Fidel y Guayasamín

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A pocas horas de conocerse el deceso del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, en La Habana, este viernes a las 10:29 (hora local de Cuba), Andes rememora sus viajes a Ecuador y su cercanía con el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, con quien forjó una larga y profunda amistad.

Fue un jueves 4 de noviembre de 1971 cuando el máximo líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, descendió de un turbo-jet Bristol Britannia “Hiushin-18” CU-T 900 de Cubana de Aviación en el aeropuerto internacional Simón Bolívar de la ciudad de Guayaquil, 12 años después del triunfo de la revolución en la pequeña isla caribeña.

Esta fue la primera vez que el comandante revolucionario llegó a Ecuador y lo hizo luego de visitar al presidente socialista chileno Salvador Allende (1908-1973) por invitación del jefe de Estado ecuatoriano de aquel entonces, el cinco veces presidente, José María Velasco Ibarra (1893-1979).

Al pie de la escalinata del avión cubano, Fidel Castro y su comitiva de 45 acompañantes fueron recibidos por los ministros de Relaciones Exteriores y de Gobierno de Ecuador para luego ser trasladados a una reunión con carácter reservado con el presidente Ibarra, quien estuvo acompañado de los más altos oficiales de las Fuerzas Armadas (FF.AA.).

Tras reunirse con el presidente Ibarra y altos mandos militares, Fidel fue invitado por los dirigentes de los partidos comunista y socialista para que saludará a centenares de personas que habían acudido a la terminal aérea para vitorearle y expresarle su solidaridad con el proceso revolucionario.

Según, el historiador ecuatoriano Germán Rodas, en los días previos a la mencionada cita, había presiones del gobierno norteamericano para impedir la entrevista. También hubo apremios ideológicos de la extrema derecha nacional (expresadas también al interior de un reducido sector de las fuerzas armadas), para frustrar la reunión.

Ocho años después (1979), ya bajo el gobierno de Jaime Roldós y con el retorno a la democracia, Ecuador reabrió relaciones diplomáticas con Cuba. Pero fue la visita que en 1985 realizara el entonces presidente León Febres Cordero el que asombró a los movimientos políticos de izquierda y derecha. “Hemos congeniado mucho. Nos llevamos muy bien”, dijo Febres Cordero junto a un Fidel Castro, quien sonreía complaciente, según el periodista Santiago Estrella.

Quizás, uno de los ecuatorianos que relaciones más cercanas tuvo con Fidel fue el reconocido pintor Oswaldo Guayasamín (1919-1999), quien tras el triunfo de la revolución viajó a Cuba para expresarle al líder revolucionario su interés por realizarle un cuadro.

Para aquel entonces, Guayasamín ya era un pintor reconocido pues había recibido el encargo de pintar un mural en el Palacio de Carondelet (casa de gobierno) en el centro de Quito. Además, en 1956 obtuvo el Gran Premio de la II Bienal de Pintura de Barcelona, posteriormente alcanzó el Primer Premio de Pintura en la Bienal de Sao Paolo y había expuesto sus obras en Estados Unidos, México y Chile.

Guayasamín anunció a Fidel que deseaba obsequiarle la obra y convinieron que la pintura se entregaría al día siguiente en la Embajada de Ecuador. El pintor dijo que había logrado plasmar en el lienzo el ímpetu guerrillero e insurgente de Fidel en plena juventud, según una publicación de cubadebate.cu.

El artista ecuatoriano sería el único en haber pintado por tres ocasiones a Fidel Castro, pues no hay registros de prensa que evidencien que otra persona lo hubiera hecho.

Al finalizar el mandato autoritario de Febres Cordero en 1988, asumió el poder Rodrigo Borja, líder del partido Izquierda Democrática, un político y jurista que venció en las urnas al populista y máximo representante del Partido Roldosista del Ecuador (PRE), Abdalá Bucarán.

Borja invitó Fidel al cambio de mando presidencial y el líder revolucionario aceptó. Su nueva visita a Ecuador coincidió con su cumpleaños 62 que, según registros de prensa, esa sería la primera vez que celebró su natalicio «fuera de Cuba sin estar en prisión», como afirma el periodista Hernán Ramos.

“El homenaje público se realizó el 12 de agosto en casa de su amigo, el pintor Oswaldo Guayasamín. Pero la celebración «clandestina», inédita y desconocida, ocurrió en la madrugada del 13 de agosto, el día mismo de su cumpleaños, en una estrecha casa del barrio Bellavista, al norte de la capital ecuatoriana”, publicó el comunicador en una crónica denominada «Los dos cumpleaños de Fidel en Quito».

