Sergio Valdes, cineasta guatemalteco: «Tocar la orilla de la verdad que es a lo más que un cineasta puede aspirar»

1.927

Por Camilo Villatoro para Barrancópolis

Hay momentos en la historia en los que aparecen este tipo de intervenciones periodísticas un poco hechas a última hora (o quizá, en el momento preciso; eso depende de nuestro subconsciente conservador). Valdés Pedroni y Camilo Villatoro, son ex integrantes disidentes del colectivo Los Hijos de Puta, pero —considera el entrevistador— su compañerismo vernáculo no es razón para convertir este diálogo en una serie de preguntas concebidas para la comodidad del huésped y del anfitrión. La Semana Extraordinaria de Cine Actual (SECA) se inaugura precisamente con un homenaje a Sergio Valdés. Sobre dicho acontecimiento y demás alrededores de la cinematografía, trata este encuentro.

Camilo Villatoro

¿Qué opinás del homenaje, al nivel de las sensaciones o emociones…

Sergio Valdés

El reconocimiento del gremio y de cineastas independientes me emociona, me justifica y me produce una forma especial de alegría, que me remite al momento en que tomé por primera vez una cámara en mis manos.

CV

¿Qué pensás de los homenajes?

SV

Depende de la naturaleza del homenaje. Para simplificar el asunto, digamos que existen dos tipos de homenajes: unos burocráticos, institucionales, solemnes. Tendenciosos por parte de quien lo ofrece y oportunistas o auto-complacientes por parte de quien lo recibe. Otros sencillos y solidarios, gestos sinceros, de ánimo crítico, concebidos como saludo y aliento, invitaciones a no dejar de trabajar y de compartir el resultado de ese trabajo. El reconocimiento de SECA se inscribe sin duda en esta segunda categoría.

Pensándolo bien, hay dos tipos más de homenaje: la respuesta y la sanción del público cuando ve tu trabajo, que es muy significativo, y el auto-reconocimiento, la valoración que hacemos de nuestro trabajo, a la luz de los propósitos que nos animaron a hacerlo.

CV

¿Quiénes están detrás del SECA?

SV

Entiendo que detrás de SECA están Julio Hernández, cineasta independiente guatemalteco-mexicano, Alberto Rodríguez, y numerosos colaboradores en los que figuran cineastas jóvenes, y gente afín al arte y la cultura.

CV

¿Te sentís un tanto comprometido a hacer una buena crítica de la muestra por el hecho de recibir el homenaje, o creés que serás capaz de emitir una opinión imparcial de la misma cuando el evento termine?

SV

Una manera de estar a la altura del homenaje es mantener mi voluntad crítica, mi independencia de criterio. Tocar la orilla de la verdad, de la honestidad, que es a lo más que un cineasta o un crítico puede aspirar, y seguir aboliendo el filo oxidado de la complacencia gratuita, que tanto daño le ha hecho al arte y la cultura en Guatemala. He revisado el programa de SECA y me parece muy rico e interesante el panorama que los organizadores crearon, a partir de su propio gusto, sus criterios y su experiencia, porque es una muestra que tiene el sabor de lo vivido en carne propia. Hay que tener claro que toda selección o toda curaduría es arbitraria y que es imposible evitar ciertos vacíos o exclusiones.

CV

Supongo que en tus memorias abundan muchos de esos ejemplos dañinos para la cultura en Guatemala. ¿Se te ocurre alguno en concreto?

SV

Son tantos que me cuesta individualizarlos. De un lado el bullicio de los aplausos, los elogios, los adjetivos lisonjeros. De otro el silencio, la negación, el olvido.

CV

El silencio y la negación…  ¿también en la cúpula (o intento de cúpula) cinematográfica en Guatemala?

