Advierten que la lluvia ácida podría acabar con el patrimonio maya en México

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La lluvia ácida es un fenómeno meteorológico provocado por los contaminantes que el ser humano arroja a la atmósfera cada día, y en México, está acabando con el patrimonio cultural de la civilización maya, contó a Efe el biólogo Pablo Sánchez.

Las construcciones y monumentos que edificaron los mayas están formados a partir de roca caliza, cuyo principal componente es carbonato de calcio, el cual, al entrar en contacto con esta lluvia, se disuelve, degradando las inscripciones y el legado de esta civilización.

El problema se agrava, ya que muchas de las edificaciones mayas están construidas al aire libre y, por lo tanto, muy expuestas al ambiente y a la degradación.

Resolver el asunto no es fácil. Los restauradores desconocen cómo proteger las construcciones, que “ven afectados sus dinteles y estelas” de manera progresiva a causa de la lluvia ácida.

Esto se debe a que a la roca caliza “no se le puede poner una capa protectora porque las rocas tienen que respirar, absorbiendo humedad y agua y, si se les pone una capa sellante, lo que provoca es una aceleración de la degradación”.

Es por ello que los expertos en restauración están investigando cómo poder poner una película protectora a los monumentos sin que esta impida el intercambio gaseoso a través de la roca.

Se considera lluvia ácida cuando el PH -medidor de la acidez- es inferior a 5.6, algo que sucede “cuando se incorporan los contaminantes óxido de azufre y óxido de nitrógeno”, explicó.

Los contaminantes derivados del petróleo son sometidos a procesos de combustión en todo el mundo, emitiendo estos compuestos “que, por su naturaleza química, reaccionan con la humedad de la nube y forman la acidez de la lluvia”.

“Mientras más grave sea la emisión y más ácida sea, peor será su daño a materiales”, apuntó el experto.

El poder destructor de este fenómeno también termina corroyendo metales y estructuras de uso diario para el ser humano.

El efecto tarda en percibirse, pero con el paso del tiempo los materiales se corroen, perdiendo su aspecto óptimo.

La dificultad para atajar este fenómeno se debe a que su origen puede encontrarse a miles de kilómetros del lugar donde sucede finalmente la precipitación.

Esto se traduce en que una lluvia ácida que ocurra en México puede deberse a la emisión de compuestos tóxicos en Cuba o Venezuela, ejemplificó el especialista.

Otro daño grave derivado de esta manifestación es la modificación de la estructura del suelo, impidiendo que las plantas que crecen en él puedan absorber los nutrientes, algo que les hace más sensibles a contraer infecciones y parásitos.

Con los cuerpos de agua pasa algo similar, ya que cuando la lluvia cae sobre estos, cambia su valor de PH y “afecta a muchas especies, especialmente al plancton, que al alterarse el valor de PH altera su biología y trastoca todo lo que es la cadena alimenticia”.

El biólogo desmintió que la lluvia ácida tenga un efecto directo y dañino para la salud, así como que tenga un color distintivo.

Estudios a nivel mundial advierten que “sin haber pruebas concluyentes” el valor natural del PH de la lluvia en condiciones normales está descendiendo de 5.6 a 5.1, algo preocupante ya que el estado natural de la precipitación parece estar viéndose alterado poco a poco.

 

Publicado en Sin Embargo

¿Qué es la lluvia ácida y cómo afecta?

Los informes de calidad del aire de la Secretaría del Medio Ambiente revelan que la lluvia ácida se registra con mayor frecuencia en la zona suroeste de la ciudad. Esto afecta las áreas boscosas, principalmente las que son parte del suelo de conservación, pero el territorio urbano también se ve afectado.

