Reeditan en Venezuela la obra de la poeta y ensayista Ida Gramcko

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La deuda es enorme. La poeta y ensayista Ida Gramcko (Puerto Cabello, 1924 – Caracas, 1994) tiene su puesto en los anales de la literatura nacional, pero su estatus en la memoria colectiva es uno de los tantos absurdos de la Venezuela actual. Y es que del legado de Gramcko apenas se conoce una porción, sólo una cara de la luna.

La escritora Gabriela Kizer expresó en una entrevista publicada por El Universal –a propósito de los 20 años del fallecimiento de Gramcko– que la autora carabobeña se leía muy poco en el país, y Alfredo Chacón, amigo de la poeta, declaró que se le debía más reconocimiento. La escritora Beatriz Alicia García también cuenta en su blog que “a finales de los noventa” advirtió en una columna que escribía para El Universal que su obra no era estudiada ni difundida “como ella lo merecía”. Dicha afirmación, lamenta García, sigue vigente una década después.

En 1952 la casa mexicana Editorial Atlante publicó Poemas, 1947-1952, de Ida Gramcko. El título en letras rojas y mayúsculas sostenidas daba la bienvenida a 231 páginas con los textos más densos y maduros de la escritora venezolana, tras diez años de la aparición de su primer poemario (Umbral, 1942). Poemas impulsó a Gramcko en la comunidad literaria de Latinoamérica, aunque el libro no se reeditó en su país natal. Han pasado 64 años desde su lanzamiento en México, y finalmente llegará a los lectores venezolanos como una producción artesanal, que contará con dos tomos ensamblados a mano, elaborados por la editorial Letra Muerta.

“Es una obra importantísima que se divide en etapas”, explica Faride Mereb, fundadora y directora creativa de la casa editora. “Poemas comienza con La unidad del llanto, uno de sus primeros poemarios. De hecho, en una nota ella lo coloca como punto de partida y de referencia. En un principio, si hubiese sido por ella no lo hubiera incluido, pero incorpora un orden cronológico que le da sentido al resto de la obra; la cual termina con El mismo yo, mas caracol, un poemario bellísimo con imágenes filosóficas que hacen alusión al espiral. Las personas conocedoras de Gramcko saben de este poemario, y también queremos que los jóvenes y quienes por primera vez se aproximan a ella, lo hagan con una de sus obras más emblemáticas”.

Entre los escritos de la también dramaturga y periodista venezolana se colean fotografías de Alfredo Cortina, pertenecientes al Archivo Fotografía Urbana, e imágenes del álbum familiar de Gramcko, para hacer de este proyecto una ventana literaria y, a la vez, histórica. Kizer –realizadora del relato de vida de Gramcko para la serie Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional–, se convirtió en una de las principales aliadas de Letra Muerta durante la investigación previa, proceso que incluyó visitas a la sección de libros raros y manuscritos en la Biblioteca Nacional y que trajo a la mesa archivos y curiosidades que complementan el universo de la autora carabobeña, documentos compilados en el segundo tomo de la publicación.

“Christian Boltanski, un artista francés que me gusta mucho, dice que existe una gran memoria y una pequeña memoria. La primera es la que se archiva en los libros, la enciclopédica, la que consultamos en la biblioteca, la académica, la que es, por así decirlo, oficial. Y la pequeña memoria es la que se pierde en la tradición oral, la anécdota, el cuento, el gesto. El segundo tomo compila toda esa pequeña memoria: fotos extraoficiales, anotaciones, manuscritos, todo eso que se pierde entre tanta metodología. Es un libro más emotivo”, explica Mereb. El contenido de este ejemplar, de tamaño particular ya que “cabe en la palma de la mano”, está “intervenido de manera experimental” y cuenta con impresiones en tres tintas diferentes, incluyendo una de color dorado.

El primer tomo “es un libro bastante sobrio, impreso en tinta negra con fotografías en escalas de grises para tratar de mantener la mayor fidelidad a la autora. La única diferencia con el libro original es que el prólogo fue escrito por Rafael Castillo Zapata (escritor y crítico venezolano, autor de Árbol que crece torcido y Estancia) y no por Mariano Picón Salas”, una apuesta de Mereb de perpetuar la voz masculina en la introducción al poemario. “Además, Rafael es un excelente poeta y ensayista y en su conversación cotidiana suele nombrar mucho a Gramcko”.

