Murió Angel Parra ícono de la Nueva Canción Chilena e hijo de Violeta Parra

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El mundo amaneció conmovido con la muerte de Ángel (Cereceda) Parra en la mañana de este sábado. A los 73 años, el ícono del folclor chileno falleció en el Hospital D´Antony de Paris, la ciudad donde vivía desde el exilio, hace más de cuarenta años junto a su mujer Ruth Valentini. La Embajada de Chile en Francia confirmó mediante un comunicado la muerte del representante de la Nueva Canción Chilena. Parra fue víctima de un cáncer pulmonar que lo estaba aquejando desde 2014.

Ángel nació en Valparaíso en 1943. El hijo de Violeta fue pieza fundamental dentro de la Nueva Canción Chilena y de la música folclórica y de crítica social chilena. Con sólo 15 años, lanzó su primer trabajo discográfico llamado 4 villancicos chilenos, que grabó junto a la banda Los Norteños.

Tras haber recorrer Europa por 3 años con su madre y su hermana Isabel en 1961, Ángel decide juntarse con su hermana, naciendo así el célebre dúo Ángel e Isabel Parra. Su carrera musical en Chile empieza a consolidarse a partir de 1965. Desde entonces su discografía suma más de 40 discos.

Con el pasar de los años Ángel, así como su madre, fue mostrando que tenía un talento que iba más allá de la música de raíz. Como escritor tiene un conjunto de obras publicadas en la que se incluye novelas, cuentos y también memorias, como la aclamada Violeta se fue a los cielos (2006), que originó la película dirigida por Andrés Wood.

En el período de la Unidad Popular su legado musical le costó el exilio tras el Golpe Militar de 1973. Parra se fue entonces a México antes de radicarse definitivamente en Francia.

Después del exilio vuelve al país con una gira en 1989 tras el triunfo del “No”. En la década siguiente grabó discos, en homenaje a Gabriela Mistral, a su madre y exponentes de la cultura chilena. Recientemente, es más hace pocas semanas y después de varias presentaciones de sus canciones a lo largo del país, lanzó en Santiago dos nuevos libros: Mi Nueva Canción Chilena. Al Pueblo lo que es del Pueblo y Al Mundo Niño Le Canto.

Uno de sus últimos trabajos fue la publicación del libro Mi Nueva Canción Chilena en octubre del año pasado en el cual relata sus memorias del movimiento artístico.

En 2014 fue diagnosticado con cáncer y pese a que su enfermedad se mantuvo controlada en el último período, hace pocos meses tuvo una recaída, luego que, la metástasis se expandieran hasta su hígado. Estos últimos días fue internado de urgencia siendo ayer inducido a estado de coma, conectado a un respirador artificial.

Su hija, la también cantante Javiera Parra, alcanzó a arribar al país galo junto a su marido Manuel Lagos pero no logró ver a su padre antes de que este falleciera. En tanto, su hijo Ángel también se dirige a Europa para reunirse con su familia.

Reacción del mundo de la cultura

El actor y ex ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke, fue unos de los primeros en reaccionar ante la muerte del artista. “Su talento, humor y calidad humana se echará de menos en nuestro Chile. Descansa en paz”.

El actual ministro de la cartera Ernesto Ottone, manifestó su pesar y expresó sus condolencias a los hijos y la esposa del folclorista. “Hoy se ha ido uno de los grandes músicos de Chile. Gracias Ángel Parra por ser esa persona sensible, hermosa y comprometida. Te extrañaremos infinitamente, Ángel Parra. Todo mi amor a la familia y especialmente a Ruth, Javiera y Angelito”.

La actriz y activista política Javiera Parada, por su parte, mencionó un verso del poeta Raúl Zurita para expresar sus sentimientos por la pérdida de Parra. “Todo mi amor está aquí y se ha quedado pegado a las rocas, al mar, a las montañas. Gracias por tanto, Ángel Parra”.

