Colombia: Con gran cantidad de participantes comenzó el Festival Internacional de Cine de Cartagena

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Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura desde Cartagena

Cartagena es una ciudad de algo menos de un millón y medio de habitantes. Extendida desde el mar Caribe, su centro es populoso, caliente, enredado, voluptuoso. En ese marco, miles de personas se mueven rápidas y alegres con una credencial que los distingue como acreditados al festival. Realizadores, actores, productores, gestores culturales, funcionarios nacionales y extranjeros, periodistas, estudiantes, personal del staff, voluntarios.

Los espacios múltiples donde se desarrollan las actividades entre las 10hs y las 24hs se pueblan de personas, gratamente en su mayoría jóvenes. Múltiples españoles latinoamericanos, inglés, francés, italiano recorren el aire con las voces que no cesan de hablar. La convocatoria del FICCI es tan importante como la de cualquier festival importante a nivel internacional. Las salas de proyección, en las que las entradas son totalmente gratuitas, se llenan. El presidente Juan Manuel Santos estuvo presente el día miércoles en la inauguración, en la que se proyectó el muy importante documental «El silencio de los fusiles» de Natalia Orozco. A la función concurrieron también el jefe del equipo negociador y miembros de las FARC. La película acompañó los cuatro años de negociaciones entre el gobierno y las FARC y contiene testimonios imprescindibles para comprender una guerra de 60 años, que según todo parece indicar, esta cerca de finalizar.

La mañana de la primera jornada estuvo marcada por el comienzo del XII Encuentro Internacional de productores. Este es un taller de formación en presentación de proyectos, diseño de audiencias,modelos de distribución y financiación, que convoca a productores latinoamericanos a postular sus proyectos de largometraje de ficción en etapa de desarrollo. Es organizado por la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura junto con el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía – CNACC- y Proimágenes Colombia y xpertos invitados, entre productores, distribuidores, agentes de ventas y representantes de fondos internacionales, brindarán desde su experiencia, sugerencias que contribuyan al fortalecimiento de los proyectos, acercándolos a las dinámicas de la cinematografía que actualmente se presentan en el mundo.

Simultáneamente, se presentó la Convocatoria del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico para el año 2017, dónde se explicó en detalle el modelo de fomento a la industria cinematográfica colombiana, que desde comienzos de este siglo ha crecido exponencialmente, a partir de la decisión de impulsar políticas públicas concretas de estímulo al sector.

Por la tarde y la noche las salas, las cerradas y las múltiples salas al aire libre, se vieron colmadas. Documentales, ficciones, novedades y clásicos asaltaron el sueño cartagenero. Seguramente Fanny Ardant se vio tentada a bailar salsa Donde Fidel.

La brasilera Aquarius fue la primera de las proyecciones del Festival. La muy reconocida película de Kleber Mendonca Filho, potente discurso sobre el presente del capitalismo, los cuerpos y la opresión, filmada antes de la destitución, pero tan vinculada al modo en que el poder real avasalla a las personas, se presentó por la mañana. Le siguieron cerca de 70 proyecciones en salas, espacios públicos y en los barrios.

FICCIÓN DOCUMENTAL / DOCUMENTAL FICCIÓN

«Viejo calavera» la película boliviana de Kiro Russo, es una ficción que se interna en el corazón de las minas de Huanuni, para contar no solo los problemas propios de los trabajadores, sus familias y de la pobreza inmisericordiosa en la que viven, sino también la enorme distancia en las generaciones. La imposibilidad del diálogo, de comprender el deseo del otro, del aprendizaje mutuo es central en esta historia de Elder, el joven primero emigrado y luego regresado a su tierra, alcohólico y ajeno a gran parte de su propia cultura.

Lejos de pontificar, Russo da cuenta de lo que está allí. En un gesto cinematográfico notable, el realizador ilumina en la oscuridad. Hace un cine profundamente moderno, tomando recursos que incluso recuerdan el modelo Vertoviano de planificación y montaje, pero para oponer el viejo sueño industrial autónomo y progresista, que finalmente la minería no terminó de constituir.

Y si «Viejo calavera» es una ficción anclada en un sistema de representación documental, «El sitio de los sitios», la película dominicana de Natalia Cabral y Oriol Estrada es un documental con una potente concepción de la puesta en escena, de la construcción de personajes y de diálogos estructurados a partir de ejes que se encuentran y colisionan.

¿Qué tanto la soledad del amor o los sueños económicos sociales pueden unir a los más pobres trabajadores de la costa dominicana, puestos a construir los espacios para ricos, con esos mismos ricos que los ignoran? ¿Cuán vacíos son los espacios donde ellos laboran, solos, ignorados, negados?

La película es un trabajo de observación que pone en juego esta distancia, pero también esta cercanía, donde uno es visible y el otro no. Donde uno puede y el otro no. Obreros y trabajadores de servicios pauperizados e hiperexplotados construyen y cuidan las casas y los condominios de los ricos. El espacio, ese que debería ser el refugio de vida comunitaria y donde se obtengan los recursos para la alimentación, es arrasado en beneficio de los poderosos, por las propias manos de los pobres que manejan las máquinas que matan la tierra. Expansión capitalista, hiperexplotación y sueños comunes. ¿Hay allí un vínculo o solo hay un conjunto de pobres que sueñan o hay unos sueños que soñados solo por los ricos y los pobres solo son soñados?

«El sitio de los sitios» tiene espacios vacíos, impecables, siempre vueltos a limpiar. En esas imágenes, el sueño del eterno retorno del capitalismo se muestra como lo que es, una eterna pesadilla.

 

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