#Imperdibles en los Festivales de La Habana y San José de Costa Rica

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Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura (Enviado a La Habana y San José)

Toda recomendación puede ser tomado como un atrevimiento, y hasta casi como un gesto de soberbia. ¿Qué gusto impulsa al crítico a recomendar unas películas en detrimento de otras? ¿Qué sabrá de aquellas que seguramente no pudo ver? ¿Por qué no escoger otras en lugar de unas? ¿Por qué someterse al fetichismo de los números enteros?

Todas estas preguntas son absolutamente válidas. Sin embargo, estamos convencidos que tanto en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano como en el Festival Internacional de Cine de Costa Rica, hay una importante cantidad de películas de nuestra región que merecen con creces ser vistas.

He aquí nuestra arbitraria, desinteresada y apasionada selección.

Películas que se verán en ambos Festivales

La libertad del diablo de Everardo González (México)

Este documental es un testimonio de cómo opera cierto poder, legal o ilegítimo, en los sectores populares, construyendo asesinos, víctimas, destruyendo lazos. González presenta testimonios de jóvenes asesinos con una crudeza y una sencillez sorprendente. ¿Cómo se hace un asesino? ¿Qué familia, qué barrio queda luego de semejante atrocidad? Las máscaras con la que ocultan sus rostros los testimoniantes, son las máscaras que cubren los rostros de todas las víctimas, que borra sus rostros, sus identidades. Lo atroz es colectivo y las víctimas son los muchos marginales, aunque sean unos pocos los que disparan.

Medea de Alexandra Latishev (Costa Rica)

La referencia a la tragedia griega del título es acá una forma de revisar la falsa esencialidad de la maternidad. María José tiene 25 años, una vida no muy particular, especialmente para alguien de clase media urbana y educada. Padres ausentes, fiestas algo inocuas, universidad porque algo habrá que hacer y una corporalidad en juego. Porque juega al rugby y está en medio de su propia historia. Ese cuerpo de mujer joven embarazada está intentando imponerse, hacerse presente, quebrar la barrera de lo visible. ¿Qué es aquello que no es un hijo y crece en el vientre? La película recurre gran parte de su metraje al silencio. El silencio es un relato. El relato de lo que no se dice, de lo que se calla. El cuerpo es un campo de batalla personal. La directora hace que esto se note con un trabajo de encuadre que por momentos ahoga y deja cercada a la mirada. El trabajo de Liliana Biamonte es magnífico.

Rey de Niles Atallah  (Chile)

Rey de Niles Atallah cuenta con una mirada abierta la historia de la autoproclamación del francés Orllie-Antoine de Tonnens como rey de la Araucanía. Apelando a lo suprareal, las técnicas digitales explícitas, las máscaras, la animación, el realizador hace del viaje de Tonnens un recorrido por tiempos y espacios diversos. La película dialoga permanentemente con el presente, ya en el relato de la desposesión de los indígenas que habitaban la región, como en el juicio al francés, avanzada de un proto Estado chileno, que recuerda a los represores de la reciente dictadura. Atallah va de lo concreto a lo mágico, de la convicción a la derrota, en un camino marcado por la más absoluta libertad estética.

Violeta al fin de Hilda Hidalgo (Costa Rica)

Como en Medea, o en La Dixon, o en El sonido de las cosas, una mujer es aquí también la gran protagonista. Una mujer que debe tomar las cosas para sí, en un momento clave. Violeta es una mujer mayor, en el momento en que comienza a comprender la vejez. Está separada y vive en la vieja casa familiar. Quiere quedarse allí, pero sus magros ingresos apenas le permiten conservarla. Sus cariñosos hijos la quieren llevar con ellos y un extraño ex marido amoroso le pide que se mude con él. Decisiones fuertes y personales y una miserable estafa la llevarán a hacer de esa precariedad el camino de la decisión final que será su pequeña manera de decir que es ella y no otros, la que decide. El cuerpo y la mujer, otra vez en un relato impecable y una actuación inolvidable.

