[Entrevista NodalCultura] Morella Jurado, directora de la Bienal del Sur: “Trabajamos con el concepto de Boniteza, que significa la estética del compromiso”

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La Bienal del Sur – Pueblos en Resistencia, se desarrolló entre el mes de diciembre de 2017 y finales de febrero de 2018. Impulsada por el Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio (IARTES) del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la Bienal es sostenida por la totalidad de los ministerios del gobierno bolivariano de Venezuela.

Morella Jurado era, al comienzo de la Bienal, directora del IARTES y fue una de las grandes protagonistas de la mismas. Crítica y curadora de la muestra, impulsó los debates que se dieron en el marco de la misma. Es licenciada en Artes por la Universidad Central de Venezuela y en Artes Plásticas por el Instituto de Estudios Superiores en Artes Plásticas Armando Reverón. Jurado es además una reconocida artista plástica. Ha realizado exposiciones individuales en Rusia, España, Perú, Brasil y Venezuela. Es parte del equipo internacional de curadores con que cuenta la II Bienal del Sur.

En diálogo con Nodal Cultura, Morella Jurado explicó la perspectiva con la que abordaron el Sur como concepto político, los ejes de diálogo entre la Bienal, los artistas y el público, y el modo en el que el pueblo se relaciona masivamente con las obras que participan de este gran evento, que se desarrolla hasta finales de febrero de 2018 en la ciudad de Caracas.

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¿Cómo organizaron esta bienal y porque el sub título “Pueblos en resistencia”?

El nombre de “La Bienal del Sur» surge por la idea del sur político de nuestro comandante Hugo Chavez Frías. No es el sur geográfico. Por eso el sub título de  «pueblos en resistencia», por resistencia al imperialismo.

Es una Bienal con concepto antiimperialista, ese es el eje transversal de toda la muestra. Ese es el eje dialogante entre las diferentes líneas curatoriales que hemos desarrollado.

¿Cómo se hace una bienal de este tipo en un momento donde Venezuela está estigmatizada y bloqueada precisamente por el imperio? Lo estamos haciendo a través del trabajo solidario de parte de todas las instituciones gubernamentales del ejecutivo nacional, del gobierno Bolivariano.

Además, contamos con una red de artistas en todas las partes del mundo, con curadores internacionales que están participando como Adeltot de Trinidad y Tobago, o Angela Barbour de Brasil, o Dayalis González de Cuba, que también hacen redes con todos los artistas que ellos conocen en el resto del mundo.

La idea es mostrar en esta bienal, que podría llamarse como una anti-bienal, la obra de artistas que no pertenecen al top o a la maquinaria publicitaria de los sistemas de negociación de las obras de arte. Es más bien buscar trabajos extraordinarios de muchísima calidad, pero que sean artistas pocos conocidos. Ellos normalmente son poco conocidos porque están en contra de los establecimientos y de los estados que están a favor del capitalismo. Entonces los invisibilizan, no los dejan exponer, incluso muchos son perseguidos políticos y son líderes en su comunidad, con alto nivel estético.

Después de la experiencia que tuvieron en la primera, y teniendo en cuenta sus explicaciones ¿cómo se vincula el pueblo con el arte en la bienal?

Estamos trabajando con una categoría nueva, la categoría de la estética del compromiso. Es una categoría crítica, que viene de la palabra boniteza, que acuñó Paulo Freire. Boniteza significa la estética del compromiso. Nosotros en la bienal pasada como en esta, desarrollamos unos foros que hemos llamado debates sobre el sentido relación entre arte y política. Allí semanalmente se presentan foros con artistas, investigadores, militares, escritores que hablan sobre los cuatro diálogos que nosotros estamos colocando como líneas curatoriales.

Es así como tenemos un foro de la leche materna vs la formula Nestlé, para desmontar toda esa propaganda que la empresa desarrolla en los pueblos del mundo. O el eco-socialismo, que vienen ecologistas a hablar relacionado con el tema de la tierra y el territorio. Y así con los cuatro diálogos.

Es maravilloso también que las fuerzas armadas vienen a visitar la bienal, al igual que todos los niños de las escuelas y liceos de Caracas. Además tenemos estos foros, que se están dando durante toda la semana de martes a domingo de 9 a 17 horas.

