas las pinturas, silenciados los teatros, enmudecidas las orquestas y quemados los solfeos, arrancados de raíz los pensamientos y cercenados los sentimientos. En esas condiciones no nos sería posible la vida.

Me pregunto todo esto en el marco de la toma que las y los estudiantes de la Escuela Superior de Arte -ESA- de la Universidad de San Carlos han impulsado desde hace ya varios días. Porque tanto a los tomadores de decisión de la propia Escuela, como a la Universidad de la que forma parte pareciera no importarles el arte, ni su contribución a la vida social y política. ¿Cómo si no explicarán la situación precaria en la que han mantenido la carrera? ¿Qué dirán para justificar la falta de metodologías, de procedimientos, de docentes titulares, de respeto a la mínima institucionalidad creada? ¿Qué excusa le pondrán a la falta de presupuesto, de espacio, de instalaciones pertinentes?

La ESA es de las escuelas más nuevas y más pequeñas de la Universidad, esta podría ser la explicación para los permanentes cambios en el entramado curricular, para que no existan lineamientos escritos o se cambien permanentemente los criterios para los trabajos de graduación, para que quienes dirigen la Escuela no sean profesionales del mundo del arte sino de otras disciplinas. Es decir, excusas devenidas del mundo burocrático tendrán muchas, sin embargo, creo que el problema fundamental es la falta de voluntad política de quienes dirigen la entidad y más de lo mismo, que las instituciones académicas se asumen como bastión de poder de ciertos grupos que se afincan y asumen los espacios como propios, utilizando los procedimientos institucionales de forma discrecional y a su antojo.

Las y los estudiantes que sostienen la toma han recurrido a esa forma de protesta tras haber agotado las vías institucionales, no es solo porque al nuevo Director se le nombró sin seguir los procedimientos, no es solo porque quienes deben seguir la legalidad y legitimidad son los primeros en violentarla, sino que es la suma de inconformidades acumuladas en estos años. Están exigiendo cambios, están (re)creando formas de protesta, pusieron una pausa al aprendizaje de sus disciplinas en el aula para aprender a ser parte de la toma de decisiones que les compete. Están yendo a contrapelo, porque les han querido despolitizar, les han querido forjar como artistas desvinculados de su entorno, “hagan arte, no política”, “sean apáticos” les han dicho hasta el hartazgo. Pero han dicho no, se están construyendo colectivamente, haciendo lo que mejor saben, creando ideas, ritmos, imágenes, colores, conciencia.

Contrariando los prejuicios adultocéntricos que les señalan por no proponer y solo protestar, ellos y ellas han construido un pliego de demandas que llevan implícita su invitación al cambio, donde no solo se exige el respeto a los procedimientos institucionales de toma de decisiones que incluya a los estudiantes sino también una serie de demandas en torno a los currículos, metodologías, procedimientos administrativos y otros factores vinculados con su carrera, reivindican que se inicie una auditoria a la ESA y a las instancias que la rigen, para aclarar y justificar las precariedades bajo las cuales lleva años funcionando y se asegure que el techo presupuestario esté siendo correctamente utilizado, y que se continúen los procedimientos para resolver el déficit de presupuesto y espacio.

Por todo esto, tenemos la posibilidad de defender su lucha, no es sólo de ellos y ellas, es de todas las personas que creemos que sin arte la sociedad no es posible, nos han abierto el camino para defender el arte como trinchera, como bastión que nos hace posible la vida. ¿Nos quedaremos impasibles viendo como una vez más se atenta contra la creación y contra la vida?

Publicado en La Hora
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