Manolo Cuadra: vanguardia e izquierda

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Por Dánae Vílchez

En 1936, cuando fue desterrado por el régimen de Anastasio Somoza a Little Corn Island, Manolo Cuadra escribió:

Coconut Island,

donde aburro mi destierro frente al Mar Atlántico

mientras arden dátiles y bananos

y cantan los negros sus canciones esclavas,

indiferentes,

entre los cañaverales vibrantes

y el sordo rumor de las aguas.

Manuel Antonio Cuadra Vega, mejor conocido como Manolo Cuadra, es uno de los mayores exponentes de la generación de la Vanguardia en Nicaragua. Nació en Malacatoya, Granada, el 9 de agosto de 1907, y se desarrolló como radiotelegrafista, periodista, boxeador y obrero, entre otros oficios. Su poesía y narrativa fueron reconocidas por su calidad y trascendencia, asimismo su compromiso político con las causas de izquierda que lo llevaron al exilio en múltiples ocasiones.

Su vida transcurrió errante, pues fue un perseguido político del régimen de los Somoza. Creció entre Malacatoya, San Juan del Sur y Granada. En 1927 publica sus primeros poemas en periódicos locales como el San Fernando, de Masaya; La Noticia Ilustrada y La Semana, de Managua. Durante esa época conoce al joven José Coronel Urtecho y se vincula al incipiente movimiento de Vanguardia.

Es aquí, según explica el escritor e investigador Julio Valle-Castillo, que Cuadra figura en el grupo y pasa a firmar como ‘Manolo’.

“Manuel Antonio Cuadra Vega cambiará su nombre por el de Manolo Cuadra, y se convertirá en uno de los miembros más representativos y controversiales, incluso para el mismo grupo, del Movimiento de Vanguardia en esta su hora inicial (1927-1932), junto al ideólogo Luis Alberto Cabrales, quien radicaba en Managua; también junto a su pariente Pablo Antonio Cuadra y oros como Octavio Rocha, Luis Downing Urtecho, Joaquín Pasos y el caricaturista Joaquín Zavala Urtecho”, indicó Valle-Castillo.

Según el investigador, Cuadra fue uno de los “fundadores no sólo de la poesía moderna, sino de la moderna narrativa nicaragüense”, destacándose como novelista y cuentista testimonial, ensayista, epistológrafo, comentarista deportivo y periodista.

“Manolo fue el primer escritor en Nicaragua que ejerció un tipo de narrativa distinto al regionalismo hispanoamericano preponderante en casi toda la primera mitad del siglo XX. Una narrativa inusualmente influenciada por otras lecturas entonces casi desconocidas en Nicaragua; alejada de las profusas imitaciones o versiones del naturalismo europeo y dotada de otras características que más bien la vinculaban con lo que a la larga vendría a ser, no solo en nuestra lengua, el canon narrativo a lo largo del siglo XX”, explicó Erick Aguirre, escritor y crítico literario.

Un intelectual de izquierda y escritor multifacético

Manolo Cuadra cultivó varios estilos y temas, y su obra comprende, además de artículos y ensayos publicados en diarios y revistas, cuatro libros editados en vida. Su obra más polémica fue “Contra Sandino en la Montaña”, publicada en 1942, en la que relata sus experiencias trabajando como radiotelegrafista en zonas como Quilalí, El Jícaro, Ocotal y Teotecacinte, adonde fue enviado a luchar contra las fuerzas campesinas y anti-intervencionistas del General Augusto C. Sandino.

Según Aguirre, aunque fue publicado en publicado en 1942 en realidad este libro empezó a ser escrito en 1936 o tal vez antes, pues desde 1932 Cuadra se enroló en la Guardia Nacional.

“Es el texto narrativo de Cuadra que más acusa elementos de exhaustiva elaboración literaria y empleo audaz de técnicas narrativas modernas. En otras palabras: el que más está contaminado de esa mezcla de empirismo e imaginación que es la principal razón de ser de la ficción”, interpretó Aguirre.

Anteriormente había publicado “Itinerario de Little Corn Island”, en 1937, a donde fue enviado por desafiar al gobierno de Anastasio Somoza García, organizando huelgas junto al Partido de Trabajadores de Nicaragua (PTN).

Y es que Cuadra dio un giro radical, pues aunque en sus inicios laboró con la Guardia Nacional, en 1935 desertó de sus filas y se declaró admirador de Sandino.

Para Valle-Castillo, fue ahí donde se convirtió en uno de los primeros intelectuales de izquierda de Nicaragua: “muy suigeneris: exconservador, exguardia nacional y cristiano. Al lado de su hermano, el teniente Abelardo Cuadra Vega, participó en la sublevación de oficiales contra el General Anastasio Somoza García, y fue encarcelado. Sus excompañeros vanguardistas gestionaron ante el Presidente Juan Bautista Sacasa y consiguieron su libertad, mientras su hermano Abelardo fue procesado y condenado a muerte, conmutándosele posteriormente la pena”, indicó el investigador.