La Bienal del Sur tiene la característica que cada obra tiene una ficha comentada. ¿Para qué? Como nosotros no tenemos cómo hacer visitas guiadas para todos, por el volumen de gente que viene, a quién le interesa saber por qué fue colocada esa obra, o qué sentido tiene, allí tiene la ficha.  Por ejemplo, un artista de Barbados tiene litografías extraordinarias, que representan plantas abortivas que durante la colonia se utilizaban para que los vientres de las esclavas no fuesen subyugados nuevamente y tengan que parir nuevos esclavos. Esa es una historia que está en la ficha técnica, pero cada ficha técnica está acompañando la obra.

¿Cómo se posiciona esta Bienal en relación con la tensión siempre presente en las artes visuales entre el arte popular y el arte de elite? ¿Cómo opera la posición decolonial que propone un proyecto como el socialismo del siglo XXI frente a la mirada casi siempre fijada en lo eurocéntrico?

Hemos hecho un gran trabajo de investigación donde observamos alrededor de 1700 obras o artistas de todas partes del mundo y hemos hecho hincapié en traer artistas de África y de las islas del Caribe. Porque para Venezuela particularmente, pero también para el resto del mundo, se les hace difícil conocer artistas africanos o palestinos o sirios. Irak, por ejemplo, está también dentro del proyecto con fotografías.

VisitaGuiada06Nos hemos cuidado de mostrar el trabajo de la representación de estos artistas, pero además tenemos artistas populares, artistas que no han participado en la academia. Incluso artistas que no se nombran como fotógrafos pero que uno le da el rango de artista visual porque la obra ha traspasado la frontera de lo mediático o simplemente del periodismo. Tenemos la obra de Lilian Blazer una documentalista venezolana muy importante, de vieja data y combativa, que nos muestra un vídeo que trasciende el tema del documental, de la poesía y el trabajo del alma. Es una obra de arte sin duda.

Efectivamente es un trabajo de la descolonización y vamos por cuatro días de la curaduría. Yo he dado como nombre a esto curaduría anti-hegemónica. La mayoría de las veces el curador es el que propone el tema a investigar, y entonces los artistas se tienen que adecuar a esa propuesta. Si a mí me interesa el tema del agua, entonces voy a elegir el tema del agua y solamente voy a escoger artistas que trabajen este tema. Todos los demás que trabajen con aire o fuego, no entran dentro del esquema.

En este caso, nosotros dejamos que los artistas hablaran. Se escogen a los artistas primero por su calidad conceptual y estética, y en segundo lugar por su nivel de compromiso contra el sistema capitalista, y que ellos muestren sus trabajos. Lo que conseguimos es que a lo largo del año todos los artistas estaban trabajando con una misma preocupación de fondo y los unimos con las cosas en común que tienen.

Podemos ver en la Bienal del sur – Pueblos en resistencia artistas que no se conocen, que previamente no se sabía de su trabajo y que viven en diferentes latitudes, pero que tienen una misma preocupación y una misma manera de plasmarlo. Podemos ver un artista ruso al lado de un artista de Guatemala que están hablando del mismo tema. Con ámbitos distintos, técnicas distintas, pero hablan del mismo tema.

¿Cuáles son esos temas?  Le hemos dado por nombre diálogos, porque son diálogos entre los artistas y con la gente. Sin diálogo no existiría el arte.

Son el diálogo de la tierra y del territorio, que tiene que ver con la lucha en contra de los transgénicos, el cuidado de las semillas, el derecho a la tierra, con el derecho al agua no privatizada, el oxígeno, las abejas y todo lo que tiene que ver con el eco-socialismo.

Otro diálogo es alrededor de los cuerpos y tiene que ver con los feminicidios, el género, el transgénero, el etnoracismo, el cuerpo como barrera y como escapatoria de libertad.

Un tercer diálogo es alrededor de la alienación. Allí podemos ver todas las angustias de los artistas que nos hablan de la inoculación de ideas que el imperio produce al ser humano. Habla de la globalización, de la televisión, el tema de la post-verdad, Disney, Hollywood. Hollywood cuenta con la misma cantidad de recursos económicos, de parte de Estados Unidos, que la industria armamentística ¿Por qué será eso? Es igual una manera de hacer hegemonía política muy acertada.

Y, por último, el diálogo de la identidad que es el que más llama la atención porque tiene un dejo de antropología, del color local, la gastronomía y las tradiciones de cada país. Las fiestas tradicionales y el quehacer diario, como diría el escritor Julio Cortázar: «la cultura es el ejercicio empecinado de la identidad».

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