Monumento a la memoria histórica
La plaza memorial Piedras Coloradas inaugurada este sábado -una idea del destacado periodista de Radio Maya Visión y también excombatiente del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Guido Flores,- no solo será un lugar para recordar.
Carlos Bonilla, uno de los sobrevivientes aseguró que no olvida esos 17 y 18 de marzo porque lo vivido ‘en este lugar, fue terrible’.
‘Fue una historia muy dura para nosotros, ver caer a los nuestros, a niños al río Lempa mientras volaban esquirlas’, expresó por su parte Dolores Bonilla, también sobreviviente de aquella matanza una de las tantas cometidas por el ejército durante el conflicto armado (1980-1992) contra la población civil.
‘Es muy duro no saber dónde quedó nuestra familia, por eso esto nunca se olvida y jamás se olvidará’, dijo casi entre lágrimas.
El secretario general del FMLN, Medardo González; y Nidia Díaz, secretaria de Memoria Histórica, también acompañaron la inauguración del memorial construido en un espacio cedido por Santos Alvarenga, un campesino de la zona.
Cuando recordamos a nuestros mártires reafirmamos nuestro compromiso de lucha, manifestó Díaz al tiempo que destacó los avances en la democracia del país tras la firma de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la guerra.
‘Hoy ya podemos organizarnos y seguir luchando sin que nos maten’, recalcó la diputada del FMLN.
Asimismo, el secretario general de la organización subrayó que ‘la forma de máxima expresión para no olvidar, es seguir luchando y seguir construyendo.’ Explicó durante el discurso inaugural del monumento que la militancia y la dirigencia del FMLN necesitan fortalecer aún más al partido y derrotar al neoliberalismo.
‘Si queremos corresponderles a las victimas tenemos que derrotar a la oligarquía de este país’, instó el dirigente del partido de izquierda.
Los días 17 y 18 de marzo de 1981, después de 48 horas de intensos ataques aéreos y terrestres perpetrados por el ejército contra la población civil, miles de personas fueron obligadas a cruzar el río Lempa para salvar su vida.
La población del cantón Santa Marta, Peña Blanca, Los Talpetates, La Pinte, San Felipe, San Jerónimo y otros caseríos aledaños, al encontrarse acorralada por los soldados que arrasaban con todo a su paso, solo les quedó la alternativa de huir hacia Honduras para lo cual debían cruzar el río Lempa.
Entonces ocurrió la masacre en el lugar conocido como Piedras Coloradas. Cuentan que el río estaba desbordado, habían abierto con premeditación las compuertas de la represa 5 de Noviembre, ubicada en El Guayabo.
Tropas de El Salvador y Honduras estaban apostadas en ambos lados del río, y dispararon a la población civil que intentaba cruzarlo.
A las balas asesinas de los soldados también se unieron helicópteros y aviones que abrieron fuego contra la población.
Fue un caos, un baño de sangre al decir de los sobrevivientes, en el cual muchas personas fueron arrastradas por el río y otros murieron por heridas de bala, antes, durante y después de cruzar el cauce.
El registro de esta masacre es mínimo y sin abundancia de información documentada pues la mayor cantidad de datos disponibles son los testimonios de los sobrevivientes y las memorias de testigos internacionales que realizaban labores humanitarias para ayudar a aquella población.