Argentina: Proyecto Tejiendo Redes

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Por Mina Bevacqua

Decir que, tradicionalmente, el campo teatral se construyó de manera androcéntrica, a esta altura de la ola, resulta una obviedad. Como vocera de un grupo segregado, ya en 1972, Griselda Gambaro discurría en torno de la problemática de “un teatro históricamente pensado y creado por hombres” y se preguntaba qué papel desempeñamos las mujeres en la última centuria en el ámbito teatral. Su respuesta nos encontraba en el lugar de musas inspiradoras de reconocidos dramaturgos, espectadoras, personajes imaginados por hombres o actrices, no obstante, la dramaturga con mayor trayectoria en el teatro nacional, de manera retórica, interpelaba a su público: ¿acaso se nos concedería “el papel omnipotente de quien es capaz de inventar criaturas autónomas, mansas o rebeldes, frívolas o austeras”?

A pesar de que fueron “pocas las descentradas” (tal como versaba el texto de Salvadora Medina Onrubia), los escenarios porteños no permanecieron ajenos a las oleadas feministas. Actualmente, las estrategias de intervención desobedientes son diversas, singulares y, frente al reclamo del silencio, sus voces retumban con más fuerza. Con esta impronta, muchas teatristas proponen sus prácticas como una caja de resonancias para hacer visibles otros mundos posibles. En esta oportunidad, conversamos con Susana Meléndez y Faviola Llamas (México), directoras del proyecto Tejiendo Redes, quienes participaron en la Cooperativa escénica coordinada por Marco Norzagaray (México) en el Área de Investigaciones en Artes Performáticas (IAE- FFyL).

Mina Bevacqua: Las dos se encuentran cursando estudios de maestrías, ¿cuál es su formación de base y qué las motivó venir a la Argentina?

Faviola Llamas: Sobre nuestra formación, cada una realizó estudios de Licenciatura en Teatro, Susana con especialidad en actuación y yo, en dirección. Nosotras venimos a Argentina para continuar nuestra formación porque consideramos que este país es un referente en el teatro Latinoamericano y creemos que para nuestro oficio es de suma importancia conectar con territorios con los que tenemos historia en común, es decir, un país latinoamericano para entender la movida artística y lo que sucede en nuestra generación.

M.B.: ¿Cómo se gesta el proyecto Tejiendo Redes y en qué consiste?

Susana Meléndez: En un viaje por la provincia de Buenos Aires, en específico en Tandil, en donde me encontraba ensayando para mi proyecto de titulación (fui pasante de la Maestría en Teatro de la UNICEN), Faviola decidió acompañarme. En ese viaje platicamos muchos sobre qué significa ser mujer en México y Argentina, vimos la importancia que poseen los vínculos para los seres humanos y, por ende, para el teatro; el cómo es valioso reconocer la creación entre nosotras para fortalecer y enriquecer nuestros trabajos, fomentando los intercambios entre mujeres de distintas latitudes. También hablamos sobre la cantidad enorme de mujeres que queremos hacer arte y hacemos arte, y la situación a la que nos enfrentamos en el territorio artístico porque los espacios, apoyos, etc., aún no tienen una paridad real. Estas reflexiones son las generadoras del impulso que gestó el proyecto.
Tejiendo Redes consiste en dar a conocer el trabajo de jóvenes hacedoras de teatro, porque es el campo que consideramos que hoy nos concierne directamente, en distintos territorios. Queremos que este suceso se haga siempre entre dos países para que distintas personas dialoguen y exista un verdadero intercambio creativo. Es decir, este año vamos a realizarlo entre dramaturgas mexicanas y directoras de teatro residentes en Buenos Aires y el próximo año haremos en México el proceso a la inversa.

M.B.: ¿Es la primera vez que trabajan juntas? ¿De qué manera creen que Tejiendo Redes se relaciona con las búsquedas personales y sus trabajos anteriores?

F. L.: Sí. Nos encontramos aquí, en Buenos Aires. Este proyecto es para nosotras un siguiente paso dentro de nuestras búsquedas creativas, gracias a que vincula mujeres y está dentro del hacer teatral, haciendo que esto tenga resonancia directa con lo que buscamos como personas y lo que queremos hacer. Susana tiene una búsqueda artística sobre la cartografía personal escénica y yo vinculo las creaciones con las mujeres. A los pocos meses de arrancar se sumó a nosotras otra mexicana, Berenice Nava, nuestra productora, ella se encuentra terminando su maestría aquí en Teatro y Artes Performáticas (UNA). Berenice hace cabaret, y su trabajo tiene como punto de partida que “lo personal es político”, así que no hay duda que su quehacer solidifica el tejido del proyecto. Las tres estamos muy en sincronía en cuanto a lo que buscamos.

M.B.: El proyecto transitó por la Cooperativa escénica coordinada por Marco Norzagaray, habían trabajado en México con él? ¿Cómo fue el vínculo en Buenos Aires?

F. L.: No habíamos trabajado con Norza, pero sabíamos de su trabajo, pues estudió en la misma escuela que Susana y cuando llegas a un país extranjero las personas de tu país se vuelven tu familia, así que nos acercamos para conocer lo que estaba desarrollando y creando. Nos contó de la Cooperativa y lo que surgió de este intercambio podrán verlo este 16 de noviembre a las 19:00 hs. en el Centro Cultural 25 de Mayo.

M.B.: ¿Qué significó para ustedes poder compartir el trabajo en la Cooperativa escénica, es decir, en qué medida piensan que colaboró el espacio para el desarrollo del proyecto?

S. M.: Levantar un proyecto nunca es fácil y siempre hay muchos abismos. La Cooperativa es un lugar en el que encuentras cimientos, ayuda, ojos y manos para materializar una idea. Contar con este tipo de espacios propicia a la realización de proyectos y posibilita conocer a otros creadores. Una vez más, nos da la certeza de que para crear una red, solo es necesario comenzar a tejer.

IAE Filo

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