El periodista Freddy Stock lamentó también lo ocurrido homenajeando al cantautor a través de su cuenta de Twitter. “Por siempre Ángel Parra… pedazo grande de nuestra música valiente y sensible…”.

El hijo de Ángel Parra, líder de la banda chilena de jazz Ángel Parra Trío, se manifestó a través del perfil de la agrupación donde publicó un último adiós a su padre. “Adiós a Paparra. Su música siempre seguirá con nosotros.

El político Carlos Oninami, que tenía una relación íntima con Parra, reparó en el vacío que dejará su ausencia, tanto en la música como al interior de su familia. “Ha partido Angel Parra : luchador, compositor, cantante y amigo. Era un grande. Hará mucha falta. Fuerza Ruth su tremenda compañera”.

Elisa Loncon, miembro del Departamento de Educación de la Universidad de Santiago, autora del libro «Violeta Parra en el Wallmapu», que explora la relación entre Violeta Parra y el canto mapuche, expresó sus condolencias a la familia y destacó la importancia que tuvo la obra de Parra en su trabajo principalmente con el libro de Violeta se fue a los cielos, donde el Ángel dejó referencia sobre el contacto de Violeta con los mapuches.

“Yo no tuve contacto directo con él, pero sé que estaba muy agradecido por la obra que escribimos. Ángel fue uno de los contactos importantes para escribir y contactar el libro. Fue muy generoso con la memoria de su madre para compartir lo que sabía, agradecimos mucho ese gesto con nosotros. Condolencias a sus hijos que siguen en la senda del canto, que también es el legado de él”, sostiene.

Pablo Padilla, periodista de Rockaxis dijo que sintió una pena tremenda cuando supo de la noticia del fallecimiento. Él recuerda su contacto con Parra tras la producción de su libro Canarito, el Parra que faltaba sobre Óscar Parra y destaca el aporte del artista a los compañeros de la cultura nacional.

“Yo se lo mandé, me interesaba que lo leyera. Tengo la tranquilidad de poder decir que le gustó, lo avaló, conversamos varias veces. Era una tremenda persona, vital, súper franco y acogedor. Una de sus características es que impulsaba proyectos de otra gente. Su impulso a Los Blops, un grupo en los 60 que eran mirados con sospecha por la izquierda tradicional por usar guitarras eléctricas, fue claro. El los acogió y grabó con ellos El volar de las palomas, una de las diez canciones más grandes de Chile por la fusión que hizo. Eso muestra que era un tipo que tuvo una visión muy abierta, viniendo de la izquierda que siempre se ha mostrado más cerrada, dogmática”, revela.

Padilla sigue contando que su trabajo ha superado todos los desafíos, que encontró durante su vida y como era abierto a las ideas, colaboraciones y siempre se reinventaba para hacer música.

“Para él, el arte no tenía limitaciones. Encarnaba muy bien lo que Violeta terminó por significar, que es la libertad total de la creación. Él lo vivió mucho. En otras dos canciones muy importantes en la historia de Chile está metido él, Canción de amor y Cuando amanece un día, que es un himno de todos los tiempos. Era un creador que trabajaba en cualquier condición, como lo muestra su disco Chacabuco, hecho cuando estaba preso en un campo de concentración. Además se alió con otros grupos, como Los 3, con Manuel García. Siempre estaba con los jóvenes, no se encerró en una manera de hacer música. Eso es algo que vamos a extrañar. Estoy super triste. Lo siento como una pérdida personal porque fue una voz que uno escuchó toda la vida. Una perdida tremenda, humana y artística», reafirma.

Sergio Cancino, ex director de Radio Uno tuvo muchas oportunidades de acompañar entrevistas a Ángel y expresa el honor que fue tenerlo como entrevistado, elogiando su participación en los programas de la radio.

