La Clave surgió en 1997, en San Carlos, Maldonado, y con el transcurso de los años terminó siendo animadora del carnaval capitalino. Incluso, es la murga del interior del país que estuvo más cerca de ganar el concurso, en 2017 fue segunda.

En 2018 también estuvo entre las primeras y en 2019 regresa con un show atractivo, dinámico, con buenas letras y potente coro.

En el salpicón menciona al comunicador Rafael Villanueva por sus bromas con la gente de campo. Y a nivel político mencionan a Verónica Alonso, quien sobre la ley Trans dijo que era un privilegio. La murga sugiere que la pre candidata del Partido Nacional es una privilegiada por votar y cobrar un sueldo de nuestros impuestos. El espectáculo tiene como hilo conductor una característica de los uruguayos, “la queja”.

Además, repasan un tema recurrente en estos días, la inmigración, sobre todo apuntando a la cantidad de venezolanos que han optado por llegar a Uruguay. Juegan con el ánimo con que llegan los venezolanos y como se van contagiado de la “amargura”, mate mediante.

Otra de las partes del show se refiere a tener un “hijo murguista”, lo que no quiere ninguna madre. Un niño que da problemas desde chico, en la escuela, y que termina siguiendo los pasos del padre sobre las tablas. En el texto dice que si “al hijo de un arquitecto lo mandás a pensar te maqueta un nuevo shopping y te traen los planos para proyectar”. Sin embargo, si dejás concentrar al hijo de un murguista “te trae tres mechas nuevas que para la Liguilla pueden andar”.

El show termina con una despedida contundente, que en La Paloma hizo cantar a todos los presentes. En comparación al 2018 el show es más dinámico y todo cierra de principio a fin.

LR21