Antología de la canción

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Un canto de travesía desde la tierra del maíz

Por Pablo Sigüenza

En diciembre de 1998, Rony Hernández y Gad Echeverría lanzaron al público el disco llamado Novilunio, antología de la canción contemporánea guatemalteca.

Novilunio es una síntesis hermosa de la poesía hecha canto. Letras escritas en el último cuarto del siglo XX que reflejan el sentimiento de un país sobreviviente a la guerra, con grandes heridas pero también con mucha esperanza. La pista número 4 del disco, precisamente, lleva por título La Esperanza:

La esperanza que el hombre

levante su bandera,

y que en el horizonte

se vean aldeas cantando.

Que la guerra se acabe

como un cuento de hadas,

que los malos se vayan

y nos dejen las flores, los versos….

….Que se acaben los reyes,

que no existan verdugos.

Y que todos los templos de guerra

se vuelvan escuelas…

Trova, cantautor

Rufino Cabrera Gaillard. Fotografía de Bernardita Escudero

El autor de La Esperanza y de la pista número 8 de Novilunio, llamada Alas de Libertad, es Rufino Cabrera Gaillard. Cantautor nacido por estas tierras del maíz, radicado en Chile. Con el pretexto de conocer cómo se produjo la inclusión de dos temas suyos en el disco Novilunio, nos acercamos a él durante su reciente visita a Guatemala y platicamos sobre su carrera musical. Compartimos ahora algunos fragmentos de la invaluable charla con Rufino, músico versátil y prolífico.

Entrevista a Rufino Cabrera

Pablo: Te cuento Rufino que Novilunio para mí es un disco determinante. Lo escucho mucho y me sé todas las rolas. Son diez canciones en un disco sólido, muy bien producido y con una poesía certera, libre y llena de amor por la gente. Quizá la canción que más me gusta es Alas de Libertad: la musicalización es excepcional, tiene mucha fuerza por el ritmo y por el contenido de la letra. En alguna ocasión caminaba por zona uno y de pronto se acerca un auto por la calle, de esos carros deportivos que van poniendo música a todo volumen. La canción que sonaba y llenaba la avenida era Alas de Libertad en voz de Rony Hernández.  Me emocionó mucho el evento callejero, un poco surrealista. Sirva esta anécdota para agradecerte haber creado esa contundente canción. Contanos Rufino: ¿Cuándo empezaste a cantar? ¿Por qué cantás? ¿Desde cuándo componés canciones?

Rufino: Gracias por la charla, Pablo. Como quizá sabés, tengo muchos años de cantar con mis hermanos. Yo tenía nueve años, mi hermano Toussaint tenía 13, Dominique tenía 12 y Claudio tenía 8. En esa época formamos un grupo familiar que se llamaba Jamais Vu. Nombre  en francés porque mi mamá es haitiana. Somos francófonos también. Fueron seis años en que desarrollamos un gusto por tocar, por hacer música. Yo empecé a componer a los quince años, cosas muy básicas y luego en la época de la guerra, en 1981, mi papá salió para México. Yo me fui con él, acompañándolo. Íbamos complicados con todo lo que pasaba en el 81. Estuve estudiando en Francia como seis años, del 81 al 87 y en el 85, cuando el proceso de la guerra estaba muy crudo, hice un disco que se llama La Esperanza. En ese disco están las dos canciones que se incluyeron después en Novilunio.

El disco La Esperanza lo hice muy artesanalmente: arrendamos un estudio por dos días, yo tocaba el bajo, la guitarra, la marimba, hacía la primera y la segunda voz. Es un disco autoproducido y yo te digo disco, pero en esa época era en casete. No teníamos capacidad financiera para generar discos, así que yo hice un casete y se lo mandé a mis hermanos y distribuí algunas copias. Fue una cosa mágica porque se copió mucho. ¡Yo no sé cómo pasó! Mucha gente lo copió; pienso que por el contenido pues en esa época había poca música con un contenido político. Entonces cayó en manos de Gad y de Rony, cayó en manos de otra gente como José Chamalé y Fernando López, grandes compositores.

Nunca estuve aquí, por eso fue un proceso mágico porque nunca se publicó aquí ese casete. Hice unas copias, las pasé y se multiplicó por sí solo, es como una cosa viral pero de la época que era con casete. Viral con toda la complejidad de andar con ese contenido por la calle en esa época.

Pablo: ¿Lo grabaste en Francia pero logró introducirse a Guatemala por la fuerza de su letra?

Rufino:  Lo grabé en Francia, sí. De allí salieron esas canciones y Rony Hernández fue el que tomó un par de canciones y las hizo conocidas.  Las cantó mucho. Ese es el origen que después las lleva a ser parte de la grabación de Novilunio. Como te mencioné, desde que comenzamos con mis hermanos hice música. Después en la universidad, estuve estudiando en la San Carlos, en la Escuela de Profesorado de Enseñanza Media y allí estuve tocando con un guatemalteco antigüeño que se llama Alfredo Caxaj, hermano de Carlos Caxaj.  En la actualidad Alfredo es director de un festival en Canadá que se llama el Sunset Festival.  Es el director artístico. Es impresionante lo que ha logrado él en Canadá y el prestigio que tiene ese festival. En aquellos años tocábamos en vivo con Alfredo.