«Además de ser un cantautor prolífico, Ángel Parra era un excelente entrevistado. Era entretenido, de opiniones claras, y muy exigente. Detectaba claramente cuando alguien «había hecho la tarea», en sus palabras: escuchar sus discos, leer sus libros y poner atención a los detalles. Pasó varias veces por Radio UNO y recuerdo una larga entrevista sobre su rol como productor del segundo disco de los Blops, Del volar de las palomas, donde cantó el tema titular. En sus Canciones funcionales, Julio Villalobos de los Blops tocó la guitarra. Ese espíritu de colaboración lo llevó también a trabajar con Manuel García, en tiempos más recientes. La última transmisión en vivo de radio UNO, en noviembre de 2015 desde la Feria Pulsar, lo tuve como entrevistado. Un honor», expresa.

Nueva Canción Chilena

Manuel Vílches, investigador en folclore y Magíster en Musicología, analiza el trabajo de Parra como abundante y califica como el mejor del movimiento de la Nueva Canción.

«Sin entrar en sus méritos musicales, uno de los más grandes aportes fue cuando creó la Peña de Los Parra en calle Carmen 340. Ese lugar fue crucial para la música chilena, porque permitió separar aguas con el neofolclor, como Los Cuatro Cuartos. Él fue protagonista absoluto de ese momento. Creo que es muy valorable su actividad discográfica. Grababa un disco al año, si no eran dos. Se metió en un montón de terrenos, con una vitalidad envidiable. De la Nueva Canción fue el que estaba en mejores condiciones artísticas. Cuando lo veía arriba del escenario, veía un hombre bastante íntegro. A su edad seguía entretenido, en muy buenas condiciones para cantar. Además fue reconocido como uno de los hombres más simpáticos de la Nueva Canción Chilena, donde había personalidades de todo tipo. Era el más franco, abierto, leal, honesto y simpático de ellos, y muy querido. El dolor que se manifiesta hoy día es muy auténtico. Destacó por su voz, su versatilidad, con música de cine, tango, bolero, canciones andinas, políticas”, revela.

La destacada crítica de música, Marisol García, apuntó que Parra estaba muy consciente de la importancia que tenían sus recuerdos y testimonios para la historia de la cultura, dada las circunstancias que ha pasado desde su niñez con su madre, hasta la prisión, el exilio y la colaboración con la música latinoamericana.

“A un hombre, una vida tan nutrida, en viajes, colaboraciones y obra, puede abordársele desde muchas más áreas que lo frecuente en un cantor chileno; y sobre todo en su caso, pues su biografía fue peculiar ya desde la infancia, en parte por la educación que eligió darle su madre y la precocidad que él mismo mostró en la música. Específicamente para mí como periodista, entrevistadora suya para medios e investigaciones, Ángel Parra se apareció siempre como un hombre con conciencia de algo que pocas veces se articula entre los músicos: sabía que guardaba un tesoro de recuerdos y testimonios que sentía como su deber compartir con quién pudiera apreciarlo y ponerlo en circulación con respeto y rigor. Lo que él podía contar sobre, por ejemplo, el campo de prisioneros de Chacabuco; Atahualpa Yupanqui; la actividad musical de los latinoamericanos en París en los años sesenta; la combinación de canto, política y literatura; las cuecas de Roberto Parra, obviamente que el talento de Violeta Parra… no podía decirlo nadie más, porque eran asuntos que él había vivido muy cercanamente y muy atentamente. Sabía compartirlo con lo que a mí me parecía un sentido de responsabilidad hacia la historia reciente de Chile, y además con total amabilidad, lucidez y precisión”, observa acerca de Parra.

El poeta Jorge Montealegre, estuvo preso con Ángel Parra en el campo de concentración de Chacabuco tras el Golpe Militar, en 1973. Montealegre destaca no solo su aporte musical, sino político.