En su fabricación se usaron cinco tipos de papel que “colocados uno junto al otro forman un gradiente, una progresión del color más claro al más oscuro –en tonos verdes y crema–, lo que representa una evolución del contenido del libro y de la madurez de la obra de Gramcko”.

El precio de la publicación no está definido, pero Mereb promete que será económico. “Una de las cosas que nos caracteriza es tener precios bajos en Venezuela. Nosotros usamos una especie de financiamiento cruzado y con las ventas en países donde hay una economía estable, digámoslo así, logramos recuperar la inversión del libro. Por ahora tenemos una preventa por Internet (PayPal) que nos ayudará a costear la presentación y otras cosas en Venezuela”.

Los ejemplares de Poemas que serán ofertados estarán seriados y apenas saldrán de imprenta 250: 100 para su venta en el país, otro centenar para ser comercializado en el extranjero, y 50 para “familiares y depósito legal, entre otras cosas”.  El libro será presentado en septiembre, y la editorial anunciará en los próximos días en sus redes sociales (@LetraMuertaED) la fecha exacta y el lugar del lanzamiento.

La presentación oficial en tierras foráneas se realizará en Nueva York, “luego iremos a Miami, y esperamos tener invitación pronto en otros países para así difundir la literatura venezolana”, explica Mereb. “Tenemos también una presentación en la Universidad de Columbia el mes que viene y eso me llena de orgullo porque hablar de diseño editorial venezolano y literatura venezolana es lo que más me llena”, en especial porque Letra Muerta es un proyecto autogestionado que apuesta, pese a la crisis de recursos, por “la publicación de uno o dos libros al año”.

Publicado en El Universal

Poemas, de Ida Gramcko, reeditado por Letra Muerta

Poemas de Ida Gramcko es una obra emblemática de la poesía venezolana que luego de 64 años de su publicación en México ha sido reeditada por primera vez en Venezuela con el sello de la editorial independiente Letra Muerta, que dirige la diseñadora y editora Faride Mereb.

En su primera publicación, año 1952, Poemas fue prologado por el escritor e historiador Mariano Picón Salas, quien describió en su momento que la poesía de Ida Gramcko se destacaba por su alta coherencia lírica y cerrada.

Dicha obra ha sido valorada a lo largo de los años por diversos críticos y escritores. Como el caso del poeta Alfredo Chacón, quien ha expresado que la obra “es un libro sumo de la literatura escrita en el siglo XX. Nadie hasta ese momento había logrado una resolución tan recia entre rigor y densidad y temperamento lingüístico”.

Mientras que el ensayista y poeta Rafael Castillo Zapata, quien escribió el nuevo prólogo, destaca que en dicha obra la poeta pone en evidencia la plasticidad sonora de su prosodia, “alcanza, sin duda alguna, el que quizás sea el momento más perfecto de su vasta y prolongada deriva lírica”.

Por otra parte, Faride Mereb detalla que el diseño y edición, que estuvieron a su cargo, son bastante particulares en un nivel conceptual ya que por medio de los soportes y papeles buscó representar la madurez de la obra de la autora y el paso del tiempo. “El libro consta de dos tomos”, dice Mereb. “El primero en un formato grande con cinco tipos de papeles y el segundo más pequeño con tres diferentes tintas especiales y manuscritos. En esta oportunidad solo se imprimieron 250 ejemplares numerados y en caja”.

La obra contiene fotografías de Alfredo Cortina pertenecientes al Archivo Fotografía Urbana y fotos del álbum familiar de la autora. Al igual que las obras anteriores publicadas por Letra Muerta, la impresión y asesoría estuvieron a cargo del maestro Javier Aizpurua en la editorial Ex Libris.

Poeta, ensayista, dramaturga, cuentista y periodista, Ida Gramcko (Puerto Cabello, Carabobo, 1924; Caracas, 1994) ganó el Premio Nacional de Literatura en 1977. Además de Poemas publicó Poemas de una psicótica (1964), Este canto rodado (1967), Salmos (1968), Sonetos del origen (1972), Salto Ángel (1985) y Treno (1993), entre otros títulos. Escribió durante medio siglo para el diario El Nacional.