Después, cuando residí en Francia, estuve en varias agrupaciones.  Tuve una agrupación de música andina: en esa época la música andina estaba bastante de moda en Europa, así que toqué zampoña. Toqué salsa cuando la salsa también  estaba de moda. Toqué vallenato con un colombiano de la Costa, negro betún con diente de oro, medallón y acordeón que es bastante conocido en París: Antonio Rivas. Todavía es muy conocido en Europa. Yo tocaba el bajo en esos vallenatos. Logré conocer y entender toda esa música: el paseíto, la cumbia, la puya, el merengue, todas esas variantes de música de vallenato.

Pablo: ¡Con todo ese recorrido llegás a Chile y seguís haciendo música!

Rufino: Sí, me fui para Chile y allí estuve trabajando solo. Saqué dos discos como solista. Luego estuve tocando con un francés, Etienne Azar que toca Steel-Drum. Después hicimos un trabajo muy simpático: una grabación en la que participan mis hijas y en la que canta mi madre: Trova 3G. El concierto que tú fuiste a ver a Trovajazz fue realizado con canciones de ese disco.

Pablo: ¿Trova 3G? ¿En dónde puedo volver a escuchar ese repertorio?

Rufino: Todas la canciones de esos cuatro discos están en internet y puedes bajar la música (http://www.rufinocabrera.cl/musica). Allí puedes ver quién participó en la grabación. Todas esas grabaciones son bastante artesanales, hechas en estudio casero.  Después estuve trabajando solo y hace como cuatro años y medio me junté con Miguel Tapia, ex fundador de Los Prisioneros… ¿conoces a Los Prisioneros?. Él fue el baterista de ese grupo de rock tan importante en Chile.

Pablo: Acá se escucharon bastante algunas canciones de Los Prisioneros. Todavía se escuchan un par en radios comerciales: Tren al Sur y Estrechez de Corazón.

Rufino: Justo ese grupo.  Pues con Miguel Tapia que vive cerca de mi casa y con otros amigos tenemos una agrupación que se llama Travesía. Grabamos ya dos discos. Los otros integrantes son un cubano, bajista de uno de los grupos súper importantes en Cuba en los 2000, Leo Fernández;  y Gabriela Pozo, una cantante chilena que vivió mucho tiempo en Brasil. Esos dos discos tienen un nivel de grabación y producción mucho más profesional porque Miguel tiene un nivel de exigencia más alto. Con Travesía hacemos algo un poquito más comercial, algo así como trova con electrónica, no es tan tradicional digamos. ¡Es un poquito extraño, muy bueno! Tenemos videos en YouTube, tocamos en la radio y ahora estamos trabajando con el tercer disco.

Pablo: Un recorrido musical súper diverso, con muchos aprendizajes. Contanos, los discos que hiciste antes de Trova  3G, ¿cómo se llaman?

Rufino:  Son tres discos. Además de la Esperanza que es el primero, hice un disco que se llama: En el centro de mi vida. Ese es un disco muy íntimo. Lo hice usando muchos sintetizadores, en la época que lo sintetizadores estaban en el boom. A mí me cuesta un poco oírlo ahora, porque como que abusé un poquito del tema, pero es un disco muy íntimo. Después hice un disco que se llama Con mis amigos. Allí empezaron mis hijas a cantar.

Pablo:  Yo tengo Pantón, el segundo de Travesía.

Rufino: Es música con arreglos de electrónica, es como con gotitas de electrónico. Hacemos recorrido por música brasileira, música cubana y metemos rock, pop.

Pablo: ¡Pero las letras siguen siendo bastante líricas, es música de cantautor!

Rufino: Sí, es un poquito distinto porque estamos apuntando a un público un poquito más masivo.  Yo sigo haciendo composiciones solo.  Quizá después saque un disco solista, pero ahora estamos trabajando muy fuerte en el proyecto de Travesía.

Pablo: Aunque no compusiste en Guatemala y no grabaste acá, pareciera que las canciones del disco La Esperanza y muchas de los otros discos pues son en esencia “Guatemala”.

Rufino: Acuérdate que en esa época, en la que escribí las canciones de ese disco,  el mundo era en blanco y negro, era la guerra fría.  Te estoy hablando de los 80. Allí está reflejada esa tensión, esa radicalidad en la manera en que vivíamos las cosas. Porque las cosas eran blanco y negro, habían pocos matices. De hecho tratábamos de introducir un poquito de matices con la poesía, poniéndole un poquito de poesía  a lo que vivíamos.  Está muy claro el sello de la época.

Pablo: Le cantás a la vida. Yo siento que las dos canciones que están en el disco de Novilunio le cantan a la vida. Esa frase que dice: “convertir los templos de guerra en escuelas” es una frase hermosa y llena de futuro.

