Cierran Dimensión

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Cerró la librería Dimensión después de 60 años de actividad cultural

Por Omar Estanciero

Agobiada por los altos costos de manutención y la baja de ventas, la histórica librería Dimensión, que en sus dos últimos años adoptó la modalidad de espacio cultural, cerró sus puertas al público, arrastrando así una historia de muchas desventuras que vuelve a darse, a pesar que desde el entorno de la familia Santucho, confían que en algún momento pueda reflotar este emprendimiento tan significativo para la vida cultural santiagueña.

“Lamentablemente decidimos cerrar la librería hace prácticamente un mes, y esto tiene que ver con que a lo largo de su existencia, nunca tuvimos un lugar físico propio y estuvimos siempre alquilando locales, con todo lo que ello implica en materia de gastos”, relató Francisco Santucho a EL LIBERAL, gran responsable en la familia de mantener en pie durante los últimos años, este mítico espacio santiagueño fundado por su padre Francisco René, allá por octubre de 1957.

“La situación económica actual del país ha ido en desmedro de poder sostener y solventar un alquiler como el último que ocupó la librería”, dijo, en relación al local de calle La Plata 171, bajo el nombre de Espacio Dimensión Cultural. El año pasado cumplieron nada más y nada menos que 60 años de existencia, y a pesar de ser la librería con más historia en la provincia, nada pudieron hacer para evitar el cierre de este espacio cultural tan representativo para distintas generaciones.

“Mi mamá siempre sostuvo que la librería no era un comercio, sino un servicio para la gente. Esa fue la concepción y el espíritu que le imprimió siempre Gilda Roldán de Santucho”, relató su hijo. “El proyecto que habíamos concebido desde el 2016 hasta esta parte, era el de sostener la librería como un proyecto de casa cultural, porque no solo fue un local de ventas del libros, sino que funcionó como un espacio donde se llevaron a cabo diversas actividades artísticas: charlas literarias, eventos musicales, homenajes a personalidades, actividades gastronómicas, ciclos de cine y cultura en general, todo hecho a pulmón”, reconoció Francisco, sobre este último período de dos años, llevados a cabo sobre la calle La Plata.

Desde su orígenes, bajo el nombre de Aymara hasta Dimensión, pasaron por la librería personalidades de renombre, como ser Bernardo Canal Feijóo, Carlos Astrada, Miguel Ángel Asturias, Hernández Arregui, Beatriz Guido, Atahualpa Yupanqui, Rodolfo Kusch, Wiltod Gombrowicz, Atilio Borón, Ricardo Forster, Felipe Pigna, Martín Caparrós, Horacio González, Josefina Racedo, la madre de plaza de Mayo Taty Almeida, el poeta cubano Víctor Cassaus, la cantante Liliana Herrero, entre otras figuras de renombre de la historia y la cultura argentina.

Una rica historia “Dimensión es un lugar que se había impuesto como una posta obligada. Mucha gente que venía de afuera preguntaba por la librería, tanto por su historia como por las distintas actividades que se hicieron en tantos años”, evocó Francisco, de ese clásico reducto que primero, en 1952, el “Negro” Santucho, había concebido bajo el nombre de librería Aymara, que funcionaba en una sala de la vieja casona de los Taboada, de calle Buenos Aires Nº 146. Más tarde, abrió Dimensión (1957), en el pasaje Tabycast.

Allí se llevó a cabo la conformación del grupo Amigos de Dimensión, espacio ideológicamente heterogéneo entre quienes organizaban exposiciones de cuadros de grandes artistas, presentaciones de libros, charlas debate, peñas, entre otras. El “Negro” invitaba a intelectuales de otras provincias y del interior y por sobre todo, promocionaba a jóvenes para que pudieran demostrar sus cualidades artísticas. Algunos de sus amigos lo consideraban como la cabeza del grupo, y hasta un continuador del ya extinto movimiento “La Brasa”.

En 1995, la librería Dimensión cerró por primera vez sus puertas al público. Esta experiencia crítica para la familia no fue un obstáculo para apagar el emprendimiento, ya que igualmente, Gilda Roldán (viuda de Santucho), desde su propia casa, vendía el material bibliográfico junto a sus hijos, ofertando el material a los asiduos clientes.

Dimensión pudo reabrir sus puertas dos años después, cuando se instaló sobre calle La Plata, de la ciudad capital. Luego, en 2006, se trasladó a otro local, en la esquina de La Plata y Salta, donde se retomó la actividad cultural en su amplitud, con distintos tipos de actividades en su salón principal y en el patio. Allí estuvieron hasta 2016, cuando se trasladaron al inmueble de La Plata (Nº 171), donde sobrevivió los dos últimos años, con un espacio más amplio y un pequeño patio donde se realizaron distintas actividades artísticas y culturales.

“Ha sido un dolor muy grande y una sensación amarga en la familia tener que decidir cerrar el local, pero no por eso va a dejar de existir Librería Dimensión. Vamos a ver la manera de implementar otra modalidad, sin un local y espacio físico, pero veremos la forma de ponerlo en funcionamiento cuanto antes”, resaltó expectante, en torno a lo que será la concreción de un nuevo espacio al que denominarán Fundación Dimensión de Francisco René Santucho.

“En toda crisis la cultura es el lugar más sensible, y las librerías no están exentas del impacto de una crisis económica nacional. Esta situación ya la atravesamos en 1995, cuando estaban en su lugar original de Tabycast, también por los costos de alquiler”, señaló Francisco. “Mi madre estuvo al frente de la librería todo este tiempo. Cuando cerró en 1995, tuvo que asumirlo, al igual que ahora.

Gilda pasó cientos de cosas y no hubo un día que no haya ido a la librería”, contó del tesón de su madre, quien en los últimos meses, por problemas de salud, dejó todo a cargo de sus hijos. “Con mucho dolor, hemos tenido que cerrar las puertas, pero no por eso la historia se va a apagar – asiente Francisco–. No tener un lugar a dónde ir, es una situación muy fea, asemejable quizá a una situación de duelo.

El anteaño pasado había sido fructífero para nosotros porque se habían presentado las obras completas de mi padre Francisco René Santucho, un libro que despertó gran interés en muchos lugares y continuará este año”, acotó Francisco, sobre el legado de su padre y la pasión por las letras y todo el campo intelectual que vio en este espacio, un lugar donde reunirse y compartir un momento, a pesar del crucial momento económico que indujo al cierre de este espacio cultural.

Fueron hasta aquí 60 años de historia, de muchas alegrías y desventuras transcurridas en los lugares donde les tocó alquilar. De bancarse allanamientos esporádicos al local en épocas de la última dictadura militar, que derivó en secuestros de libros que significaron una pérdida monetaria importante para la familia. Pero el recuerdo más difícil de asimilar fue el secuestro y posterior desaparición de “El Negro” Francisco René, por parte de las fuerzas represivas de la vecina provincia de Tucumán, entre abril y mayo de 1975, permaneciendo aún desaparecido.

Eso no fue impedimento alguno para que su esposa Gildá Roldán continuara su obra. A pesar de todo, la historia siguió escribiéndose y fueron justamente Gilda, junto a sus hijos Francisco y Elmina y Luciana Cano en los últimos años, quienes con un gran tesón continuaron atendiendo la librería y sosteniendo el legado de su fundador, el de fomentar la criticidad de la cultura en su amplia dimensión, dando cabida a todo el campo intelectual y cultural de Santiago del Estero.

El Liberal

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