Colombia: Murió Magín Díaz, referente del folklore popular

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Murió el Orisha de la Rosa, Magín Díaz

El cantautor bolivarense Magín Díaz murió en Las Vegas, Estados Unidos, después de pasar dos semanas en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de esa ciudad.

El artista de 96 años, ganador del Grammy Latino, estuvo en la ceremonia de entrega de estos galardones, a mediados de este mes y recibió el gramófono en la categoría Mejor Carátula por su disco El orisha de la rosa. Después de eso, no pudo regresar a Colombia sino que sus familiares lo tuvieron que internar en una clínica porque presentaba una arritmia cardíaca.

Magín Díaz, quien nació en Gamero, Bolívar, el 30 de diciembre de 1922, murió en la madrugada de este miércoles, de acuerdo con información suministrada por sus familiares.

Su carrera musical transcurrió en más de setenta años. Incursionó en la industria discográfica en el decenio de 1980, como integrante de los grupos Los Soneros de Gamero y Los Wadingos. Muy conocida es su canción Rosa, que fue interpretada por cantantes como Carlos Vives y Joe Arroyo.

El orisha de la rosa incluye colaboraciones con Carlos Vives, Totó la Momposina, Petrona Martínez, Celso Piña, Monsieur Periné, Bomba Estéreo y varios más.

Magín recibió el Premio Nacional Vida y Obra del Ministerio de Cultura, a sus 95 años.

En su portal de Internet dice que, además de Rosa, compuso también La totuma, Espíritu maligno y otras canciones y que los géneros en que cantó fueron chalupa, bullerengue, fandango y cumbia.

“Magín recuerda —dice en el mismo portal— que su registro de nacimiento se expidió cuando quiso salir por primera vez del país. Eso implica que ya era mayor de edad y que su fecha de nacimiento no es exacta, por eso en su cédula dice 30 de diciembre, pues los que no sabían con exactitud qué día nacían se registraban entre el 24 y 31 de diciembre por ser también el nacimiento de Jesús. De hecho, sus primos y sobrinos recuerdan que Magín era mayor que su prima Irene, quien nació en 1916, y que un señor en Gamero que en este momento tiene, según su cédula, 97 años. Eso aumentaría la edad de Magín a 100 o más años”.

En un comunicado de prensa emitido por sus familiares tras el deceso dice:

“Cuando Magín y su familia se enteraron de que su nombre había logrado dos nominaciones históricas en los Latin Grammy no podían contener la felicidad y el incremento de sus expectativas. Magín un hombre recio, guapo y decidido, un digno hijo de la yuca y el pescado, con la convicción de hacer historia y el deseo de ir a Estados Unidos “pa’ ir a que me conozcan, pa’ que me vean bailar y cantar”, emprendió el viaje más decisivo de su vida artística.

Con certificados médicos, su estricta voluntad, el apoyo familiar y la bendición de su pueblo, motivados por quienes consideraban que valía la pena hacerle este sueño posible y respetando la dignidad de su decisión, emprendimos el viaje a Las Vegas para, el 16 de noviembre, recibir noticias de sus nominaciones y mostrarle al mundo que aún así, “viejo y trabajoso” -como hablaba de sí mismo haciendo mofas-, estaba listo como un roble pa ir a donde su arte y música lo llevaran.

El hombre al que le gusta Rosa pisó Las Vegas, se alzó con un Latin Grammy, se posicionó como el nominado y ganador más veterano en esta ceremonia y quedó nominado a un Grammy Anglo. Sus sueños eran convertirse en leyenda y que su música sonara en todo el mundo, sin temor a equivocarnos podemos decir que en una lección de dignidad y potencia humana Magín lo logró en vida.

Desde el día que Magín entró al hospital su familia, el equipo que lo acompaña, las instituciones que potencian su andar, los tambores de su pueblo y las bendiciones de quienes, como nosotros, cayeron enamorados a sus pies, nos han mantenido fuertes y en constante contacto con él. Lamentablemente el espíritu maligno no reconoce fronteras y Magín a las 9:24 p.m. (hr Las Vegas) del 28 de noviembre de 2017 en completa paz, agarrado de una mano por su hijo Domingo, de la otra por Daniel y de los pies por Sebastián, con una fila de 5 mujeres enfermeras detrás de la escena lanzó su último aliento. Magín murió lejos del anonimato y con su hijo Domingo, la luz de sus ojos, tomándole la mano.

