Marcelo Pont: «¿cómo se logra la unión latinoamericana? ¿por qué no a través de la cultura, y en particular el cine, que es lo más accesible?»

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Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura

Jujuy, provincia ubicada en el noroeste argentino, es sin dudas la provincia más estrechamente vinculada con la cultura y las tradiciones del mundo andino. Entre el 1 y el 8 de septiembre se llevará a cabo allí el Festival Internacional de Cine de las Alturas, que se ha dado lo andino como marca de identidad.

El Festival presentará cine de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Para hablar sobre los motivos que hicieron a que este Festival tomara lo andino como eje de su programación, de la importancia de la cultura en la integración regional y de la necesidad de difusión de nuestro cine en cada uno de los países, Nodal Cultura dialogó con Marcelo Pont, uno de sus directores artísticos.

¿Por qué hacer un festival de cine andino?
Nosotros nos planteamos con Daniel (Desaloms, co director artístico) la idea de hacer un festival de cine andino, y había que hacerlo en Jujuy, porque es la provincia más latinoamericana de Argentina. Es la que tiene las costumbres, la población indígena superior a la que hay en cualquier otro lugar del país, y que está integrada con todas las comunidades. Además, es un lugar hermoso. Siempre quisimos hacer un gran festival en un lugar muy hermoso. Un lugar al que la gente quiera ir.
Andino porque a partir de nuestra experiencia filmando en distintos países, trabajando por la región, encontramos que en los Andes hay lenguajes comunes, costumbres comunes. Eso se debe a que primero estuvo la cultura incaica, luego se solapó la española, luego vino la del África y finalmente las de los países europeos tras las guerras. Entonces se generó una cultura tal que voy a Mérida, en Venezuela, y me encuentro con cosas muy parecidas con las que me voy a encontrar en Bogotá, o en Ecuador, o en Chile, o en Tucumán, Jujuy o Salta. O incluso en Mendoza, donde está el puente del Inca.
Hay una cultura común: ¿cómo se logra la unión latinoamericana? Ya sé probó por caminos políticos, diplomáticos, comerciales… y nos dijimos «¿por qué no a través de la cultura, y en particular el cine, que es lo más accesible?». Era una tesis viable, lo presentamos en la provincia y decidieron apoyarnos. Así fue creciendo. El equipo es increíble y están todos muy convencidos de esto. Realmente funcionó. Cuando una idea está pensada desde el generar cosas positivas, las cosas funcionan. Y funcionó.

¿Qué es lo que pasa en el público con esta identidad común en el cine? 
Desde el comienzo pasó algo fantástico. En la primera edición del festival notamos que las funciones que más se llenaban eran las de cine andino. Ecuatorianas, colombianas, venezolanas, peruanas; llenaban la sala con las proyecciones. Porque nunca lo habían visto. La gente iba, fue fantástico.
Cuando hacemos la semana de cine andino, pasa lo mismo. Hay avidez por ver este cine. O sea, no es que a la gente no le interesa, es que no lo promocionan. Apelamos mucho a que nos apoyen en los países, porque sabemos que es el camino. Ahora comenzamos con los cortos Noroeste argentino (NOA), y vamos yendo hacia adentro. Empezamos a ver cortos del NOA porque no hay tanta producción de largometrajes. Empezamos con los cortos para generar la necesidad de hacer cine en la región. Así se empieza a generar la personalidad del festival, no sólo con los países andinos sino también con el interior de la Argentina que tiene poca visibilidad. Siempre parece que hay que enfocar en Buenos Aires, Córdoba y punto. Yo vengo del interior y me pudre que no me cuenten lo que pasa en el país. Prendés el televisor y lo que ves es lo que pasa con un bache en medio de Buenos Aires. ¿Por qué no cuentan que hay un festival en el interior del país y que está sucediendo esto? Creo que a la gente le resultaría más interesante si fuera así.

En relación con las películas que seleccionaron para esta edición ¿qué dirías que está pasando en el mundo andino en relación con el cine?
Nosotros empezamos a detectar que había una gran profusión de películas de la zona andina que estaban yendo a todos los festivales. Dijimos: el ‘gran boom’ del cine argentino y brasileño ya no es tan boom. De repente aparecen las películas venezolanas, como La familia o Pelo Malo o colombianas, con El abrazo de la serpiente, y están reventando los festivales. De Chile Malajunta, de Bolivia Viejo Calavera o Averno y la peruana Wiñaypacha, que vamos a presentar en la inauguración. Todas esas películas son súper atractivas para los festivales, ¿como no lo van a ser también para el público? Yo me formé leyendo cómics y dibujándo, y no voy a ver las de Marvel porque ya me aburrí, no es lo único que hay. Hay otro cine que es muy interesante y puede llevar otro público, pero hay que encontrar la forma de promocionarlo. Eso ya depende de otros estamentos. Nosotros hacemos lo que podemos desde nuestro lado. Con los nuevo canales on demand va a empezar a suceder esto, porque la gente se cansó de Game of Thrones, y ahora se engancha con El Marginal o Un gallo para esculapio, y después se engancha con una película colombiana o una venezolana. Yo creo que también vamos creciendo por ese lado.

La programación documental es muy variada, ¿cómo trabajan esa selección?
Para nosotros no hay una selección de “prime” de cine de ficción y una secundaria de documental. Eso estuvo planteado desde siempre. Además Daniel (Desaloms) es documentalista. Y yo, que soy director de arte en cine de ficción, lo que más veo son documentales. Hay años que recibimos mejores películas documentales que de ficción. Hay una temática muy variada, y están empezando a mostrar cosas a las que no estamos acostumbrados. No es todo de montaña o exotismo latinoamericano. Cada país está trabajando miradas novedosas. Además hay muchos temas comunes y que son fácilmente aprehensibles por el público masivo que estamos buscando. Porque además estamos formando un público que se acostumbra a este tipo de cinematografía. Para nosotros es fundamental que se presenten al mismo nivel que el cine de ficción.

En 2016 crearon en el marco del Festival el Foro internacional para un mercado de Cine Andino. De allí surgió la semana del cine andino ¿dónde y cómo se organiza ese ciclo?
La semana surge a partir de una idea de la agregada cultural de Chile, Fontecilla Waugh, que nos preguntó por qué no hacíamos un ciclo de cine de cada uno de los países. Como nosotros disponemos de películas que son excelentes, elegimos 7 entre las 300 que se presentan al Festival, tenemos “pura crema” como dicen en Venezuela. De modo que juntamos estas películas y armamos una selección de los siete países, proyectando cada día una película. Está funcionando muy bien y moviliza mucho al público. Creemos que es la mejor propuesta a nivel continental.
El hecho de llevar las películas, también permite entusiasmar a los realizadores para que también se presenten al Festival. Porque nosotros no tenemos poder para hacer difusión en todos los países, pero al llegar con la semana de cine andino a cada uno de ellos, podemos convocar al mejor cine de la zona andina. Esto nos ayuda a captar más gente para que se interese. Es un sistema que se nutre a sí mismo. Esto va a ser fantástico. Nosotros nos vamos a poder retirar en paz y el Festival va a seguir por los siglos de los siglos.

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