Según el poeta Luis Rocha, el único militante de izquierda del movimiento de Vanguardia fue Manolo Cuadra, cuya ideología podría apuntarse como socialista. Rocha explica, sin embargo, que todos los integrantes de este grupo literario se ubicaban en una posición antiburguesa, criticando los cánones sociales y políticos de la época.

En la obra de Cuadra, sin embargo, su militancia política no lo sesgó, ni nubló su capacidad creativa para escribir sobre otros ámbitos.

“Era un escritor multifacético, profundizó tremendamente en el modernismo, era admirador del Azarias H. Pallais, su militancia izquierdista no los cegaba, no era un ortodoxo, no es un poesía panfletaria. Era también un gran poeta romántico”, subrayó Rocha.

Por su parte el también poeta y narrador, Manuel Martínez, consigna en Cuadra una calidad de ser humano extraordinario.

“Era un hombre integral. En eso radica su trascendencia como ser humano, es algo que va más allá de la literatura. Lo que mejor podría caracterizarlo es su poema ‘Perfil’ en el que dice: Yo soy triste como un policía, de esos que florecen en las esquinas,, con un frío glacial en el estómago y una gran nostalgia en las pupilas. Pero yo olvidé la clava y me puse el alma en la mano”, manifestó Martínez.

La crudeza del exilio y su militancia política.

Perseguido por el régimen de Somoza García, en 1938 Cuadra se traslada a Costa Rica en donde trabajó como peón en las bananeras y hasta de boxeador amateur. En sus varios intentos por volver a Nicaragua, fue capturado en múltiples ocasiones y pasó gran parte de la década del 40 en las cárceles de la dictadura. También laboró en diarios, revistas y editoriales.

Durante un tiempo fuera de la celdas publicó en 1945 publicó su diario de prisión o novela humorística, Almidón. Según Aguirre, en esta obra se desvanecen los límites entre la realidad y la ficción, y Cuadra logra confeccionar una narrativa “en la que el instinto, el azar, el estado alerta de los sentidos, el humor, el juego constante y la identificación con los entornos urbanos acaban por fundirse y confundirse en el proceso de escritura y de lectura”.

“Almidón es una serie aparentemente aleatoria de nuevas y divertidas formulaciones; un conjunto en apariencia caótico o deshilvanado de propuestas iconoclastas, escépticas, irónicas que constituyen sin embargo un universo novelístico concreto, artísticamente coherente: la represión dictatorial y las estrecheces del precario espacio urbano nicaragüense”, explicó Aguirre.

La dramática vida de Cuadra, entre cárcel y exilio le permitió solamente vivir 50 años, en contraposición a los hombres de su familia que, según Luis Rocha, fueron longevos.

Entre 1951 y 1954, vivió entre El Salvador, Europa y Costa Rica. En donde se vinculó a movimientos internacionales de izquierda e inclusive mantuvo estrecho contacto con Carlos Fonseca Amador, quien fundó posteriormente el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Intentó volver a Nicaragua en 1954, pero Somoza volvió a desterrarlo y se asentó en Costa Rica, en donde un año después publicó su único libro de poemas, Tres amores ,mientras trabajaba como columnista en los diarios, firmando con el seudónimo de Sergio Corazain.

A mediados de 1957 se le diagnosticó cáncer renal y regresó a Nicaragua, en donde murió el 14 de noviembre en Managua.

Durante los restantes 20 años de la dictadura de Somoza, sus compañeros de la ‘Vanguardia’ intentaron mantener su legado, pero fue hasta 1982, después del triunfo de la revolución, que el narrador Lizandro Chávez Alfaro, publica para la editorial Nueva Nicaragua, una antología de narraciones de Cuadra titulada ‘Solo en la compañía”. Según expresó Aguirre, fue en ese momento que Chávez Alfaro introduce a Cuadra como el padre la narrativa nicaragüense moderna.

De su poesía, el investigador Valle-Castillo publicó en 1994, también para la editorial Nueva Nicaragua, “El Gruñido de un bárbaro”, una recopilación de sus poemas.

Y aunque es uno de los escritores más reconocidos de su generación, su obra sigue siendo inmensamente desconocida. Según Rocha esto se debe a que a Cuadra nunca le gusto figurar.

“La vida misma de Manolo Cuadra es una novela, es una aventura ya de por sí. El no se dedicó a figurar, no era un figurón y no dejemos de considerar que fue marginado en su momento por las personas intolerantes que lo calificaban de comunista”, indicó.

Por su parte, Manuel Martínez asegura que fueron varias circunstancias las que causaron el abandono de su obra, entre ellas la persecución política.
“El vivió en el exilio forzoso, era ostracismo totalmente. Y aunque los compañeros de él lo rescatan, el muere muy joven y Somoza no permitió la difusión de su obra. Además en este país no hay ningún o poco reconocimientos a los creadores”, afirmó Martinez.

Publicado por Niú
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