SV

Ixcanul, por ejemplo, es un caso paradigmático. Aunque en lo personal me parece una película con buena factura. Un trabajo digno e interesante. No obstante, al nivel de guión o de discurso si se quiere, más de una vez está a punto de usurpar de manera oportunista, el mundo trágico y a veces desesperanzado del otro. En este caso, el mundo indígena y campesino, encarnado en parte en una mujer presa de una fantasía migratoria hacia la felicidad. Como quiera que sea, la película despertó posiciones encontradas y un rechazo profundo, bien meditado y argumentado diría yo, por el pensamiento indígena guatemalteco como el de Irma Alicia Nimatuj o el de Sandra Xinico, pero casi nadie hizo eco de eso. La mayoría le dio la espalda a la crítica, aplaudió hasta el cansancio, aún antes de verla, por el simple hecho de haber recibido un premio internacional. Mientras que muchos otros, incluido sorprendentemente Guillermo Escalón, lúcido y destacado cineasta salvadoreño vinculado a Guatemala, se limitaron a acusar a los detractores de tener envidia por el éxito de la película, sin percibir y menos entender las razones profundas de la crítica. En gustos se rompen géneros y los respeto, pero en mi experiencia esta es una afirmación falaz, un gesto de exclusión, una forma lamentable de darle la espalda a la crítica. Estuve en varios foros, incluido el del Congreso Centroamericano de Psicología Social, y aunque en algunos tuve que defender la película frente a quienes le imputaban su falta de exactitud y sus traiciones a la realidad (explicando que es una reinvención del mundo, no un documental con aspiraciones de objetividad) en ningún momento escuché a alguien objetar su éxito por mera envidia… Más bien se reconocía el talento del director, pero cuestionando las implicaciones antropológicas y políticas de su trabajo…

En otras palabras, ese aplauso lisonjero, ese silencio, esa proclividad a sobrevalorar lo que hacemos, ese darle la espalda a la crítica se produce también entre nosotros, los cineastas, y no sólo entre las instituciones o entre el público desinformado, ávido como es natural de encontrar producciones y símbolos nacionales con los que pueda identificarse, a los que pueda asirse y satisfacer su necesidad de pertenencia.

Lo terrible de esto es que sin crítica es imposible ejercer a plenitud la imaginación y sin esta no hay cine que valga la pena. El elogio por principio nos empuja a la mediocridad. Para mí la crítica, entendida como indagación y ejercicio de interrogantes no como descalificación, debe ponerse por encima de la idea de éxito, en cualquiera de sus manifestaciones, porque una cosa es un premio políticamente correcto y otra la mirada sensible del público al cual le dedicás tu trabajo.

CV

Paradójicamente no soy muy curioso, o más bien mi curiosidad es selectiva… No estoy al tanto de las películas que se exhibirán en la muestra. Supongo que vos sí… ¿Qué esperas de las películas? ¿Exhibirán alguna tuya?

SV

Hay películas valiosas, empezando por Nadie es inocente, de Sarah Minter, filmada en 16 mm., con los Mierdas Punk de México hace más de treinta años. Me llama la atención Como me da la gana, de Ignacio Agüero, un documentalista interesante que habla sobre el cine y que según la cineasta mexicana Alejandra Islas, el año pasado estuvo en Guatemala y se enamoró perdidamente del país. Hay un poco de todo: comedia, drama, una lica portuguesa, una coproducción Argentina, Brasil y Palestina, una lica peruana y el trabajo más reciente de Julio Hernández, rodado en Costa Rica, creo yo.

Vamos a ver cine independiente. El que nos retrata con honestidad y nos justifica. No olvidemos que la muestra se produce desde los ojos de un cineasta y de la mano de críticos, poetas, productores, programadores e innumerables colaboradores. Estoy seguro que valdrá la pena.

Ah, de las mías no pusieron ninguna, y estoy celoso por eso… (risas). Solo espero que no llueva, porque si no me equivoco, la sala de la ERRE tiene techo de lámina y eso sería desastroso.

CV

¿No es bastante contradictorio que en una muestra donde te harán un homenaje no haya ninguna lica tuya? Digo… qué mejor manera de homenajear a un creador que exponiendo sus trabajos…

SV

Al margen de cualquier evento, la exhibición es el mejor homenaje que puede recibir un cineasta, en silencio. El público recuerda las metáforas implícitas en la lica, su discurso, sus imágenes, sus protagonistas, su música, y al final eso es lo trascendente, más allá de quien la hizo.

Esa pregunta habría que hacérsela a los organizadores, pero este no es un homenaje grandilocuente ni una sanción de autoridad sobre mi trabajo. Simplemente, como dije al principio, un saludo gremial, una invitación a no cesar en el empeño de reinventar la vida con imágenes, de servir de vínculo entre generaciones y de referente crítico frente al cine y la realidad. Es algo que me honra y me desafía.

CV

¡Tal vez para la próxima SECA!

SV

Tal vez…

Publicado en Barrancópolis

 

También podría gustarte