Los fantasmas de Tenquedama

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POR ANA GUTIÉRREZ

La noche del sábado 11 de febrero, el Salto del Tequendama se llenó de policías, defensores civiles y  bomberos de los municipios aledaños para cuidar, y luego rescatar, a integrantes del programa Ellos están aquí de RCN. Ocho personas del rodaje permanecieron en una cueva desde la medianoche hasta las 7:00 de la mañana siguiente. Bajaron hasta un sitio conocido como El Pozo para hacer las “investigaciones” para el programa que trata temas paranormales.

Para María Victoria Blanco, la directora de la Casa Museo Salto de Tequendama Biodiversidad y Cultura, el frustrante incidente representa una combinación de problemas que aquejan a la institución que dirige y a la sociedad colombiana en general. Explica que «ya había tenido problemas con RCN, hace unos 4 años. Hacen todo un proceso para grabar, para buscar fantasmas. Incurren varios problemas, pero en especial que entran al predio sin autorización». Luego de la primera ocasión acudieron al canal, «nos habían prometido controlar este tipo de grabaciones y no. Bajaron hasta El Pozo y les advirtieron que se podía complicar y salieron todos estos recursos para cuidar a un señor extranjero que busca fantasmas en pleno siglo XXI. Dijeron no poder salir pero creo que era premeditado pasar la noche y mientras tanto el municipio no tuvo apoyo de las autoridades”.

Blanco trabaja hace más de 20 años en la recuperación del bosque de niebla de esa zona de Cundinamarca, y es la encargada de la casa desde 2010. El Salto del Tequendama es Patrimonio Cultural Inmaterial de Cundinamarca pero cuando ella tomó posesión del inmueble llevaba tres décadas en el olvido.

Pero la verdadera preocupación de Blanco consiste en que de «el tema dificulta el trabajo cultural. Transmiten desinformación completa al público en general. Tiene consecuencia complejas, estimular de esa manera a la fantasía humana. En abril de 2013 un grupo de personas trató de quemar la casa por los fantasmas. Fue bastante violento, después de seis horas de angustia llegaron 14 unidades de policía a controlar y dispersar. Estos programas generan reacciones extremas. Por fortuna el sábado no pasó a mayores». En la voz de Blanco se nota un alivio que contrasta con los nervios que tiene al hablar del casi incendio. «Pero las noches siguientes viene más gente. Esto también afecta la restauración ecológica, tiene un grave efecto tanta gente pasando”.

Con cierto orgullo dice que ha logrado con otros hacer un cercamiento de la Casa, lobcual significa que la mayoría de los cazafantasmas no pueden llegar a ella. Después de todo, el edificio es propiedad privada. Están tratando de hacer lo mismo para el predio, donde todavía llegan personas sin permiso. En palabras de Blanco: “que cada quien crea en lo que quiera creer, lo que me importa es que no vulneren a otras personas”.

Claro, RCN no es el único que reproduce los mitos acerca del Salto del Tequendama. Es las historias que circulan las que preocupan a Blanco, que recalca que lo que quieren es fomentar “el cuidado el patrimonio cultural de los colombianos, de recuperación de la casa y del medioambiente. La casa está abierta entre 9:00 am y 4:00 pm los sábados, domingos y festivos. En promedio se acercan una o dos personas buscando fantasmas, pero cuando hay eventos como el del sábado se quintuplica, llegan cantidades de personas en moto, en cicla, en todo tipo de transportes en las noches a asediar la Casa, a tratar de meterse. Rompen vidrios, tiran huevos, dejan basura en la casa. No se han vuelto a acercar al edificio con antorchas pero siguen haciéndolo en el bosque, hubo un pequeño incendio porque no son conscientes de las consecuencias. Muchas de esas personas no están en su sano juicio, alicoradas o con sustancias y hacen muchos daños a la casa y a la naturaleza. Esto se afecta el público al que queremos llegar, a una persona que le dicen que hay monstruos pues no les interesa venir y no queremos turismo paranormal”.

La Casa abrió por primera vez en 1927, era el hotel Refugio del Salto que también operaba como estación de ferrocarril. En ese momento era un elegante destino para ciudadanos pudientes. Pero el declive del transporte férreo y la contaminación del río llevó a décadas de abandono del edificio. No volvió a recibir al público hasta 2012, cuando el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia y la Fundación Granja Ecológica el Porvenir abrió las puertas como un museo. Para entonces ya había acumulado una tenebrosa reputación. “Pienso que como estuvo en abandono, se hicieron fantasías y cosas alrededor. Los medios en vez de valorar su aspecto cultural y minimizar lo otro han hecho lo opuesto y nos genera malestar, además de que ocurre sobre propiedad privada, se siente uno completamente vulnerado”, dice Blanco.

Su voz cambia cuando habla del trabajo que hace la Casa. Su convicción en su labor es clara: “durante las últimas dos décadas se ha ido incorporando en la sociedad colombiana la importancia del rescate de valores culturales. La Casa del Salto no es solo material, es parte del entorno, es patrimonio histórico, cultural y ambiental. Era un lugar sagrado para los muiscas y desde la perspectiva biológica, pesar de los problemas de contaminación, todavía hay mucha biodiversidad. Es un enorme aporte a la comunidad. Queremos consolidar la importancia de conservar valores patrimoniales para todos los colombianos”.

Publicado en Revista Arcadia

 

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