Poesía originaria

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Por Mónica Mateos-Vega

Sin la visión del humanista Carlos Montemayor (1947-2019), el Festival de Poesía Las Lenguas de América no existiría, considera el poeta Humberto Ak’abal (Momostenango, Totonicapán, Guatemala, 1952).

El escritor en maya k’iche es uno de 12 participantes este jueves del recital que hace 14 años concibió el autor de Las armas del alba, en colaboración con el Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con la finalidad de ser una plataforma para el reconocimiento de las lenguas originarias del continente en la literatura contemporánea.

Ak’abal, distinguido en Francia en 2005 como Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres, explica en entrevista con La Jornada que en el festival ‘‘no hay idiomas grandes ni pequeños, todos se manifiestan en el mismo nivel; eso es fundamental porque se reivindica a las lenguas primigenias, las que ya se hablaban en América antes de la llegada de los españoles”.

Esa fue, precisamente, una de las intenciones de Montemayor, ‘‘un visionario, que previó muchos de los cambios que hoy vivimos”, añade.

Durante las siete ediciones anteriores del festival, la respuesta del público, sobre todo de los jóvenes universitarios, se vio reflejada en el lleno de la Sala Nezahualcóyotl.

Sinfonía de voces

En 2010, luego del fallecimiento de Montemayor, quien fue coordinador del festival, las autoridades de la UNAM decidieron añadir el nombre del escritor al encuentro.

El poeta Ak’abal insiste en la necesidad de ‘‘romper con la visión corta de algunas personas que dicen que no entienden nuestras lenguas. Quienes asistan al recital apreciarán una sinfonía de voces, lo cual quiere decir que se pueden disfrutar los sonidos. Esa es la riqueza que presentamos al mundo, porque no somos una cuestión folclórica, sino herederos de nuestras culturas”.

El maya k’iche, dice, es el idioma en el que está escrito el Popol Vuh, ‘‘el poema épico más grande de América, el único que conservamos íntegro. Es el momento de apropiarnos de toda esa cosmovisión que guarda la cultura maya, nos daremos cuenta de que no estamos desconectados de ella, sólo es que la ignoramos. Por eso hay que reivindicarla y sentirnos orgullosos.

‘‘Me parece fantástico que la juventud se acerque. Nosotros, los que ya hemos recorrido el camino, estamos buscando la puerta de salida; entonces, alguien tiene que ocupar nuestro lugar.”

En la octava edición del festival también participa el poeta quechua Fredy Chicangana, originario de la Nación Yanakuna Mitmak, del Cauca, Colombia. Su nombre en lengua indígena es Wiñay Mallki (raíz que permanece en el tiempo).

En charla con este diario, el escritor dice que se siente muy agradecido con la Pachamama (Madre Tierra), ‘‘por seguir encontrándome con voces de otros hermanos. Siento que el Gran Espíritu nos permite, como en tiempos antiguos, reunirnos para compartir palabra en eventos tan importantes y en homenaje al gran hombre que fue Carlos Montemayor, quien dio su energía y su fuerza para que en el continente nuestras lenguas pudieran expresarse.

‘‘Se que mis ancestros están contentos, no sólo por la oportunidad que tengo de traer la palabra, sino por recibir la palabra que alimentará mi espíritu para llevarle a mi gente. Esta es una señal de los nuevos tiempos: el de la renovación, en el cual florecen cantos y la palabra entra a la conciencia y el corazón de nuestros jóvenes.

‘‘El festival no sólo nos ayuda a fortalecer nuestras cosmovisiones, sino a consolidar nación en cada uno de nuestros países, algo tan necesario para que el ser humano adquiera mayor conciencia de su relación con la Madre Tierra y el Espíritu de la Armonía”, insiste quien en su país logró la recuperación y construcción del espacio sagrado Yachay Wassi (Casa del saber y la palabra), además de ser impulsor de la tradición literaria quechua conocida como ‘‘oralitura”.

Entre los poetas mexicanos que participan, está Víctor Terán (Juchitán, 1958), quien apunta que el festival ‘‘permite desterrar prejuicios de que únicamente con las lenguas dominantes se puede hacer literatura. Aquí se demuestra que nuestra creación literaria es equivalente a cualquier otra en cualquier lugar del mundo. Es una ventana para que el país pueda apreciar los sonidos y las imágenes que escribimos.

‘‘Carlos Montemayor fue un humanista que nos ayudó mucho, no sólo a los escritores de México, sino a los del continente, para que fuéramos conocidos en el mundo.”

No obstante, Terán, quien escribe en zapoteco, reconoce que las lenguas indígenas viven un momento difícil en los ámbitos académico y social, ‘‘porque la educación en todo el país se da en español, al igual que las noticias que transmiten los medios de comunicación, los cuales, incluso, nos dan a conocer culturas extranjeras y no son capaces de mostrar nuestra historia, nuestras tradiciones, nuestra lengua.

‘‘Por eso necesitamos impulsar una campaña de alfabetización en nuestras lenguas y que nos consideren en los programas de estudio para que desde ahí podamos conocer nuestra historia y saberes, y así garantizar la permanencia y el desarrollo de nuestros pueblos”, concluye el también profesor de nivel medio superior.

El octavo Festival de Poesía Las Lenguas de América Carlos Montemayor se realiza hoy a las 18 horas en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario de la UNAM (Insurgentes Sur 3000). Entrada libre, con cupo limitado.

 

Jornada

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