Después de María

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Como un reflejo de la sociedad enmarcado en el “síndrome pos-María” las obras de los artistas plásticos David Zayas y Giovanna Pasarell, el muralista Javier “Javi” Cintrón y el escultor Eric Saunders, que intervienen en esta publicación, abordan discusiones y desastres humanos, anclados por tiempos prolongados, a los que quizás no se les había prestado atención adecuadamente.

Por ejemplo, las piezas de Pasarell se caracterizan por la interacción humana con la naturaleza acentuada en “la esperanza”. Por medio de la pintura, la artista expone “la impotencia y el caos» que sintió en medio de la emergencia. No obstante, puntualiza que el ejercicio la lleva a reflexionar que, “como la naturaleza, deberíamos renacer”.

 

“El arte es un mecanismo de expresión y desahogo, y detrás de cada obra hay un objeto de comunicación, al igual que sucede en otras artes, como la literatura, el drama y la música. Existe un matiz de expresión y una intención del artista de utilizar su obra como un vehículo de comunicación, porque ellos no están ajenos del momento o hecho histórico”, matiza el sociólogo Hiram Guadalupe.

En ese contexto es pertinente destacar el recorrido de Cintrón por una de las llamadas “comunidades vulnerables”, recogiendo la crisis humanitaria en el mural Epitafio del viento. El artista hace suyos testimonios de los “invisibles”.

“Deberíamos replantear si verdaderamente estamos de pie y si nos estamos levantando. Desde nuestros diferentes frentes, deberíamos prepararnos para combatir no solo los desastres naturales, sino los desastres humanos”, expone Bárbara Abadía Rexach, profesora de Antropología Cultural de la Universidad de Puerto Rico.

A su juicio, el huracán permitió prestar atención a temas que “nunca deberían ser silenciados”, como la feminización de la pobreza, la perspectiva de género, la marginación y la criminalización de la niñez, entre otros temas, como el estatus político.

“El huracán es un desastre natural del que sabíamos cuándo iba a llegar y cuándo se iba, pero los problemas que hemos visto más allá de que no haya luz en el país, son problemas que estaban ahí. Las necesidades que la gente tiene han quedado al relieve y todo esto inspira a los artistas, y en cierta manera, nos permite poner en perspectiva las prioridades que debemos tener, a qué cosas debemos prestar más atención”, señaló la antropóloga.

En las estampas, también se agrupan visuales que muestran un país que dista de ser homogéneo.

“Hay muchas diferencias de género, de clase y de raza. Es lamentable que esto tenga que pasar para plantearnos en qué y cómo estábamos viviendo, cómo se están manejando los problemas, quizás viviendo con el síndrome del colonizado, de pensar que hay otras personas que están peor que nosotros. Esto no implica que no podamos aspirar a algo bueno o a los derechos humanos, que son inherentes a nosotros”, sostuvo Abadía Rexach.

A través de la escultura, Saunders abraza a la diáspora puertorriqueña con la talla del “San Cristóbal”, el santo que lo ayudó a “cruzar el charco”, según verbalizó. El tallador recrea en cedro una expresión artística del folklore religioso puertorriqueño inspirada en los que se ven obligados a abandonar la tierra por la crisis económica y la falta de oportunidades.

“Los países deberían tener la capacidad de que la gente quiera quedarse y pueda vivir ahí. Me parece que todas esas discusiones son importantes y se reflejan en el arte. Es bueno que, a través de todas las manifestaciones e instancias posibles, sigamos discutiendo los verdaderos problemas, sobre todo, que nos motive a pensar en soluciones”, comunicó.

La imagen de portada es el mural El pueblo, del artista plástico David Zayas, inspirado en la “resiliencia”. En sus palabras la pieza “habla sobre nosotros como colectivo, habla de nosotros los seres humanos como sociedad”. En la obra, se aprecian imágenes como si estuvieran construidas con madera rescatada, formando el puño de una mano que simboliza la fuerza y la unión del pueblo en un momento histórico.

Desde el aspecto clínico, el arte se utiliza como una estrategia terapéutica, lo que se conoce como arteterapia, una estrategia como medio de expresión para ventilar emociones.

“Es uno de los métodos que se utiliza para poder explorar emociones y sentimientos. Incluso, la manera de crear las pinceladas y los colores empleados son medios que utiliza el artista para hacer saber lo que está sintiendo. Cada detalle habla del artista y de su carácter”, describió Ramos Rivera.

“Existen muchos estudios que relacionan el arte con una sensación de estabilidad y bienestar porque podemos ventilar de una manera más clara lo queremos expresar».

De igual formó, señaló que: «El arte solidifica los lazos patrióticos cuando se crean estampas puertorriqueñas, no importa lo que haya pasado en la isla. Este reflejo del arte se mantiene intacto. Además, el arte y la cultura promueven bienestar porque, cuando nos sentimos orgullosos de lo nuestro, nos sentimos bien. Esto provoca que seamos más productivos, más sociables y fomentemos más el compromiso social”.

Publicado en Metro

 

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