Viamão: Percusión de Argentina, Brasil y Ghana en Buenos Aires

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“Lo que se podrá ver el jueves es la presentación de un disco hecho en colaboración entre un grupo de percusión que trabaja sobre ritmos afrolatinos y un músico e investigador brasileño. Estamos muy contentos con el resultado del disco porque es una fiel muestra de ese encuentro”, dijo a Télam el integrante de No Chilla Sebastián Scigliano.

Se tratará del cierre de una gira que se inició en las ciudades brasileñas de Belo Horizonte, San Pablo, Río de Janeiro y Ouro Preto, y continuó en La Plata y las localidades entrerrianas de Colón y Villa Elisa.

En diálogo con Télam, Scigliano dio detalles de la sociedad musical sellada con el brasileño y brindó precisiones que permiten un acercamiento al nuevo disco.

¿Cómo tomaron contacto con Pererê?
-Con el grupo estábamos investigando los ritmos afromineiros, que es una tradición negra brasileña poca conocida en Argentina. Nos interesaba porque se toca con un bombo muy parecido a nuestro bombo legüero. Como nosotros investigamos sobre las tradiciones americanas y sus cruces, eso nos llevó a viajar a Belo Horizonte, ahí conocimos a Sergio y, en función de esas inquietudes comunes, nos empezamos a relacionar. Él también es un estudioso, un músico muy inquieto. Toca un charango pero lo usa como si fuera un arpa africana. Es un tipo con mucha apertura musical, que le gusta mezclar mucho su música, así que cuando nos conocimos, de movida nos llevamos bien. Tenemos una relación muy musical y de intereses comunes por los ritmos afroamericanos y, especialmente, de Mina Gerais.

-¿Cómo surge la idea de grabar un disco?
-Viajamos muchas veces, tocamos juntos en muchos conciertos y, en uno de esos viajes, decidimos grabar algunos temas. Grabamos ahí, en un pueblito llamado Viamão, por eso el nombre del disco. Así que volvimos con seis temas grabados y masterizados, que fue la primera parte del disco.

-A diferencia de otros grupos de percusión, la melodía está muy presente en este disco, ¿qué nos puede decir al respecto?
-Creo que el encuentro con Sergio se da precisamente por ser un grupo de percusión que trabaja sobre las melodías. Nosotros somos un grupo raro porque estamos en una búsqueda que no es tan habitual. Tocamos instrumentos de percusión pero muchos de ellos produces melodías. Tocamos kalimbas, instrumentos africanos que tienen sonoridades melódicas, arpas de boca, berinbau con distintas afinaciones. Lo melódico está en No Chilla antes de conocer a Sergio. En realidad, el encuentro seguramente fue tan fluido porque nuestra búsqueda se emparenta con lo que él hace.

¿Qué elementos de música argentina y cuáles de música brasileña son más reconocibles en esta fusión?
-Nosotros usamos bombo legüero, Sergio toca el charango, así que lo argentino aparece en cosas así, pero todo está mezclado. Nosotros usamos el berinbau y el pandeiro también, así que ahí está lo brasileño. Creo que cuando se profundiza un poco se encuentran muchas cosas en común entre ritmos de diferentes regiones.

-¿Planean grabar más discos juntos?
-Ojalá se dé. Los dos somos muy inquietos y estamos produciendo cosas. Lo que pasó con el disco fue una sorpresa, así que diría que es una primera etapa. Está en carpeta una producción audiovisual. No sé cómo será, pero conociendo la historia de los dos seguramente seguirá la relación. Es un gusto compartir con Sergio la música y, además, se armó una especie de hermandad que hace que queramos seguir tocando juntos.

Publicado en Télam

ENTREVISTA A NO CHILLA: “SOMOS RADICALES EN LO QUE HACEMOS”

Por Alejandra Zani

Reunidos por primera vez en 2005 por la inquietud de buscar nuevos modos de hacer percusión en Argentina, No Chilla surgió del encuentro de ocho músicos que llegaron a estudiar con Alejandro Oliva (director de La Bomba de Tiempo y percusionista de Pedro Aznar). Desde entonces, la banda comenzó a transitar nuevas rutas que fueron imprimiendo en su música un sonido contemporáneo y vanguardista que se diferencia de otras bandas de percusión improvisada de argentina.

Con más de diez años de trayectoria, No Chilla sigue manteniendo una peculiaridad: todos los instrumentos que tocan son de percusión (desde instrumentos percusivos melódicos hasta no convencionales). Después de haber transitado distintos escenarios como el taller de un escultor, el Teatro Ciego y una gira por Brasil, el 17 de noviembre en el Xigrú Espacio Untref, No Chilla presenta su nuevo disco Viamão, una co-producción con Sérgio Pererê, músico, cantautor y compositor brasileño.

No Chillla son: Christian Covre, Fernando Laser, Fernando Martinez, Matías Suarez, Dalmiro Villanueva, Nicolás Jalfen, Anabella Porta y Sebastián Scigliano.

—Después de tantos años de trayectoria, ¿qué cosas permanecen desde el inicio?

—Nos conocemos desde hace mucho y nos formamos todos con el mismo lenguaje, entonces hay cosas que compartimos desde muy pichones. Nos formamos juntos como grupo. Estudiamos composición, música africana, estudiamos, y todo eso va haciendo que tengamos una especie de amalgama, una especie de base muy común a todos.

—¿Y qué estructuras fueron modificándose?