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«El concepto de lluvia ácida se refiere principalmente al pH de la lluvia. El pH es una medida que va a indicar qué tan ácida o alcalina es una solución. El fenómeno de lluvia teóricamente tendrá un pH de siete, pero no es así ya que en la atmósfera hay otros gases aparte del oxígeno y nitrógeno, como el bióxido de carbono, los que provocan un amortiguamiento que puede dar un valor de cinco punto seis”, explicó el biólogo Pablo Sánchez, quien es parte del Grupo de Contaminación Ambiental del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

El experto señaló que el agua de lluvia naturalmente es considerada ácida, ya que contiene ácido carbónico formado a partir del bióxido de carbono atmosférico. Así mismo, describió los efectos que el fenómeno puede causar en el ambiente. Entre los escenarios planteó los efectos negativos en el agua, bosques, suelo y patrimonios culturales.

Peligro en ecosistemas y ciudades

El agua se puede ver afectada por el aumento de la acidez en los ríos y lagos, provocando perturbaciones importantes en el medio. Algunos organismos consiguen adaptarse a las nuevas condiciones para sobrevivir, pero otras no, ya que el aumento de la acidez y los niveles de aluminio pueden ser mortales para la vida acuática silvestre. Dentro del ciclo hidrológico este fenómeno penetra las reservas de aguas subterráneas aumentando los niveles de metales tóxicos. Actualmente más de 18 mil lagos están acidificados lo que ha provocado daños en los ecosistemas.

El suelo también aumenta su acidez causando cambios en su composición y ocasionando la lixiviación de nutrientes para las plantas e infiltrando metales tóxicos, tales como el cadmio, níquel, manganeso, plomo, mercurio; y provocando la intoxicación de las especies. Algunas de las consecuencias se pueden percibir en la afectación que ocurre en los bosques, debido a que el agua que cae al suelo puede disolver los minerales y nutrientes que los árboles necesitan para mantenerse sanos.

En México se han realizado estudios para evaluar el efecto de la lluvia ácida en los ecosistemas, particularmente en los bosques que rodean a la zona metropolitana, registrándose valores entre 5.11  y 6.74 en la lluvia. Las zonas que se han percibido más afectadas son la Sierra del Ajusco, el Desierto de los Leones, Tlalpan y Xochimilco.  En el Estado de México también existen registros de valores ácidos en la lluvia. Esta acidez está relacionada con diferentes tipos de daños a la vegetación.

La lluvia ácida también ha dañado algunos edificios y monumentos históricos. Algunas de las construcciones que se hicieron con piedra caliza o mármol reaccionan y se transforma en yeso (que se disuelve con el agua con mucha facilidad), por lo que deben ser continuamente restaurados. Los principales daños documentados en México son en la zona arqueológica de El Tajín, en Veracruz, registrando valores de pH menores a 5.72 en la lluvia.

Siguiendo los pasos de la lluvia acida

A partir de 1987 se efectuaron las primeras investigaciones sobre la presencia y efectos de la lluvia ácida. El monitoreo se consolidó en 2001 con la Red de Depósito Atmosférico (Redda), formada por 26 estaciones de monitoreo, y operada por el Sistema de Monitoreo Atmosférico de la Ciudad de México (Simat), que por un convenio tiene el apoyo del Laboratorio Certificado de Cromatografía de la UNAM, encargados de recibir todas las muestras de depósito atmosférico de la Ciudad de México para ser analizadas.

El Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM es una de las principales instituciones a nivel nacional en el estudio de contaminación atmosférica en nuestro país. A través del grupo de Contaminación Ambiental al que pertenece el biólogo Pablo Sánchez, se han elaborado estudios sobre la contaminación de la atmósfera desde miradas multidisciplinarias. Han contribuido a la investigación del comportamiento de la calidad del aire a través de las concentraciones de gases como el ozono, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, y partículas presentes en la atmósfera, utilizando equipo de monitoreo que tiene diferentes técnicas y colectando material que después es analizado en laboratorio para así obtener la composición química de las partículas.

Los estudios que se realizan para el estudio de la lluvia ácida requieren un amplio protocolo en el que las muestras son sometidas a diferentes parámetros y técnicas de análisis. Entre los principales parámetros se encuentran los del volumen, pH, conductancia específica, acidez, alcalinidad, aniones y cationes. Los parámetros son medidos con técnicas volumétricas, electrométricas, potenciometría, titulación y cromatografía de líquidos iónica.

Publicado en ConacytPrensa

 

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