Rufino: Sí, hay metáforas muy bonitas. Era una realidad muy cruda: mataron amigos, a mi tío. A mi tío Rufino Cabrera lo mataron en 1970; se acaban de cumplir 48 años de su asesinato. ¡Qué feo! Con todo eso, cómo hacer música que fuera poética para que el desahogo no fuera una cosa tan cruda, porque uno tiende a hablar de forma inmediata y esa era una realidad muy difícil de oír, por lo menos para mí. Mi intención era tratar de hacer eso un poquito más sublimado, con un poquito de dulzura. Eso era difícil porque la realidad era cruda y uno trataba de que fuera una cosa más suave, mas fácil de oír. Ese ejercicio creo que es el que quedo ahí plasmado en La Esperanza.

Rufino Cabrera Gaillard, cantautor guatemalteco radicado en Chile. Fotografía de José Lara Bayer

Pablo: Cuando supe que venía a conversar con vos, busqué en internet otras referencias tuyas. Me apareció la nota de desaparición de Rufino Cabrera en 1970, profesor universitario y de su aparición días después con señales de tortura y acribillado a tiros. Pensé que era tu padre.

Rufino: Era mi padrino, hermano de mi papá. Yo me llamo así por él…

Pablo: Volvamos al disco Novilunio: ¿Te gustó la forma en qué Rony y Gad  grabaron aquellas dos canciones?

Rufino: Pues sí. Yo he tenido la fortuna de que ha habido gente que ha grabado mis canciones, lo cual es bastante insólito.  Sobre todo canciones del primer disco La esperanza. Este milagro que te digo que se viralizó, modestamente, porque no creo que se hayan hecho más de 100 copias. Pero yo había hecho 4. El disco trascendió, prueba de eso es que estamos hablando de él ahora: eso es muy insólito. Es un honor para uno que alguien más le grabé una canción, es un honor, es una cosa que uno (suspiro)… Uno no se imagina que a alguien puede gustarle tanto el tema y que además lo quiera grabar. Yo quedé muy conmovido, muy emocionado.

Claro, uno escucha el nuevo sonido y como que uno desconoce, se ve el aporte del que hace la nueva versión, ve claramente el aporte porque uno no se imagina que su canción pueda sonar así, eso me produce asombro; eso es lo primero que me viene, el asombro. Ellos, Gad y Rony, hicieron un trabajo en Novilunio muy cuidadoso, está muy bien trabajado. Lo hicieron con mucho cariño. Quedó muy lindo, pero sobre todo lo primero que te produce es emoción, y lo segundo es asombro de ver cómo tu canción se viste de otras ropas.

Pablo: Tu mamá, Rufino: cuando escuché cantar a Trova 3G me gustó mucho oír a tu mamá cantar en creole. Y cuando cantan a capela y con tambores  es un momento hermoso.

Rufino: Mi mamá trabajó en la Alianza Francesa; alguna vez le pidieron hacer una conferencia sobre Haití. Mi papá hizo una narración de la historia de Haití y mi mamá dijo: yo voy a cantar canciones haitianas. Nos pidió que acompañáramos con la música. Esa fue la primera vez que tocamos con mi mamá música creole. Desde esa vez es un rito cantar con mi mamá esas canciones.

Pablo: Fue el cierre de un buen concierto. Pienso que fue el momento más emotivo de la noche.

Rufino: Sí, nosotros lo dejamos para el final porque, además, allí es dónde se forma el 3G, las tres generaciones. Eso es lo que estamos tratando de decir con el nombre 3G. En el disco Trova 3G hay composiciones de mis hijas, composiciones mías y música haitiana. El disco, con tantos orígenes, funciona bien. Se nota la versatilidad. Tocar con los hermanos es un lujo, tocar con las hijas también, pero tocar con los hermanos, con las hijas y con la mamá, es un milagro.

Pablo: Un milagro también fue haberlos escuchado en aquella ocasión, Rufino. Un encanto de la vida es tu música y la posibilidad de platicar con vos de aquellas canciones escritas hace más tres décadas y también de los proyectos musicales más recientes. Cerramos está plática enviando un saludo agradecido a Rony Hernández y Gad Echeverría, promotores de este encuentro a través de la grabación, hace veinte años, del disco Novilunio.

CONTENIDO DEL DISCO NOVILUNIO

  1. Novilunio, letra de José Chamalé, música de Fernando López
  2. Abuelo, letra y música de José Chamalé.
  3. Saqué de mi cabeza tu nombre, letra de Humberto A’kabal, música de Gad Echeverría.
  4. La Esperanza, letra y música de Rufino Cabrera
  5. Dame más tiempo vida, letra de Roberto Monzón, música de Rony Hernández
  6. Te recuerdo patria, letra y música de Fernando López
  7. El Flautista, letra y música de Giovani Pinzón
  8. Alas de Libertad, letra y música de Rufino Cabrera
  9. Nocturno, música y letra de Fernando Chamalé
  10. Caudal, letra de Miguel Ángel Asturias, música de Fernando López.

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