El ciempiés, como reza su canción, lo picó y ninguno de nosotros pudo darle con un palo. Como si fuera una mofa, una morisqueta o una broma del Santo Místico de la Infancia Eterna, el ciempiés picó, y picó duro.

En palabras de Domingo los invitamos a no sufrir por Magín, él hizo lo que quiso en toda su vida, hasta Las Vegas llegó, cantó, bailó y luchó hasta el final.

Disfrutó su triunfo en los Grammy Latinos y hoy, cuando anuncian la otra nominación en los Grammy Anglo, se va dejando una huella musical dentro de Latinoamérica como uno de los más grandes. Solo un personaje especial es capaz de tanto, Gualajo no se equivocó al decir: ‘Magín, mágico quiere decir’”.

No se sabe aún cuándo serán las exequias ni la despedida de su pueblo caribeño.

Publicado en El Colombiano

 

Lleno de gloria: el último viaje del músico bolivarense Magín Díaz

Dos semanas antes de viajar a Las Vegas, a la ceremonia de los premios Grammy Latino, Magín Díaz cuidaba su voz como si se estuviera preparando para el último concierto de su vida.

No tomaba agua fría y en sus labios siempre tenía una chupeta para que su voz se aclarara y no se pusiera ronca antes de ir a Estados Unidos.

Su sobrina, María Díaz, y su nieto, Leonardo, eran los que estaban pendientes del casi centenario músico, quien se acomodaba en una mecedora de colores en el patio de su casa, situada cerca de la iglesia católica del pueblo de Gamero, en Bolívar.

EL TEMPO estuvo el pasado 22 de octubre en esta población, corregimiento del municipio de Mahates, y sostuvo con Magín una entrecortada conversación, en la que su sobrina María hizo las veces de ‘traductora’, para que el artista gamerano pudiera responder.

Aunque su condición física era precaria y no se podía sostener por sí solo para caminar, tenía dos elementos que hacían resplandecer su opacada figura: un par de ojos vivaces que brillaban con la picardía de sus palabras y la voz tan nítida, como si tuviera 50 años de edad.

“Que si quiero ir a Las Vegas…ufffff, estoy listo pa’ montarme en ese avión”, decía el hombre que encontró la fama después de los 90 años.

En el diálogo que se pudo sostener con el ídolo de Gamero, varias veces repitió estribillos de una canción que no se conocía en el mundo folclórico: ‘Me amarás por siempre, me amarás’…

La sobrina contó que a Magín se le habían practicado todos los exámenes médicos y estaba en condiciones de viajar. “Cuando estábamos solos me decía que lo que quería era tomarse una foto con el trofeo del Grammy en Estados Unidos”, comentó.

Y no solo viajó: Magín se convirtió en el nominado y ganador más veterano de los Latin Grammy, alzándose con el premio a mejor diseño de de empaque por su disco ‘El Orisha de la Rosa’. Falleció en medio de la gloria…

Los tambores de Gamero

Desde que se supo de los achaques de Magín en Estados Unidos, en Gamero se produjo una reacción espiritual a favor del músico local. Y se hizo como mejor lo saben hacer: con tambores.

“Aquí hubo una oración de tambores todos estos días para pedir por la salud de Magín, pero si Dios se lo quiso llevar, por algo fue”, señaló Luis Guillermo Ríos, también músico, compositor e integrante de la célebre agrupación Los Soneros de Gamero.

En el pueblo donde nació Magín, hace 95 años, hay una constelación de músicos folclóricos que han puesto a bailar a media Colombia desde la década de los 70 del siglo pasado.

Fue Wady Bedrán quien tuvo la idea de reunir a los veteranos músicos del pueblo en la agrupación, para que se conociera esa riqueza musical en la que el bullerengue, la chalupa, la cumbia, el fandango y el chandé, entre otros ritmos, eran materializados en canciones que se convirtieron en leyenda.

Allí surgieron Irene Martínez, Emilia Herrera, Martha Herrera y también apareció la figura de Magín Díaz. Todos sobrepasaban los 70 años.

Tras un paso fugaz por los Soneros de Gamero (nunca grabó, sólo participó en algunos bailes en el pueblo), Magín se marchó a Venezuela y allí también participó como percusionista en la orquesta Billos Caracas Boys.