«En el exilio en París, él siempre fue muy importante en la campaña de solidaridad con Chile. Viajó por muchas partes del mundo protestando contra la dictadura chilena, con su hermana Isabel y su sobrina Tita. Un tipo que hizo un aporte muy valioso musical, pero también político. En el campo de concentración de Chacabuco, Ángel Parra organizó un grupo folclórico, Los de Chacabuco, que él dirigió. Lo integraban algunos presos ,que entre otros, habían estado en la Peña de los Parra, Los Curacas. Este conjunto entretenía con canciones folclóricas, pero también hizo composiciones religiosas, como el Oratorio de Navidad. Él no quería cantar en Chacabuco, y solo dirigió. Él fue muy castigado en Chacabuco, y se prometió a sí mismo no cantar para no darle el gusto a los milicos. Fue muy emblemático para todos los presos, porque era conocido por méritos propios. El conjunto significaba un orgullo para la gente, porque era muy bueno. Cantaban en las misas los domingos, en una especie de arreglo de la misa criolla. Era muy querido», recuerda.

Pco antes que se agravara su enfermedad, Montealegre alcanzó a compartir algunas sesiones de trabajo con él. Estuvieron discutiendo acerca de una obra plástica de su madre, que tenía en su casa y que pronto estará en exposición en Chile.

«Lo más reciente que hicimos fue analizar la arpillera Contra la guerra de Violeta Parra, que él tenía en el living de su casa y ahora está en el museo de Violeta Parra. Él nos dio elementos para interpretarla, sobre el contexto, los significados simbólicos que hay en ella, como una crítica a la Iglesia. Eso va a ser parte de una exposición que se inaugura el 20 de marzo en la Universidad de Santiago», revela.

Angel, el otro Parra que se va a los cielos, deja un legado inconmensurable para la cultura nacional y de Latinoamérica.

Publicado por El Mostrador

 

Muere Ángel Parra: la intensa huella que ha dejado en Chile la familia de Violeta Parra

Por Paula Molina

«Ya se va para los cielos, ese querido angelito»: la frase vino a la cabeza de varios cuando se conoció este sábado el deceso de Ángel Parra, hijo menor de la mayor cantante y creadora de la música chilena, Violeta Parra.

Se trata de la famosa pieza musical «Rin del angelito», dedicada a la muerte de los recién nacidos, una dolorosa realidad en el Chile de principios del siglo XX que la folclorista Violeta Parra hizo visible en sus primeros trabajos.

Pero esta vez la frase cambió de sentido, para marcar la partida del músico de 73 años que murió en París.

El «Paparra», como le decía su hijo, trabajó en la capital francesa desde los años 60 y la adoptó como su casa tras el exilio que le impuso Augusto Pinochet. A esa ciudad dedicó su disco final, «Mi primer tango en París», lanzado en 2015.

Pero con Ángel Parra muere parte de una época en la historia de Chile.

El rostro de su juventud remite a las postales de los años de Salvador Allende, y su voz es la de un canto comprometido con las luchas sociales que aspiraba a integrar los sonidos de toda Latinoamérica.

Junto a Parra cae además una de las hojas más vistosas en las ramas de una familia de origen campesino que no sólo marca la cultura chilena, sino que es parte fundamental de la identidad del país.

Del clan Parra viene Violeta, música, recopiladora y principal artista chilena del siglo XX. La autora de «Gracias a la vida» y «Volver a los 17» es una de las grandes voces de la música latinoamericana.

También destaca a nivel mundial su hermano, el poeta Nicanor Parra, ganador de Premio Cervantes de Literatura. A sus 102 años, el creador de la «antipoesía» ha sido cuatro veces propuesto al Nobel de Literatura por las universidades de Chile, Nueva York y Complutense de Madrid, entre otras instituciones.

Pero además de Violeta y Nicanor, la familia ha sido pródiga en músicos, compositores y artistas que extienden hasta hoy su influencia en la cultura chilena.

La familia «Hojas de Parra»

El árbol de los Parra hunde sus primeras raíces en Ñuble, en el austero paisaje rural chileno de principios de siglo XX, donde el folclor retrocedía a paso lento ante los primeros brotes de modernidad.

