Marcela Goglio, programadora del FICS: «El FICS se propone traer Suchitoto el cine latinoamericano, centroamericano y del Caribe»

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Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura

EL 5to Festival Internacional de Cine Suchitoto, una ciudad fundamental para el patrimonio cultural en El Salvador. Esta edición cuenta con una programación de 30 películas entre ficciones, documentales y animaciones, incluyendo 5 estrenos exclusivos de películas salvadoreñas, latinoamericanas y europeas.

El Festival Internacional de Cine Suchitoto nació del deseo de resaltar la producción cinematográfica y el talento latinoamericano. Este año el Festival comenzó el viernes 9 de noviembre y continuará hasta el 18 del mismo mes. Las proyecciones están distribuidas en distintos puntos de esta bella ciudad: El Guazapa Café, el Restaurante Harlequin, El Hotel Posada de Suchitlán y el Restaurante La Lupita del Portal. Todos los eventos del FICS son gratuitos.

Este año, en la sección “Cine con Memoria”, se estrena el largometraje El Camino de la Sombra del salvadoreño Justin Mills. En la sección de “Cine y Arte” se estrena el documental sobre el artista Jesús Romeo Galdámez del realizador salvadoreño Edson Amaya (ambos realizadores estarán presentes para dialogar con las audiencias).

A través de convenios con otros festivales internacionales de la región, este año dos festivales presentan cine de sus paises: el Costa Rica, a través de su Festival Internacional de Cine y el Honduras, a partir del Festival de Cine de Cortometraje Heraldo.

La Noche de Apertura desplegó su alfombra roja para la presentación de la película El baile de la gacela del director costarricense Iván Porras. La película cuenta la historia de Eugenio, un hombre que de joven soñaba con triunfar jugando fútbol, sin lograrlo, pero de viejo no se rinde y buscará brillar en el mundo del baile. El realizador conversó con el público para platicar con las audiencias.

De Uruguay, Argentina y Brasil llegan sendos films para el programa de “Cine Cipotes”. El FICS cerrará su 5ta. Jornada recordando al pionero del cine salvadoreño, Alejandro Cotto.

Nodal Cultura entrevistó a Marcela Goglio, curadora del Festival, quien dio detalles sobre la programación, explicó los objetivos de hacer un festival amplio y popular en una ciudad como Suchitoto y dio su visión sobre el presente del cine centroamericano.

¿Qué nos puedes decir sobre las particularidades de esta edición del FICS?
El FICS se propone traer al pueblo de Suchitoto, una joya colonial a dos horas de San Salvador, y a todo El Salvador también, el cine latinoamericano y especialmente de la región más cercana. Traemos cine de Centroamérica pero también del caribe, ya que hemos estrenado films cubanos, dominicanos, y puertorriqueños en las últimas ediciones.
Es un festival de programa pequeño y gran espíritu festivo, que ofrece proyecciones principales al aire libre en las calles empedradas, y muestras paralelas en los cafés y galerías del pueblo. Todas las funciones son gratuitas. Diseñamos el programa en función del público local, y la logística del festival la llevan los jóvenes suchitotenses, que trabajan todo el año preparando este evento, bajo la dirección de Casa Clementina, una organización sin fines de lucro que les proporciona talleres y capacitación a lo largo del año.  Hay invitados internacionales que presentan sus films, y público que llega desde San Salvador y de los países centroamericanos.  Todos, tanto invitados como público local, caminan y bailan al son de la orquesta juvenil sobre la «alfombra roja» de aserrín (hecha por lo jóvenes de acuerdo con la tradición local) en la noche de apertura, y los sorbeteros ofrecen sus sorbetes caseros y palomitas (pochoclo) gratis a todo el público, que consiste de niños, jóvenes y viejos, campesinos y pequeños comerciantes locales, estudiantes y visitantes extranjeros.

Más que una serie de proyecciones para cinéfilos, el festival pretende ser una gran celebración para la comunidad, que se junta para compartir buen cine y a través de él pispear y experimentar otras realidades latinoamericanas con las que esperamos se puedan sentir hermanades.
Este año abrimos con El baile de la gacela, «una comedia geriátrica y tropical» (en palabras de la productora Karolina Hernández) sobre un concurso de baile para la tercera edad,  que creemos le va a encantar a nuestro público.  La noche de gala presenta el nuevo documental panameño de Abner Benaim, sobre Ruben Blades (No me llamo Rubén Blades), y para la sección Cine de Cipotes (cine infantil), la uruguaya «Mi mundial».  La sección CineMujer presenta el documental español «Las chicas de Carmelo.  Este año los «teatrillos» (las muestras paralelas en pequeños teatros armados dentro de los cafés y las galerías) presentan films de El Salvador, Costa Rica y Colombia y una retrospectiva de Jacques Tati.  En el transcurso de las semanas el público también participa de actividades y talleres (de arte y juegos tradicionales para chiques, muestras de poster y fotos, charlas sobre cine, presentaciones de cineastas).  El programa cambia de año a año, pero una constante es la inclusión de films sobre música latinoamericana en la Noche de gala (el año pasado estrenamos el documental sobre Chavela