Una mujer fantástica  de Sebastián Lelio (Chile)

El film cuenta la historia de Marina, novia de Orlando, quien fallece repentinamente. Marina es camarera y cantante. Se acaba de mudar con Orlando, que tiene una ex esposa, hijos y un perro. Al morir Orlando, ella tendrá que soportar el reclamo de la familia y la persecusión policial. Ellos ponen todo en duda. Marina, como toda mujer que está fuera del ámbito formal de la familia, nunca podrá ser la viuda de Orlando. A ella no le estará permitido el dolor. Hay un elemento clave para repensar todo el hostigamiento. Marina es una mujer trans. En el trance de la muerte de la persona amada, ella será violentada por el Estado -médicos, policías- y por la familia de su novio. El trabajo de Daniela Vega es preciso, sutil. Cantante lírica, Vega es capaz de proyectar su mirada mucho más allá del plano, como lo hace con su voz. Lelio dirige evitando cualquier obviedad. Un film realista seco y duro, que se permite escenas que se corren de ese registro y aportan desde la libertad poética un modo bello de contar los sentimientos de Marina.

Zama de Lucrecia Martel (Argentina)

¿Es posible ser un hombre justo en cualquier tiempo sin desajustarse de su propio orden? Una parte de la tensión entre Zama y su lugar en el mundo es esta. Pero también la relación entre el tiempo interno de la espera interminable y el tiempo concreto que puede ser vivido como si no existiera. ¿Cómo ve el mundo quien no espera nada, porque lo que espera no llegará jamás? Las lecturas alrededor de Zama son infinitas e inagotables. El trabajo de construcción que Martel hace de la relación irreal espacio-tiempo es perfecta, múltiple, expansiva. El trabajo visual y sonoro trabajan alrededor de la reconstrucción del espacio vital de un modo que adquiere dimensiones múltiples. Zama es la gran obra del cine de este tiempo.

Películas que se verán solamente en el Festival de La Habana

El silencio de los fusiles de Natalia Orozco (Colombia)

La película Natalia Orozco, da cuenta de la historia de la violencia en su país, desde la perspectiva del importante proceso de paz que se inició con los acuerdos entre el gobierno y las FARC. Es un relato pormenorizado, con testimonios muy importantes, profundos y sinceros, como no se habían visto hasta su estreno. Orozco entrevistó a quienes lideraron el proceso de paz, el presidente Juan Manuel Santos, sus negociadores y todos los comandantes de las FARC, a lo largo de los 4 años que duró el proceso. Estuvo en Bogotá, Cartagena, La Habana, pero también en lo más profundo del territorio colombiano para conocer a los combatientes que vivían alejados de todo. Si bien tiene una mirada institucionalista, la película es un documento inobjetable para conocer íntimamente el pensamiento de cada uno de los que llevaron adelante el proceso y cómo fue cada una de las idas y vueltas que vivieron. (Se recomienda ver también “Pizarro” para completar una comprensión de la historia de la violencia y paz en Colombia)

Pizarro de Simón Hernández (Colombia)

Carlos Pizarro fue el líder indiscutido del movimiento guerrillero M19 de Colombia. Surgido de la reacción ante una elección en la cual el fraude sostuvo a la hegemonía conservadora, el M19 firmó la paz con el gobierno y entregó las armas en el año 1990. Luego de constituir una agrupación política, Pizarro era candidato a presidente en las elecciones de ese año. “Pizarro” un documental realizado por Simón Hernández, pero contado desde la perspectiva de María José Pizarro, la hija del líder guerrillero, del hippie campesino, del intelectual meticuloso, es una película de búsqueda familiar y búsqueda de la historia.  Si lo personal es político y la historia es aliento de futuro, el documental se inscribe en esa doble dialéctica. Develar al padre es develar la historia de la violencia en Colombia, y revisar las condiciones de aquella paz, es imprescindible para garantizar esta. (Se recomienda ver también “El silencio de los fusiles” para completar una comprensión de la historia de la violencia y paz en Colombia)

La telenovela errante de Raúl Ruiz, Valeria Sarmiento (Chile)

Ruiz, que falleció en Francia en 2011, filmó la película en 1997 juntando actores de novelas de televisión y del teatro off chileno. Así logró un fresco de un humor ácido y genial, a partir de lo que él consideraba la historia de Chile como una gran telenovela. Las referencias al socialismo post dictadura de su país son tan brillantes como encarnizadas. Sarmiento, que fue su compañera durante 20 años, la terminó en 2017 con el material recuperado y las notas del realizador.