Tras la muerte de Guayasamín fue edificada en su honor “La Capilla del Hombre” un inmueble que funciona como museo y galería, donde están expuestas las obras del destacado artista.

En el lugar, en 2002, luego de la muerte de Guayasamín, fue encendida la “Llama Eterna” por los derechos humanos y la paz, una antorcha que arde día y noche y que fue encendida por el propio Fidel Castro, acompañado del fallecido expresidente de Venezuela, Hugo Chávez (1954-2013) y del mandatario ecuatoriano de aquel entonces, Gustavo Novoa Bejarano, quien ascendió al poder en sustitución del derrocado presidente Jamil Mahuad.

En declaraciones a la prensa, Fidel recordó haber sido amigo de Guayasamín desde inicios de la revolución cubana y dijo que posó en tres ocasiones, a lo largo de 35 años para el afamado maestro, de quien dijo, “era un genio de las artes plásticas, un gladiador de la dignidad humana y un profeta del porvenir”.

Una nueva reunión de Fidel con otro mandatario ecuatoriano tendría una pausa de cerca de 12 años. En enero de 2014, luego de no haber salido en público por una largo periodo y de encargar la presidencia de Cuba a su hermano Raúl, el comandante Fidel sostuvo una reunión con tres presidentes latinoamericanos de corte progresista: Rafael Correa de Ecuador, Evo Morales de Bolivia y Daniel Ortega de Nicaragua con quienes conversó acerca de los resultados de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.

Publicado en Andes

La Casa Museo Oswaldo Guayasamín conserva hoy en la capital cubana algunos de los pocos retratos llevados al lienzo que se hicieran al líder histórico de la Revolución de este país, Fidel Castro.

El artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín quería venir a Cuba y pintar al líder de su Revolución: la primera vez que le hizo un retrato fue en 1961, contó en una ocasión a Prensa Latina el diplomático Pedro Martínez.

Fidel Castro aceptó posar para el creador indígena, pero dicen que solo pudo retenerlo durante 15 minutos pues todos rodeaban y pedían su atención, detalló.

Después, en 1981 y 1986 plasmó de nuevo al impulsor del histórico asalto al Cuartel Moncada. Los cuadros anteriores forman parte de la colección de la casa museo Oswaldo Guayasamín, ubicada en la parte más antigua de La Habana.

Según la prensa ecuatoriana, Guayasamín fue el único artista que tuvo el privilegio de pintar en tres ocasiones a Fidel Castro.

Además, reflejó en su lienzo al actual presidente cubano Raúl Castro, al trovador Silvio Rodríguez, a Pablo Milanés y al antropólogo Antonio Núñez Jiménez.

De acuerdo a la directora de la casa museo, Aliana Martínez, Guayasamín conocía muy bien la historia de este país, por eso decidió inaugurar la edificación un 8 de enero, fecha en que se celebra la entrada de los ‘rebeldes barbudos’ a La Habana, en la Revolución triunfante.

Hasta el día de hoy, hemos mantenido la luz encendida como nos pidió este gran amigo de Cuba y Fidel Castro, señaló.

Guayasamín tiene un hogar en esta capital desde hace 23 años, en este lugar respiró el aroma del mar y conoció más a su gente, que todavía lo recuerda como un ‘buen vecino’, rememoró Martínez.

Fue una decisión del pintor tener su casa aquí y el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, accedió con una condición: la vivienda debía ser una de las tantas que necesitaban pronta restauración en la parte antigua, explicó.

La edificación estaba muy deteriorada: tenía un taller de mecánica en la planta baja y unas seis familias vivían en el piso superior. Con la remodelación, las habitaciones inferiores se convirtieron en galería de arte y mientras arriba está el salón dormitorio.

Aunque el pintor pasaba algunos días en su casa habanera, cuando abría las ventanas del taller empezaba a conversar con sus vecinos… Entonces iba a otro sitio para hacer su trabajo.

Tampoco durmió nunca allí, pues prefería estar rodeado de muchas personas, recordó Aliana Martínez.

Luego de la muerte de Guayasamín, en 1999 a los 80 años, convirtieron la casa en un museo. Ahora integran la colección del edificio parte del mobiliario del ecuatoriano, artesanías de la nación andina y algunos de los objetos precolombinos que trajo consigo.

Fotos y pinturas colgadas en las paredes dejan constancia de su amistad con el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, cuyo reciente fallecimiento consternó al mundo entero.

En la actualidad, hay tres casas-museo semejantes: la primera fue instituida en 1993 en La Habana, la segunda en 1995 en España y la más reciente, en 2012 en Ecuador.

Publicado en Prensa Latina
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