Había estudiantes, docentes, técnicos, realizadores y actores, en la húmeda tarde de ayer, apretados en la puerta del Gaumont. Ocuparon tanto la Avenida Rivadavia al 1600, cortada al tránsito, como la vereda. Corearon una y otra vez que “el cine no se toca”. Dentro del edificio, vallado, comenzaba el Bafici, con la película alemana Casting. Afuera y en simultáneo ocurría la movilización más masiva en defensa del cine argentino, en rechazo al vaciamiento del fondo de fomento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y su intervención, desde que hace diez días estallara el conflicto con una dudosa denuncia en un programa televisivo. Según los organizadores, esta asamblea en plena calle, que arrancó a las 19, dobló en concurrencia a la del lunes en las puertas del Incaa.

Fue un crisol de voces. Frente a la valla, con la mirada dirigida hacia Rivadavia, desfiló una veintena de oradores de diferentes ámbitos que hacen a la industria del cine. Se mostraron muy unidos –han conformado la Asamblea Abierta de la Comunidad Audiovisual– y repasaron todos los puntos de un problema muy complejo, con la intención de hacer más visible la grave situación, los riesgos que perciben en términos de, por ejemplo, fuentes de trabajo, formación o simplemente la expresión de un pueblo. Los cánticos se intercalaban entre los discursos y sintetizaban el espíritu de la jornada: “No al desfinanciamiento del cine nacional”; “el cine te lo pide, Avelluto renunciá” (dirigido al ministro de Cultura); “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”; “si tocan nuestro cine qué kilombo se va a armar”. Había carteles y banderas de distintas organizaciones, y algunos objetos que destacaban entre la multitud, como un proyector artesanal hecho con una caja o un paraguas al que le llovían negativos de película, que llevaba un estudiante de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc).

Compitiendo con los bocinazos, los oradores insistieron en la amenaza oficial sobre el Fondo de Fomento Cinematográfico, que proviene del impuesto al 10 por ciento de las entradas y el 25 por ciento del gravamen aplicado a la facturación publicitaria que recauda Enacom (ex Comfer, ex Afsca). El fantasma es la nueva ley de convergencia, que podría derogar los artículos 94 y 97 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual: así, el Incaa perdería el 60 por ciento de su financiamiento y también quedarían sin fondos los institutos de música y teatro. Los manifestantes pidieron tener acceso al borrador de la ley, ser incluidos en esta discusión, y temen que las beneficiadas sean “las corporaciones”. Varios manifestantes coincidieron, también, en exigir que el nuevo presidente del Incaa sea elegido “democráticamente”. Más de uno recordó la pelea que significó la Ley de Cine, sancionada en los 90, y planteó esta etapa como “un retroceso” para el sector cultural. La “operación mediática de desprestigio” con el Incaa como destinatario también fue muy mencionada.

El micrófono abierto fue utilizado por representantes de la Asociación Argentina de Actores, el Sindicato Argentino de Autores, Realizadores Integrales de Cine Documental, la Red Argentina de Documentalistas, Documentalistas de Argentina, el Sindicato de la Industria Cinematográfica y técnicos (habló uno de ellos en representación de distintas organizaciones: coloristas, directores de arte, autores de fotografía, sonidistas, editores). Fue crucial la participación del movimiento estudiantil: hubo voceros de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, del área de Audiovisuales de la Universidad de las Artes, del Instituto Cinematográfico de Avellaneda, de la Universidad de Lanús, del ISER y varios de Enerc, cuyo rector, Pablo Rovito, renunció el lunes. “Estamos en un momento difícil por la renuncia de nuestro rector por difamaciones públicas sin fundamento. Esperemos que continúe el proyecto de federalización de la escuela, y que se abra la sede de la Patagonia”, expresó la concejera académica Malena Villafañe.

Desde la organización informaron que circularon por la manifestación distintas personalidades, tanto actores como directores, entre ellos Hugo Arana, Santiago Loza, Martín Piroyansky, Cecilia Roth, Patricio Contreras, María Fiorentino, Cecilia Rossetto, Malena Solda, Daniel Valenzuela, Andrea Testa, Ernesto Ardito, Martín Rejtman y María Alché. La fachada del Gaumont fue invadida con proyecciones que explicaban el funcionamiento del Incaa y en un momento de la movilización llamó la atención un colectivo de artistas que se hace llamar Pro Zombies: muertos vivos que paseaban con carteles con fotos de estrellas de Hollywood, como Cameron Díaz o Bruce Willis. Sus cabezas estaban atravesadas por un cartel amarillo que decía “PRO”. En el escenario improvisado, otras luchas se entremezclaron con la de la comunidad audiovisual: los estudiantes de Enerc habían estado en la carpa instalada por los gremios docentes frente al Congreso y respaldaron a los maestros; también se expresó un trabajador de AGR-Clarín.

Una síntesis: el conflicto estalló hace diez días, con una denuncia en un programa de televisión. Continuó con la renuncia forzada del titular del Incaa, Alejandro Cacetta, a quien el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, acusó de irregularidades y corrupción. Representantes de la cultura y del cine reaccionaron rápidamente, respaldando al renunciado y con una asamblea abierta, convocada por estudiantes de Enerc, que derivó en la Asamblea Audiovisual, reunida el día después en el Gaumont. Posteriores declaraciones de Laura Alonso, titular de la Oficina Anticorrupción, sobre “una reforma integral” del instituto, empeoraron la situación.

Lo que continuó fue una caza de brujas: Avelluto anunció despidos en el plantel de gerentes, aludió a la procedencia kirchnerista de los funcionarios, y las cesantías ocurrieron el lunes. Ese día, al mediodía, hubo una multitudinaria asamblea en las puertas del Incaa y una conferencia de prensa. Renunció el titular de la Enerc, Rovito. Al día siguiente, se supo que el senador y cineasta Pino Solanas pedirá la interpelación de Avelluto en la Cámara alta. Mientras, el presidente Mauricio Macri felicitó al ministro “por lo que se animó a hacer en el Incaa”. Y el ex director del Teatro Colón Darío Lopérfido provocó, acusando de “fanáticos” a los actores famosos que participaron de un spot. La asamblea continuará con su plan de lucha el sábado. El espacio todavía no está definido.

Publicado en Página12