La cultura, prioridad en Cartagena

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Por Gustavo Tatis Guerra

Lo más difícil es lograr que lo local se vuelva global, y se preserve lo singular de la región, ante la globalización.

Así lo cree Ruby Mutis, la directora del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC), quien asume ese cargo, en un momento histórico crucial de la ciudad y de su administración.

“Me interesa recibir a todo el mundo, para crear espacios constructivos para la ciudad, respetando derechos y la libertad de pensamientos”, dijo en su diálogo con El Universal.

“La cultura requiere fortalecer sus recursos y presupuestos, y a través de la Secretaría de Hacienda, cumplir un mejor rol articulador de esos procesos. Priorizar y focalizar necesidades, impactos e incidencias, será la estrategia. Hay que asimilar experiencias exitosas como las han tenido Argentina, Madrid y México, cunas culturales de América Latina.

En el caso cartagenero, toda interinidad afecta los  procesos culturales. Creo en el diálogo directo  con el sector privado en conexión con la cultura, en una ciudad que tiene el beneficio de ser puerto, ciudad industrial y turística.

Todos esos valores se deben traducir en el beneficio común de una política pública que apalanque un desarrollo sostenible.

Es imposible posicionar la cultura sin esos diálogos interculturales y intersectoriales. El objetivo es lograr que la cultura entre al plano nacional e internacional.  Los retos de la administración están dados en los diálogos participativos, en fortalecer  la educación y el sentido identitario.

Lo primero que hice al llegar al cargo, fue buscar el diálogo con la academia, las universidades, el sector cultural, para generar un espacio participativo y colaborativo, no solo con las convocatorias  sino con la agenda del IPCC. Hay que dialogar y escuchar a los diversos sectores”.

La funcionaria se refirió a la búsqueda de una imagen para las Fiestas de la Independencia, y creyó pertinente convocar a las academias para ese propósito, a la Universidad Jorge Tadeo Lozano y la Institución Universitaria Bellas Artes y Ciencias de Bolívar, pero que en este acercamiento académico no pretende excluir a nadie, y menos al sector de los creativos en artes plásticas y los gestores culturales locales.

Respondió a la inquietud de reconsiderar la Serie Editorial con la que se inició la institución, ya que Cartagena, es capital de narradores, poetas y ensayistas.

«Creo en el poder de la palabra».

El problema no es solo presupuestal y de recursos, sino de sostenibilidad de políticas públicas, en medio de una ciudad inestable en su gobernabilidad, que ha tenido ocho alcaldes en menos de siete años.

Pero reconoce que  ha llegado tarde a ese cargo, que entraña a su vez, resolver o mantener lo que han logrado otras directivos, continuar con el afianzamiento de las Fiestas de la Independencia, encarar el conflicto generado por la convocatoria del afiche promocional de las fiestas, y avanzar en diálogo abierto con todos los sectores, las convocatorias a premios y estímulos a las diversas expresiones culturales, las becas de Unibac, el fortalecimiento de las bibliotecas públicas, los nuevos centros culturales, entre otros.

Sabores de identidad

“Soy una abogada y cocinera. La gastronomía  nos ata a la tierra, a los campesinos, a las tradiciones de familia, sociedad, religiosidad y cultura.

Es también una construcción de ciudadanía y de nación, mire el caso de los peruanos cómo muestran toda su cultura desde sus tradiciones gastronómicas como la Panchamanka, que dura más de catorce horas de preparación”, dice la hija  del barranquillero Rafael Mutis Villarreal y la monteriana María González Martínez.

Es la segunda de tres hermanos nacidos en Cartagena. El padre vino a una misión de Ecopetrol a Cartagena, y conoció en un ascensor a la que sería su esposa.

“Todo mi amor a la lectura proviene de mi padre que cuando éramos  unos niños nos exigía leer cinco páginas antes de salir a jugar al escondido o a la peregrina. Hoy, no duermo sin leer mínimo diez páginas. En 2014 participaba  en un taller de escritura creativa con el escritor Pablo Gaiano, cuando supimos la muerte de García Márquez. Yo leía en aquel entonces, El amor en los tiempos del cólera. El duelo lo hice en la lejanía, y me hice tatuar en las pierras aquel 17 de abril, tres mariposas amarillas en las piernas, en homenaje a Gabo”.
Fiestas y salvaguarda

“La salvaguarda del patrimonio requiere fomento y protección. Creo que el llamado es colectivo, con respecto a las Fiestas de la Independencia y su Plan Especial de Salvaguarda, para que  este patrimonio festivo sea declarado Patrimonio Cultural de la Nación. Con ese propósito colectivo, todos han puesto se granito de arena”.

El reto del Teatro Adolfo Mejía

Al igual que en toda la agenda cultural de Cartagena, la directora del IPCC, Ruby Mutis, cree que  su propuesta está encaminada a la “construcción de ciudadanía”. Y en el caso particular del Teatro adolfo Mejía, “hay que seguir invirtiendo en luces, sonidos,  en la sostenibilidad del escenario, y en su agenda. Gracias a la Ley Espectáculos Públicos, el teatro logró invertir en la pasada dirección, entre 2016 a 2017, en el aire que estaba dañado. Nos hemos reunido con Raimundo Angulo y el rector de la Universidad de Cartagena, Edgar Parra, para conectar dos espacios claves de nuestra cultura: Teatro Adolfo Mejía con  el Claustro de la Merced, donde reposan las cenizas de García Márquez.

Hay dos eventos como Tardes en el TAM y Desde las tribunas, que están pensadas para la ciudadanía en la Plaza de la Merced. Con la misma dimensión, el teatro busca  proyectarse desde lo local a lo nacional.

Contamos con la presencia creativa del músico Édgar Avilán.

Los retos del teatro son complejos y grandísimos. Hacerlo sostenible es ya un desafío”.

El Universal

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