«Sueño americano» según Los Robinson (Chile)

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Por Daniel Cholakian – NodalCultura (desde Tres Arroyos) / Foto: Mauricio Borzone

El IV Festival de Teatro Latinoamericano CLT, que se desarrolla entre el 19 y el 23 de julio en la ciudad argentina de Tres Arroyos, comenzó con una obra que marcó, de algún modo, el tono político presente que recorrerán el resto de las puestas.

“Sueño Americano”, presentada por la compañía Los Robinson, propone una relectura del presente político chileno a través de la alegoría propuesta en “La vida es sueño” de Calderón de la Barca.

Dirigida por Manuel Ortiz (fundador del Corredor de Teatro Latinoamericano), esta obra fue el primer montaje del grupo, según explicó a Nodal Cultura su protagonista, Nicolás Fuentes “Venimos trabajando con Sueño americano en 2015, cuando comenzamos como grupo. Acabamos de estrenar ‘Operación Hamlet’, que es nuestra segunda producción y en agosto volvemos a presentar ambas en el Museo de la memoria y los derechos humanos”.

“Lo que intentamos hacer desde la propuesta de Manuel es tomar de los clásicos la historia principalmente, y tratar de darles un giro para ver como se podrían adaptar a Chile. Lo que intentamos es revistar ese clásico. En ‘Sueño americano’ tomamos el problema de este tipo, que no sabe si está despierto o está soñando, para preguntarnos si el presente es un sueño o es una realidad. O si es que uno construye su propia realidad.

Este moderno Segismundo del presente está encerrado en su apartamento y en su sueño. Un sueño eterno del no sabe o no puede o no quiere salir. Ante él o en sus pesadillas su novia muere luego de ingerir pastillas, insatisfecha o inacabada. Su hermano se presenta como versión patética de la tradición paterna. Mientras aquel abrazó la política en búsqueda de un modelo revolucionario, este retoma el discurso pero invierte el sentido y se apropia del nombre y la tradición para su propio beneficio. Una prostituta de lujo, como fantasía más absoluta del consumo, lo absorbe, lo cautiva y su padre, finalmente, reaparece de su desaparición forzada para hacer revisar la historia familiar a la luz de la historia del país.

Chile es, según esta propuesta, un sueño americano, una inclusa identidad cautivada por el sueño de otros.

“El sueño americano refleja la ironía de la realidad”, asegura Fuentes, “mucho McDonald´s, mucho progreso, mucha economía, pero en realidad es todo mentira. No hay tal progreso, la desigualdad crece cada día, pero mientras haya más ‘malls’, más feliz está la gente. Desde allí es que estamos soñando esta pesadilla que nos jode la vida todos los días, pero no sabemos salir de allí.”

Los trabajos actorales adquieren tres registros interesantes. Fuentes adquiere el rostro de la desesperación ¿qué es lo real? ¿cuál es la fantasía? ¿dónde está el límite? Andrea Vera carga la obra de tensión a partir de construir personajes deseantes y vitales, desplegando un trabajo muy sólido desde el trabajo del cuerpo como herramienta expresiva, mientras Gonzalo Durán (el hermano y el padre, el presente y el pasado –desaparecido en el fondo del mar-) impone el lugar de lo real, de aquello que como tal solo puede ser interpretado como lo pesadillesco.

¿Cuál han sido las claves que han trabajado para esta mirada sobre la realidad del presente?

Hay dos cuestiones que me provocan como actor: la primera es la cuestión de estar dormido bajo un sistema económico y la segunda es la duda sobre la pregunta al padre desaparecido ¿era mejor tal vez que te quedaras con nosotros en lugar de luchar por algo que quizás no iba a resultar?

En cuanto al lugar del protagonista, que es un artista, yo prefiero no enjuiciar al artista si no se hace cargo de la política o si asume la cuestión política, preferimos dejar abierta la pregunta sobre que tan importante es la relación entre el arte y la política.

Que esa pregunta quede abierta es lo que importa. Yo como actor no pretendo cambiar nada. Apenas remover algo un poquito. Y si alguien siente que hemos removido algo un poquito, creo que el trabajo está hecho.

¿Cómo es el presente del teatro chileno?

En el teatro chileno hoy hay mucha gente muy trabajadora. Hay mucha gente haciendo teatro con muchas ganas y creo que se está haciendo muy buen teatro. El problema son las políticas culturales del país. Por eso se pierden las compañías y mucha gente tiene que salir del teatro. No hay subvenciones de salas, que sería esencial. Hacer teatro es una resistencia permanente.

Claro que existen algunos teatros oficiales que tienen recursos y pueden garantizar sus producciones. Los demás, la mayoría, peleamos por el FONDART (fondos concursables) y si no ganamos, lo hacemos igual. Porque lo nuestro es resistir.

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