Mesæstándar

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Arquitectura, fotografía y diseño: los libros de Mesæstándar

Es la única editorial colombiana especializada en libros sobre arquitectura, fotografía, arte, estética e ilustración. Sus publicaciones se distinguen por dos elementos: contenido profundo y diseño. Su libro ‘Teoría de conjunto’ recibió una mención en la reciente XXVI Bienal Colombiana de Arquitectura.

Por Adriana Cooper

Atravesar la puerta de la editorial Mesæstándar es una sorpresa. Existe en un edificio de pocos pisos y en unas de las pocas calles que aún conservan la apariencia de barrio en el sector de El Poblado en Medellín. Aquí no hay anuncios. Tampoco ruido ni desorden. En un espacio grande donde los libros, tipos de letras y diseños de publicaciones próximas son protagonistas, trabajan Miguel Mesa y Juan David Díez, los integrantes de esta editorial que, aunque existe con este nombre desde el 2014, tiene una historia que empezó hace más de 10 años, tiempo en el que ambos empezaron a trabajar de forma consistente con libros. El arquitecto y profesor Miguel Mesa cuenta que su interés por la publicación surgió después terminar una especialización y regresar al país. “Me di cuenta de que la mayoría de libros sobre arquitectura que había en el país eran importados y los pocos con contenido serio no tenían buen diseño, así que la tarea era construir escena”.

Miguel Mesa y Juan David Díez. Foto: Cortesía Mesa Estándar.

Posteriormente comenzó a trabajar con Juan David Díez, un diseñador capaz de entender como pocos en Colombia la personalidad de un libro y cuya atención se enfoca en cada detalle: tipo de letra, papel o innovación en las formas. Esto último se comprueba al ver un título con un estilo distinto o mirar cómo una parte del lomo de un libro literario puede ser desprendido por el lector y convertirse en separador. En el 2014 unieron sus oficinas Mesa Editores y Taller Estándar. “Sumamos los nombres porque queríamos mantener las dos tareas: tener una buena editorial de arquitectura, artes visuales, fotografía, ilustración y estética. También tener un taller de diseño gráfico, editorial y contenidos”. Los dos trabajan en armonía, se expresan de forma diferente y garantizan forma y contenido. Esto se ve en los libros que han publicado en este tiempo, algunos de los cuales han sido ganadores de reconocimientos como el Lápiz de Acero y las bienales de arquitectura en el país.

—¿Para qué publicar sobre arquitectura?

—Por la misma razón por la que se publica literatura o ciencia. Nos interesa difundir el conocimiento, que sea democrático, que sea parte del interés público. Nuestra editorial ablanda esos contenidos. Llevamos los temas a públicos amplios sin perder la especialidad. En medio de tanto libro importado, nos interesa contar lo nuestro, explicar la realidad cercana.

Reseñamos dos de sus libros:

Arquitectura a la inversa

¿Qué hacer para que las personas de una casa puedan mirar el mar y las estrellas desde un balcón? ¿Qué tener en cuenta para que el aire recorra permanentemente un colegio en Vigía del Fuerte? ¿Cómo atraer las mariposas, permitir el paso del sol a través de ventanales y lograr que un grupo de niños estudie en un colegio expuesto de forma permanente al ruido? Estas son algunas de las preguntas que los lectores de Arquitectura a la inversa pueden resolver en este libro.

Entender el mensaje que transmite un espacio y saber cómo influyen en nosotros las estructuras naturales y creadas que habitamos, nos permite movernos con tranquilidad, hacer preguntas, comprender nuestros comportamientos y cultura. La arquitectura, vista como arte y también como una disciplina práctica que da pistas sobre la vida de otros en ambientes variados, puede entenderse mejor en este libro de 202 páginas.

Accesible a conocedores y también a un lector común, esta publicación describe 12 lugares públicos y privados. Entre ellos llaman la atención un parque educativo y un colegio rural en San Vicente, una casa en La Ceja, un colegio en Jardín, un parque educativo en Puerto Triunfo, un colegio en San Juan de Urabá, una casa en Rio Cedro y un colegio embera en Vigía del Fuerte. Con textos breves, ilustraciones armónicas de Alejandro García y fotografías de Alejandro Arango, Sergio Gómez y Julián Castro, es posible entender el entorno que rodea cada lugar y las decisiones que se tomaron para su construcción. Todos ellos son obra de los hermanos Felipe y Federico Mesa de PLAN:B arquitectos, quienes consideran que hacer arquitectura es pactar o concertar de manera provisional en un lugar como Colombia que se convierte, según ellos, en un resumen del mundo: riqueza biológica enfrentada a economías capitalistas, guerra y procesos de paz, precariedad e inversión extranjera y turismo creciente, entre otros.

