Fotos imborrables del Perú en el 1900

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Por Catherine Contreras

Identificándose como un relojero y fotógrafo que laboró en el número 73 de la calle Grau, en Jauja, un desconocido Teodoro Bullón Salazar ofreció a sus clientes de inicios del siglo XX el sueño de la inmortalidad. “Fotografía indeleble” fue la frase que utilizó para vender su estilo de retrato, que plasmó sobre esas placas que Eastman Kodak Co. comercializó y que la modernidad relegó tras la aparición del celuloide. Desgastadas por el tiempo y el olvido, un lote de estas placas centenarias cautivaron a la artista visual Sonia Cunliffe, quien desarrolló un proyecto fotográfico que se exhibirá desde el 25 de julio en la Galería Municipal Pancho Fierro.

“Fotografía indeleble. El imaginario de Teodoro Bullón Salazar” se titula la muestra en la que Cunliffe recupera imágenes de estas placas propiedad del coleccionista Jorge Bustamante. Lo hace con múltiples intenciones. Por un lado, poner atención a la estética de un material deteriorado, “cuyas manchas de hongos nos recuerdan la valoración que Duchamp daba al azar y lo espontáneo”, reflexiona Fernando Ampuero en su presentación.

Por otro lado, la artista destaca el valor histórico de imágenes que perennizan a la sociedad jaujina de 1900, su gente y relaciones sociales, incluso su entorno natural, pero también un estilo de trabajo que involucra la experimentación: para Cunliffe, Bullón no solo fue un fotógrafo detallista en términos de composición, sino que experimentó en la intervención de la imagen, pintando fondos y corrigiendo elementos para crear una nueva realidad.

–Ventana discreta–
El legado de Bullón también ha motivado en Cunliffe la creación del “Muro de los fantasmas”, una instalación de adobe que representa una ventana jaujina. Lo explica la artista: “Me cuentan que una comunidad campesina encuentra estas placas y, para ser parte de la modernidad, transforma sus ventanas de madera usando este vidrio. La instalación recoge esta memoria perdida de personas que quizá nada tenían que ver con esta comunidad, pero al apropiárselas están inmersas en ellas y en su imagen fantasmal”.

Cunliffe arma esta gran pieza con negativos de vidrio que miden 22, 18 y 9 cm de alto por 12 de ancho. En el resto de la sala se mostrarán ampliaciones de 1,20 m. “En ellas destaco la destrucción y los trucos fotográficos que Bullón usó”, apunta la artista, dejando al espectador la oportunidad de descubrir detalles de lo que ella llama “una belleza extraña”.

AL DETALLE
Lugar: Galería Municipal Pancho Fierro. Dirección: Pasaje Santa Rosa 116, Cercado de Lima. Inauguración: 25 de julio.

Publicado por El Comercio
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