Premio Paralelo Cero

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Un total de 71 libros participó en el Concurso de Poesía Paralelo Cero 2017. De estos, 10 quedaron semifinalistas y 5 para el debate definitivo del jurado, cuyo veredicto fue emitido el martes 27 de diciembre.
Integrado por los poetas Sandra De la Torre Guarderas, Cristian López Talavera y Miguelángel Rengifo –ganadores del concurso en ediciones anteriores– el jurado acordó otorgar el Premio Nacional Paralelo Cero 2017 al libro Tierra en medio, firmado por Al Rabbih.
Según su criterio, se trata de un poemario que “estructura sus versos sapienciales en canciones que apuestan por la economía del lenguaje y la sonoridad. Dialoga con el rock, la balada, el soundtrack, la canción de cuna en sus temáticas, estridencias o armonías. La palabra, sin embargo, es la materia constitutiva, pulida y refinada con rigor por un artífice que arriesga la pureza del poema para emparentarse con asuntos de rocolas y habitaciones de un recién nacido”.
Este trabajo pone a dialogar la música y la poesía; refleja el uso de figuras literarias que crea un poemario con sentido visual y sonoro en búsqueda de belleza, según la opinión del jurado calificador.
Seguros de que sus versos pueden “arrullar como sesgar con vértigos cualquier ambigüedad”, los evaluadores concluyen que Tierra en medio es “resplandor, potencia, sonoridad. Ejecuta una banda sonora inevitable. Si bien la palabra en su intimidad, en su nervio primigenio ya es sonido, empata con la otredad que es la música. Convence sin excesos con un lenguaje limpio”.

“Las cosas esenciales de la vida”  

Una vez abierto el sobre con los datos del poemario ganador, se comprobó que el seudónimo Al Rabbih corresponde al poeta quiteño Jorge Andrés Gómez (1985), quien reside en Urcuquí, Imbabura, y tiene un masterado en Escritura Creativa por la Universidad Complutense de Madrid (España).
Grabador de profesión, Gómez –a quien tomó por sorpresa la obtención del premio, en el que participa por primera vez– considera que su obra “habla de las cosas esenciales de la vida, sin muchos adornos, porque no me gusta escribir así. Un poco parafraseando a Breton creo que la poesía no tiene mucho que ver con la realidad que describe”.
Rodeado de la exuberancia del campo, Gómez no se considera un buen poeta, sino alguien que se emociona con el atardecer, con el monte y el entorno natural.
El jurado también resolvió otorgar dos menciones de honor. La primera para el libro Pájaros en Santa Clara, firmado con el seudónimo UnleMelli; y la segunda mención fue para Canciones desde el fin del mundo, de A. Bruxa.
UnleMelli corresponde al poeta Luis Franco González, nacido en Santa Elena, en 1988, y A. Bruxa a Yuliana Marcillo Ortiz, natural de Esmeraldas, nacida en 1992.

Escribir como paliativo

Marcillo escribe para conocerse “y mermar un poco el caos” que sucede dentro de ella. Quizá por eso, su poemario Canciones desde el fin del mundo aborda una situación apocalíptica, como si sucediera.
“Son cantos divididos que hablan desde un momento futurista de destrucción. Cuando yo escribí el poemario estaba evocando cómo describiría el futuro si estuviéramos en un momento de destrucción. Más o menos de eso habla el poemario”.
Para Cristian López, uno de los jurados, “el concurso cobra importancia cada año. 71 libros se presentaron al nacional y más de 300 libros al internacional, lo cual significa que se ha institucionalizado”.
Destaca la juventud de los ganadores y los textos ganadores, “que debaten las preocupaciones actuales y las estéticas que se están dialogando en Hispanoamérica”.
Publicado en El Telégrafo

 

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