Amor bajo las piedras

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Una novela reconstruye la historia de la mina Pulacayo, otrora joya de la minería boliviana, “a través de la vida, amores y decepciones del personaje principal”, así es como define su obra Ariel Beramendi, que se inspiró en relatos e historias de los pobladores del campamento minero.

“El amor bajo las piedras tiene su origen en los relatos de mis abuelos paternos, ellos vivieron en Pulacayo, donde todavía hay una mina de plata, la más importante del mundo a finales del siglo XIX.

Tuve la suerte de visitar Pulacayo y conversar con algunos de sus pobladores, como el profesor Ángel Rivera, que custodia la memoria del pueblo, y don Gilberto, que me inspiró a escribir la novela”, explica el autor.

Beramendi explica que la suya es una obra con muchas imágenes, ya que al escribirla la imaginó en movimiento, como una película.

“Hay escenas de ternura y romanticismo, pero también imágenes muy crudas y oscuras porque la vida de la mina es muy cruel, sobre todo para los niños que entraban a trabajar a las minas cuando tenían solo ocho años y ninguno de ellos llegaría a la mayoría de edad”.

El autor explica que en la novela narra la cotidianidad de Pulacayo en la década de los años 20 y 30, pero también reconstruyó la vida del centro minero.

“El protagonista es Apolinar y la novela no tiene un hilo temporal clásico. Es decir, al inicio acompañamos a Apolinar a una jornada de trabajo y a un accidente dentro de la mina – que por cierto fue real – pero rápidamente nos damos cuenta de que se trata de un sueño y se presenta al protagonista en su vejez, que ha tomado la decisión de volver a Pulacayo después de cinco décadas de ausencia”.

Apolinar recuerda cómo fue llevado por su padre Policarpo hasta el centro minero atraído por la fama de la mina y el sueño de un mejor futuro. Allí, su padre se da cuenta que la vida dentro de la mina es similar a una trituradora de carne humana que no respetaba ni siquiera a los niños.

Para la construcción de la historia, Beramendi recurrió a testimonios, documentación gráfica y varios textos.

Sin embargo, señala que también hay una fuerte dosis de tradiciones, creencias y supersticiones que recogió en la novela y que ofrecen un toque de realismo mágico.

“Intenté recrear las condiciones y el sufrimiento que conlleva la vida del pueblo minero. Los mineros entraban a la mina y no sabían si saldrían con vida, descubrí que su vida valía diez botellas de alcohol, porque por cada muerto dentro de la mina la compañía estaba obligada a regalar a la viuda diez botellas de agua ardiente para el funeral, nada más”, agregó.

Sobre la promoción de su obra, el autor señala que ésta se realizará a través de las redes sociales.

“Estoy seguro que la novela se promocionará a través de los mismos lectores. La novela tiene su propia página de Facebook, donde ya entré en contacto con mis futuros lectores dentro y fuera de Bolivia”.

La importancia de Pulacayo en el siglo XX

Según Ariel Beramendi, autor de El amor bajo las piedras, gracias a la industrialización que trajo la Compañía Huanchaca de Bolivia  el país conoció el tren y la tecnología de punta para esa época.

En medio de los Andes bolivianos se construyó una ciudad alrededor de la mina de Pulacayo, cerca de lo que fue el antiguo pueblo de Huanchaca, situado al otro lado del cerro, que fue desapareciendo paulatinamente.

Pulacayo fue el escenario donde las culturas europeas, indígena y mestiza se entrelazaron.

“Así que desde niño escuchaba las historias de mis abuelos, mi padre y mis tíos, ellos nos contaban cómo era la vida a más de 4.000 metros de altura, donde los ingenieros tenían sus canchas de golf, la carne venía desde la Argentina y los mejores productos internacionales eran vendidos en la pulpería”.

Publicado en PáginaSiete
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