El nombre del libro hace referencia a su intención de diseñar y poner en el centro los deseos y necesidades de los lugares y personas sin imponer ideas o recetas. El propósito de que sea “a la inversa”, como queda claro en los textos e imágenes, es proponer una arquitectura rica, liviana, propia, sin dogmas o ataduras y que esté adecuada para el trópico, la región donde vivimos.

De acuerdo con Miguel Mesa, quien se encargó junto a Juan David Díez de la dirección de arte y contenidos, este libro es resultado de un proceso de dos años en el que se cuidó cada detalle de la publicación: desde la tinta morada y naranja que recorre las páginas o el hilo que las cose, hasta la escritura, fotografía o traducción al inglés. Y esto se comprueba cuando vemos que la lectura se sugiere de izquierda a derecha, a la inversa, en sentido contrario al que estamos acostumbrados al leer en español. Según él, la idea de crear un libro como este es contar lo que ocurre en nuestro contexto, ya que en Colombia aún no hay editoriales fuertes que publiquen con rigor y belleza lo que ocurre en campos como la arquitectura o las artes visuales. Y es que a la hora de ver estas disciplinas, la gente se centra en publicaciones importadas que cuentan lo que sucede en Europa o Estados Unidos.

A medida que el lector avanza a través de las páginas de este libro, viaja a través de lugares privados y públicos que muestran la vida en lugares variados de Colombia. Las imágenes y las fotografías cuentan de forma sutil otras historias: cómo estudian 200 niños de familias campesinas en San Vicente, qué hace la gente de Vigía del Fuerte para reunirse en esa temporada de lluvias donde sube el agua del río hasta inundar los lugares y borrar los caminos. O qué ve una persona que vive entre las montañas cercanas a la ciudad. Después de leerlo, ver la influencia del paisaje o de un edificio en la vida de alguien, uno también se pregunta qué habría pasado si la gente de la comuna 13 en Medellín que vivió operaciones militares violentas como la Operación Orión hubiera vivido en espacios menos hacinados y más amables. Tal vez la historia sería distinta.

Teoría de Conjunto

Este conjunto de libros ha recibido varios premios, el último en la reciente XXVI Bienal Colombiana de Arquitectura. Tiene dos publicaciones: el número uno que apareció por primera vez en el 2012 y la más reciente publicada en el 2016. La idea inicial fue contar el trabajo de siete oficinas de arquitectura que trabajan en Bogotá y Medellín y que se denominaron con el nombre Archipiélago, que también dio origen a otro libro con el mismo nombre.

La introducción estuvo a cargo de dos arquitectos reconocidos: Carlos Niño Murcia (Colombia) y Gustavo Diéguez (Argentina), quienes anuncian el contenido que espera al lector y el carácter de los proyectos de arquitectura descritos más adelante. Este libro incluye planimetrías de los proyectos, entrevistas a los autores y más de tres mil fotografías diferentes de los espacios. Diferentes porque no son las imágenes de tamaño grande que dejan ver un lugar como monumental y hasta inaccesible: son fotografías capaces de mostrar el lado íntimo, humano y cercano de cada sitio.

A través de estas páginas, uno conoce el proceso detrás de un jardín infantil en Santo Domingo Savio, el Pabellón Macondo de la Feria del Libro de Bogotá, un parque educativo en Entrerríos, una casa pajarera o la expansión del Museo de Arte Moderno de Medellín o la reforma de la tribuna occidental del Estadio El Campín.

Para los editores, nutrir la vida es una de las ideas o teorías que sigue el libro. “Escogimos obras que identificaran esta noción, obras que donde llegaran aportaran, que dieran continuidad a lo instalado, que favorecieran las interacciones vitales, sensibles a los entornos y a las personas; por eso el libro no se comporta como un catálogo de obras, sino como una publicación que defiende una noción de la arquitectura. La pregunta que nos hicimos los editores fue cómo mostrar esa vitalidad en las obras, cómo perseguirla, cómo mostrar los detalles, las aristas, las anécdotas, todo lo que usualmente queda fuera de la lente de este tipo de libros”. Leer Teoría de Conjunto es realizar un viaje por obras que defienden más que su propia naturaleza.

RevistaArcadia

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