Ciertos números son significativos en las vidas de todos ¿tiene algún significado especial para ustedes haber llegado a la edición número 5?
Nos enorgullece y da mucha satisfacción haber llegado a la quinta edición porque al evaluar nuestro progreso en 5 años podemos mirar con más claridad el arco de nuestro crecimiento y apreciar adonde estamos en relación al primer año.  Nos alegra ver que hemos logrado construir en este corto tiempo un festival con identidad propia; consolidar una audiencia local entusiasta, que es lo que más nos interesa; y también consolidar un equipo organizado de colaboradores que en su mayoría son los jóvenes del pueblo, quienes se encargan de casi todo lo logístico, desde el armado de la «alfombra roja» de aserrín (una tradición centroamericana, especialmente relacionada con las fiestas religiosas), la preparación de los souvenirs (los trompos de madera hechos a mano – el trompo es el logo del FICS y un juguete tradicional que promueve el festival), hasta el cuidado de los invitados y la coordinación de los talleres.   Este festival se lleva a cabo con un presupuesto mínimo (pero con el apoyo y la colaboración de muchísima gente) y las proyecciones y los eventos son gratuitos, así que es una satisfacción especial haber llegado a los 5 años, con crecimiento constante de audiencia y programación, a pesar del presupuesto mínimo y la apuesta por un modelo diferente de festival.

En general en el resto de América Latina se conoce poco de la cinematografía de Centroamérica. El año pasado fueron muchas las películas de la región que se destacaron ¿qué nos puedes contar de este momento cinematográfico de la región?
Desafortunadamente se conoce poco del cine de Latinoamérica en Latinoamérica en general, y ni qué hablar del cine centroamericano afuera de esa región. Por suerte tenemos la oportunidad de ver algo de esta producción (la latinoamericana en general) en los muchos y excelentes festivales latinoamericanos que cada vez muestran más cine centroamericano. Hubo un aumento marcado de producciones en la última década, y un repunte aún mayor en los últimos 3 años, cuando la producción empezó a darse a conocer más afuera de la región (gracias al éxito en festivales internacionales de películas como la guatemalteca «Ixcanul» de Jayro Bustamante, o los films del guatemalteco Julio Hernández o el costarricense Neto Villalobos, en un circuito más independiente, y del trabajo de promoción que hacen los festivales centroamericanos).  Hemos visto en estos últimos años más films de Honduras, El Salvador (y en este último una variedad de géneros, formatos y niveles de producción) y Nicaragua y un continuado crecimiento en la producción de Costa Rica, Panamá y Guatemala, que ya venían produciendo cine desde hace más tiempo. En síntesis, es un momento de consolidación del trabajo de los cineastas que ya venían trabajando, y de florecimiento y exploración por parte de los más nuevos directores.
No todos los países tienen fondos gubernamentales para el sector audiovisual, pero todos los países centroamericanos están produciendo cine — ficción, documental, animación y videojuegos, series de televisión, series para web y para teléfonos.
En la mayoría de los casos lo están logrando puramente a pulmón, logrando coproducciones, consiguiendo fondos por crowdfunding, o fuentes privadas. Hay algún fondo de fomento audiovisual en la región (Cinergia en Costa Rica), así como talleres y clases máster que ofrecen festivales y escuelas de cine en los países de la región. Obviamente los cineastas también han aprovechado el fácil acceso a nuevas tecnologías (de hecho el FICS ofrece talleres de «nano-documentales» filmados con teléfonos, así como otros talleres de producción y distribución a lo largo del año). 
Quiero destacar que si se conoce poco del cine centroamericano afuera de la región, se conoce aún menos el hecho de que hay muchísimas mujeres filmando, escribiendo, editando en todos los formatos y géneros.  El año pasado el FICS organizó un panel de cineastas mujeres centroamericanas al que asistieron directoras de toda la región y esperamos repetir la experiencia de forma regular, para crear un espacio de encuentro y apoyo mutuo.

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