El cineasta mbya guaraní

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El documentalista Ariel Kuaray Ortega Duarte es uno de los pocos realizadores de cine mbya guaraní de Misiones y no para de crecer. Este joven de 31 años nació en la comunidad Tamanduá, en 25 de Mayo, y actualmente reside en Brasil. Le escapa a las entrevistas y es necesario coincidir con su energía para que decida soltarse y hablar. En estos momentos aborda en un filme la metamorfosis de un hombre que se convierte en yaguareté.

Hoy por hoy Ortega trabaja en la Productora de Cine Guaraní y en la ONG brasileña “Vídeo Nas Aldeias”, de Olinda (Pernambuco) y vive desde hace 15 años en Río Grande Do Sul, después de dejar su aldea por ir detrás de un proyecto del Instituto Federal del Amazonas (IFAM) para un registro audiovisual. 
 
En la comunidad Tamanduá decidieron armar con los jóvenes un colectivo de cine para registrar las andanzas de los guaraníes desde Paraguay hacia Argentina y Brasil. En 2007 comenzó a trabajar con el documental “Dos aldeas y una caminata”, donde muestra la realidad de las comunidades y las causas de las pérdidas de las tierras ancestrales, la lucha política sobre sus territorios, su cultura, con la idea principal de difundir esa verdad.
 
La primera ficción guaraní
El cineasta hizo varios documentales y ahora conforma un grupo de cine guaraní que presentó sus películas en Estados Unidos, Francia y Alemania. “En 25 de Mayo estamos desarrollando nuestra primera ficción. Se trata de una metamorfosis, con la historia de un hombre que se transforma en yaguá (leopardo)”. 
 
“Es su punto de vista y las razones que lo llevaron a transformarse, porque en nuestra cultura creemos que cualquier persona puede convertirse en un animal, un insecto o un ave si hace alguna cosa en exceso. Y este hombre cazaba mucho, no tenía límites ni respetaba las reglas de la caza, y por eso se transforma en yaguareté. Es una historia real, que pasó en la década del 80 en Tamanduá, cuando yo era chico”, contó.
 
El realizador trabajará en la ficción con Samuel Ezequiel Ramírez, su sobrino (hijo de su hermana), un estudiante mbya que cursa la carrera de Técnico en Medios Audiovisuales y Fotografía de la Facultad de Arte y Diseño de la UNaM en Oberá.
 
Y afirmó que decidió encarar él mismo el rodaje sobre lo que sucede en su pueblo originario porque generalmente “siempre viene alguien de otro lado a registrar lo que sucede en las aldeas, y creo que nuestro trabajo impacta de manera positiva en el mundo cuando es contado desde adentro, con nuestra mirada”.
 
Reducciones Jesuíticas y guaraníes “infieles”
Ortega es director de la película “Tava, Casa de Piedra”, documental realizado en 2014 que habla sobre las reducciones jesuíticas, desde varios puntos de vista de las comunidades guaraníes que se encuentran en Paraguay, Sur de Brasil y en Misiones. “Durante la época de la reducción, hubo muchos guaraníes que aceptaron vivir ahí con los sacerdotes jesuitas, otros que no y emigraron al monte y fueron llamados ‘los infieles’”, resumió. 
 
“Ésa es mi búsqueda personal: tratar de investigar en profundidad si soy descendiente de los que se quedaron en las reducciones o de los que se fueron hacia el monte. En mi investigación previa entrevisté a los ancianos escuchando sus versiones acerca de lo que sucedió. No quise quedarme solo con lo que dicen los historiadores o los jesuitas. Viajamos por Misiones, a varios estados del Brasil, entre ellos São  Paulo, Río Grande Do Sul y Río de Janeiro”, añadió.
 
“En mi familia hay importantes líderes mujeres”
 
El joven destacó el lugar de las mujeres realizadoras, especialmente después de observar como jurado de la edición 2017 del festival “Oberá en Cortos” la riqueza de los materiales dirigidos por ellas. 
 
“Creo que tienen una sensibilidad diferente en el momento de filmar. En este punto de la historia donde estamos en la luchas por la igualdad de género, esa sensibilidad es cada vez mayor, e influyó en gran medida adentro de las comunidades indígenas en Brasil, intentando acabar con el machismo establecido”, sostuvo.
 
Detalló que integrantes de su familia fueron y son líderes espirituales, como su abuela y su hermana Jorgelina, y tienen un rol muy importante en la sociedad. “Si entre nosotros existe el machismo es de alguna manera porque estamos influenciados por la cultura occidental. Actualmente se visibiliza más a las mujeres en su rol de ‘cacicas’, aunque siempre son las madres, las mujeres las que toman las decisiones importantes en nuestra comunidad, aun cuando se ve a la mujer con apariencia sumisa detrás del hombre y a él como el responsable de las decisiones”, remarcó.
 
Su propia historia habla de que la vida lo encuentra viajando muchas veces junto a su compañera, Patricia Ferreira, docente y cineasta que se encarga de producir temas sobre el papel de la mujer dentro de la comunidad. 
 
“Tanto en Argentina como en Brasil pasa lo mismo: en apariencia los aborígenes somos una parte muy importante de la comunidad, pero cuando reclamamos nuestros derechos somos vistos como invasores, nos tratan como extranjeros, no respetan las diferencias culturales, tampoco se enseña eso en las escuelas. Creo que las personas necesitan aprender para respetar, incluso en lo que respecta a nuestra lengua”, sostuvo el realizador.
Publicado en Primera Edición
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