Las 10 películas latinoamericanas imperdibles en el Festival de cine de Mar del Plata

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Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura

En esta 33° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata la mirada latinoamericana estará dada fundamentalmente por las cinematografías más importantes de la región. Argentina, Brasil, Chile y México serán las que dominarán esta presencia, más una importante cantidad de películas de Uruguay, una filmografía que, aunque muestra un crecimiento sostenido, no tiene el volumen de las otras mencionadas.

Argentina, el país anfitrión, presentará 40 largometrajes y 26 cortometrajes. Brasil tendrá 7 largometrajes y un cortometraje, Uruguay lleva a Mar del Plata 4 largometrajes, mientras Chile y México serán de la partida con 3 –Chile además tendrá 2 cortometrajes en competencia-. Presentarán solamente cortometrajes Colombia (5), Cuba (1) y Venezuela (1).

Hacer una selección de 10 obras entre más de 50 largometrajes y otros tantos cortos, es siempre una arbitrariedad. Sin embargo, más allá de su sentido práctico, permite tener un panorama de cierta producción del cine latinoamericano que no siempre circula en nuestros países.

Bixa Travesty de Claudia Priscilla y Kiko Goifman (Brasil) Linn da Quebrada es una artista travesti brasilera que fascina por su notable presencia escénica notable tanto como trabajo como compositora y cantante. Lúcida en su análisis de la relación entre travestismo,  femineidad y patriarcado, se compromete con su propio cuerpo de un modo que interpela a cualquier espectador. Una joven manos de tijera amenazante, unx sujetx deseante y deseadx, una artista integral. Una película que es además, un show musical inolvidable.

Chuva e cantoria na aldeia dos mortos de Renée Nader Messora y Joao Salaviza (Brasil) ¿Qué separa un ritual de pasaje adolescente según las comunidades y las culturas? ¿Hay una adolescencia fuera de las culturas urbanas?  El relato del crecimiento de Ihjac, un joven que debe enterrar a su padre en su comunidad indígena del nordeste de Brasil, mira las condiciones que imponen las normas y las relaciones familiares y borra toda mirada “turística” sobre esa realidad.

Comprame un revólver de Julio Hernández Cordón (México) Contra toda distopía de futuro, Hernández Cordón propone aquí una suerte de distopía del presente. Ese es un hecho fundamental. El presente está lo suficientemente desarrollado en los márgenes y en los espacios olvidados, y es tan violento, desigual que no hace ya falta esperar a un futuro apocalíptico. En un espacio de México, que parece estar totalmente dominado por narco traficantes, la película propone una tensión dramática permanente y alta intensidad política. Allí vivir o morir, y la película lo toma como una humorada, parece ser  solo una cuestión de suerte.

La cama de Mónica Lairana (Argentina) La película comienza con un largo plano que cuenta del intento de una pareja adulta por lograr concretar una relación sexual. Presentada a comienzos de este año en el Festival de Berlín, la película cuenta el último día de un matrimonio adulto que se separa. Dejar la pareja y la casa de toda la vida no es sino una serie de pequeñas y minuciosas cuestiones. Lairana cuenta con notable síntesis y simpleza una historia de años. Son aquellas pequeñas cosas que se cuentan casi sin hablar, pero que en esta película están contadas con belleza e inteligencia poco común. Sandra Sandrini y Alejo Mango se comprometen al máximo para dar cuenta también de la belleza y el deseo sexual de cuerpo adulto.

La casa lobo de Cristóbal León y Joaquín Cociña (Chile) ¿Cómo se pasa de un documental televisivo, casi vetusto, a una película de animación fascinante? La casa lobo demuestra que no solo no hay barreras para construir narraciones coherentes y atractivas, sino que lo oculto no solo se devela con los viejos recursos de la supuesta realidad. Aquí lo oculto, tal vez lo real alla Lacan, es más accesible a la maravilla del stop motion que a una cámara que se pose sobre una oscura de la comunidad alemana que vive en el sur de Chile.

La secta del gatillo de José Campusano y Ricardo Ragendorfer (Argentina) La secta del gatillo es un libro fundamental para entender la lógica brutal y corrupta de la Policía de la provincia de Buenos Aires, escrito a comienzos de siglo por Ragendorfer. Campusano, tal vez el cineasta más prolífico de Argentina y uno de los que mejor refleja la realidad en los márgenes de la legalidad del conurbano bonaerense, es también el primer realizador en producir un largometraje de ficción para realidad virtual. Aquí se unen pare transponer el trabajo periodístico de Ragendorfer a una película en 360°. Una experiencia imperdible. Se presenta en el Punto de Encuentro de la Plaza Colón.

Lembro mais dos corvos de Gustavo Vinagre (Brasil) El realizador visita a su amiga Julia Katharine, una actriz trans japonés-brasileña para que (nos) cuente su historia íntima que se convierte en arte, por ese juego que Vinagre maneja tan bien entre espacio y cuerpo, realidad y ficción. Si lo personal es político en algún lugar, no hay duda que lo es en esta película y en el cine de este muy joven realizador brasilero.

Muere monstruo, muere Alejandro Fadel (Argentina) Presentada en el Festival de Cannes, esta película parte de una situación horrorosa, mujeres aparecen decapitadas en la Cordillera de los Andes. El horror no es aquí en vano. Lo que distingue al terror banal y el horror es la mirada, la certeza de que las imágenes no son pura máscara sino una expresión de misterios. Entre lo policial, lo dramático y lo despiadado Fadel compone una de las películas más intensas del cine argentino de este año.

Roma de Alfonso Cuarón (México) Reciente ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia, la película cuenta la infancia en Ciudad de México de alguien que se ha convertido en un realizador parte de la industria audiovisual global. Contada en blanco y negro, nostálgico y bello, la historia es la de su familia en la Colonia Roma, pero desde el punto de vista de Cleo, la niñera que los cuidaba como a sus propios hijos. Una película de infancia mirada por los ojos de otro, lo que no es tan habitual en la larga tradición de narrativas de este tipo.

Cassandro, el exótico! de Marie Loisier (Francia) ¿Cómo incluimos una película francesa en nuestra lista de latinoamericanas favoritas? Ocurre que Marie Losier nos presenta acá a Cassandro, un luchador mexicano gay y glamoroso. Los “exóticos” en la tradición de la lucha libre mexicana, espectáculo popular si los hay, son los que asumiendo su elección sexual se suben al ring a vencer a gloriosos enmascarados. Losier construye un perfil íntimo y cercano del personaje, pero recorre también los espacios y la geografía no tan glam. La película tiene una construcción visual que logra –raramente- condensar lo pop y lo popular, términos parecidos pero diferentes.

Retrospectiva Laura Huertas Millán (Colombia)

Laura Huertas Millán nació en Colombia y estudió y reside en Francia. Su cine atraviesa esas patrias y las lenguas y lenguajes. La serie de cortometrajes presentados son sin dudas retratos relatos de América Latina a través de su historia, de algunos personajes, de los tiempos. La historia de América Latina, como el título de una de las películas, tal vez sea un laberinto. Su cine es, entonces, uno de los recorridos posibles por este lugar del que no podemos (ni queremos) escapar.

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