De regreso a Gamero, a Magín lo volvió a llamar a Bedrán para que integrara el grupo Los Wadianos, con el que grabó y cantó dos temas de su autoría, los primeros que le llevaron al acetato: ‘Lariló’ y ‘Chirimamba’.

“En esa época Magín se la pasaba viajando a Venezuela y no estuvo mucho tiempo en el grupo, pero le alcanzamos a grabar esos dos temas”, recuerda Bedrán.

En Gamero todos recuerdan a Magín como un hombre alegre, bailador, que nunca tuvo líos con nadie y que formó esporádicos grupos folclóricos, como El Sexteto Gamerano, y Los Viejos del Folclor.

La cantadora Isolina León, quien fue la que recibió el legado de Irene Martínez, dice que lo que más recuerda de Magín era ese espíritu festivo y que tenía la facultad de tocar todos los instrumentos de percusión.

“Una vez lo vi tocando guacharaca con la música de Aníbal Velásquez y cuando nadie menos pensaba ya tenía la guacharaca en los pies, al mejor estilo de Alfredo Gutiérrez”, señaló León.

El mismo Bedrán manifestó que, a pesar de sus años, a Magín nunca se le vio triste o enfermo. “Era un gozón nato, un gran percusionista, compositor y cantante. Pero lo mejor que hacía era bailar. Recuerdo que tenía un paso de baile en el que tiraba el zapato del pie al aire y lo recibió en el mismo pie”, contó.

Si hay una discusión en las esquinas de Gamero es sobre la autoría del tema ‘Rosa’, que ha sido grabado por varios artistas, como Joe Arroyo, Carlos Vives y Los Soneros de Gamero, entre otros.

Wady Bedrán aseguró que cuando Irene Martínez grabó el tema dijo que era de su autoría y Magín no la confrontó, y por esta razón, en el disco, salió con la autoría de la cantante principal de Los Soneros de Gamero.

Sin embargo, en los últimos años cobró fuerza la versión de la autoría de Magín y así ha quedado registrado en el imaginario popular, sobre todo después de las grabaciones del tema hechas por el propio Magín, en las que aseveró que haber sido él quien compuso la canción para una gamerana a la que llamó Rosa, para que nadie supiera quien era.

Pero lo más probable, según los entendidos, es que el tema haya sido escuchado en el ingenio azucarero de Sincerín por los trabajadores cubanos que llegaron a trabajar la caña de azúcar.

“Hay que recordar que Magín trabajó en el ingenio azucarero Gran Central Colombia, en Sincerín, y allí habría podido recibir la influencia cubana. De todas formas, creo que es Magín el que la canta con más sentimiento”, advierte el periodista cultural Rubén Darío Alvarez.

Reacciones
Desde Las Vegas, su manager, Daniel Bustos, señaló que aún no se conoce la fecha de repatriamiento de los restos mortales de Magín.

Su hijo, Domingo Díaz, también envió un mensaje desde Estados Unidos: “Los invitamos a no sufrir por mi padre, él hizo lo que quiso en toda su vida, hasta Las Vegas llegó, cantó, bailó y luchó hasta el final».

Personalidades culturales de Cartagena y Bolívar lamentaron el fallecimiento de Magín.

“La muerte de Magín Díaz debe servir para que en los pueblos de Bolívar se enaltezca el folclor de nuestra región, que es uno de los más grandes de Colombia y de Latinoamérica. Su legado nunca morirá. Paz en su tumba”, destacó el compositor Adolfo Pacheco.

Bertha Arnedo, directora del Instituto de Patrimonio y Cultural de Cartagena, dijo que «la música de Magín perdurará por siempre en los corazones festivos y en las páginas culturales que se escribirán por los siglos de los siglos”.

Zully Salazar, directora de la Corporación de Turismo de Cartagena, afirmó que «nuestro folclor está de luto. Sentido pésame a los familiares del maestro y paz en su tumba».

Y Dumek Turbay, gobernador de Bolívar, comentó que el fallecimiento de Díaz es muy triste, pues «fue un hombre maravilloso y uno de los músicos más grandes que ha nacido en Bolívar. Fue un enorme honor y me genera mucha satisfacción haberlo honrado en vida”.

Publicado en El Tiempo

 

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