Nicanor Parra, entrevista inédita: «La antipoesía no va a desaparecer»

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Conocí a Nicanor Parra cuando él tenía 80 años y aún dejaba usar grabadoras o tomar apuntes en sus entrevistas. Eramos un grupo de estudiantes de la Usach y conversamos en su casa de La Reina una tarde de invierno de 1994, aunque para él era primavera por el buen clima. Protegido por un chaleco blanco y una chaqueta de cuero, le sonsacamos algunos juegos de palabras sobre la antipoesía, Shakespeare, la existencia de Dios, la muerte o el amor. No. Sobre el amor se negó a hablar.

Esa tarde Parra generó un conflicto entre el grupo liderado por el poeta y profesor Hernán Miranda. En un gesto machista que le salió muy natural, pidió sin arrugarse en lo más mínimo que alguna de las mujeres presentes pusiera la tetera para tomar once. Obviamente, ellas se negaron y fue un compañero el que le prepató una taza de té a Parra. Habíamos sido testigos de la creación de un artefacto parriano para provocarnos y pisamos el palito.

Nicanor, ¿hoy es un día feliz?

Bueno, día de primavera ¿no?

¿Cree en Dios?

A esa pregunta yo le he dado muchas vueltas. Hay varias respuestas famosas a lo largo de la historia. Me llama la atención la de Voltaire. Dice que Dios es algo tan importante que si no existiera habría que inventarlo. Nietzsche dice por ahí: Por qué Dios y no yo. Y claro la frase más famosa, la más importante de todas, sería la de God is dead. Dios ha muerto, que ha dado origen a un montón de chistes en los WC. Dios ha muerto, firmado Nietzsche y abajo, Nietzsche ha muerto, firmado Dios.

¿Qué piensa de la muerte?

Acabo de encontrar en el Tao el mejor comentario sobre ese tema. Yo tenía una lista de respuestas antes, pero todas se van al suelo. Por ejemplo, en esa lista estaba la famosísima frase de la filosofía presocrática que dice: cuando la muerte es nosotros no somos, y cuando nosotros somos la muerte no es. De manera que nunca la vamos a encontrar. ¿Para qué le tememos?. Es muy chistoso esto, pero es más bien una trampa diría yo, frente a la idea que tienen los taoístas de la muerte. Fíjense ustedes lo que dicen: Muere sólo el iluso que cree estar vivo. El taoísta monje no perece.

¿Su opinión sobre La Biblia?

Hemos llegado a una nueva Biblia. No se permiten los comentarios bíblicos. Hay que leer la Biblia no más. Sólo puede comentarla el Papa.

Y ¿el monje taoísta puede comentar?

Taoístas monje (corrige). Bueno, aquí estamos nosotros bailoteando.

¿Usted tiene algo de niño?

Maybe, perhaps.

¿Y el amor a los 80 años?

Vida privada.

¿Todo escritor debería sentirse satisfecho luego de publicar sus obras completas?

Paso.

¿Por qué surgió la antipoesía?

¿Por qué? Porque el mundo viene cambiando, la sensibilidad, todo eso va cambiando y el poeta se queda atrás. El mundo cambia y el poeta se queda atrás ¡y entonces entra el antipoeta! Un buen trabajo, por ejemplo, es el de Rubén Darío. Rubén Darío amo absoluto. Es el poeta del idioma. De repente, aparece alguien que le da un solo corte, que es Huidobro, y el pobre (risas), el pobre Darío al suelo.

Y ahora, ¿quién está en el poder en la poesía?

Se dice que el poder está siempre. Es que todo el poder son la gente entre 45 y 65. Son 20 años de poder. A los 65 ya se cae necesariamente.

En la poesía, ¿quién está en el poder?

Eso lo saben ustedes… Ustedes quieren que yo pise los palitos de los periodistas (risas). Esos se llaman palitos de los periodistas. Quieren que me olvide y después diga: “No pues… Yo estoy en el poder” (risas).

¿La esencia de la antipoesía son las paradojas y contradicciones de la vida cotidiana?

Pues yo diría que parece que sí… ¿ah?… claro, pero se lleva más lejos todavía en la antipoesía, especialmente en los textos que estoy escribiendo ahora. Hoy trabajo exclusivamente a base de contradicción. Y es increíble como vibra esto, esto porque lo espantoso es ponerse una camiseta y defender algo en un texto ¡o proponer algo! Ahí muérete.

¿Cuál es su opinión sobre los críticos?

Los críticos dicen bueno, Parra hace 50 años que está molestando, ya tiene 80 años y lleva 50 años en el imperio de la antipoesía y esto debe terminar alguna vez. ¡No va a desaparecer porque es la poesía del habla! Esto pasó en Inglaterra con Shakespeare y nunca desapareció el lenguaje shakesperiano, nunca más. Cuando se llega a eso, ya no hay verso que hacer.

¿Hay similitud entre Shakespeare y la antipoesía?

Total, total. Los antipoemas son parlamentos dramáticos. Con Shakespeare ocurrió en mí una cosa muy parecida a la que me pasó con Nietzsche. Cuando me puse a traducir el Rey Lear quedé sorprendido. Es el mismo método de trabajo, el mismísimo. Ese método consiste en lo siguiente. Es la superposición de dos métricas. La métrica del habla con la métrica de la poesía formal, con la métrica-métrica. Se hace una superposición. Y eso, dicho de otra manera, es lo siguiente: el espacio literario se pasa el público y del público se vuelve al literario. No eso es periodismo no más. Pero se puede hacer periodismo también evidentemente. Es decir, es un lenguaje periodístico que puede ser también poético. Yo he aprendido mucho de los periodistas y sin los periodistas. Sin el periodismo yo no hubiera podido sobrevivir y, lo que hago ahora, el texto que yo ando buscando es a partir del periodismo. Soy un gran admirador del periodismo y estudio como arma una nota periodística. Además, me aprovecho del ingenio de los periodistas porque de repente les salen cosas que alumbran.

El Quebrantahuesos era algo así, ¿no es cierto?

El Quebrantahuesos estaba hecho también con periodismo, con frases de los periodistas e incluso con los diarios, con los recortes.

Era una forma de periodismo también, porque se colocaba en las calles…

Justamente, era antiperiodismo.

Publicado en La Tercera
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