—En lo musical cambiaron muchas cosas. Empezamos siendo un grupo que hacía percusión improvisada, como la mayoría de los grupos de percusión argentina. A mediados del 2000, con la Bomba de Tiempo, un montón de gente empezó a hacer eso, y nosotros nos formamos en ese lenguaje. Paulatinamente lo fuimos abandonando hasta que hace unos años decidimos dejar de improvisar, lo cual para un grupo de percusión es bastante peculiar. Lo que nosotros hacemos es componer música desde la percusión, pensamos la música que hacemos desde la composición. Alguien propone una idea de estructura de una música y la arreglamos entre todos, y lo hacemos con instrumentos de percusión nada más, lo que es un poco más raro.

—¿En qué se diferencian de otros grupos de percusión argentina?

—Algunos grupos de percusión incorporan instrumentos que no son de percusión. Ahí, me parece, nosotros somos bastante radicales porque toda la música que hace No Chilla la hace con percusión. Nos arreglamos para encontrar una cacerola en Fa sostenido. No incorporamos vientos ni bajos. Además, usamos instrumentos poco convencionales como instrumentos percusivos africanos, alguna percusión melódica y armónica, tocamos kalimbas, balafones, arpas de boca, berimbaos afinados, y eso hace que podamos generar armonías y melodías desde la percusión, lo que también es un poco raro.

—Brasil parece ser un destino que los marca un montón, ¿cómo llegaron ahí?

—Conocemos un Brasil poco convencional. Ahí, en Curitiba, hay un taller de percusión muy conocido y dos integrantes de No Chilla se fueron a estudiar ahí con un percusionista bahiano, Marco Lobo. Cuando Marco se enteró de lo que estábamos haciendo y de los sonidos que estábamos buscando, los mandó a estudiar con un músico de Belo Horizonte, Mauricio Tizumba, que fue nuestro gran abridor de puertas en Brasil. Así empezamos a estudiar la percusión de Minas Gerais que no es muy conocida para los argentinos. Empezamos a tocar allá en una especie de festival de percusión mineira, y nos enamoramos de Belo Horizonte.

—¿Y cómo llegó Sérgio Pererê  a sus vidas?

—Mauricio Tizumba nos lo presentó porque se imaginó, por las cosas que hacíamos y por las cosas que hacía él, que podíamos llegar a combinar. Y así fue. Nos hicimos amigos, hicimos cosas juntos, tocamos juntos en Brasil, y en uno de los viajes que hicimos a Belo Horizonte, nos fuimos con la idea de grabar algo con él. Viajamos juntos un fin de semana entero a un pueblito que se llama Viamão, que es el nombre del disco, un pueblo en medio de la montaña, un lugar raro para lo que imaginamos de Brasil. Fuimos con algunas propuestas, Sérgio tenía otras, nos pusimos a tocar, y nos fuimos con seis temas grabados. En tres días había medio disco hecho.

—¿Cuál fue el reencuentro en el que terminaron de grabar el disco?

—A los 6 meses, Sérgio vino para Buenos Aires, fuimos 3 días a una quinta en Moreno y el proceso fue el mismo. Terminamos grabando todos los temas que tiene el disco. El también tiene una búsqueda rara. Es un brasilero que toca el charango, investiga mucho, le gusta mezclar cosas, es muy desprejuiciado para hacer música, y evidentemente combinamos.

—¿Cómo fue grabar al aire libre?

—Era el mejor modo de hacerlo. Llevamos unos equipos de grabación móviles de registro de sonido muy sofisticado y de alta fidelidad. No tenía sentido encerrarse en un lugar alucinante, lleno de verde, de montañas y de pájaros. Armamos todo para grabar afuera y terminó saliendo eso. Era lo que la situación nos pedía. Nos pareció natural y lógico hacerlo ahí. En Moreno intentamos reproducir más o menos lo mismo, en un quincho al aire libre. Eso tiene dificultades porque la fidelidad no es la mejor, pero le agrega al disco mucha frescura y espontaneidad, que reproduce el espíritu que tuvimos nosotros Sérgio.

—¿Cómo ven la diferencia del primer disco, No Chilla, hasta Viamão?

—La verdad es que la diferencia es abismal. Crecimos muchísimo como grupo. Consolidamos una idea que en el primer disco aparece esbozada. Pero en Viamão, la idea está mucho más emprolijada, con más fundamentos. Hicimos un montón de cosas muy experimentales que nos cambiaron mucho la cabeza. Durante casi un año, tocamos en un taller de un escultor en donde hacíamos música con herramientas de esculpir, también tocamos en el Teatro Ciego haciendo espectáculos a oscuras, y eso afinó muchísimo la manera de pensar el sonido. Eso fue todo entre un disco y otro, y se nota en los resultados. Se percibe que hay una naturalidad en la manera de combinar los distintos instrumentos que antes no teníamos y ahora tenemos.

—En noviembre empezaron una gira por Argentina junto a Sérgio que termina el 17 en el Xigrú Espacio Untref. ¿Cómo están viviendo esa gira?

—Primero, en agosto de este año, nos fuimos a Brasil a presentar el disco allá.  Viamão salió por un patrocinio de una compañía brasileña como un sistema de mecenazgo en el que participan empresas de allá con un importante volumen de dinero. El disco se presentó en ese proyecto y ganamos un financiamiento de Natura, empresa de cosméticos, que pagó la producción y la fabricación del disco. Ahora viaja Sérgio para acá y estamos presentándolo acá.

—¿Cómo es la reacción del público ante No Chilla?

—Es interesante lo que pasa con el público. La mayoría de la gente que nos ve nos dice que nunca vieron una cosa así. El efecto de la novedad, en principio, se produce, y parte de nuestra búsqueda tiene que ver con eso. Sabemos que somos una banda no convencional, es algo que no suena habitualmente, y eso está bueno que pase. La principal devolución es esa. Después hay gente que la flashea más, hace viajes astrales con nuestra música, y después hay otros a los que no les interesa.

Publicado en La Primera Piedra

 

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