Baronesa de Juliana Antunes (Brasil)

La película brasilera cuenta la vida de dos mujeres,  Leidiane y Andreia, que sueñan con vivir mejor, tener su pequeño salón de belleza y poder salir del barrio en el cual se hace imposible imaginar el futuro. Un barrio en los márgenes de Belo Horizonte es el espacio donde las mujeres, y sus hijos y sus familiares, viven encerrados en medio de una violencia generada por “bandas de niños y adolescentes, entre 9 y 17 años, que son reclutados por grupos de traficantes como carne de cañon, para matar a alguien por venganza o por algún motivo menor”, según explicó la realizadora este viernes al presentar la película. “La violencia que sufren las mujeres en esos barrios es terrible. No pueden moverse, casi no pueden salir de sus casas. Y si son negras la violencia es doble, por mujeres y por negras” afirmó Antunes. La película tiene, en su crudeza un interesante espacio para la ternura y los momentos felices.

Lucía de Humberto Solás (Cuba)

Lucía es uno de los grandes clásicos del cine cubano. Cuenta tres momentos en la historia de las luchas por la emancipación cubana protagonizados por tres mujeres llamadas Lucía. Independentismo, antiimperialismo y revolución son tres momentos de esas luchas y en ellos no solo se da cuenta de las condiciones de los procesos históricos de liberación –bien diferentes en cuanto a su caracterización- sino también de la vida y lugar de las mujeres, en esa doble lucha que es siempre la de clase y la de género. Poder ver Lucía en una versión remasterizada es uno de esos lujos que permite el Festival de La Habana.

El silencio del viento de Álvaro Aponte-Centeno (Puerto Rico)

Rafito y su familia trabajan como eslabones en el tráfico de personas. Todo está contado entre sombras y en silencio. Ciertas zonas de su trabajo deben ser rápidas, ocultas y silenciosas. Así es su vida y la película. Incluso los grandes dolores se viven de ese modo, casi sin decirlos. La película da cuenta de esa extraña vida de pobres que explotan otros pobres. Explotadores que ni siquiera entienden esa condición. La familia será el centro de la organización de lo vital y del trabajo. La confusión entre ambos es también una de las formas de la injusticia y la desigualdad. En la película todo se cuenta contando.

Cocote de Nelson Carlo de los Santos (República Dominicana)

En los límites entre la ficción y el documental, De los Santos busca un modo de contar una realidad de desigualdad, de hibridización cultural y de identidades diversas. Alberto viaja a su pueblo natal al enterarse de la muerte de su padre. Allí se enfrenta con dos situaciones. Él, cristiano, discute con sus hermanas y madre sobre los ritos funerarios, que ellas deciden que se realicen de acuerdo a tradiciones yorubas. Como el padre ha sido asesinado ellas le exigen que cargue contra el asesino. El mandato de venganza se opone a su fe. La tensión alrededor de Dios, el deber, los rituales y la muerte, ponen en perspectiva el ejercicio del poder real en una sociedad profundamente desigual. De los Santos Arias lleva al máximo la tensión ritual y familiar en cada escena. El trabajo visual incorpora lo mágico, y reconstruye con precisión los tiempos internos y los espacios comunitarios. Cocote es en un relato complejo sobre la conformación de las identidades y las relaciones de poder en República Dominicana.

Películas que se verán solamente en el Festival de Cine de Costa Rica

Bosque de niebla de Mónica Álvarez Franco (México)

Hombres que protegen el ambiente, se protegen. ¿Es posible pensar una comunidad donde sea sustentable la explotación de los recursos, sin que sea sustentable la educación, la vida familiar y la propiedad? Bosque de niebla se presenta como un documental bellísimo sobre la última formación de ese tipo que resiste a la deforestación y la apropiación corporativa en México, pero de a poco comienza a interpelar al espectador sobre la posibilidad de sostener esa diversidad sin transformar las condiciones de construcción social que propone el capital.

Atenas de César González  (Argentina)

César González es un realizador único en Argentina. Joven marginado, pobre, delincuente, preso y violento, se reinventó a si mismo poeta, artista integral y cineasta. Lector compulsivo, puede pensar la villa desde adentro y contarla, no para la piedad de los sectores urbanos, sino para la comprensión y el respeto. ¿Qué piensa un joven argentino que reconstruye su lugar en el mundo y lo repiensa utilizando no solo sus propias categorías sino las que aprende de sus lecturas profundas de toda la cultura eurocéntrica? ¿Cómo lo cuenta? ¿Cómo mira el que observa lo que conoce como nadie? Estas son preguntas que sirven para acercarse una y otra vez a las muy buenas películas de César González.

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