En este paisaje de pequeñas chacras y grandes fundos, especie de «Macondo» sudamericano donde se funda el linaje de los Parra, no existe la magia exuberante del Caribe, sino la tradición esquiva y agreste que refleja el folclor chileno.

La modesta familia, fundada por el profesor de escuela Nicanor Parra Parra y la costurera Clarisa Sandoval, creció en distintas ciudades, incluyendo la capital Santiago, en un tránsito a medio camino entre el campo y la ciudad.

Del matrimonio nacen a partir de 1914 nueve hijos, los mencionados Nicanor y Violeta además de Eduardo, Hilda, Roberto, Caupolicán, Elba, Lautaro y Oscar.

La suya fue una infancia llena de privaciones, donde a veces «no había ropa ni zapatos», según Fernando Sáez, biógrafo de Violeta Parra.

Revolución cultural

«Todos revolucionarios con el favor de Dios», canta la artista sobre sus hermanos en los años 60, en uno de sus temas más políticos. Pero tras el golpe que asesta Pinochet a los movimientos sociales chilenos en 1973, la verdadera revolución de los Parra tuvo lugar en el ámbito cultural del país.

El mayor, Nicanor, destacó temprano como estudiante y pronto logró ayudar a la familia. En 1949, a los 35 años, partiría becado a la Universidad de Oxford, en Inglaterra. Parra crea en ese momento la «antipoesía», un estilo único en la poesía mundial, que rescata, entre otros aspectos, el carácter coloquial, ladino y desestructurado del habla popular chilena.

Dos de los hermanos serían conocidos como «tíos», Roberto (1921-1995) y Eduardo (1918-2009). Músicos, los dos rescataron y cultivaron dos de los estilos más propios de la música popular chilena, como el «jazz guachaca» y la «cueca chora», a partir de sus experiencias en el diverso ambiente de las fiestas folclóricas, los circos, y los cabarets y boliches de Santiago y Valparaíso.

La música de esta primera generación de hermanos Parra tuvo un espacio propio en la «Peña de los Parra», escenario que fundaron en pleno centro de Santiago el recién fallecido Ángel junto a su hermana, la también destacada autora y cantante Isabel Parra en 1964.

El espacio fue clave no sólo para el trabajo de la familia, sino para músicos como Víctor Jara y la generación de autores que en los años 60 fundó la Nueva Canción Chilena.

Tercera generación

En una tercera generación de Parra se cuenta el guitarrista «Angelito», parte de uno de los principales grupos de rock de los 90, Los Tres. La banda sería clave para hacer resurgir el legado de los «tíos» Roberto y Eduardo tras el regreso de la democracia, rescatando un sonido propio y singular cuando Chile entraba en la ola de la globalización.

Las memorias de Roberto llegaron a las tablas en «La Negra Ester», obra escrita a partir de las vivencias de su tío Roberto y considerada clave en el teatro popular chileno.

La hermana de «Angelito», Javiera Parra, comenzó una carrera solista brillando con propia. Como solista o líder de sus bandas y al margen del legado familiar, Javiera Parra es una voz propia y particular en el pop nacional.

Estos son sólo algunos de los Parra con mayor figuración pública en el país. Muchos otros, como Clarita, hija del «tío» Eduardo: Tita, hija de Isabel; o Colombina, hija de Nicanor, han contribuido en el desarrollo de la música chilena, desde el folclor al rock.

Esa es la familia que hoy despide, junto a un país, a Ángel Parra.

El artista que desde pequeño acompañó a su madre, Violeta, en su incansable labor recopiladora y creadora.

Fue él quien, en sus pasos de niño, caminó con ella, cruzando cerros y caminos rurales para registrar la música folclórica chilena y, en muchos casos, salvarla de su extinción. Chile debe eso no sólo a Violeta, sino también al Ángel que la acompañó.

Publicado por 24 Horas
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