Hijas del agua

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Por Olga Lucía Martínez Ante

“Cuando observas a estas mujeres indígenas les sientes una dignidad y una paz tan humilde y tan hermosa, que te desarman. Quedas impresionado y yo creo que ellas sentían lo mismo con alguien que les quería hacer un retrato. Fue una colaboración cercana, mental, rápida, una comunicación hermosa”.

Es Ruvén Afanador, el reconocido fotógrafo colombiano que ha hecho imágenes de las grandes estrellas y figuras del mundo, un hombre con un prestigio muy bien ganado gracias a que en cada una de sus fotos es un reflejo diferente y único del personaje que plasma. “Los rostros son el misterio del mundo”, dijo en una entrevista

Pero esta vez, Afanador estuvo en un proceso distinto a lo que normalmente hace en Nueva York, Londres, París o cualquier otra gran capital, que son los escenarios de su trabajo.

Vino a Colombia, el país donde nació en 1959, para retratar a mujeres y personas de distintas etnias, un proyecto de Artesanías de Colombia para rescatar las comunidades indígenas.

Y antes de que estas fotos se vuelvan un libro, se exponen. Este viernes se abre al público la muestra ‘Hijas del agua’ en la iglesia museo de Santa Clara, en Bogotá, con un conversatorio a las 10:30 a. m. entre el fotógrafo bumangués y la artista plástica que las intervino, Ana González.

Son 30 fotografías de personas de las comunidades misak, guna dule, arahuaca y wuayú. Afanador, acostumbrado a la presión de un trabajo perfecto, dice que reconoce que esta experiencia fue intensa.

“Cada vez que llegábamos a un lugar teníamos condiciones extremas y poco tiempo, y no sabíamos qué tan dispuestas estaban estas personas para el trabajo. Además, comunicarse fue difícil, porque muchas no hablan español, pero nuestro encuentro fue bellísimo y lo relacioné con las imágenes que hago en mi cotidianidad, porque nunca se sabe qué va a pasar, aunque sé que debo tener el ojo listo”, dice.

Ruvén Afanador se fue de Colombia cuando tenía 14 años y aunque viene con frecuencia, afirma que esta es la primera vez que va a lugares que no están en muchas listas de viaje como el Urabá antioqueño, la Sierra Nevada de Santa Marta, el Cabo de la Vela en La Guajira y Silvia, Cauca.

“Cuando vivía en Colombia no se viajaba tanto y menos en viajes exploratorios a lugares remotos. Ahora que he vivido en el extranjero la mayor parte de mi vida y voy a estos sitios, me encuentro con una belleza increíble, con unos lugares secretos muy bellos”, afirma.

Sobre la intervención de las fotos, Afanador dice que siempre quiso hacer una colaboración con Ana González, una artista conoce mucho sobre las culturales indígenas colombianas. “Yo hice las fotos y ella añadió símbolos y conocimiento sobre sus creencias y sus mitos”.

De este recorrido, resalta la importancia del tejido, “que une a estas comunidades, porque ahí están sus historias. Recuerdo que cuando llegamos con una mochila de los indígenas de Silvia a la Sierra Nevada, los indígenas de allí lo primero que miraron fue ese tejido, una tradición que se pasa de generación en generación y que los une así no se conozcan”.

Durante este proceso, Afanador quiso tener en su casa de Nueva York algo de este viaje y en Silvia, Cauca, quiso comprarle a una indígena todo lo que llevaba puesto.
La mujer le dijo a Afanador que ella la llevaba donde le vendían todas esas prendas, pero él le insistió que no, que quería las suyas.

Fue así como al apartamento de Nueva York de Ruvén Afanador llegaron una falda, un pañolón de dos capas, sombrero, collar y mochila. Y, claro, parte del espíritu de esta indígena, “porque ella entendió mi sentido de querer tener parte de su memoria”.

¿Dónde y cuándo?
Del 3 de agosto al 16 de septiembre. Museo Santa Clara. Carrera 8 n.° 8-91, Bogotá. Tel. 3424100, ext. 1685. Entrada libre.

El Tiempo

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