Letra Muerta es un sello venezolano que se inició en 2014 y se especializa en la reivindicación del valor del libro como fenómeno/objeto y la investigación de literatura venezolana. Su propósito es hacer revisión de textos que no hayan sido editados o reeditados y pone un especial cuidado en el respeto a los autores y a la composición tipográfica. Antes del libro de Gramcko ha publicado Es una buena máquina (2014) y el volumen de entrevistas Al filo (2015), ambos de la poeta y periodista venezolana Miyó Vestrini (1938-1991).

Publicado en Letralia

Tres poemas de Ida Gramcko

Plegaria

No te puedo nombrar. No tienes nombre. Eres lo que se siente. Nunca lo que se explica. ¡Oh mi Absoluto Amado, a quien descubro ahora sin que ninguna forma lo limite! Perdóname la antigua reflexión.

No eres lo que se piensa. Eres lo que se ama. No eres conocimiento sino sólo estupor. No eres el perfil sino el asombro. No eres la piedra sino lo inaudito. No eres la razón sino el amor.

De la mano del Ángel yo he ascendido a tu hallazgo que nunca es un concreto tesoro sino continuamente un descubrimiento inenarrable. El Ángel, a mi lado, sintió también intensa, más intensa que nunca, más intensa que con algo o con alguien, esa visión de inmensidad. Como con nadie, no porque cada caso es singular, sino porque aquel acto fue más hondo que todos los suyos, como si recibiéramos de pronto un advenimiento de infinito.

Y es inútil pensar en encarnarte. Eres lo que nunca se puede encarnar ni nombrar porque sólo nos juntas las manos y nos haces doblar las rodillas.

Déjame sentirte, ¡oh infinitud, oh zona inmensa, dimensión sobrehumana, oh mi Dios, siempre con la piel deslumbrada tanto que el cuerpo se me vuelva luz! Déjame estupefacta, arrebatada y déjame que vibre para siempre con la palpitación mía e íntima.

Quisiera ser aquella que permanece, atónita, ante ti. La que no sabe de tu nombre, la que no sabe de tu forma, una ignorante estremecida. Y que así sea.

Los Estetas

Lo único que hacemos es aceptar la ráfaga, pero esa aceptación ya mide el ritmo y hasta lo desorienta. Porque somos las víctimas creadoras, una fragilidad que se ensimisma, una ceniza infiel que se retrae, un polvo que, al erguirse, lleva su esclavitud a la proeza.

Quizás cuando el gran soplo nos arrastra, tiene que descartarnos un segundo. Quizás entonces percibe que hay algo que le cansa como un ala más densa. Somos entonces como un aire erguido. Pues lo único que hacemos es comprender que nadie nos pregunta y, sin embargo, dar el cúmulo como si fuera una respuesta.

Porque lo único que hacemos es comprender que nadie nos distingue, que nadie nos señala, pero entregarnos, como una antigua herida imprescindible, como si nos llamaran, ya no desde la muerte sino desde la súplica, ya no desde el instinto sino desde el amor.

Lo único que hacemos es socorrer lo estricto para que se humanice la indigencia.

He allí nuestra modestia maliciosa. Porque existe un vacío que se exalta, y hay una muerte que se cree legítima y hasta un prurito honrado en la intemperie. Y allí es donde pesamos. Allí donde hay andrajos sin hechizo, allí donde hay cadáver sin acción ni agonía, allí es donde pesamos y estorbamos como residuos plenos de reserva.

Los Héroes

El polvo es nuestro fijo patrimonio. Una herida, una edad son las señales de quien resiste a solas, aparte y en un sitio, su abolengo. Y porque estamos dibujados, como un hosco relieve sobre el polvo, éste se nos olvida… Y ese olvido se imparte, prodigando. Allí un jardín, allí los pétalos que se abren y que sólo sostienen un polvo que se estrella.

Y porque reflejamos lo legado, pero en medalla mesurada y pulcra, el polvo se revela y se retrata, curtiendo ese semblante que lo bruñe, con el cambio, la duda y la experiencia.

Pero la herrumbre tiene quien la limpie. Y entonces el olvido es un mandato.

Alguien que se descubre inexorable atisba un ancla oculta en el suceso.

Publicado en El Nacional

VOZ
Hay alguien que llama desde remotas cimas,
hay una voz profunda que me pide estar cerca.
Los aires se arremansan en corrientes continuas
hasta fundir los ecos en la dormida piedra.
El camino es un paso que dio el gigante mundo
con sus botas de angustia, pensativas y negras;
era un viajero entonces, desamparado y rudo,
y con su andar de nave fue duplicando huellas.
A veces tengo alas. Los cabellos furtivos
se fugan entre ratos de las furias del viento,
las manos, como arañas, van tejiendo en sus giros
una red infinita de locura y de ensueño.
¡Llegaré hasta la cumbre! Tendré todas las flores
azules y mojadas que habitan en las cuevas,
y habrá un concierto claro de pájaros y voces
en la garganta virgen de la desnuda tierra.
Hay alguien que me llama desde remotas cimas
y voy tras su llamado como la humilde sierva:
manos y pies descalzos…entre luces y vidas,
hasta la voz profunda que me pide estar cerca.
(Umbral, 1941)
CÁMARA DE CRISTAL
Cámara
de cristal
mi lágrima.
Y el mar.
Y alcoba pálida
mi sollozo.
Mundo de celofán.
Pecera de hondo
movimiento estelar.
Niebla de otoño.
Y algo más
que naufraga en mi llanto misterioso.
(Cámara de cristal, 1943)
(El mismo yo, mas caracol)
OPULENCIA VITAL, múltiple ramo
cuyo nosotros fiel nos necesita
tal como somos, un pajar, un grano…
¡De cuántas cosas brota una sonrisa!
Alegre libertad dice: me llamo…
(aquí su nombre). Fructifica
antagonista plácido y cercano
como una carne mágica y melliza.
La luz es todo junto más el halo
con que cada fulgor se precipita.
Prójima sombra, fraternal arcano,
¡son, son! Y es el amor quien los precisa.
Pero la precisión es un regalo.
Nada más. Una dádiva inaudita.
CARACOL, EL HERMANO,
el mismo caracol, más caracol. Concisa
su forma sigue sin barniz ni estrago
para que el hombre sufra un alma rica,
un alma suya en el vellón y el gajo,
íntima, inmensa, siempre en sed y ahita.
Así construímos un lugar humano,
pero tan lleno de él como de brisa.
Inventamos
una pared de cal…¡y tan distinta!
Un muro nuevo, ¿raro?
Sólo en su fresca soledad continua.
-¿Soledad, otra vez lo solitario,
otra vez la distancia?¿Y la caricia?-
Cálmate, amor; lo nuestro es lo lejano,
toca el largo perfil, la piedra lisa
dice por voz de su vigor: yo te amo.
La forma singular es la infinita.
VIVA BELLEZA desde el seno irrumpe
como una curvatura que desliza
las auroras boreales de las ubres
sobre un lecho de líneas.
Somos el hombre el caballo sufren,
pero una inmensa investidura estricta
nos señala sin verbo entre las cumbres.
Somos entonces ser hasta la risa,
la carcajada diáfana en los buches.
PRESUNTO SORTILEGIO. Sólo alcance.
Belleza, nada más,
abre la boca y es un cráter
y el umbral
y ya todo lo abierto, semejante.
Paz, ardiente paz, lógica paz.
Calma: pasión que sabe su combate,
luchar
por una rosa, pausa en el desastre,
por el menos y el más.
Menos: inmensa perspectiva de alguien.
Belleza, para ti la eternidad,
ayer, ahora y luego. No hay instante.
Sí, para ti vivir sin terminar,
que todo aquel que muere es un cobarde.
RECUÉRDATE, PALABRA,
como eres, como estás, pulcra y redonda,
no el agua mas en agua y tras el agua
y con el agua sin más pie ni alfombra.
CON RAYAS ROJAS cambiaremos el mundo.
Con una exactitud que nos desprende.
Con tan alegre número
que contamos, al fin: somos mil veces,
dos mil, tres mil, siete mil veces.
Y cada cifra siéntese en el uno
como el uno también y con sus creces.
Con palabras ausentes de conjuro
digamos: ¡sol! exacto, y amanece.
ESTAR afuera es como estar adentro
de inagotable intimidad creadora.
No es perder cuerpo, es descubrir un centro
mayor que lo interior que nos demora.
Estar afuera, a pleno sol, al viento…
La noche ya no es más la mediadora,
pues nos une a través de un mandamiento
de sombra impuesta que se ve o ignora.
Escogida es la unión desde lo intenso.
Vivo nivel estalla con la aurora
y enlaza lo profundo con lo inmenso,
pues cada ser deviene lo que añora.
Y queda un solo ser, un gran suspenso,
mas el hombre lo sabe y lo atesora.
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